Los incidentes de mediados de marzo en Barcelona entre la policía autonómica y los estudiantes "antibolonia" que se saldaron con varios periodistas y policías heridos pusieron de manifiesto que la relación entre las fuerzas del orden y los reporteros gráficos no es precisamente cordial. Los policías se quejan de que la prensa molesta; la prensa denuncia que la policía no deja trabajar. QUESABESDE.COM se ha adentrado en ambos mundos para tratar de sacar conclusiones a un conflicto absurdamente enconado.
"Son como Bruce Willis y Cybill Shepherd en 'Luz de luna': trabajan juntos, se odian, se quieren… se necesitan." Se refiere a la relación entre la policía y los reporteros gráficos, y la frase la pronuncia un fotoperiodista que actúa sobre suelo madrileño.
La relación entre los agentes del orden y los informadores gráficos se ha vuelto tensa, cuando no imposible. En cada encuentro se hacen la zancadilla mutuamente, olvidando -como si de niños se tratase- que ambos están en el mismo bando.
"Es un tira y afloja", comenta un fotógrafo a QUESABESDE.COM, "pero ahora se trabaja mejor que antes, cuando la Policía Nacional iba de marrón; aunque siguen existiendo abusos".
Sería difícil poner un punto al comienzo de la relación incómoda entre ambos colectivos. Hay quien dice que esta crispación viene desde que el mundo es mundo y que así seguirá. Otros opinan que, con la llegada de Internet, la brecha que los separaba se ha convertido en un abismo.
"Antes un fotógrafo hacía una foto y se quedaba en el periódico; hoy la hace y pasa a formar parte de todo un dossier en las páginas web proetarras y antisistema, por lo que tenemos que tener especial cuidado de que no nos hagan ninguna foto", comentan a este medio desde la trinchera de los uniformados. que rebuscar mucho para que un fotoperiodista te cuente algún altercado con las fuerzas policiales. De hecho, basta con arrimar un poco la oreja para que la conversación salga sola en los corrillos de la profesión. Desde pequeños roces hasta graves controversias que acaban en el juzgado, pasando por el borrado de fotografías que se repite mes tras mes bajo la amenaza de requisar la cámara.
"Puede que si denuncio me den la razón -nos comenta un fotógrafo- pero no puedo estar sin cámara un día, y menos una semana."
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