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miércoles, 14 de mayo de 2014

ESPÁRRAGOS ENROLLADOS


Dos recetas saladas seguidas... ¡estoy en racha!
Además de vistosa es una receta muy rica. Perfecta como aperitivo o para una cena.

 Con 4 ingredientes montamos un plato de 10: espárragos trigueros, masa philo, bechamel y queso. Si es que no pueden fallar.

Hacía tiempo que tenía ganas de hacerlos, y la verdad es que han cumplido con creces lo que esperaba de ellos. Os recomiendo probarlos si tenéis ocasión.

Ingredientes:
- espárragos trigueros
- masa philo
- bechamel
- queso al gusto

Para pincelar:
- mantequilla fundida

-Para decorar:
- queso rallado


La receta es super sencilla, y si nos organizamos la haremos en un momentito.

Lavamos los espárragos trigueros y les quitamos la base, que suele ser más fibrosa.
Los ponemos a hervir en agua con sal unos 5 minutos, hasta que estén tiernos. El tiempo dependerá del grosor y de lo frescos que estén.
Cuando estén en su punto, los pasamos por agua fría para cortar la cocción y reservamos.

 
Mientras cuecen los espárragos hacemos una bechamel media (no tan espesa como para croquetas, pero que no quede muy blanda, para que no se escurra al hornear).

En una sartén o un cazo ponemos un poco de mantequilla o aceite de oliva, y cuando funda añadimos harina de trigo o maizena (yo suelo hacerla con maizena, me gusta más como queda).
Mezclamos bien los dos ingredientes, y los dejamos un rato para que la harina pierda su gusto.
Añadimos leche caliente, y removemos hasta que no quede ningún grumo.  Mantenemos a fuego medio unos minutos, para que coja cuerpo, removiendo para que no se pegue.
Ponemos entonces la sal y si queremos le podemos poner pimienta, nuez moscada,... (yo le pongo nuez moscada recién rallada, que me encanta como le queda). 
Unas vueltas más, y bechamel lista.


Podemos empezar ya a montar nuestros espárragos.

Abrimos el paquete de masa philo, y sacamos las láminas. Las cubrimos con un paño húmedo para que no se sequen mientras trabajamos.

Si no conocéis la masa philo, es como una especie de oblea o de masa brisa pero muy muy fina. Hace tiempo leí (no recuerdo quien, pero lo describió perfecto) que alguien abrió el paquete, y empezó a tirar las hojas de philo pensando que era papel protector, como el que viene con las bases de pizza o el hojaldre).
Son tan tan finas que parecen de papel, así que hay que tratarlas con cuidadado.

Yo partí cada hoja en dos, pero es suficiente con partirla en 3 trozos, son suficientemente grandes.

Estiramos un trozo de masa philo, y lo pincelamos con mantequilla fundida. No hace falta que sea mucho, simplemente hidratarla un poco.
Ponemos  un espárrago en un lateral, de la mitad del trozo hacia arriba.
Cubrimos con una cucharada de bechamel, unas lascas de queso (yo utilicé uno de Castilla semicurado) y doblamos por encima la masa philo.

Enrollamos, y sellamos el borde con un poco de mantequilla. Ponemos nuestro espárrago en una bandeja de horno, con el borde de hoja hacia abajo, para que quede más bonito.


Hacemos lo mismo con cada espárrago. Si son muy finos podemos ponerlos de dos en dos, o incluso de tres en tres.

Cuando los tengamos todos listos, ponemos queso rallado por encima y los metemos en el horno, a 180ºC unos 10 minutos, hasta que estén dorados.


Podemos servir tal cual, calientes, o cuando hayan reposado unos minutos y estén templados (a mi personalmente me gustan más así).

Como os decía al principio están buenísimos: crujientes y suaves a la vez, sabrosos pero no muy fuertes... perfectos.

Si os gustan los espárragos trigueros, tenéis que probar esta receta. Os encantará.


martes, 29 de abril de 2014

PIZZA DE QUESO DE CABRA Y CEBOLLA


Por fin puedo volver a la propuesta mensual de Bake The World! Y lo estaba deseando, además la vuelta es con una de mis platos favoritos, la pizza.
Desde que tengo el horno nuevo lo único que he hecho en él ha sido pizza... ¡mirad si me gusta o no!

Como ya había publicado otras pizzas (boloñesa, de chorizo picante,  y estas variadas), decidí hacer una que últimamente se ve bastante en las pizzerías y que está muy buena.

Es un pizza sin ningún misterio, pero muy original, un poco diferente a las pizzas que solemos tomar (al menos yo).
Además lleva muy pocos ingredientes, perfecta para la gente a la que no le gustan muy cargadas pero sí sabrosas.

Podemos utilizar cualquier tipo de queso que tenga "presencia" (yo le puse rulo de cabra) y cebolla o cebolleta (en este caso caramelizada, pero podemos ponerla cruda cortada muy fina).

Ingredientes:
Para la masa:
- 135 ml de agua
- 275g de harina de trigo de fuerza
- 6g de sal fina
- 1/2 sobre de levadura de panadería

Para la cebolla caramelizada:
- 1 cebolla dulce
- un chorrito de aceite de oliva
- una pizca de sal
- una pizca de azúcar (opcional)
- reducción de vinagre de módena (opcional)

Además:
- salsa de tomate
- queso de cabra (rulo)
- mozzarella rallada

Empezaremos haciendo la masa, con un par de horas de antelación para que repose y leve.

Yo la suelo hacer en la panificadora, no puede ser más sencillo:  en la cubeta ponemos el agua, encima la harina, la sal y la levadura de panadería.

Podemos poner el programa masa (con varios amasados y levados), o si preferimos, el de masa para pasta.
Yo pongo este último, que dura 15 minutos. Cuando acaba dejo reposar la masa unos 10 minutos y vuelvo a poner el mismo programa, en total son 30 minutos de amasado.
Una vez que acaba, dejo la masa en la cubeta sin abrir la panificadora, para que no se pierda nada del calor del motor.
En hora y media de reposo está perfecta, pero como siempre hay que vigilarla, que si hace calor estará antes.

Para hacerla a mano, en un bol o sobre una superfice lisa pondremos la harina. Espolvoreamos la sal y la levadura, y en el centro hacemos un huequecillo y añadimos el agua.
Vamos mezclando poco a poco hasta que quede una masa homogénea, y luego amasamos durante unos 8-10 minutos.
Hacemos una bola, tapamos con un paño y dejamos reposar unas dos horas.

Tanto si la hacemos a máquina como a mano, las cantidades son aproximadas, ya que podemos necesitar un poco más de harina o de agua, dependiendo de la humedad de la primera.


Mientras reposa la masa, haremos la cebolla caramelizada.

Yo utilicé cebollas dulces de Fuentes, son las que más me gustan para caramelizar, ya que son muy suaves.
Pelamos y picamos la cebolla. Podemos darle la forma que queramos, yo la parto a la mitad y luego hago medias lunas (como medio aro).

En un cazo ponemos un chorrito de aceite (no hace falta ni que cubra el fondo) y lo calentamos a temperatura media.
Añadimos la cebolla , la sal, y damos unas vueltas para que se rehogue. Tenemos que evitar que la cebolla se dore, simplemente queremos que lentamente se caramelicen su azúcar.

Mantenemos a fuego medio, removiendo de vez en cuando, hasta que estén blandas. Poco a poco veremos como se va volviendo melosa, muy suave.

Podemos dejarla tal cual, pero a mi personalmente me gusta ponerle una pizca de azúcar (como media cucharadita de postre) y un chorrito de reducción de vinagre de módena. Le dan un toque agridulce buenísimo.

Cuando esté a nuestro gusto, apagamos el fuego y reservamos. Según sea la cebolla tardará más o menos, en este caso tardó sobre 50 minutos.


Una vez esté la masa levada, podemos empezar a hacer nuestra pizza.

Yo en este caso repartí la masa para dos individuales, y una la hice con chorizo de pamplona picante y bacon, que es de las que más triunfa en casa.

Como ya os había comentado en alguna ocasión, yo tengo una "piedra" para pizza, una de las mejores compras que he hecho.
El entrecomillado es porque no es realmente una piedra, es cerámica. Pero funciona genial, si os gusta la pizza os animo a compraros una, la diferencia es más que notable.

Estiramos la masa a mano o con un rodillo. Si queréis dejarla bastante fina, como en este caso, es más fácil hacerlo con un rodillo sobre una superficie enharinada.

Un ingrediente que me encanta para estirar la masa en vez de utilizar harina es la semolina... queda perfecta, como las de pizzería, con un crujiente perfecto.

Como os decía estiramos la masa a nuestro gusto, y tenemos dos opciones: o montar la pizza y luego trasladarla a la piedra (lo ideal pero algo difícil) o sacarla piedra cuando esté bien caliente, poner la masa y montar la pizza muy rápidamente, que es como yo lo suelo hacer, para que no pierda calor la piedra.

Si la hacemos en una bandeja de horno, método tradicional: montamos la pizza y luego la metemos en el horno.

Es importante que la piedra esté muy caliente, yo la caliento en la rejilla en la guía más alta del horno al grill a 270ºC, al menos 15 minutos (porque es fina, si fuese una piedra "de verdad" sería al menos una hora).

En este caso le he pueso un poco de salsa de tomate casera, unos trozos de rulo de cabra, un puñado de mozzarella rallada y por último la cebolla caramelizada
.

Las pizzas finas es recomendable no cargarlas demasiado, ya que si no la masa se humedece y se rompe.

Si queréis que os queden los bordes alveolados, dejad al menos 3-4 cm sin ingredientes en todo el contorno (si no con el peso de los mismos no se forman).
Siempre que hago una pienso: hoy la dejo con mucho borde... ¡y luego se me olvida!. Es que me ciego a echar ingredientes, no tengo remedio.

Dependiendo de lo fina que sea y de lo caliente que esté el horno tardará más o menos en hacerse, en este caso fueron unos 8-9 minutos.
Suelo poner calor abajo (con la piedra abajo del todo) y grill.


Y ya sólo nos queda disfrutarla... está impresionante. O más.

Aunque llevé bastante los ingredientes al borde, donde menos cayeron se formaron unos pequeños alveolos, me encanta cuando quedan bien.

Tenía unas hojitas de rúcula para acompañar, pero con la prisa de que no se enfriase demasiado al hacer las fotos y poder comerla calentita se me pasó ponérselas... seguro que le quedaría genial.

Si es que por eso no hay más recetas saladas en este blog... no puedo con la comida fría.

Pues nada, aquí os dejo esta estupenda pizza, seguro que muchos ya la conocéis pero no la habéis hecho en casa, os animo a hacerla y comprobar lo bien que queda.


viernes, 8 de noviembre de 2013

BUNDT CAKE MARMOLADO DE CALABAZA Y CACAO


Hoy os traigo otra receta totalmente de temporada: un bundt cake de calabaza y cacao.

La receta es de mi amiga Pam, de Uno de Dos. Ella los hizo todavía más bonitos en versión mini y con pepitas de chocolate, en vez del marmolado. Impresionantes.

Para los que aún no estéis enterados, se presentan a los premios Bitácoras en dos categorías: como mejor blog gastronómico y como mejor blog personal. Os animos a visitar su blog y si os gusta darle vuestro voto, se lo merecen. Es super sencillo, no lleva ni un minuto y entre todos podemos devolverles parte de esos momentos de placer que nos dan día a día. Además se puede votar a 5 blogs en cada categoría.
También podéis hacerlo directamente pinchando aquí.


Volviendo a los mini bundts, cuanto los vi supe que los iba a hacer, fue un amor a primera vista.

Así que aprovechando que este fin de semana fuimos a pasar unos días al pueblo, le pedí con todo el morro una calabaza a mis queridos primis... ¡y a falta de una, me dieron dos! ¡Tenemos calabaza para probar un montón de recetas!

Sienta mejor que te den calabazas cuando las pides que cuando te las dan por sorpresa, he podido comprobar.

Por supuesto no es imprescindible utilizar el molde original, pero os puedo asegurar que se nota muchísimo la diferencia.
Queda super homogéneo, y la superficie muy blandita y jugosa. ¡No más bordes resecos en mi vida, gracias!
Como os decía en el bundt de piña colada, este molde vale lo que cuesta. Incluso más.

Pam hizo la receta con 3 huevos, pero yo multipliqué los ingredientes para utilizar 5, para que se ajustase al tamaño del molde.

Queda un bizcocho buenísimo, muy jugoso gracias a la calabaza y con un color impresionante. Sin duda lo repetiré, nos ha gustado mucho.

Ingredientes:
- 300 g de mantequilla
- 330 g de azúcar blanquilla
- 5 huevos
- 300 g de puré de calabaza
- 275 g de harina de trigo
- 1 sobre de levadura química (tipo Royal)
- una pizca de sal
- 30 g de cacao en polvo
-opcional: una pizca de vainilla

Para el glaseado:
- 50 g de queso de untar
- 100 g de azúcar glas
- unas gotas de zumo de limón


La preparación es similar a todos los bundts, y como siempre, es importante que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente.
Como a la mantequilla ahora en invierno le cuesta bastante ablandar, os recomiendo cortarla en daditos, cuanto más pequeños mejor, para que lo haga antes.

Lo primero que debemos hacer es preparar el puré de calabaza.
Podemos hacerla asada o cocida al vapor. Yo la pelé, la piqué en gajos y la cocí al vapor en la olla exprés. Como no tenía ni idea de cuanto tardaría le puse 25 minutos y quedó bien blandita, perfecta para puré.
Trituramos y reservamos hasta que enfríe.

Hay que tener en cuenta que pierde bastante agua, para conseguir los 300 gramos que utilicé, puse unos 500 a cocer.


En un bol grande, batimos bien la mantequilla con el azúcar, hasta formar una crema blanquecina muy suave.

Añadimos los huevos 1 a 1, integrande bien el primero antes de añadir el segundo. Así hasta que hayamos añadido los 5.

Hasta este paso yo lo hago con batidora de varillas, y a partir de aquí sigo mezclando con una lengua de silicona o una espátula de madera.

Lo siguiente será el puré de calabaza y la pizca de sal, que realzará el sabor de nuestro bizcocho.

Si decidimos ponerle vainilla, este es el momento. Yo le puse un pelín de vainilla en pasta, muy poquita, me encanta el toque que le da a los bizcochos, sobre todo a los de cacao o chocolate.

Por último, añadimos la harina tamizada mezclada con la levadura química.


Dividimos la masa en dos partes más o menos iguales, y a una de ellas le añadimos 30 gramos de cacao en polvo y un par de cucharadas de leche, para que no quede la más más densa que la de sólo calabaza.

Engrasamos un poco el molde (yo le pongo una gota de aceite de girasol y la reparto con un trozo de papel de cocina por toda la superficie) y vamos poniendo capas alternativas de las dos masas.
Puse primero la mitad de calabaza, luego cacao, otra vez calabaza y por último cacao.
Con un tenedor o una cuchara removemos un poco la masa, para que se mezclen y hacer el efecto marmolado.

Introducimos en el horno precalentado a 180ºC, y horneamos unos 45 minutos, hasta que al introducir un pincho éste salga limpio.


Sacamos del horno y lo dejamos en el molde durante 10 minutos.
Pasado este tiempo, veremos como los bordes han empezado a separarse del molde.

Cogemos por las asas (cuidadito con quemarse) y agitamos arriba y abajo, y también lateralmente, para que termine de separarse del molde.
Cuando veamos que ya está totalmente despegado, le damos la vuelta sobre una rejilla y dejamos hasta que se enfríe del todo.

Esto si lo hacemos en un molde de bundt cake, si no, os recomiendo dejarlo en el molde hasta que enfríe, ya que si lo movemos tenemos muchas posibilidades de que se agriete el bizcocho.


Para hacer el glaseado, mezclaremos en una taza o bol pequeño el queso de untar con el azúcar glas, hasta que no quede ningún trocito de queso visible.

Añadimos unas gotas de zumo de limón (de naranja seguro que también le hubiesen quedado muy bien) y mezclamos.
Añadiremos zumo hasta que esté a nuestro gusto, pero con cuidado, que enseguida se vuelve líquido.

Lo vertemos sobre nuestro bizcocho, con una cuchara o si preferís con una manga pastelera, para que queden los hilillos más iguales.

En las fotos no se aprecia porque las saqué al momento, pero cuando seque la glasa seguirá blanda aunque con una especie de corteza crujiente que se cuartea al cortar el bizcocho.
Muy profesional, como decía mi tocayo Manquiña.

Podéis también ponerle una cobertura de chocolate como a los originales de Pam, si sois muy chocolateros.


Como lleva bastante calabaza, queda un bizcocho muy húmedo y jugoso. Pero nada denso, queda esponjoso... muy interesante, la verdad.

Y quizás lo más llamativo es el contraste de color, la parte que lleva sólo calabaza queda con un color intenso y precioso. Más que apetecible.

Se conserva muy bien unos cuantos días gracias a la humedad que tiene... seguro que más de los que dura en casa.


Según mi cuñado, está muy muy muy muy bueno. De los mejores que he hecho hasta ahora. Así que si no os fiáis de mi palabra hacedle caso a él, que tiene muy buen gusto... ¡al menos escogiendo cuñadas! jajajaj!



lunes, 22 de abril de 2013

ARITOS DE CEBOLLA


Inauguramos el mes de abril con una mini-receta.  Unos crujientes y sabrosos aritos de cebolla, si os gustan los aritos que sirven en las hamburgueserías tenéis que probar estos.

Hasta hace un par de años no era muy fan de los aritos, pero con el reciente boom de las hamburgueserías cuquis y cincuenteras en las que muchas veces las hamburguesas vienen acompañadas de aritos, me aficcioné a ellos y ahora no hay quien me pare.

En este caso los hice para acompañar a unos mega-perritos (el pan será la siguiente receta que publique), pero combinan genial con un montón de cosas, y no sólo las que van entre pan.
Además este rebozado se puede utilizar para cualquier tipo de verdura o incluso pescado, calamares o langostinos, queda como os decía muy crujiente  y nada grasiento.

Ingredientes:
- una cebolla
- cerveza
- harina de trigo
- una pizca de sal
- colorante alimentario (opcional)








La receta es super sencilla, lo único un poco tedioso es freírlos si hacemos mucha cantidad, pero merece la pena el esfuerzo, están super buenos y son 100% caseros.

Empezaremos pelando y cortando en rodajas la cebolla.
Yo suelo utilizar cebollas redondas, para que no haya mucha diferencia de tamaño entre los aros, pero podemos utilizar la que más nos guste.
Suelo usar también cebollas suaves, pero como antes queda a vuestra elección. Las moradas seguro que son perfectas, aunque no quedarán tan doraditos los aros.

Separamos los aros de cada rodaja y los dejamos en remojo en agua fría una media hora.

Pasado este tiempo, los escurrimos y los secamos un poco con un trozo de papel de cocina.


Para hacer el rebozado, en un bol ponemos la cerveza.  Yo pongo media lata cuando los hago, aunque siempre me sobra bastante.  
Cuanto más rica esté la cerveza, mejor estarán los aritos. Aunque tampoco hace falta que sea un botellín de 3 euros, ya me entendéis.

Vamos añadiendo la harina de trigo poco a poco, y removiendo hasta que se forme una papilla densa. No os asustéis, espumea bastante al remover.
La cantidad dependerá de cómo os gusten de cubiertos los aros.  En algún sitio leí que era mitad y mitad de cerveza y harina, pero yo le pongo bastante más harina que cerveza. 
Posiblemente por cada 100 ml de cerveza le ponga 130-140 de harina.
Es una receta para hacer a ojo, no compensa pesar ni medir los ingredientes.  Tiene que quedar lo suficientemente fluída para que sea fácil bañar los aros de cebolla, pero que al sacarlos no se escurra todo el rebozado, que queden bien cubiertos.

Añadimos por último una pizca de sal y colorante alimentario (del mismo que se le pone al arroz), para que queden bien doraditos.
Removemos bien, hasta que se deshaga del todo el colorante (no como en mis fotos, que hay algún puntito sin deshacer, las prisas, que son malísimas).

Los vamos pasando de uno en uno por el rebozado, y friéndolos a fuego medio-alto.  Cuando están bien dorados, los sacamos y los ponemos a escurrir sobre papel de cocina.


Es importante que estén recién hechos, para que los disfrutemos bien crujientes. Hay muchísima diferencia de comerlos así a pasado un rato, cuando ya están un poco chuchurríos.

Como os decía si os gustan los de las hamburgueserías teneís que probar estos, sin dudarlo a mi son los que más me gustan.

Y si es tan bien acompañados como esta vez, con un mega perrito de 25cm y pan casero, mejor que mejor.


domingo, 11 de diciembre de 2011

ENSALADA DE POLLO CON VINAGRETA DE FRAMBUESA

Un poquito de salado entre tanto dulce... ¡y el que nos espera! 
La verdad es que tengo varias recetas dulces (que creo que os van a gustar) pendientes  de ver la luz, pero voy a ser buena y publicar algo saladito, una ensalada super rica que nos puede servir para prepararnos de cara a los excesos que vienen.

Sé que a muchos como a mi os gustan los contrastes de dulce y salado, esta ensalada será una delicia para vosotros.

En invierno siempre suelo hacer ensaladas templadas, si no como algo mínimamente caliente no me quito el frío del cuerpo en todo el día.
Además muchas veces la acompaño con una sopa o caldo bien calentito, para "compensar".

 Ingredientes:
- lechugas variadas (verde, hoja de roble, escarola,...)
- unas espinacas baby frescas
- pechuga de pollo
- manzana (yo red chief)
- queso semicurado
- pipas peladas
- vinagreta de frambuesa

Para freír y empanar:
- ajo
- huevo
- pan rallado
- aceite de oliva

Empezaremos limpiando la pechuga de pollo y picándola en trozos iguales a nuestro gusto.
A mi me gustan grandecitos, como para comer en 2 o 3 trozos, pero podéis hacerlos "de bocado" si preferís.

Salamos los trozos y adobamos con ajo rallado y unas gotas de aceite de oliva.
Si podemos haremos este paso al menos un par de horas antes, para que el pollo esté más sabroso.

Cuando vayamos a freírlo, lo pasamos por pan rallado, huevo batido, y otra vez pan rallado, para que quede bien crujiente, mientras se calienta el aceite.

Una vez el aceite esté a punto, vamos friendo los trozos de pollo y poniéndolos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.
Al estar empanados quedan crujientes por fuera y muy jugosos por dentro. Buenísimos.

 En un bol grande o en cuencos individuales ponemos una cama de lechugas variadas y espinacas baby. Si no las habéis probado os lo recomiendo, están muy buenas.

Sobre ellas ponemos unos gajos muy finos de manzana con piel, unas cuñitas de queso de castilla semicurado (o el que queráis, como siempre), y unas pipas peladas.

Aliñamos con la vinagreta de frambuesa al gusto. 
Yo la compré hecha, pero podéis prepararla mezclando aceite de oliva, vinagre suave de vino, sal y unas frambuesas, triturando bien con la batidora para que se emulsionen bien.

Ponemos encima los trozos de pollo... ¡y a disfrutarla!

Si queréis aligerarla podéis sustituir el pollo empanado por pollo a la plancha, y utilizar queso con menor porcentaje graso.
Las pipas y la vinagreta os recomiendo dejarlas tal cual.

Está buenísima, no sabía si la iba a publicar o no antes de probarla, pero cuando lo hice no me quedó ninguna duda. Nada más probarla se convirtió en mi ensalada favorita.

La hice "a medida" para probar la vinagreta, y la verdad es que es de esos platos de los que te sientes realmente orgulloso.

¡Ya me contaréis si la probáis!

lunes, 8 de agosto de 2011

PASTEL VERANIEGO


Aunque podemos disfrutarlas todo el año, es en verano cuando apetecen más estas comidas fresquitas, muy fáciles de preparar y en las que apenas necesitamos encender la cocina... de ahí su nombre.
Me encantan este tipo de pasteles, pongamos lo que pongamos siempre quedan muy bien. Perfecto para un día de esos que no tenemos ganas de cocinar pero sí de comer algo rico.
Entre las capas de pan de molde podemos poner casi cualquier cosa (verduras, pollo, pescado, huevos, frutas,...).

Es ideal para la gente que come fuera de casa, necesita unas horas de reposo, así que podemos prepararlo por la noche y al día siguiente estará perfecto.
Y ya no digamos para ir a comer al campo o a la playa... un bocado rico, distinto, y muy sano.

Os pongo como lo he hecho yo esta vez (no siempre lo hago igual, voy variando según los ingredientes que tenga en la cocina), para 2-3 personas.

Ingredientes:
- 8 rebanandas de pan de molde sin corteza
Para la salsa:
- 4 cucharadas de queso batido desnatado
- 1 cucharada de mayonesa
- 1/2 cucharada de salsa césar
Capa 1:
-  2 huevos grandes cocidos
- 8 langostinos cocidos
- 1 pepinillo
- 1 cucharada de guisantes muy finos
- 1 cucharada de salsa
Capa 2:
- un tomate
- cebolla
- unas hojas de lechuga

Capa 3:
- 1 zanahoria
- 1 lata de bonito
Para decorar:
- aceitunas, pepinillos, huevo, zanahoria,...
Opcional: sal, aceite de oliva, vinagre.

Yo suelo preparar todos los ingredientes y mezclas antes de empezar a montar el pastel, así luego lo hago en un periquete.

Lo primero será preparar la salsa:
En un bol ponemos el queso batido, la mayonesa (puede ser ligera) y la salsa césar. Removemos bien hasta que se mezclen completamente, y si queremos podemos poner unas gotitas de vinagre.

Para preparar la capa 1, picamos los huevos finamente (podemos dejar alguna rodaja para decorar el pastel), y los mezclamos con una cucharada de guisantes cocidos.
Ponemos también un pepinillo picado (me encanta el toque crujiente) y los langostinos picados en rodajas.
Una cucharada de salsa para amalgamarlo todo, y a remover.
Es importante que todo sea bastante pequeño, para que se una bien y haga "masa".

Para preparar la capa 2 lavamos unas hojas de lechuga, y las cortamos en juliana.
Pelamos el tomate, y lo cortamos en rodajas bien finas.
Si nos gusta la cebolla, podemos ponerle unos aritos finos (yo le pongo).

Para la capa 3, pelamos una zanahoria y la rallamos, y le añadimos una lata de bonito en aceite de oliva.
Mezclamos bien, hasta que el bonito se deshaga.

En esta capa suelo ponerle unas gotas de vinagre de vino blanco, para que contraste con la zanahoria dulce. Le da mucha "vida".


Como ya lo tenemos todo listo, podemos empezar con el montaje.
En un molde o un tupper rectangular ponemos una capa de film, teniendo la precaución de cortar bastante, como para poder envolver todo el pastel una vez esté montado.
Ponemos dos rebanadas de pan de molde y las untamos con salsa. Es importatne no poner poca para que no quede muy seco, pero tampoco pasarnos, ya que resbalaría y se desmoronaría al cortarlo.
Ponemos la mezcla de la capa 1, y repartimos por toda la superficie.

Untamos otras dos rebanadas de pan de molde, y las ponemos con la salsa hacia la capa 1. Untamos entonces la parte superior, y ponemos la capa 2: tomate, cebolla y lechuga.
Repetimos la operación de poner capa de pan de molde con salsa en las dos caras, y ponemos la capa 3: atún y zanahorias.

Por último untamos las últimas dos rebanadas de pan de molde y las ponemos sobre la mezcla.
Envolvemos con el film y guardamos en la nevera al menos un par de horas.


Una vez haya pasado el tiempo de reposo, lo sacamos de la nevera.
Retiramos la parte superior del film y le damos la vuelta sobre un plato o una bandeja.

Si no nos hemos pasado con la salsa, queda un bloque bastante seguro y compacto.

Si hemos reservado algún ingrediente lo utilizaremos para decorar el pastel, aunque también queda muy bonito sin decorar, como un sandwich gigante.
Yo mezclé una cucharada de ketchup con la salsa que me había sobrado para hacer una salsa rosa, y la puse por la parte de arriba del pastel.
Si os gusta muy salseado, podeís ponerle también por los bordes.

Por encima podemos decorarla como prefiramos: zanahoria, pepinillos, aceitunas, huevo cocido, unas hojitas de menta... sea con lo que sea queda muy bonito.


¡Y ya está listo para probarlo!

Os recomiendo cortarlo con un cuchillo para pan, se corta muy fácilmente.

Si queremos que los trozos se mantengan de pie, deben de ser al menos de un grosor de unos 3cm.
Para servirlos tumbados, pueden ser mucho más finos.
Sea como sea, queda muy bonito y sobre todo riquísimo con muy poco trabajo... no se le puede pedir más a una receta.

Como siempre, la última foto, "la del bocado". 

Os invito a probarlo, nunca falla.


domingo, 10 de julio de 2011

ENSALADA TROPICAL


15 días sin publicar nada... ¡récord histórico absoluto!  Durante estas dos semanas han pasado dos cosas importantes para el blog: la primera es que ha cumplido ya 2 años!
Y la segunda es que ayer mismo sobrepasaba las 250000 visitas.

Quiero daros las gracias a todos...a los anónimos y los que dan la cara, los que leen las entradas completas y los que sólo ojean las fotos, los que me visitan casi a diario y los que lo hacen una vez al mes... a todos!

No me quiero extender mucho, todos sabemos que me enrollo como una persiana, pero no quería dejar de comentar estos dos "acontecimientos" con vosotros... ¡mil gracias otra vez!

Además prometo ponerme al día con vuestros blogs, estos dos últimos meses han sido una locura total, pero a partir de la semana que viene espero volver a tener algo de tiempo para mí, y por tanto para vuestros blogs también. Y para la cocina, por supuesto... cuanto me debe de echar de menos!

Espero que si el tiempo acompaña, me permitáis compaginarlo con un poquito de playa. ¡Habrá tiempo para todo!


Y hablando de calor y playa... vamos con la receta!

No hay mucho que decir, la verdad. Es una ensalada dentro de media piña... pero como luce, eh? ;-)  Es que sólo con verla me parece que estoy en un todo incluído caribeño. O casi.

Además como siempre pasa con las ensaladas, podemos adaptarla a nuestros gustos o a lo que tengamos ese día por casa... nunca nos cansamos de probar recetas nuevas.

Os pongo lo que yo utilicé esta vez.

Ingredientes:
- media piña por persona (sobrará pulpa)
- lechuga
- un huevo por persona
- encurtidos: olivas verdes, negras y cebollitas
- gambones o langostinos cocidos (6-7 por persona)
- aguacate
- medio melocotón

Para la vinagreta: sal, aceite y vinagre.





Claramente lo más difícil de esta receta es cortar la piña a la mitad. Por un momento casi desisto, pero el orgullo de que una piña pudise conmigo pudo más que su rebeldía.

Lo que pasó es que estaba haciéndolo mal... yo empecé a cortar por la parte de las hojas, y luego comprobé que es mucho más fácil empezar por la base y acabar por el copete.

Para la próxima le digo a la frutera que me la corte a la mitad y asunto solucionado.


Vaciamos toda la pulpa, primero con un cuchillo y luego con una cuchara, para no desperdiciar nada de carne.

Ponemos una cama de leguga (en este caso eran brotes de lechuga verde y morada).  Aliñamos.
Yo cuando hago una ensalada, siempre aliño sólo la lechuga (y el tomate, si lleva). El resto de ingredientes los dejo sin aliñar, me gusta mucho como queda así, sin que los sabores se "distraigan".

Ponemos sobre la lechuga unos taquitos de la pulpa de la piña.

A continuación el huevo. Suelo hacerlo en tortilla francesa o revuelto, es mucho más rápido y me gusta más, pero también puede ser cocido.
En este caso lo hice en tortilla francesa, bien pasadita, para que los tacos quedasen bien definidos.


Luego ponemos los encurtidos: olivas verdes rellenas de ancho, olivas negras, y unas cebollitas (son muy suaves y crujientes, me encantan).

Sobre éstos ponemos los gambones, podemos colocarlos haciendo alguna forma o simplemente repartirlos por la superficie.

Por último, unos gajos de aguacate y melocotón, que le dan un toque distinto a esta ensalada.

Para decorar, podemos hacer una mini brocheta con un palillo y colocar unas hojitas de menta, no necesita nada más.


Si lo preferimos la acompañaremos con una salsa rosa ligera, o incluso una salsa de yogur.
A mi me encanta así tal cual, cada bocado es una explosión de sabor, se distinguen perfectamente todos los ingredientes al masticar.

Como os decía, esta ensalada es muy sencilla pero al presentarla dentro de la piel de piña queda muy vistosa, no deja indiferente a nadie.

Prometí ser breve y lo he cumplido... esta debe de ser la entrada más corta del blog! Otra vez batiendo récords! Estoy que me salgo!

Como siempre, última foto de "un bocado"... mirad qué colorido. El sabor, a juego.

Gracias a todos... otra vez!

domingo, 12 de junio de 2011

BIZCOCHO DE ZANAHORIA Y NUEZ


Este bizcocho ha sido todo un descubrimiento, si tengo que aplicarle algún calificativo además de delicioso es el de sorprendente.

Estoy segura de que si le damos a probar a alguien un trozo, no sabría que lleva zanahoria entre sus ingredientes.

Es otra de las recetas que quería hacer desde hace años, siempre me había llamado la atención lo de hacer un bizcocho de zanahoria, y la verdad es que me arrepiento de haber esperado tanto.

Además, también es la primera vez que hago esta cobertura de queso y mantequilla... otro gran gran descubrimiento. Pensaba que iba a quedar muy grasa, por eso era reacia a probar estas coberturas que llevan mantequilla, pero menuda maravilla me estaba perdiendo! Textura y sabor perfectos, sin duda de 10. Creo que ahora se la voy a poner hasta a las lentejas! ;-)


La receta es de María José, paisana mía y "amasadora" infatigable.

Muchos ya conoceréis su blog, Un cachiño doce.  Sólo puedo decir cosas buenas de Pepita en lo personal, y dejaré que su blog hable de su destreza en la cocina.

Siempre comentamos lo mismo cuando una de las dos publicamos una receta: "¡menudas merendas!". Y es que menos mal que vivimos lejos, porque si no las meriendas con las que nos íbamos a homenajear iban a ser "legendarias", como diría Barney Stinson.

Además esta receta es especial para ella, así que le puse mucho empeño en que me saliese bien y estar a la altura.

Me encantan todas sus recetas, tiene una mano especial para las masas levadas... ¡perfectas!
Mirad esta trenza tipo almudévar, es pensar en ella y ponerme a salivar sin remedio. Estoy deseando hacerla desde que la publicó.

Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 400 gramos de zanahorias peladas
- 180 gr de nueces peladas
- 280 gr de harina de repostería
- 4 huevos medianos
- 300 gr de azúcar moreno (puse normal)
- 100 gr de mantequilla
- canela molida
- 1 sobre de levadura química (tipo Royal)
- 1 cucharadita de bicarbonato (no le puse)

Para la cobertura:
- 200 gr de mantequilla
- 200 gr de queso crema (tipo Philadelphia)
- 3 cucharadas soperas de azúcar glas
- una pizca de azúcar vainillado

Empezaremos por rallar o triturar las zanahorias. Yo las rallé con la parte fina de un rallador, y me gustó el resultado. Incluso puede que para la próxima las ralle más gruesas, para que se noten más entre la masa.
Reservamos.

Con las nueces podemos hacer también lo mismo: o pulverizarlas y que se conviertan casi en harina, o picarlas muy finas, para encontrar algún trocito que otro en el bizcocho. Me encantan los bizcochos con mucha "textura".
Podemos reservarlas así o mezclarlas con las zanahorias, como prefiramos. Luego las incorporaremos a la masa a la vez, así que si no queremos tener tantos "trastos" alrededor mientras cocinamos las mezclaremos en este momento.

En  un bol mezclamos la harina, la levadura química, el bicarbonato (yo no le puse porque no tenía, pero ahroa ya lo tengo bien guardadito para cuando repita la receta) y la canela.
Pepita recomienda dos  cucharadas de postre de canela, pero yo le puse bastante menos, poco más de media. Así que ya sabéis... ¡canela al gusto!
Reservamos.

En un bol grande batimos los huevos hasta que espumeen.

Añadimos el azúcar, y seguimos batiendo.  La receta original lleva azúcar moreno, que le da al bizcocho un tono más bonito (pero tampoco tenía, para la próxima a ver si me planifico mejor... ;-)

Derretimos la mantequilla sin que llegue a hervir al fuego o en el microondas, y la añadimos a la mezcla de huevos y azúcar. Mezclamos bien.

Agregamos la mezcla de harina poco a poco, y removemos hasta que se integre.

Por último, añadimos las zahahorias y las nueces y mezclamos hasta que se separtan por toda la masa.

Untamos con mantequilla y enharinamos el molde que vayamos a utilizar. Yo utilicé uno desmontable de 25cm, por si os sirve de referencia.

Vertemos la masa, y la metemos en el horno precalentado a 180ºC.  En mi horno tardó unos 40 minutos.

Cuando esté listo, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.


Una vez esté frío, podemos preparar la cobertura.
Para hacerla, tendremos que haber sacado un rato antes la mantequilla de la nevera, para que esté en punto pomada (no puede estar líquida).

La mezclamos con el queso crema y el azúcar glas, y  con unas varillas mezclamos hasta que la crema sea totalmente homogénea.

Cubrimos el bizcocho con ella (o incluso podemos partirlo en dos discos y poner la mitad de la crema en medio y la otra mitad en la parte superior).

Se puede comer directamente, o meterlo unas horas en la nevera. El bizcocho se vuelve más húmedo y la cobertura queda más "firme"... ¡delicioso!

En serio, si nunca habéis probado un bizcocho de este tipo os recomiendo probarlo. Muy distinto a todos los que había "catado" hasta ahora.

Y mirad qué corte, espectacular. Se ven las nueces, la zanahoria...mmm!.