11 de abril de 2009

Life y The L Word: resultados distintos.

Nota: Para entender este post en su totalidad debes ser seguidor de las dos series y haber visto sus finales.


Se acabó la segunda temporada de LIFE y parece ser que la serie en general porque no se ha hablado aún de renovarla para una tercera season. El capítulo 2x21, titulado “One” no sólo fue emocionante, te hizo dar miedo en un momento, te puso a pensar en otro, resolvió muchos misterios, dejó un lugar a la esperanza y a mí, particularmente, me hizo llorar, sino que (y con respeto de todos los lectores de este blog pero con la comprensión de todos los fans de The L Word) ESE SÍ FUE UN VERDADERO FINAL DE TEMPORADA O DE SERIE, MALDITA ILENE CHAIKEN.



Este blog ha estado en coma desde que The L Word empezó a agonizar y desde que finalizó ha sido el sinvivir de la autora, por lo que ver ese capítulo de LIFE (a donde llegamos muchas arrastradas por la belleza y nostalgia de volver a ver a Sara Shahi) me ha dado al fin los bríos de gritarle (por eso las mayúsculas) a esa señora que yo tanto había defendido en el pasado.

LIFE, si es el final, ha terminado como se debe, ha sabido salir por la puerta grande, la misma por la que entró. Nos dio risas, ingenio, acción, pensamiento zen, sex appeal, intriga, compañerismo y, por último, amor. Brindo por esta maravillosa serie que logró sacarme de mi estupor y darle unos choques eléctricos a este blog que ya no tenía muchos signos vitales. Brindo por Charlie Crews y Dani Reese. Brindo por el hermoso pensamiento de que todos estamos conectados y que somos uno. Brindo por atar los cabos, como se debe, para que los personajes no sigan por allí, penando como fantasmas en interrogatorios policiales.