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domingo, 3 de junio de 2012

El icono de los iconos


En el año 1411 un monje pintor traza con delicadeza las últimas pinceladas de un icono que con el tiempo llegará a ser conocido como el icono de los iconos. En él se representan tres ángeles.


El creador fue Andrei Rublëv. Ideó su obra inspirado en un relato que se narra en el libro del Génesis. Representa la visita de tres ángeles a Abraham, junto al encinar de Mambré, (Génesis18, 1-15).

Los ángeles despliegan alas que se rozan entre sí, lo simboliza la íntima unidad que existe entre ellos.

En realidad, los ángeles no son ángeles, sino que son las tres Personas de la Santísima Trinidad. El color azul de sus vestidos delata su divinidad.

El ángel de la izquierda representa al Padre. Su trascendencia se indica mediante el ropaje transparente.

El ángel del centro representa al Hijo. Su ropa no es transparente, pues el Hijo se encarnó y se hizo hombre. Por eso viste una túnica roja como la sangre.

El tercer ángel representa al Espíritu Santo. Sus vestidos también son etéreos, aunque no tanto como los del Padre. Predomina el color verde esperanza.

El Espíritu y el Hijo miran al Padre. Pero los tres sostienen báculos de mando que representan la igualdad de su dignidad. En la imagen, la vista pasa de un personaje a otro. Es decir, existe la estructura de un círculo. Esto expresa la eternidad de Dios.


Detrás de la imagen del Padre vemos una mansión que simboliza el Templo del Antiguo Testamento, pero también da cuenta de la promesa que nos hizo Jesús cuando dijo: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”.

Detrás de la imagen del Hijo vemos una encina, es el árbol del bien y del mal en el que sucumbió Adán; y el árbol de la cruz del que surgió la victoria de la Vida.

Detrás de la imagen del Espíritu Santo se aprecia el monte Sinaí, donde se dictó la Ley; y simboliza también el monte de las Bienaventuranzas donde se anunció la Nueva Ley.

El Hijo consagra un cáliz porque es sumo y eterno Sacerdote.

El cuadro debajo del cáliz representa las cuatro esquinas de la tierra. Rublëv pensaba que la tierra era plana. Pero el gesto apunta hacia otro mensaje: el cáliz está sobre la tierra. Por lo tanto, Dios continúa bendiciendo su creación.

Finalmente, las tres Divinas Personas forman entre ellas un cáliz.