lunes, 30 de mayo de 2022

AL MORIR LA MATINÉE

La mayor particularidad de este slasher es su país de proveniencia, Uruguay, lugar cuya cinematografía en general es un misterio para mí, pero del que tenía ciertas nociones gracias a un par de películas de terror amateur, una de ellas titulada “Muñeco viviente” y que era la típica cosa trufada de referencias postmodernas —y nostálgicas— que vi en su momento y que no me gustó nada. Es el tipo de película amateur de la que huyo como de la peste.
Sin embargo los años han pasado y su director, Maximiliano Contenti, se ha ido profesionalizando (nunca del todo) y cogiendo callo, y muchos años después nos trae una película hacia la que me acerqué con todos los prejuicios del mundo y que, pese a seguir siendo una obra referencial y postmoderna, he de reconocer que me entretuvo un rato, cosa que a estas alturas es ya más que suficiente. No está mal esta “Al morir la matinée”.
Un cine de sesión continua se prepara para ofrecer la última función de la noche y, entre los pocos espectadores que han entrado, se cuela un siniestro individuo encapuchado. El operador de cabina habitual tiene compromisos familiares y deja al cargo de la proyección a su hija, una estudiante que apesta a “final girl”. Comienza la película y se nos va presentando a los personajes y sus circunstancias, hasta que el individuo encapuchado comienza a cargárselos de diferentes formas.
Nada nuevo en realidad, y de no ser porque hay referencias a miles de películas de género (de hecho están en un cine, cosa que les sirve para colgar en sus marquesinas toda suerte de pósters de películas de la época, e incluso, uno de “Muñeco viviente”) podría acusársela de ser un plagio barato de “Angustia” de Bigas Luna, ya que cuenta exactamente lo mismo con mucha menos pericia. Tenemos hasta el juego de metacine con el que contaba aquella. Pero la película, escueta en argumento, va avanzando y, a medida que se desarrollan los asesinatos, la cosa va funcionando, es generosa en vistoso gore y, en definitiva, resulta que se disfruta a la perfección. Puede llegar a ser irritante en ciertos momentos, pero entiendan ustedes también que yo ya soy un señor mayor amargado y lleno de manías. Como sea, lo cierto es que “Al morir la matinée” me gustó.
Por supuesto, no faltan los colores saturados, los neones centelleantes y todos los componentes efectistas y capciosos de una película de estas características —y, creo, que ambientada en los 90—, pero a eso ya estamos más que acostumbrados a estas alturas.
Por otro lado, me queda la sensación de que la película que están viendo los espectadores de ese cine en el que transcurre la historia, es mejor que la que estamos viendo nosotros. En contra de lo que pudiera parecer, se trata de un título existente, “Frankenstein: Day of the beast” de 2011, dirigida por Ricardo Islas, veterano "cineasta" responsable de una película uruguaya de culto filmada en Hi-8 titulada “Plenilunio”, perteneciente a la generación anterior de directores de fantástico en Uruguay, y que además interpreta aquí al asesino encapuchado que hace virguerías con uno de sus ojos.
A Islas ya lo tenía yo fichado hace más de 10 años en un primer acercamiento al cine fantastico-amateur uruguayo, a Contenti también. Que curioso comprobar, en este segundo acercamiento a lo uruguayo tiempo después, que los responsables de esta nueva película que he tenido a bien ver, son los mismos de aquella primera vez.
Por otro lado, el cine donde transcurre la película es real, el llamado Cinemateca 18, que por lo visto llevaba cerrado la tira de años cuando rodaron y no tiene visos de ser reabierto ni nada por el estilo, cosa que en fondo me la suda porque no he estado en Uruguay en mi vida y dudo que lo haga, pero, como sea, es un cine enorme y bonito.
En definitiva, a “Al morir la matinée” se le puede echar un ojillo tranquilamente.
Y los millenials lo fliparán en colorines.

sábado, 28 de mayo de 2022

LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES 1968

No han sido pocas las ocasiones en las que -incluido este mismo blog- he expresado el poco placer cinéfago que me proporcionaba un supuesto clásico indiscutible del terror moderno como "La noche de los muertos vivientes", la primera, la de George A. Romero. Es más, una vez incluso lo esputé delante de una audiencia, y sufrí algunos abucheos. Pero, sí, es bien cierto que me aburría mortalmente. Y crean si les digo que no estaba orgulloso. Resultaba altamente frustrante estar ciego ante aquello tan estupendo que, en términos generales, todos parecían detectar, a pesar de tener consciencia de su importancia histórica tanto a nivel cinematográfico como social, de sus elementos rompedores, innovadores y transgresores. Me moría de envidia cada vez que mis padres me hablaban del intenso miedo que habían sentido consumiéndola en una gran pantalla cuando llegó a las Españas. Debió ser la repolla sentarse virgen ante algo tan vanguardista y sufrirlo. En mi defensa puedo decir que lo viví a escala microscópica el fatídico día que, siendo chavalín, vi "Fundido a negro" porque, decían mis mayores, no era una película fuerte. Y no lo era... salvo la escena en la que el prota se mete en un cine para consumir "La noche de los muertos vivientes" y vemos algunas imágenes de la misma. Ese primer plano del podrido rostro de una cadáver revivida asomando entre la penumbra bastó para erizarme los pelos y provocar mi llanto. Cuando finalmente me la agencié -de modo voluntario- mediante copia VHS, la puse junto a "Robocop". Hay que tener en cuenta que, por entonces, había consumido películas posteriores de don Romero de las que era tan fan como "Creepshow" o "El día de los muertos", así que, lógicamente, aquella primera intentona, sin truculentos trucajes de Tom Savini, ni nada espectacular, pues no me funcionó. Aunque me la quedara por lógicos fines completistas.
La última vez que me enfrenté a ella fue en el Festival de Sitges, con la versión "Especial 30 aniversario" facturada por esa rémora oportunista y sin talento llamada John Russo. ¡Madre mía, que agonía! Mejor olvidarlo. Baste decir que no ayudó a cambiar mis impresiones. Más bien las incrementó. Aunque, y esto sí que no me lo explico, llegué a disponer del dvd que luego editó "Manga Films". ¿Hein? Probablemente me lo regaló alguien y no lo recuerdo. Podría ser. En cualquier caso, acabé sacándomelo de encima.
Y así han ido pasado los años, hasta que he llegado a una etapa "zen" de mi fútil existencia en la que me ha dado por revisionar muchas de aquellas decepciones, aplicando grandes dosis de paciencia, atención e interés, para ver si así, ya maduro (o casi), consigo lo que no logré siendo jovencito: Apreciarlas.
No les voy a contar el argumento de "La noche de los muertos vivientes" porque se lo saben de memoria. En cualquier caso, le di al "Play" de mi cutre-dvd. A medida que avanzaba, el aburrimiento iba in crescendo, así como la ristra de bostezos. Llegó el momento de rendirme a la evidencia: "¡Maemía, pero que coñazo!" Venga diálogos y más diálogos. ¡¿Cuándo se acabará esta tortura?!.
Hasta que, ¡ups!, superada tooooda la extensa parte en cuestión, los personajes deciden cerrar el pico y actuar. Salir al exterior de la casa, enfrentarse a los muertos vivientes y dejar estallar el conflicto entre ellos. Ahí noté un cambio. Una mejora. Detuve las miradas al móvil y los pensamientos ajenos a lo que ocurría en pantalla. Todo ese segmento del film se ganó mis atenciones y aportó una dosis de positividad a la experiencia. De hecho, logró lo que, según mi opinión, es clave: un buen regusto final. Casi hasta olvidar toda la parte previa. Así que, sí, puedo decir que en este visionado conseguí lo imposible, reconciliarme con "La noche de los muertos vivientes". Nada demasiado llamativo. No voy a pillarme el Blu-Ray remasterizado. Ni va a sustituir a "Creepshow", "Zombie / Dawn of the dead" y "El día de los muertos" como mis Romeradas predilectas... pero, oigan, al menos ya no estará en lo más bajo de la lista (ahora tocaría revisar la que lo está, "Martin / El regreso de los vampiros vivientes").

A continuación, les dejamos con la caratula completa del lanzamiento en vídeo. Básicamente por dos motivos, su hermosura y el detalle de atrás. Muchos habrán ya reconocido que ese zombie dibujado no pertenece al film de Romero, sino a "Condenados de ultratumba", concretamente es Peter Cushing embozado en maquillaje. Como ven, el caratuleo chungo se extendía incluso a los clásicos.



viernes, 27 de mayo de 2022

EL ASESINO DE PEDRALBES

“El asesino de Pedralbes” es uno de esos documentales de culto dentro de la cinematografía española, que junto a otras piezas como “Queridísimos verdugos” o “El desencanto”, conforman un triunvirato de historias morbosas, macabras en inquietantes, no exentas de cierto amarillismo, que hace las delicias de los cinéfilos de alto copete que las citan entre sus favoritas alegando ser material de alto interés cultural, cuando la verdad es que se acercan a ellas por el morbo que suscita el caso real de marras. Yo sentencio, aquí y sin despeinarme, que estos documentales son lo más cercano al "mondo" que ha dado este país. No obstante, se trata de muy buenos documentales y con el handicap que supone el haber sido rodados en cine en su momento, cosa que me entusiasma —los documentales en 35 mm—.
En esta ocasión nos encontramos ante una cosa única.
Jose Luis Cerveto era un individuo que, habiendo sido abusado sexualmente por varios adultos durante su infancia, desarrolló una personalidad psicopática y altamente compleja, que lo llevó a convertirse en un auténtico pederasta y en un asesino sin escrúpulos.
En 1974, cuando trabajaba en un chalet de Pedralbes para un matrimonio de dinero, gracias a una serie de demonios internos, acaba asesinándolos en el interior de su dormitorio a puñaladas; tantas, que dejó los cuerpos destrozados. A pesar de currarse una coartada, Cerveto fue detenido al poco tiempo y llevado a prisión. Una vez allí, decide confesar su crimen.
Ante tal tesitura, el cineasta y documentalista Gonzalo Herralde, se traslada con un equipo de filmación hasta la prisión de Huesca donde Cerveto cumple condena en 1978, con el fin de entrevistarlo profusamente y con cinco semanas por delante de filmación. También entrevistaría a personas cercanas.
El caso es que al individuo le da por contarle al director con pelos y señales, y una locuacidad que asusta, como planeó, ejecutó y manejó el famoso asesinato, y, ya que estaba, también confesaría gran parte de sus delitos sexuales contra menores, quedándose él mismo sorprendido al narrar que abusó, incluso, de un niño de 7 años.
Obviamente, la salud mental de Cerveto está altamente trastocada hasta tal punto que él mismo se cuestiona frente a la cámara su cordura y pide ayuda desesperadamente, si bien, y ante la imposibilidad de redención, también pide a gritos la pena de muerte.
Un ser despreciable, peligroso e inquietante que, desde luego, es nocivo para la sociedad.
Entonces el documental, formal, sin aspavientos, recoge un testimonio sobrecogedor que le pone a uno de mal cuerpo, primero por el grafismo de las narraciones de Cerveto, al que da gusto oírle, y al que le intuimos una inteligencia natural muy peligrosa, y en segundo lugar porque el espectador se hace una imagen de lo que se está contando y, claro, se pone malo. Además, la mirada del asesino de Pedralbes, aturde. Está claramente muy loco.
En definitiva, un interesante documental, de los que una vez se ha terminado pasan un par de días y uno sigue acordándose de él, y una prueba de lo mal que anda la justicia; por sus delitos fue condenado a dos penas de muerte, pero se libró del garrote vil tras la abolición de la misma. Un tipo con suerte.
El documental acaba con José Luis Cerveto condenado a las dos penas, así que buscando info para ver que fue de él, descubro que 10 años después, en 1988, el individuo es puesto en libertad, se busca la vida como artesanal fabricante de caretas que pone a la venta en un mercadillo de Vallecas, y allí es de nuevo detenido y acusado por abusar de dos menores de 11 y 13 años.
No encuentro mucha más info al respecto, pero en un acto ya de sensacionalismo al cubo, cuando el programa de La 2 de RTVE “Versión española” emite el documental en 2001, resulta que uno de los invitados que va a hablar de la película ¡Es el propio Cerveto! que, por supuesto, se crece ante la cámara dando pie a su elaborada verborrea.
Y, llámenme conservador si quieren, pero yo no hago más que preguntarme “¿qué hace un asesino y pederasta confeso que fue condenado a dos penas de muerte, vivo, coleando y comentando sus fechorías en completa libertad en un programa de televisión?” Claro que igual le sacaron de la prisión donde se pudre para el programa y después volvió al hoyo, no he sido capaz de corroborarlo.
Como sea, un documental recomendable y altamente sobrecogedor.
Se estrenó en pases pequeños en Madrid y Barcelona para después distribuirse en vídeo de alquiler. Y me resulta fascinante el póster promocional con el que se estrenó, ya que, según este, la prensa le acusó de sádico, de asesino… y de homosexual.  Como si ser homosexual fuera equiparable a ser un sádico y un asesino (jajajajaja!). Cosas de la época.

miércoles, 25 de mayo de 2022

EL OTRO BAÚL DE TÍO VICENTE 11 (CORTOMETRAJES)

Fue toda una sorpresa descubrir que ocasionalmente la revista "Casablanca" dedicaba espacio al mundo del cortometraje. Hablamos de los que se hacían entonces, concretamente Junio de 1983, cuando la herramienta recurrente era el Súper 8, hoy pasto de irritantes modernos. También lo normal era producirlos de tirón artístico y pretencioso. El que los hacía de género era minoría. Al revés de lo que comenzó a pasar a partir de los noventa.
Podemos hacernos una idea del percal dando un rápido repaso a la siguiente crónica del "V Concurso de Cortometrajes de la UCM", donde destacan por su condición genérica -y apetecible, al menos leído así en la distancia- cosas como "Na; naraná" de Juan Pablo Ocal o "La última sesión" de Luis Lara, ambos salpicados por la imperante tendencia punk-gotiquista del momento. También se cita a Escuadrilla Lafayette, colectivo especializado en comedia que acabaría evolucionando a La Cuadrilla, esa que en los noventa lo petó con la sobrevalorada "Justino, un asesino de la tercera edad" -¡¡y anda que no nos dieron por el culo con ella!!-, intentando luego repetir la jugada sin éxito hasta desaparecer como grupo y reciclarse a artesanos competentes.
Aunque, tal vez, lo mejor de la crónica viene cuando el autor cita a Vicente Amat y celebra que se haya repuesto de su "trascendentalitis" para dedicarse al humor negro. Impagable. Me puedo poner en el lugar de todos aquellos que ejercían de jurado en movidas parecidas y lo hartos que estarían de cortos aburridos facturados por progres con infulas, de ahí que la mayoría de premios recayeran en los más desenfadados y llamativos. Una vez más, justo al revés de lo que ocurrió en la década siguiente.
Para leer, tecla Ctrl + botón izquierdo del ratón. Luego griten todos al unísono: ¡Graaaaacias ooootra veeeez tío Vicenteeee!

lunes, 23 de mayo de 2022

SKINHEADS

Un grupo de Skinheads neonazis, tan malos que pueden llegar a disparar a sangre fría a  un anciano judío procedente de un campo de concentración o darle de hostias a un niño negro, llega a un pueblecito en medio del campo donde existe un restaurante donde hacen los mejores pasteles de cereza de la zona. Una vez allí, se encuentran con un par de chicas blancas en animada plática con un negro y un mestizo —en realidad es un blanco caucásico con ensortijados rizos rubios, pero ellos le llaman mestizo (¡)— y comienzan a meterse con ellos con total crueldad. Una vez allí, pondrán a pelear a uno de ellos que le falta un hervor (y por eso le llaman “Cerebro”) con el corpulento negro en el patio trasero del restaurante, dejando un reguero de sangre en la contienda, ocasión esta que aprovecharán los que quedan vivos para huir campo a través. A partir de entonces, la cosa se convertirá en un juego del gato y el ratón entre nazis y gente decente, hasta que los buenos se encuentran con un ex veterano de guerra que les ayudará a luchar contra estos neonazis. La cosa se complicará soberanamente llegados a este punto.
Por supuesto, olvídense de Tony Kaye y su laureada “American History X”, esto es pura explotación de los 80 llevada a cabo por un auténtico manazas como es nuestro querido Greydon Clark, que si ya de por sí estaba poco hábil en películas más míticas como “Llegan sin avisar”, imagínense en esta que encima realizó evidentemente con menos dinero.
Lo bueno del asunto es que, en algunos momentos, la película es rematadamente graciosa, no solo por la personalidad de los nazis que son racistas hasta tal extremo que se llega a la parodia, sino por el cómo se relacionan con el resto de personajes, como auténticos salvajes, pero de pacotilla, y en su forma de proceder, Clark está tan arraigado a los clichés de la serie B de la época, que aún escribiéndoles diálogos tronchantes en los que estos skins sueltan diatribas fascistas de lo más estúpidas y faltas de rigor, en ningún momento dejan de parecer los típicos punks de las películas de la época. Son nazis porque van rapados y llevan tatuada la esvástica, pero la actitud es la misma de los malos de manual de cualquier película ochentera de serie B. Solo falta que salga por ahí Charles Bronson para hacer justicia. Y por si eso fuera poco, está claro que Greydon se enteraba poco de que iba la cosa; la furgoneta en la que se desplazan los skinheads está decorada asimismo con esvásticas, pero también ¡con símbolos de anarquía!
El reparto lo encabeza Chuck Connors como principal reclamo, aunque su presencia se reduce a poco más de dos tercios del metraje. Connors, que por aquél entonces ya andaba metido de lleno en el cine de serie B, también tiene unos diálogos absolutamente tronchantes y suelta improperios a los nazis tales como “Mira como huyen ¡Así huían también en Normandía cuando íbamos a por ellos!”, que hacen que uno se parta el culo a gusto.
El caso es que la película arranca con mucha gracia, con mucho ritmo, pero una vez llegamos al campo con los buenos huyendo de los nazis, ya la cosa se torna repetitiva en un ir y venir de personajes por en medio del monte, y un vacío intercambio de disparos que escuchamos, pero que rara vez vemos impactar. Ahí ya impera el más solemne de los aburrimientos. Suerte que de vez en cuando, un oso hace acto de presencia para que todo se vuelva, por unos instantes, tan divertido como al principio.
En resumidas cuentas, “Skinheads” es una muy mala película que, sin tirar cohetes, sirve para echarse unas pocas risas (pocas, pero buenas), pero que no pasará a los anales del cine chungo por ello. Con todo, cae simpática.
Greydon Clark, sin embargo, por algún motivo, cuando habla de sus películas, procura omitir la existencia de esta… ¡por algo será!
Se estrenó en vídeo de alquiler en nuestro país, sin pasar por cines, en la maravillosa época en la que absolutamente cualquier mierda llegaba a las estanterías. Pero los que hoy reivindican el videoclub no paran de dar la matraca con “Regreso al futuro” y demás éxitos mainstream del cine, sin reparar en que la verdadera esencia del videoclub se encuentra en morrallas como esta, a la que dios les libre de acercarse siquiera. Tienen menos luces que uno de nuestros protagonistas, “Cerebro”.

sábado, 21 de mayo de 2022

THE RESURRECTED

Charles Dexter Ward era un acaudalado químico la mar de majo hasta que tuvo acceso a un baúl misterioso repleto de fórmulas raras y decidió encerrarse en el laboratorio para no salir. Desesperada, su esposa acude a un detective y le encarga que descubra qué demonios tiene tan obsesionado a su marido. Como era de esperar, el hallazgo será todo menos normal.
Estamos ante la segunda, y última, película que dirigió el afamado guionista Dan O´Bannon, año 1991. Sí, la otra es "El regreso de los muertos vivientes". Y para la ocasión, decidió apostar por un tono casi casi opuesto al de aquella. En "The Resurrected" todo es muy serio, muy dialogado, muy de enigmas dispuestos a ser resueltos y... bueno, un pelín soso. Tenemos unas pocas dosis de gran guiñol y locura, pero en cantidades escasas. De hecho, casi parece un telefilm, cosa que, probablemente, fue lo que la condenó a los estantes del vídeo-club all over the world.
¿Significa ello que la peli es desdeñable? No, para nada. Lo cierto es que "The Resurrected" está un rato entretenida. O´Bannon logra que el misterio te enganche, y pases todo el metraje deseando saber qué demonios se oculta en el laboratorio de Charles Dexter Ward, al que da vida Chris Sarandon como miembro más llamativo del reparto. Llegado el momento de destapar el pastel, toca visitar unas siniestras catacumbas repletas de fallidos experimentos currados a base de látex y un encantador stop-motion. Pueden ser un pelo cutres, pero su naturaleza artesanal las hace muy agradecidas.
"The Resurrected" adapta al legendario H.P.Lovecraft y, pal caso, O´Bannon olvida sus funciones de guionista cediéndoselas encantado a Brent V. Friedman, de extenso y colorido currículum, donde destacan "Evil Altar" (editada en España en vídeo con ese mismo título), la comedia teen a mayor gloria de Jewel Shepard "Hollywood Hot Tubs 2: Educating Crystal", "Syngenor, el soldado del futuro", "Garrapatas/Ticks", "Necronomicon" (enfrentado de nuevo a un texto de Lovecraft), "Mortal Kombat: Aniquilación" y unos cuantos capítulos de series basadas en "Star Trek" y "Star Wars".
Buscando una caratula para ilustrar la reseña, me di de bruces con la edición argentina, titulada "Resucitado" y cuya naturaleza tramposa me fascinó tanto -ya saben que me tira el tema- como para decantarme por ella. Llama la atención que se acredite a Dan O´Bannon como responsable de los efectos especiales de "Alien" y "Total Recall" (¡¡"El vengador del futuro" allí!!), cuando en aquellos casos su función era, obvio, la de guionista. Pero la guinda se la lleva la imagen, que en realidad pertenece a "Noche de miedo 2"!!! Si fuese "Noche de miedo 1" tendría una leve justificación por la asociación con Chris Sarandon, pero es que en la segunda no sale. Esto sí es un misterio y no lo de Charles Dexter Ward.

viernes, 20 de mayo de 2022

MARY, MARY, BLOODY MARY

Película de Juan López Moctezuma, previa a la que le dio prestigio dentro de los parámetros del fantástico, “Alucarda: La hija de las tinieblas” y que con un inconfundible sabor setentero nos narra las peripecias de una pintora que, instalada en México, entre obra y obra le queda tiempo para seducir a señores de buen ver, sesgarles la yugular y beberse su sangre. Si aparece una señorita apetecible, también hará lo propio con ella. Hasta que un buen día hace acto de presencia en la ciudad un hombre enmascarado —y con sombrero— que parece tener las mismas filias que esta señorita y que pretende asesinarla, sin éxito, de varias maneras. Este hombre resultará ser ¡su padre! Entre tanto se irán desarrollando largas conversaciones e investigaciones que harán al espectador retorcerse en su butaca de aburrimiento.
La mayor curiosidad de la película radica en que, siendo mexicana, se filmó con personal angloparlante con visos a la distribución internacional, si bien, aparecen unos cuantos personajes secundarios —su única razón de ser es la de morir a manos de esta pseudovampira o de las de su padre— cuyas líneas de texto son es castellano, por lo que no deja de resultar simpático el hecho de que el argumento gire en torno a extranjeros en México que se alimentan a base de sangre humana. Más allá de eso, como es rigor, y pese al potente sentido estético que se gastaba Moctezuma, aquí de lo que se trata es de alargar metraje a base de diálogos lentísimos que se ven adornados con dos, tres o cuatro asesinatos muy vistosos y coloridos, como mandaban los cánones populares de la época. Pero hasta que llegamos a ellos, hay que sufrir el resto de la película.
Por otro lado, el principal reclamo de “Mary, Mary, Bloody Mary” es el protagonismo del omnipresente patriarca del clan Carradine, John Carradine, cuya presencia es un mero spoiler. Por supuesto, apenas aparece en pantalla un par de minutos en una sola escena (la del final), que era la clase de papeles que ya en esa época acostumbraba a hacer, sin embargo, Moctezuma se las apaña para que esté presente todo el metraje sin necesidad de contratarle más que para una sesión, puesto que se trata del extraño individuo enmascarado que intenta eliminar a nuestra protagonista y que por el camino hace mil y una fechorías. Lógicamente, esas escenas en las que nunca le vemos la cara, son interpretadas no ya por un doble de cuerpo, sino por un individuo en plena forma física, cosa que no era el caso de Carradine. Negocio redondo… si es que verdaderamente la presencia de John Carradine a esas alturas era motivo para movilizarse e ir al cine, que lo dudo.
Por lo demás, cine pop mexicano con cierta clase, menos garrulo que al que estamos acostumbrados y al que hay que echarle paciencia para verlo sin que se nos vaya el santo al cielo.

lunes, 16 de mayo de 2022

CONFESIONES DE UN ASESINO

“Confesiones de un asesino” narra  las correrías de Henry Lee Lucas y sus amiguitos en una de las primeras películas sobre el tema. Se trata de un film de naturaleza independiente inspirado en los asesinatos del anteriormente citado asesino en serie que, con un aspecto telefílmico y una narración pausada, se encontró en su momento con el pesado lastre de tener que competir con “Henry, retrato de un asesino” de John McNaughton que se estrenó poco antes de que esta se lo planteara siquiera, en 1985.
Resulta que Roger Corman, que hasta entonces tan solo había distribuido películas de su propia factoría, crea su distribuidora New Horizons / Concorde y descubre una pequeña película de aspecto bastante sórdido e impactante, esta “Confesiones de un asesino”, con la que inaugura su catálogo de distribución ajena. Pero Corman era bastante vivaz y, con los derechos de explotación en sus arcas, decidió que no sería una buena idea estrenarla justo en el momento que lo hacía la de McNaughton, que aunque tampoco era una cosa para nada comercial, sí venía acompañada del beneplácito de la crítica. Así que Corman decidió no estrenar la película en los USA para que no se solapase con el estreno de una cinta que iba a fulminar la suya. Tan solo vendió la explotación de la misma para algunos países del extranjero —entre ellos el nuestro—, pero la dejó en las latas hasta que en 1992 la lanzó al mercado de una manera totalmente fraudulenta con una caratula que proponía a un asesino con una máscara facial exacta a la que lució el año anterior Hannibal Lecter en “El silencio de los corderos”. Una tomadura de pelo absoluta.
La cosa no cuajó ni se distribuyó en condiciones, por lo que el film quedó relegado al ostracismo a fin de cuentas.
Sin embargo, y con el paso de los años, ha ido adquiriendo culto y durante mucho tiempo las copias piratas fueron rulando de mano en mano hasta el punto de que existe un nutrido grupo de fans que la reivindican y que dicen que “Henry, retrato de un asesino” es una buena película, pero que “Confesiones de un asesino” es aun mejor, cosa esta que no se creen ni ellos.
Como fuere, con el paso de los años los derechos de explotación prescribieron y como Corman no tuvo ningún interés en renovarlos, la película cayó recientemente en manos de sus autores que la vuelven a ofrecer, no ya solo para su distribución internacional, sino que le hacen un corte del director y la remasterizan en 2K para su lanzamiento en Blu Ray. Así pues, goza de una nueva vida.
Por supuesto, la versión que yo he visto es el costroso ripeo del VHS que en su momento se distribuyó en alquiler en nuestro país, con una imagen que parece directamente vomitada desde la pantalla y que nos ofrece una película, efectivamente, muy parecida a “Henry: retrato de un asesino”, pero sustancialmente peor, con un argumento más flojo y bastante menos gráfica en lo que a violencia se refiere.
La cosa comienza cuando la policía detiene al personaje inspirado en Henry llamado para la ocasión Daniel Ray, y en el calabozo, cuando le interrogan, este pasa a confesar varios de sus 200 asesinatos. Y según se los va contando a las autoridades se recrean para el espectador. No hay un hilo argumental, es casi una película de sketchs, pero con momentos muy interesantes como cuando nos muestran la forma en la que se relaciona románticamente la madre de Daniel Ray o cuando los policías le preguntan que cómo es posible que nunca le hayan descubierto en ninguno de sus asesinatos y este responde que es porque no los comete en un sitio fijo, sino que se mantiene en la carretera y que, cuando alguien puede llegar a sospechar algo sobre él, ya se encuentra a miles de kilómetros de donde cometió esa fechoría.
Y poco más, la película nos ofrece, tal y como el título dice, las confesiones de un asesino. No está mal, un poco aburrida, pero en general se sigue con interés.
Al director, Mark Blair, no se le conoce ninguna película a parte de esta. Esto tiene explicación, y es que Mark Blair es el seudónimo que utilizó John Dwyer para firmarla, ya que en el momento de estrenarla estaba trabajando en el guion de una película para Disney, “Capitán Ron” con Kurt Russell, y no quería que se le relacionase con esta cosa sórdida y misógina que acababa de rodar. Claro, que si nos vamos a la ficha de IMDB de John Dwyer fliparemos cuando veamos que bajo su nombre real, tampoco hay más películas acreditadas como director a parte de “Confesiones de un asesino”, así que, para el caso…

sábado, 14 de mayo de 2022

COMMANDO PARA MATAR

Sigo revisando las producciones más impersonales y sosas del Fred Olen Ray ochentero gracias a la generosidad de Don Enorm. Hace unas semanas le dimos un meneo a "Cyclone, al filo de la muerte" y, ya entonces, introduje toooodo el rollete con respecto a por qué no me gustaron en su día. Si necesitan instruirse, vayan para allá y échenle un ojo.
Ahora toca la otra "action movie" que el cineasta parió en 1987 para "Trans World Entertainment", esta "Commando para matar", "Commando Squad" en v.o. Siempre me llamó la atención que el título español incluyera la segunda M anglófila en comando (supongo que con el afán de churrupetear del entonces aún reciente éxito de la maravillosa película de Arnold Schwarzenegger), cosa que ha sido finalmente corregida en versiones más actuales.
Con el fin de detener a unos malvados narcos, una serie de agentes son enviados a México city. Todos morirán... menos el último, que secuestran y torturan. Así pues, ante el desespero, el encargo recae en una pava. Será la que acabará poniendo orden, salvando a su colega y matando a los malos.
Nada que destacar. Acción del montón, pero un poco más a lo pobre. El ritmo es farragoso. Las escenas de persecuciones y tiroteos carecen de suspense o emoción. Lo mismo que los "stunts" que, aunque los hay, son menos espectaculares que los de "Cyclone, al filo de la muerte". La violencia escasea y, en fin, que no, no funciona. "Commando para matar" es bastante palizas.
Siendo otro el director, esta reseña terminaría aquí. Pero hablamos de San Fred Olen Ray, y su incomparable universo, y es ahí donde localizamos todos aquellos elementos llamativos que hacen de la experiencia algo medianamente más interesting.
Para empezar, que no falte el "momento Ray_ante" de rigor. Pal caso, tenemos la aparición de una legendaria tienda de coleccionismo cinematográfico allá en Los Ángeles ("Hollywood Book & Poster") que se supone tapadera para armar a los agentes (entre el arsenal disponible ¡un espectacular cuchillo con hoja rellena de ácido!). Justamente, antes de que la prota haga su entrada, vemos a la dependienta venderle un póster de "El misterio de la pirámide" -del mismo Ray- a un chavalín (he intentado localizar al actor, pero no figura en ninguna parte. ¿Tal vez el hijo del dire? En ese caso hablaríamos del hoy también filmmaker Christopher Olen Ray), previo comentario: "No se por qué, pero por lo visto a todos los niños les gustan esta clase de películas". Graciosísimo. Y, justamente, ya que mentamos ese título en concreto, señalar que en él aparecía una avioneta estallando en mil pedazos. Ray, como buen alumno que era de Roger Corman, la reutiliza en "Commando para matar" (a pesar de que el escenario sea sensiblemente distinto) y la hace petar por efecto de un certero disparo mediante recortada. ¡Toma puntería!.
Pero esos no son los únicos toques llamativos del film, hay más... aunque por la vía negativa. Errores, unos bastante tochos. Por ejemplo, un personaje procura ocultar su identidad a los ojos de un villano, que lo conoce previamente. Justo a continuación, ambos se encuentran cara a cara y el villano reacciona como si no supiera quien es. ¿Pa qué tanto disfraz entonces?. El héroe secuestrado anda metido en una caseta en medio del campamento de los narcos. Se supone que, por esa razón, debería ser el lugar más vigilado. Pues no, lo cierto es que es un cachondeo. Cuando el guarda de la puerta desaparece, nadie le da la más mínima importancia, ni siquiera uno de los esbirros que pasa por allí. Hay más (como que veamos perfectamente las colchonetas en las que caen algunos actores cuando son abatidos... podría ser cosa del formato, pero es así), todas igual de absurdas o, como dicen hoy día, "WTF".
En cuanto a los actores, y demás individuos pululando delante de la cámara, tenemos a los integrantes de la secta FOR (de Fred Olen Ray), todos en roles segundones: Robert Quarry, Dawn Wildsmith (interpretando, como siempre, a una tipa dura y mal lechada), Ross Hagen, Michelle Bauer en un papel no acreditado y despelotado y el mismo Señor Director jugando al póquer. Debuta como nuevo miembro el mítico Russ Tamblyn.
Del resto destacan otra de esas "bimbos" ex-chica Playboy, Kathy Shower, a la que hemos podido gozar como dios trajo al mundo en "Las aventuras de Tennessee Buck". Todo un clásico de la acción ochentera, Brian Thompson. Dos leyendas del exploitation, William Smith y Sid Haig (que haría buenas migas con el dire y saldría también en "Warlords", acá da vida a un esbirro que se pone como una moto cuando inflige dolor). Y, finalmente, un par de "antiguos", de esos que Ray fichaba por puro fanatismo, como Mel Welles (el Mushnick original de "La pequeña tienda de los horrores") o Marie Windsor, con una filmografía repletita de clásicos y subclásicos del fantastique de segunda o tercera división.
El guion corre a cargo de otro jefe, Michael Sonye (ya saben, cantante de "Haunted Garage" y responsable del libreto de "Fonda Sangrienta"). El todoterreno Gary Graver se responsabilizó de la fotografía. El supuesto México donde se desarrolla la acción no resulta demasiado convincente (sobre todo la aldea. Pa mi que el diseñador de producción no hizo los deberes), tiene toda la pinta de ser uno de los escenarios favoritos y habituales de Olen Ray, las cuevas de Bronson Canyon, hogar de mucho cine de monstruos barato en los años 50 y 60. ¡Ah! y uno de los personajes masculinos responde al chispeante nombre de: Putita.
¿Qué otra peli de baja estofa da más?.

Como colofón, y por aquello de no perder la costumbre, les dejo la caratula completa del VHS surgida de los archivos de Don Enorm.

viernes, 13 de mayo de 2022

MI MINISTRO RUSO

Extraña película rusa en co-producción con Chile y con una pequeña participación española que, más allá del ámbito festivalero o algún pase en la filmoteca española, en pocos lugares se ha visto además de en Rusia.
Se trata de una de las fallidas incursiones en la comedia de Sebastián Alarcón, director chileno exiliado en Moscú que desarrolló el grueso de su carrera en la Unión Soviética consiguiendo algún que otro éxito en aquél país gracias a los documentales y las películas de contenido sociopolítico. Sin embargo, a finales de los 80 decide dar un cambio de tercio a su cine y se pone a realizar comedias que, para su desgracia, son recibidas con frialdad por el público ruso. A esta etapa pertenece “Mi ministro ruso” (conocida en Latinoamérica bajo el título de “Una actriz española para el ministro ruso”).
Cuenta la historia de un profesor de gimnasia de padres españoles cuya pasión es el cine. Un buen día, un amigo suyo le cuela en un foro cinematográfico que se celebra en la ciudad donde, para pasar inadvertido ante la prensa, se le presenta como el ministro de cinematografía rusa. En esa tesitura conocerá a una actriz española que aprovechará para seducirlo y que, de este modo, firme un acuerdo con un productor español para realizar una co-producción que ella misma protagonizará. El profesor no abandonará su papel, y con él continuará cuando, como parte de una comisión de profesores rusos, viaja a España en plan turista. Allí —en Sevilla nada menos— continuará su idilio con la actriz manteniendo la mentira y metiéndose en líos intentando no ser descubierto ni por esta, ni por los productores españoles que en consecuencia conocerá, ni por sus compañeros profesores que verán como hace sus escapadas nocturnas de manera un tanto sospechosa. Al mismo tiempo se desarrolla una subtrama en la que, como niño deportado que fue por culpa de su padre español, buscará a este por España para que de respuesta a sus incógnitas.
Pese a la participación española y la procedencia chilena de su director, “Mi ministro ruso” resulta interesante porque en realidad se trata de una comedia eminentemente rusa y por lo cual, el sentido del humor que se gasta es el de allí. Entonces tenemos un tipo de comedia muy fría e imperceptible, porque los gags y las situaciones cómicas son ejecutadas con un dramatismo al que los españoles (y supongo que el resto de habitantes de la tierra) no estamos acostumbrados. Detectamos la comedia en todo el metraje, pero no nos reímos ni un ápice. Sin embargo, la curiosidad que suscita un producto de estas características es grande y, tras el visionado, quedo saciado, entre otras cosas porque está lo suficientemente entretenido como para verlo con interés independientemente de su procedencia y exotismo.
Por otro lado, mientras la veía no podía quitarme de la cabeza otra comedia sobre el choque de culturas en la que un ruso tendrá que adaptarse a la excentricidades del país extranjero que le ha tocado visitar, “Un ruso en Nueva York” de Paul Mazursky, la cual no quiero decir que Alarcón haya plagiado, pero desde luego sí que ha tomado buena nota: Las secuencias en las que nuestro protagonista llega a España y va de compras buscando las liquidaciones en las tiendas junto a sus compañeros, son exactas a cuando en la película americana, Robin Williams hace lo mismo junto a sus compatriotas soviéticos en la ciudad de los rascacielos.
Asimismo, al tratarse de una película para el público ruso, no deja de parecerme fascinante la manera en la que se representa España, aferrándose al estereotipo más feroz y el cliché más lastimero, haciendo acto de presencia en cada secuencia los toros, el flamenco, camisetas de la “Expo 92”, el vino, los puros y hasta los caracoles que prueba nuestro protagonista por primera vez y que le dan tanto asco que tiene que escupirlos en una servilleta. A mí también me dan muchísimo asco.
Su principal protagonista, Sergey Gazarov, es un todoterreno ruso; actor, director y productor, rara es la película rusa en la que él no tenga que ver, así como es uno de los personajes más queridos de su país. En "Mi ministro Ruso" interpreta su papel no sin cierta gracia, máxime cuando le toca hablar castellano con los personajes españoles, más que nada, porque lo habla con cierta dificultad.
La actriz española elegida para que sirva de interés romántico del protagonista sería Victoria Vera, que si bien no es santo de mi devoción, aquí baja el nivel tres puntos. Vera actúa consciente de que es una película cuyo público va a ser mayoritariamente ruso y le importa un carajo hacerlo bien, por lo que la desgana y parsimonia con la que interpreta su papel es un factor a destacar. Casi parece una broma.
Por otro lado, en la participación española, tenemos también a la veterana María Luisa Ponte, que en un alarde de profesionalidad, y al contrario que Victoria Vera, aborda su papel con las ganas y el esfuerzo con el que lo hizo en todas sus películas… aunque quizás por eso tiene más gracia ver a la Vera soltar sus frases de carrerilla con las prisas por volverse a España y cobrar el, intuyo, escueto cheque.
No ha estado mal ver esta película. Una fría y extraña comedia que nos aporta una idea del sentido de la comedia que tienen los rusos.

lunes, 9 de mayo de 2022

THE UNDERGROUND COMEDY MOVIE

“The Underground Comedy Movie” es una de esas películas que engrosa las listas de “peores películas de la historia”, pero que cuenta con un hándicap con respecto al resto; mientras que las películas que suelen poblar esas listas cuentan con la simpatía del público y cierto culto, esta es tratada con el mayor desprecio posible por quienes osaron verla. No es para menos ya que su principal artífice es un individuo que da, cuando menos, cierta grima.
La película está orquestada por Vince Offer. Se trata de un showman de ascendencia israelí cuya principal ocupación es la de vender utensilios de cocina en canales locales de televisión. Bayetas mágicas que lo absorben todo, peladores de patatas increíbles y su producto estrella, el asombroso cortador de verduras. Offer era bastante payaso en sus espacios televisivos y obtuvo cierta notoriedad anunciando y vendiendo todo esto, hasta tal punto que incluso fue requerido por Adam Sandler para que hiciera un cameo en su película “Jack y su gemela”.
En el mayor momento de megalomanía del sujeto, a finales de los 90, decide producir, escribir, dirigir e interpretar su propia película, “The Underground Comedy Movie” que financia con las ganancias de sus cortadores de verduras, gastándose en la misma medio millón de dólares. La idea era, con los beneficios del estreno, financiar su distribución en formato domestico. Sin embargo solo consiguió estrenarla en un cine y no fue a verla nadie, obteniendo unos beneficios brutos de apenas 900 dólares, con lo que no cubrió ni los gastos, quedándose absolutamente arruinado. En consecuencia, tuvo que volver a la venta de cortadores de verduras, esta vez a puerta fría, ofreciendo sus productos en reuniones comerciales y convenciones de utensilios de cocina.
Unos años más tarde, en 2002, Offer consigue reponerse económicamente gracias al trabajo duro, pero en lugar de ceder en su empeño y continuar trabajando en lo que se le daba bien, decidió  continuar adelante con la distribución de su película. Para ello, se sirvió de sus espacios televisivos realizando un infocomercial en el que ofertaba el DVD de “The Underground Comedy Movie” en televisión, que se emitía mayoritariamente en horario nocturno. Consiguió vender los DVDs y recuperar la inversión.
Sin embargo, cuando el público empezó a ver la película, se sentía ofendido e insultado por el contenido de la misma, las críticas fueron feroces, la catalogaron de repugnante y fue cuando se extendió el concepto de que “The Underground Comedy Movie” era una de las peores películas de la historia.
Offer era miembro de la Iglesia de la Cienciología en su momento de mayor popularidad; durante la producción del film. Cuando sus dirigentes se dieron cuenta del tipo de película que estaba rodando, decidieron expulsarle de la congregación alegando no querer tener nada que ver con el individuo que había rodado un material tan ofensivo.
Con la película ya distribuida, Offer tenía un amplio sentido del espectáculo y, lejos de amilanarse, y con la intención de darle un poco más de vida a su producto, comenzó a emitir una serie de denuncias que servirían para mantener la película un poco más en el candelero, así, denunció a La Iglesia de la Cienciología por la campaña de desprestigio que se había organizado contra la película. Y ya que estaba, denunció también a Anne Nicole Smith, porque en un principio había aceptado aparecer en la película, pero más adelante, y alegando que su participación en la misma podía ser perjudicial para su carrera, rehusó. Del mismo modo denunció a la Fox y a los hermanos Farrelly, ya que según Offer, “Algo pasa con Mary” tenía al menos 14 escenas que habían sido plagiadas directamente de su película. Yo que he visto las dos, puedo decir con tranquilidad que ni una sola de las escenas de “Algo pasa con Mary” está plagiada de la ópera prima de Offer, vamos, es que no se parecen en lo más mínimo. Los Farrelly, por supuesto, dijeron que no sabían quien era este señor y que no habían visto la película, puesto que, hasta el día de la demanda, no supieron de su existencia.
En el juicio contra Nicole Smith, el jurado falló a favor de Offer y le sacó 4 millones de dólares a la actriz, pero el de los Farrelly le salió rana, el juez considero que la demanda era una estratagema para llamar la atención y desestimó el caso, condenando a Offer a pagar 66.000 dólares a los Farrelly en concepto de gastos de abogados.
¿Y que tiene la película de especial para que genere estas reacciones tan adversas? En realidad nada, “The Underground Comedy Movie” es una chorrada como un templo cuya finalidad es la de provocar un poco con escenas desagradables y generar risas facilonas en el espectador a base de chistes del sal gruesa. Offer no tiene ningún talento para el cine, por lo que verdaderamente la película es mala, pero nada tan alarmante como para considerar non grato a este individuo. Aunque entiendo el descontento general de los yankis.
Se trata de una serie de sketchs filmados en vídeo, siguiendo un poco la estela de clásicos como “Made in USA” o “Amazonas en la luna”, donde predominan los chistes de pollas, pajas, lefazos  y cosas por el estilo. Tenemos a un superhéroe en forma de polla que se corre sobre los villanos que responde al nombre de Dickman; tenemos un individuo que simula ser “El acertijo” de Batman, que sirve como excusa para introducir un personaje que es un jugador de baseball y que, haciendo un chiste fácil, se hace llamar “Bateman”, y que aparece en escena cuando el anterior pretende robar un banco (de esperma). Cuando un sketch le funciona al director, lo repite hasta la saciedad, como aquel en el que un  rótulo nos anuncia “Cosas que no sueles ver habitualmente” y nos muestra a dos súper modelos en la taza del váter cagando y tirándose pedos. Pura morralla inofensiva. Lo que pasa es que según avanza la película, a Offer se le empieza a ir un poco la pinza y pasa a los chistes homófobos, a mostrar violencia bastante gráfica, y a delirar cuando incluye un sketch bastante desagradable en el que un individuo musculoso se folla a una mujer muerta que está completamente reventada, con un maquillaje bastante realista y que da bastante, bastante mal rollo. Incluso yo me sorprendí con esa escena, porque, busca además la complicidad del espectador presentando esto como una cosa graciosa y la verdad es que tiene muy poquita gracia, y no casa con el tono festivo e inocente que se gasta el resto de la película. Te ríes por lo excesivo del asunto y porque comprendes que hay algo que no funciona en la cabecita del señor Offer. Todo ello servido de manera casi amateur y muy atropellada.
A mí me hizo cierta gracia en general, le doy valor porque es una marcianada de padre y muy señor mío, pero sí es cierto que esto es material de derribo de la más baja estofa. Pero te la ves del tirón sin demasiados aspavientos.
Por supuesto, la mayoría de los actores que aparecen en la película son desconocidos, pero Offer tiene la suficiente fama como para embaucar a alguna que otra celebridad, así, veremos sketchs protagonizados por Slash de Guns´n´Roses o Michael Clarke Duncan, entre otros.
En 2013 Offer rodó una especie de secuela titulada “InAPPropiate Comedy”, ya de manera mucho más autoconsciente que esta primera película, y para la que logró contar con Adrien Brody, Michelle Rodríguez, Rob Schneider y Lindsay Lohan. A ver si doy con una copia y, en un futuro, les digo que tal.

sábado, 7 de mayo de 2022

CYCLONE, AL FILO DE LA MUERTE

Suelo lamentarme de que, desde hace ya demasiados años, la carrera del otrora rey del zetismo Fred Olen Ray ande medio muerta, con el tipo dedicándose a la facturación de productos desalmados, sin frescura, ni pizca de las simpáticas extravagancias que eran habituales en su etapa ochentera, cuando más volcado andaba en el fantastique y el terror, géneros estos prácticamente desaparecidos de su filmografía. Pero, siendo justos, es cierto que en aquellos añorados entonces Ray también dirigió alguna película afín al material actual. Meros encargos huérfanos de amor en sus fotogramas (aunque puede, solo puede, que un pelo mejor presupuestados y distribuidos) Eran los años en los que el filmmaker soñaba con integrarse en el sistema de los grandes estudios. Creía firmemente seguir la senda correcta, aspirando a convertirse en un mero pero feliz artesano. Para bien o para mal, nunca lo consiguió.
Siendo entonces yo super-fan suyo, detestaba esas películas. Me aburrían mortalmente (es decir, más de lo habitual en su cine) Eran las etiquetables de "acción y/o thriller", como "Commando para matar", "Terminal Force", "El poder de las armas" o la que me dispongo a comentar hoy, "Cyclone, al filo de la muerte" (puede que las otras caigan también en el futuro -salvo "El poder de las armas", que ya está reseñada-, dependerá de lo que logren mis conseguidores personales. ¡Gracias pishas!) Ya saben que, últimamente, ando en plan "zen", intentando deglutir las películas que en el pasado me atormentaron -por malas pero, sobre todo, palizas- invirtiendo toda mi atención y esforzándome al máximo en busca de impresiones positivas.
Un tipo ha inventado una moto mega-futurista y "chanin" que se alimenta, principalmente, de una batería la mar de duradera y beneficiosa para el medio ambiente. Una corporación malvada hará lo que sea por agenciarse el juguete, así que, simplemente, se cepillan al científico. Lo que no saben es que, a partir de ahí, será su novia la que se encargue de proteger el invento y, de paso, vengar la muerte del pocholo.
A pesar de contar con más medios de lo habitual, "Cyclone, al filo de la muerte" sigue teniendo un presupuesto ajustado, de ahí que el señor director -haciendo honor a su "modus operandi"- continúe abusando de diálogos. Aunque al menos no son tan excesivos, ni tan tontos, como solía ser habitual. La peli cuenta con su accion-cilla. Sus "stunts" espectaculares (hay uno, con un coche que sale disparado por un puente, francamente llamativo) Explosiones generosas. Y todos aquellos elementos tan de la década (está fechada en 1987) que contribuyen a distraerte el ojo y la mente, como la banda sonora a base de sintetizador y un poco de repelente AOR. Así pues, como pasatiempo dominguero, la cosa tiene un pase. Sí, se puede ver.
Quizás la escena más maja -y más Ray_ante, dicho de modo positivo- sea cuando la prota y el novio acuden a un local "punk" para ver un concierto (con el mismo Fred Olen Ray interpretando al portero) En seguida pensé aquello de "Ay dios, a ver qué concepto tiene este hombre de lo que es punk... seguro que nada bueno" Y, vale, es verdad que las pintas del público son más propias de unos "New Romantics", sin embargo, y por esta vez, el grupo está a la altura. Hablo de "Haunted Garage", que se curran una canción un rato guapa y, además, cuentan como cantante con Michael Sonye, auténtico devoto del cine de terror y el "trash", hasta el punto de meter mano en "la industria" apareciendo en toda suerte de títulos. Lo has visto en muchas otras "obras maestras" del mismo Olen Ray, pero también de David DeCoteau o Donald G. Jackson. Ejercía como Mengele (!!!) en "Los surfistas nazis deben morir" Y se prestó a participar en los desvaríos primero underground, pornográficos después, de Eric Brummer. Como guionista, Sonye tampoco es manco, y entre sus libretos más notorios localizamos la falsa cuarta entrega de "El Exterminador" , "Commando para matar" del mismo Ray y, sobre todo, el clásico videoclubero "Fonda Sangrienta". Vamos, que el tío es toda una leyenda y merecería muchas más atenciones (justo al ladito de William Butler).
Ya que estamos con el personal que colabora o aparece en "Cyclone, al filo de la muerte", siempre tan interesante como entonces era norma en el cine de su director, sigamos indagando. Pal caso destacan Heather Thomas, la típica "bimbo" californiana supuestamente sexy que, a mi, me echa patrás. El colega Jeffrey Combs, aún caliente de su paso por "Re-Animator" y que repetiría con Fred Olen Ray en subsiguientes películas, como "Los Dreggs" (de la que siempre se arrepintió) o "Bandidos Americanos" (un western coñazo que ni pude terminar) El actor y especialista Dar Robinson, que moriría poco después de "Cyclone..." rodando otra peli (estrelló la moto contra un árbol, quedando empalado por una rama, nada menos) y al que se hace una dedicatoria antes de los créditos finales. La ex-"chica Bond" y ex-chica "Hammer Films" Martine Beswick. Un Martin Landau en pleno naufragio por los contornos del cine barato. Huntz Hall de los "Bowery Boys" como mecánico salido (este y la Beswick seguramente sean elecciones del Olen Ray más fan) Troy Donahue (repetiría con el director en "Terminal Force") Tim Conway Jr. (volveríamos a verle en una de las mejores Ray-adas, "Beverly Hills Vamp") Dawn Wildsmith (la por entonces pareja del cineasta) Y un par más de los habituales de la casa, Robert "Conde Yorga" Quarry y una Michelle Bauer vista y no vista ejerciendo de stripper, cómo no. Tanta fidelidad se prolonga al personal tras las cámaras, como un Donald G. Jackson en función de asistente, Bret Mixon a los efectos especiales + visuales y T.L.Lankford retocando el guion de Paul Garson, quien poco después escribiría también el de "Alienator".

A modo "frikoso", les dejamos una captura del film donde, muy de refilón, se cuela el estupendo póster de una no menos estupenda película recién estrenada entonces... ¿la reconocen? Más les vale porque, esta vez, no pienso desvelar de cual se trata.


Aprovechando que estamos generosos, también les dejamos con la caratula del VHS patrio completita, cortesía del gran Enorm.

viernes, 6 de mayo de 2022

LA PANTALLA DIABÓLICA

Ignota cinta española de mediados de los ochenta que se estrenó en pleno boom de la movida madrileña y que al no ser un film con Resines, Oscar Ladoire o Carmen Maura en su reparto, ambientado en un futuro distópico de alcantarilla, pasó por los cines sin pena ni gloria con menos de 2000 espectadores del año 1985, que era muy poca cosa. Y nunca más se supo; no me consta una edición posterior en VHS y tan solo pudieron gozar de su visionado los espectadores más avispados que se percataron de que la programó La 2 de RTVE a altas horas de la madrugada en el año 1991.
Recientemente La Filmoteca madrileña la rescató y proyectó en uno de sus ciclos de cine maldito y, hace poco alguien ripeó su copia grabada de la tele para compartirla con los usuarios, que es la forma en que podido verla yo —aunque con una calidad ínfima y un sonido de lo más pobre—.
Se trata de una película con una estética postpunk, de cine dentro de cine, que verdaderamente resulta interesante, destacando, por encima de su torpeza y baratez, su condición de perro verde.
Estamos en un futuro en el que parece ser que el cine es muy importante y en el que la gente vive como vagabundos, realizan sus quehaceres en descampados y visten con harapos de colores chillones. Dentro de esa cacotopía, tenemos a un director de cine “furtivo” llamado Caligari, que flipa con el cine de los años 50, con Nicholas Ray y Douglas Sirk, y que para subsistir da clases de cine para unos absolutos zoquetes en un descampado de la ciudad. Lleva años escribiendo el guion de una película que está llamada a revolucionar el mundo del cine que se titula “La pantalla diabólica”, pero le cuesta horrores conseguir un productor que le ayude a llevarla a cabo. Dentro de su particular cinefilia, admira a un director norteamericano que lleva 9 años seguidos ganando el Oscar y que se llama Phantom. Y resulta que Phantom viene a España a rodar su nueva película. Cuando Caligari se entera de que esta resulta ser un plagio de su “Pantalla diabólica”, decidirá secuestrarlo y usurpar su identidad para de esta forma, ser él el que ruede su propia película. Toda la parte final, en la que somos testigos del rodaje, es absolutamente surrealista.
Pues está bastante bien esta “La pantalla diabólica”. Es, como decimos por aquí, una película rara, misteriosa y desperada con todas las de la ley, cuya estética y el claro bajo presupuesto que se gasta, le confieren un aspecto muy raro y resultón, en parte porque este es mucho menos recargado e impostado que el de producciones de la época que nacen un poco en la misma tesitura que esta, como pueda ser “Poppers”, por ejemplo.
Son muchos los guiños al cine que adivinamos a poco que le prestemos algo de atención, pero por encima de todos destaca la influencia de Kubrick  y “La Naranja Mecánica”; “La pantalla diabólica” no solo se desarrolla en un futuro distópico igual que esta, sino que también los protagonistas hablan en una jerga inventada para la ocasión, del mismo modo que lo hacían los drugos.
Por otro lado, su director Joaquín Hidalgo, que firma con esta su segunda y última película, es docente y creador de una de las escuelas de cine más prestigiosas del país, la TAI (La Escuela Universitaria de Artes), que ha dado al cine español un innumerable número de técnicos. Llevaba la enseñanza tan arraigada a su piel que tras rodar “La pantalla diabólica” abandonó el cine para dar clases y, quizás haya algún paralelismo entre él y el personaje Caligari de la película que nos ocupa. También es un director que se dedica a la enseñanza y todo apunta a que puede que esté inspirado en sí mismo.
El reparto lo encabeza Enrique Simón, mítico porque en la época era popular por presentar programas infantiles, pero que en realidad era un consumado actor que, con los años, acabaría centrándose casi exclusivamente en el teatro y que en esta película está verdaderamente bien. Como su némesis, tenemos a otro actor casi desconocido pero de solvente eficacia llamado Albert Miralles, que debutaba para el cine de la mano de Antoni Ribas con “La ciutat cremada” y que, después de esta, su única intervención sería en “El placer de matar” junto a Antonio Banderas. Completarían el reparto rostros conocidos —y siempre agradecidos— del cine español como los de Paco Maestre, Pilar Alcón y, eterno, José Lifante. Asimismo en pequeños papeles, tenemos una ristra de enanos, cegaratos, deformes y contrahechos. ¡Ah! Y a un par de negros en zancos.
Una verdadera película de culto y, para variar, merece la pena.

miércoles, 4 de mayo de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 9 (MARICONADAS VARIAS B)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

 

Comenzamos este repaso rescatando un cartel del clásico de Clive Barker, "Hellraiser".
Uno que, creo, no ha tenido demasiada difusión porque pertenece a
cuando el film se encontraba en plena pre-producción. Y mola muchísimo.

Molan también el cartel y, sobre todo, el extravagante título original de esta
película -el otro es "Killer Dead"- que únicamente logró distribución
en Argentina como "Tierra de zombies". Parece un chiste pero, no, esta
cosa existió y existe. El director, Brendan Faulkner, anduvo implicado
en la complicada y culebronesca gestación de un clásico videoclubista
como "Spookies". De hecho, se dice que "Non-Vegetarian zombies
from outer space" es una secuela "no oficial" de aquella.


Para carteles molones los de Boris Vallejo destinados a la saga "Deathstalker",
ese cutre-Conan de saldo surgido bajo las faldas del imperio Corman. Pero
¿se los curraba el ilustrador por encargo o, simplemente, eran creaciones
suyas que ya tenía y vendía al pirata de Roger? Más que nada porque
los personajes que en ellas aparecen nunca jamás se parecían a los de
 la película (especialmente en las secuelas. La primera aún) Todos los
títulos de la saga están reseñados en nuestro pest-seller. Únicamente
merecían la pena el primero y, muy especialmente, el segundo, realmente
 cafre y simpático. El cartel aquí expuesto pertenece a la que hace cuatro.

Otro cartel que chana mucho y, como buen exploitation, engaña.
Obviamente ese robot tan "cool" no salía en la película, una increíblemente
costrosa cuya reseña anduvo un tiempo por acá para terminar reciclada
en nuestro pest-seller. Tengo recuerdos muy gratos con respecto a
esta imitación chusquera de "Robocop" y "Terminator". Su proyección
en una Maratón de Cotxeres de Sants se saldó con un éxito monumental
y una experiencia muy muy divertida, de aquellas que te acompañan 
el resto de tus días.

Y ya que estamos con robots que dan vergüenza ajena, aquí tenemos
al primo pobre de "Depredador" (quien, a su vez, era el primo
rico del marciano de "Llegan sin avisar", no lo olvidemos), es decir,
"Robowar", el célebre exploit del film de Schwarzenegger parido
 por el rey de la desvergüenza cinéfaga, Don Bruno Mattei.


Ojeando en su época la revista "Mad Movies", me encontré de morros con
esta imagen alucinante, que desde ese momento se grabó a fuego en mi psique.
Todo hacía suponer que aquella película ("Blood Massacre") 
tenía que ser
un festival gran guiñolesco de excesos, gore y  
cochambre. Mi tipo.
Con los años
la vi y reseñé. No, no se  aproximaba ni por un
milímetro a mi idea de lo que debería 
ocultarse bajo semejante titulazo.
Pero eso no le resta méritos 
a la imagen. Ya saben, a falta de una película
a la altura, siempre 
podemos echar mano de nuestra imaginación
y dar forma 
a aquello que realmente nos hubiese molado consumir
(o, en su defecto, 
pillamos una cámara de vídeo y la hacemos nosotros)
Si no me equivoco, el tipo que cuelga es el gran George Stover.

Algo parecido ocurre con "Black Roses", un rollazo insufrible sobre
jevis satánicos pero con una imagen tan chula y potente como la
aquí expuesta. Sin más.

Y ya que hablamos de Satán, películas mediocres e imágenes potentes, nada
como cerrar el repaso con el gran Leslie Nielsen combatiendo el mal cruz
mediante en aquella muy olvidable guasa a costa de "El Exorcista" que fue "Reposeída".

lunes, 2 de mayo de 2022

SPICEWORLD: LA PELÍCULA

Me encanta ese subgénero que abarca todas las películas concebidas para el lucimiento de un determinado artista. Porque, además de tratarse de productos que cumplen con su cometido, no siempre, pero es fácil que te puedas llevar alguna sorpresa. A mi edad no me duele reconocer en absoluto que una de las películas de Hombres G, “Sufre Mamón”, se encuentra sin duda entre mis favoritas de todos los tiempos, del mismo modo que siento debilidad por ese tipo de films destinados a promocionar a cómicos o que surgen en consecuencia a un espacio televisivo de éxito. Quizás estas películas responden más a inquietudes arqueológico-exóticas, pero del mismo modo que en su momento ciertos críticos se deshacían en halagos con según que películas de Elvis Presley o de The Beatles, yo lo hago con algunos títulos, no ya de Hombres G, sino incluso de Peret o Manolo Escobar. Como fuere, dentro del subgénero no es difícil que me guste bastante algo de lo que propone. No dejaré de mencionar esa película al servicio de Dani Martín de "El canto del loco" titulada “Sinfín”. Es una buena mierda.
Naturalmente, no es el caso de  “Spiceworld: La película”, que nace tan solo para tocar los cojones a Disney que previamente había hecho una oferta a las Spice Girls para protagonizar una de sus producciones —y que rechazaron—, y cuya infamia no me ha dejado indiferente. Dudo bastante que la vuelva a ver en un futuro, pero mentiría si no dijera que me ha sorprendido sobremanera la gran capacidad que posee de insultar a todos los involucrados, al séptimo arte en general y, sobre todo, al espectador. Y no nos llama bastardos, o malnacidos; nos llama a todos retrasados mentales.
“Spiceworld: La película”, cuya única finalidad es promocionar por el globo terráqueo el segundo álbum de las Spice Girls (el primero se había convertido poco menos que en un fenómeno social), nos presenta a unas Spice en la cumbre de su fama que se las tendrán que ver con una serie de gerifaltes del mundo de la música que, sin motivo aparente, pretenden boicotear la existencia del grupo. Entre tanto, las Spice Girls saltan, bailan, cantan sus canciones y hasta reciben la visita de unos extraterrestres que bajan a la tierra para ver el concierto que tendrá lugar al final de la película, y que ya que están ahí, aprovecharán para meterles mano. No, no es broma, uno de los extraterrestres toca con su mano deformada la teta de la Spice Girl negra. También, en otra secuencia, las cinco zagalas ayudan a parir a una china… Háganse una idea del desmelene que propone la única película de las Spice Girls.
Todo ello en un ir y venir a ninguna parte, mostrándonos a unas Spice Girls absolutamente mongólicas interpretando (mal) escenas para un público decididamente subnormal. El pasar vergüenza ajena jamás tuvo más sentido.
Para colmo de males, cuenta con pequeños papeles y cameos de reputadas personalidades británicas, haciendo asimismo de retardados, como puedan, agárrense los cojones, Roger Moore, Bob Hoskins, Meat Loaf, Richard E. Grant, Allan Cumming, Elton John, Elvis Costello…
Además la película está rodada como el culo, mal montada, y con unas transiciones de Windows Movie Maker que tiran de espaldas.
El caso es que en el momento de su estreno, esta bazofia llena de colores chillones y de pizpiretas golfillas que acabarían casi todas siendo carne de la prensa rosa (como les vaticina muy acertadamente un juez dentro de una ensoñación que tiene una de ellas en la película) y esposas de futbolistas megalómanos, fue condenada a críticas feroces, más sangrantes que cualquier cosa que pueda yo decir de esta mierda, pero las Spice Girls estaban en lo más alto y el resultado de esto se tradujo en una de las películas inglesas más taquilleras de la historia, quedando segunda tras “Titanic” a nivel mundial, en aquel aciago 1997. “Titanic” también le va a la zaga...
Por suerte Spain is a little different, y aquí también fue un éxito que casi alcanza el millón de espectadores, pero no se convirtió en el fenómeno social que supuso para el resto del mundo, en el que el número de espectadores superaba fácil los cuatro millones según el país.
Por supuesto, y como se puede intuir, la película ganaría innumerables premios Razzie.
En definitiva, “Spiceworld: La película” es un spot no demasiado caro, 25 millones de dólares, que además de recaudar lo que no está escrito, sirvió para que las ventas del segundo álbum de las Spice fueran mayores que si no se hubiera rodado la película. Vendieron una barbaridad. Aunque ellas tendrán el estigma, durante toda su vida, de haber sido retratadas en el cine como deficientes mentales de grado alto.
Lo más curioso de todo, es que 25 años después, con el grupo ya disuelto, las Spice Girls amenazan con rodar una secuela… dudo mucho que con los tiempos que corren nadie ose a poner sus dineros en semejante locura, pero si eso llega a ejecutarse, vive dios que iré el mismo día del estreno para no perdérmelo. Si te gusta el cine, estas cosas hay que verlas. Y si no, también.