“Carta a tres esposas” significó para Joseph Mankiewicz el pasaporte hacia el estrellato, con ella obtuvo el DGA en 1949 y los Oscar como mejor director y mejor guionista en la edición de 1950, desde ese momento se le abrieron todas las puertas como director en Hollywood.
El film, basado en el relato de John Klempner “Carta a cinco esposas”, nos ofrece el particular retrato mankiewiczniano de la vida cotidiana en las pequeñas ciudades de los Estados Unidos, sus rituales sociales y los entresijos de las relaciones interpersonales de pareja y de amistad.
Con este fresco el director consigue de forma coherente y armoniosa combinar una trama sobre las relaciones de pareja y su gusto por la crítica mordaz, todo ello aderezado por un más que conseguido punto de suspense, capaz de captar la atención de los espectadores desde el comienzo de la película.
Con este fresco el director consigue de forma coherente y armoniosa combinar una trama sobre las relaciones de pareja y su gusto por la crítica mordaz, todo ello aderezado por un más que conseguido punto de suspense, capaz de captar la atención de los espectadores desde el comienzo de la película.
Y que mejor argucia para ganarse nuestra atención que comenzar el metraje con una pícara y juguetona voz en off femenina, que nos guiará de principio a fin de la película, diciéndonos eso de: “Para empezar, todos los incidentes y personajes de esta historia son ficticios y cualquier parecido con usted o conmigo será una simple coincidencia.”