Es un día de mercaderes de sal
y dulce melancolía
en el humo insurrecto
de una fogata sin notarios,
y el coñac con hielo
-recuerdo-
era verano en tus senos
y el perfume
en los bucles de la nuca
y la voz
que asaltaba el patio de butacas
y los dedos
en la espalda del beso
y en mi pecho
las pestañas del no puede ser,
y
acompañándote al andén
-y no al hotel-
como dos amantes de otro siglo
te miraba
con sexo de hombre y ojos de niño
y apartabas las dudas
de mis labios
con un roce de tu boca.
Rose-c'est-la-vie*
y otra vez
esta extraña primavera
metamorfosis
de estación sin viajeros.
y los versos
como peines de escarcha
atusando
caballos ebrios de oleaje
y yo
medula de espada
en el umbral de tu palacio.
Y ahora cómo se hace, amor,
¿cómo se muere por dentro?
*En referencia al personaje de Marcel Duchamp “Rrsose Selavy” que a su vez se refiere a la frase: “Eros es la vida”.