El 9 de febrero de 1910, dejó Marsella, destino a Argel con 87 pasajeros y 70 tripulantes bajo el mando del Capitán Cayol, un Caballero de la Legión de honor. En un momento del viaje, el buque tuvo que pasar entre Menorca y Mallorca. Lamentablemente, el viento soplaba, el buque lejos de curso, y de pronto por delante enormes acantilados. El buque trató de dar marcha atrás, pero era demasiado tarde. De repente, antes de que el barco golpeara las rocas, la popa chocó contra una roca bajo el agua. El golpe arrancó la hélice y el timón. Todo el buque se estremeció de popa para frenar, algunos pasajeros y la tripulación subieron a cubierta para investigar. Enormes olas golpearon el buque y arrasó el pasaje en la cubierta. Marcel Bodez subió a cubierta para ver lo que pasó. De repente, el agua fría contactó con las calderas, y el buque fue desgarrado por la explosión resultante. Toda la maquinaria de cubierta, las personas y la madera se desgarró y se convirtió en una enorme lluvia de escombros. Marcel Bodez voló lejos en el agua por la explosión. Los que quedaban en la proa y menos aún los de popa se arrojaron contra el acantilado por el enorme oleaje. A continuación, el barco en dos pedazos se hundió rápidamente, dejando una espesa alfombra de cuerpos y escombros en el agua. Afortunadamente, con 30 años de edad Marcel era un gran nadador y nadó hacia una pequeña cueva que había en el acantilado. Utilizó los abundantes desechos para construir un pequeño refugio. Al día siguiente, agotado, luchó hasta los 80 metros de alto de la cara del acantilado, y se encontró en un campo. Cojeando se dirigió hacia una granja cercana. Una vez allí suplicó alimentos. Le dieron leche y huevos, a continuación tomó un pedazo de carbón de leña y señaló el hundimiento de un buque en el mar. El granjero y su esposa lo llevaron a las autoridades cuando les contó su historia. A continuación, marchó hacia Barcelona y nunca regresó a la isla de Menorca. Los buques de rescate de España, Francia acudieron a la escena del desastre. Todo lo que encontraron fue un mar flotante de cadáveres horriblemente mutilados, la ropa arrancada por el viento y las olas. La mayoría de ellos estaban desfigurados o desaparecidos, sólo 10 fueron identificados. Un total de 156 personas habían muerto.
En La hemeroteca de
La Vanguardia Publicado día 19/02/1910 he podido leer:
Ciudadela, día 11, 4.10 tarde.
Anoche embistió contra la costa norte de esta isla el vapor correo francés General chanza de 2.313 toneladas.
De la tripulación y pasaje solo se ha salvado Marcel Bodez, empleado de aduanas.
En el sitio se ven flotar muchos cadáveres.
El buque está completamente hundido.
Ciudadela, día 11, 7.30 noche.
Un payés ha descubierto esta mañana sobre unas rocas rodeadas por el mar a un individuo casi muerto de hambre y frío, al que se consiguió salvar tras largos esfuerzos, conduciéndole al hospital de Ciudadela.
Dicho individuo ha declarado ser francés e iba embarcado en el buque hundido, perteneciente a la compañía transatlántica francesa, el vapor procedía de Alger y marchaba a Marsella.
Fruto de este naufragio, donde sólo hubo un superviviente, Marcel Bodez, que acabaría sus días en un manicomio debido al mal trago sufrido, el Ayuntamiento de Ciutadella solicitó la construcción del faro Nati, o sa farola Nueva, que fue inaugurada en 1913.
Esta entrada va dedicada a Vicente B. de Ibiza, compañero blogger de
http://eivisssa.blogspot.com/ que me puso al tanto de esta historia que yo desconocía y que gracias a San Google he podido investigar.
Gracias Vicent.