Supongo que habréis notado que llevo un tiempo posteando menos y que apenas me paso por otros blogs…aparte de que ya sabéis que estoy a régimen la culpa la ha tenido este proyecto que me ha tenido absorbida durante semanas.
Todo empezó hace algo más de un mes, cuando mi sobrina me pidió que le hiciera la tarta para la comunión de sus hijas Sandra y Laura; yo ya había pensado hacerle unas galletas decoradas, pero la idea de hacerle la tarta me hizo mucha ilusión y enseguida pensé que, ya puestos, le podía prepara toda una mesa de dulces que últimamente parece que son la última de la modas que nos llegan de allende los mares.
Entonces llegó el momento de decidir qué hacer y cómo, así que me dediqué a buscar inspiración en Pinterest, un sitio genial para ir almacenando todas las cosas interesantes que uno va encontrando por ahí y para compartirlas con mucha gente; un nuevo vicio…como si ya tuviera pocos!
La verdad es que enseguida decidí que le daría un aire campestre ya que la fiesta se celebraba en el campo, todo a base de flores y colores pastel.
Afortunadamente conté con la colaboración de mi hija, que nunca había hecho nada de decoración de pastelería pero que creo que se ha enganchado…los precioso cupcakes que veréis más adelante son obra suya casi totalmente.
El trabajo ha sido considerable, pero la verdad es que las dos hemos disfrutado muchísimo las largas tardes modelando muñequitas y flores y el resultado ha sido tan gratificante que ha valido la pena cada minuto, cuando pusimos en la mesa todas las cosas que habíamos hecho con tanto cariño y empezamos a oir las exclamaciones de asombro de los niños y los mayores, la recompensa fué instantánea.
Lo primero que hicimos fueron las galletas, inspiradas en unas que encontré aquí y que me enamoraron, al final les dimos nuestro toque y si no quedaron perfectas (la glasa del fondo me dio un poco de guerra), la verdad es que nos quedaron preciosas…no nos cansábamos de mirarlas!
Las muñequitas y la flor están hechas de pasta de goma, era la primera vez que la usaba y me ha encantado trabajar con ella, además, una vez seca no queda nada frágil, todas la galletas llegaron impecables a su destino…aquí las podéis ver secándose.
Y aquí ya empaquetadas para regalar.
El siguiente paso fue hacer montones de flores de colores, formas y tamaños variados, así como las muñequitas para las tartas esto se llevó varias tardes, y después hice los bizcochos , cada una de ellas lleva dos bizcochos de 23 cm. y uno más alto de 16 cm., una de las tartas era de Devil’s Food Cake (misma receta del Red Velvet sustituyendo 50 gr. de harina por la misma cantidad de cacao en polvo) rellena de ganache de chocolate y la otra el bizcocho de limón y aceite de oliva (mi favorito) relleno de Swiss Meringe Buttermilk al que le añadí mermelada de fresa.
Los dos últimos días los dedicamos al montaje de las tartas, a los cupcakes y las panna cottas…os aseguro que fue un verdadero maratón!
Los cupcakes los hice con una receta de Pink Velvet que encontré aquí bañados con un poco de almíbar de limón (estaban buenísimos!) Como ya he comentado, la decoración la hizo mi hija y como veis quedaron espectaculares.
Los wrappers con forma de valla de jardín parecían hechos a propósito para ellos…
El forrado de las tartas con fondant es siempre para mi el momento más delicado y esta vez también tuve algún problemilla que al final no tuvo trascendencia, aunque siempre me resulta difícil que quede completamente liso en los laterales.
El resto fue fácil, ir pegando pacientemente las flores y algún adornillo más y finalmente poner las muñequitas y ver el resultado final…
¿A que quedaron dulces las niñas?
Y para completar la mesa, unos cake pops muy sencillitos, unas pannacottas de limón con frutas del bosque que fueron un éxito y unos fudges de chocolate con nueces y avellanas
Y, como no, unos botes con chucherías para los niños.
Pues esto es todo, ha sido un reto muy estimulante que no me importaría repetir.
¡Espero que os haya gustado!