sábado, 6 de junio de 2009

¿Y si el Día D hubiese fallado?

La operación aliada fue sumamente arriesgada y su fracaso podría haber cambiado drásticamente la historia.

¿Cuán altos fueron los riesgos afrontados en el Día D? ¿Cuál habría sido el destino de Europa si hubiese fracasado?Los éxitos del Día D no estaban garantizados y el fallo habría significado una catástrofe militar y política.

El comandante supremo de las fuerzas aliadas, Dwight D. Eisenhower, sabía esto mejor que nadie.

La noche del 5 de junio, luego de dar la orden final para proceder con la invasión, el general estadounidense tomó un papel de su bolsillo y escribió el texto de un comunicado de prensa que esperaba nunca tener que publicar.

El texto decía lo siguiente: "Nuestro desembarco no logró un resultado satisfactorio y ordené el retiro de las tropas".

"Mi decisión de atacar en este momento y lugar se basó en la mejor información disponible".

"Los soldados, aviadores y marinos cumplieron su deber con la mayor devoción y valentía".

"Si hay alguna culpa o falla relacionada con este intento, ésta es sólo mía".

Luego, Eisenhower guardó ese papel en su bolsillo y al final se olvidó de él. Pero, ¿y si lo hubiera tenido que usar?

Factor sorpresa

Cuán cerca estuvo el desastre se puede ver en los hechos que ocurrieron en junio de 1944.

Eisenhower ya había tenido que aplazar el inicio de la Operación Overlord, previsto originalmente para el día 5, debido al mal tiempo. Y no había mucho tiempo para maniobrar. El general sabía que sólo quedaban dos días en esa semana con la combinación ideal de luna y marea para el desembarco; y si no, habría que esperar otras dos semanas.

Afortunadamente, el mal tiempo dio una tregua momentánea, lo que permitió seguir adelante con la invasión el 6 de junio.

Cualquier otra demora implicaba el riesgo de alertar a los alemanes, y era crucial de que éstos fuesen tomados por sorpresa.

Cualquier pista sobre dónde y cuándo desembarcarían los aliados, hubiera sido, de seguro, un desastre, ya que esto le habría permitido a los alemanes concentrar todo su poder de fuego en el momento más vulnerable de los aliados, durante su desembarco en las playas de Normandía.

Una de las claves del éxito fue el extremo secreto, ayudado por una excelente campaña de distracción que convenció a Hitler de que el ataque principal sería por el paso de Calais -en vez de Normandía- y en una fecha posterior.

Fue tan exitosa esta estratagema que cuando los aliados desembarcaron en Normandía, Hitler estaba convencido de que se trataba de un señuelo y retuvo fuerzas vitales que reclamó sin éxito el mariscal alemán Rommel, a cargo de la defensa.

Imparable

Aún así, el desastre casi llega en la playa "Omaha", donde las fuerzas estadounidenses encontraron una resistencia letal y cientos fueron alcanzados por el fuego enemigo mientras bajaban de las lanchas de desembarco, una escena muy bien reflejada en la primeras imágenes de la película de Steven Spielberg, "Rescatando al soldado Ryan".

Por un momento, pareció que los estadounidenses tendrían que retirarse.

Esta escena pudo haber sido mucho peor si los alemanes hubiesen descubierto el plan aliado.

Y luego, ¿qué habría pasado? Con las fuerzas aliadas en estado maltrecho y la Wehrmacht (las fuerzas armadas alemanas) en alerta total, una nueva invasión hubiese sido impensable durante al menos un año.

Mientras tanto, Hitler hubiera concentrado su atención en la guerra con los rusos en el este, aunque sin mucha esperanza.

El Ejército Rojo era para entonces imparable y, eventualmente, las fuerzas de Stalin hubieran conquistado no sólo Berlín, sino que habrían avanzado más hacia el oeste, hasta el Rin o incluso hasta el Mar del Norte y el Canal de la Mancha.

Otra realidad

Quizás, toda Alemania y Europa Occidental hubieran quedado detrás de la futura "Cortina de Hierro" y el comunismo se habría impuesto en toda esta región.

Gran Bretaña habría quedado sola frente al poder soviético, con el único respaldo de Estados Unidos y sus aliados de ultramar.

En estas circunstancias, el poderío estadounidense probablemente se habría replegado al otro lado del Atlántico, se habría impuesto el aislacionismo y el Reino Unido se habría visto forzado a llegar a algún tipo de pacto desastroso con Stalin.

En otras palabras, de haber fallado el Día D, toda la historia de postguerra, del Reino Unido, de Europa y del mundo, habría sido radicalmente diferente.

Conociendo lo que pasó en junio de 1944, podemos ver claramente cuán cerca estuvimos de vivir una historia completamente distinta.

Vía|Prodigy

martes, 2 de junio de 2009

Encuentran joyas, juguetes y cosméticos en los crematorios de Auschwitz


Cientos de objetos personales pertenecientes a prisioneros del campo de concentración nazi de Auschwitz (al sur de Polonia) fueron encontrados durante los trabajos de mantenimiento de uno de los antiguos crematorios, informó hoy la dirección del museo de este centro.

Entre los objetos hay joyas, recuerdos familiares, juguetes o cosméticos, las últimas pertenencias del millón de víctimas del nazismo muertos en Auschwitz.

Parte de este hallazgo, que llega más de 60 años después de la liberación del campo de concentración, pertenecía a judíos húngaros deportados hasta Polonia por las autoridades nazis, ya que muchos objetos tienen inscripciones escritas en ese idioma.

Se calcula que más de 400.000 judíos fueron enviados desde Hungría a Auschwitz, donde casi todos perdieron la vida.

Desde el museo del campo de concentración se indicó que los objetos encontrados se exhibirán pronto en las vitrinas de estas instalaciones, visitadas cada año por cientos de miles de turistas de todo el mundo. Más de un millón de personas perecieron en Auschwitz, la gran mayoría judíos, aunque también gitanos, homosexuales y miembros de la resistencia europea contra el ejército alemán.


Vía| ABC

La Segunda Guerra Mundial se ganó por los puños

Os copio esta entrada que he leído hoy en el blog Fogonazos.



“En la II Guerra Mundial, los británicos reunieron a millares de los denominados interceptores (sobre todo, mujeres), cuya labor consistía en sintonizar día y noche las transmisiones de radio de las distintas divisiones del ejército alemán. Desde luego, estas transmisiones estaban codificadas, al menos al principio de la guerra, de modo que los británicos no podían entender lo que decían. Pero no importó mucho, en realidad, puesto que a los interceptores les bastó con escuchar la cadencia de las transmisiones para, en poco tiempo, empezar a distinguir los “puños” o estilos personales de los operadores alemanes y, con ello, algo casi igual de importante, a saber quién las enviaba. “Si se escuchan los mismos códigos de llamadas durante un tiempo determinado, se empieza a reconocer que hay, por ejemplo, tres o cuatro operadores en la unidad en cuestión, que trabajan por turnos y que cada uno tiene sus propias características”, afirma Nigel West, un historiador del ejército británico.

Los interceptores idearon descripciones de los “puños” y de los estilos de los operadores a los que estudiaban. Les asignaron nombres y configuraron unos perfiles muy detallados de sus personalidades. Una vez identificaban la persona que enviaba el mensaje, los interceptores localizaban la señal. Eso significaba más información. Así sabían que estaba allí. West continúa: “Los interceptores llegaron a conocer tan bien las características de transmisión de los telegrafistas alemanes, que prácticamente podían seguirlos por toda Europa, dondequiera que estuviesen...

Supongamos que hubiera un radiotelegrafista en concreto en una unidad determinada que transmitiera desde Florencia. Si tres semanas más tarde reconocías a ese operador, y en esta ocasión se encontraba en Linz, podías deducir que la unidad se había trasladado al norte de Italia hacia el frente oriental. O sabías que cierto telegrafista pertenecía a una unidad de reparación de tanques y que todos los días transmitía a las doce en punto. Pues bien, si tras una gran batalla se le escuchaba a las doce, a las cuatro y a las siete, se podía deducir que esa unidad tenía mucho trabajo. Y en un momento de crisis, cuando alguien de rango superior preguntaba: “¿Tenéis la certeza absoluta de que este Fliegerkorps de la Luftwaffe [escuadrón de las fuerzas aéreas alemanas] está a las afueras de Tobruk y no en Italia?”, podías responder: “Sí, ése era Óscar, estamos totalmente seguros”.