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miércoles, 8 de marzo de 2017

NO QUEREMOS FLORES


Fotografía: www.stecyl.net


Y el peor dato de todos:

- La violencia verbal, psicológica, y física.
- El acoso personal, sexual y laboral.
- La discriminación, humillación y vejaciones.
- El silencio cómplice de aquellos que prefieren mirar hacia otro lado.
- El desprecio y la desigualdad sistemática.
- La hipocresía de políticos y administraciones públicas que predican la teoría pero no hacen nada cuando pueden evitarlo en la práctica y muy cerca de ellos.
  Esta es la losa que las mujeres sufren todos los días del año, no solo el 8 de marzo.

Por todo ello:

No queremos flores, queremos derechos.




    Imagen:  http://victoriarolanda.com.ar       
                               

Eva advierte sobre las manzanas
Con poderes de Dios
—centauro omnipotente—
me sacaste de la costilla curva de mi mundo
lanzándome a buscar tu prometida tierra,
la primera estación del paraíso.

Todo dejé atrás.
No oí lamentos, ni recomendaciones
porque en todo el Universo de mi ceguera
solo vos brillabas
recortado sol en la oscuridad.

Y así,
Eva de nuevo,
comí la manzana;
quise construir casa y que la habitáramos,
tener hijos para multiplicar nuestro estrenado territorio.
Pero, después,
sólo estuvieron en vos
las cacerías, los leones,
el elogio a la soledad
y el hosco despertar.

Para mí solamente los regresos de prisa,
tu goce de mi cuerpo,
el descargue repentino de ternura
y luego,
una y otra vez, la huida
tijereteando mi sueño,
llenando de lágrimas la copa de miel
tenazmente ofrecida.

Me desgasté como piedra de río.
Tantas veces pasaste por encima de mis murmullos,
de mis gritos,
abandonándome en la selva de tus confusiones
sin lámpara, ni piedras para hacer fuego y calentarme,
o adivinar el rumbo de tu sombra.

Por eso un día,
vi por última vez
tu figura recostada en el rojo fondo de la habitación
donde conocí más furia que ternura
y te dije adiós
desde el caliente fondo de mis entrañas,
desde el río de lava de mi corazón.

No me llevé nada
porque nada de lo tuyo me pertenecía
—nunca me hiciste dueña de tus cosas—
y saliste de mí
como salen –de pronto–
desparramados, tristes,
los árboles convertidos en trozas,
muertos ya,
pulpa para el recuerdo,
material para entretejer versos.

Fuiste mi Dios
y como Adán, también
me preñaste de frutas y malinches,
de poemas y cogollos,
racimos de inexplicables desconciertos.

Para nunca jamás
esta Eva verá espejismos de paraíso
o morderá manzanas dulces y peligrosas,
orgullosas,
soberbias,
inadecuadas
para el amor.


Gioconda Belli

domingo, 5 de febrero de 2017

AL OLMO DE NUESTRA PRIMAVERA


Fotografía: Soria, olmo de la entrada del cementerio de El Espino

Viejo olmo de Soria, tú, olmo del Duero,
fiel  testigo de sombras,
que en el  recuerdo nombras
latidos silenciosos de un te quiero.

Marisa Vegas



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De pronto el ascensor se detuvo entre los pisos 18 y 17; se apagó la luz y se encendió la tenue de emergencia. Señal inequívoca de avería. Lo que en otras circunstancias hubiera sido motivo de nerviosismo y claustrofobia, se convierte en la ocasión que los dos estaban deseando,quizás sin saberlo. Sus bocas se buscan y se encuentran; primero son los labios, después también sus lenguas se  funden y confunden, se mezclan y juegan.  El ascensor se llena de estrellas.
 Cuando vuelve la luz y el ascensor se pone de nuevo en marcha, las manos entrelazadas resbalan por sus costados y los brazos quedan extendidos, tensos; separan un poco sus caras y se miran: las estrellas han entrado en sus ojos y brillan con una pasión cósmica. Cuando las puertas del ascensor se detuvieron, en la recepción, las manos seguían entrelazadas, pero los brazos ya no estaban en tensión; él, ligeramente inclinado sobre ella, la cabeza de frente como reposando en la mujer; ella con la cabeza apoyada sobre el pecho de él; sus labios entreabiertos descansan en el cuello del hombre, no se sabe si dando vida o tomándola. Quizás las dos cosas”.

JFGS,  Primavera de 1993.

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Fotografía: www.castelldefels.org


A UN OLMO SECO


Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido. 

¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento. 

No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 

Ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 

Antes que te derribe, olmo del Duero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.
Antonio Machado

lunes, 18 de noviembre de 2013

Odio

 
El rostro de la guerra
 Salvador Dalí.
 
El odio es la venganza de un cobarde intimado.
George Bernard Shaw
 
Yo odio la alegría
por odio a la pena.
                             Antonio Machado.
 
 
Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga.
Víctor Hugo
 
 
Cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo.
 Lo que no forma parte de nosotros no nos molesta.
 Hermann Hesse

 
El puente roto del sueño
 Salvador Dalí
 
GRANDE ES EL ODIO
Eduardo Lizalde
 
Grande es el odio (I)
 
Grande y dorado, amigos, es el odio.
Todo lo grande y lo dorado
viene del odio.
El tiempo es odio.
 
Dicen que Dios se odiaba en acto,
que se odiaba con fuerza
de los infinitos leones azules
del cosmos;
que se odiaba
para existir.
 
Nacen del odio, mundos,
óleos perfectísimos, revoluciones,
tabacos excelentes.
 
Cuando alguien sueña que nos odia, apenas,
dentro del sueño de alguien que nos ama,
ya vivimos el odio perfecto.
 
Nadie vacila, como en el amor,
a la hora del odio.
 
El odio es la sola prueba indudable
de la existencia.

 
Portarretrato de Picasso
Salvador Dalí
 
Grande es el odio (II)
 
Y el miedo es una cosa grande como el odio.
El miedo hace existir a la tarántula,
la vuelve cosa digna de respeto,
la embellece en su desgracia,
rasura sus horrores.
 
Qué sería de la tarántula, pobre,
flor zoológica y triste,
si no pudiera ser ese tremendo
surtidor de miedo,
ese puño cortado
de un simio negro que enloquece de amor.
 
La tarántula, oh Bécquer,
que vive enamorada
de una tensa magnolia.
Dicen que mata a veces,
que descarga sus iras en conejos dormidos.
Es cierto,
pero muerde y descarga sus tinturas internas
contra otro,
porque no alcanza a morder sus propios miembros,
y le parece que el cuerpo del que pasa,
el que amaría si lo supiera,
es el suyo.

martes, 12 de marzo de 2013

"Grito a Roma"



Federico García Lorca  
Khadzhi-Murad Alikhanov


Esta vez, les dejo con las palabras de Luis García Montero y los versos de Federico García Lorca. En ninguno de los dos casos, yo podría expresar mejor ese “Grito a Roma” y “El sentido de ese grito”. Hágase el silencio, pues, y si lo desean, escúchenlos a ellos.


 “El sentido de un grito”

Federico García Lorca llegó a Nueva YorK en 1929, acompañado por Fernando de los Ríos, su amigo y profesor de Derecho Político. El socialismo humanista del que sería en 1931 ministro republicano, influyó en la mirada con la que el poeta observó la gran crisis económica y cultural de la metrópoli.

No es raro que desde el Crysler Building, la edificación más alta de la ciudad, quisiese lanzar un grito hacia la cúpula de San Pedro en Roma. Pío XI había empezado el año 29 firmando con Benito Mussolini el Tratado de Letrán para consolidar la existencia del Estado Vaticano. En pago de este reconocimiento político, había pedido a los católicos que apoyaran la opción fascista y había bendecido las tropas que se disponía a invadir Abisinia. Corriendo el tiempo, Pío XI se convertiría también en el mejor amigo de la Alemania Nazi, aunque acabara enemistándose con Hitler, no por el asesinato de judíos, sino por el peligro que una Iglesia de orientación nacionalista suponía para Roma.

(…)

Conmovido por la realidad de un mundo que estaba sacrificando su porvenir en el altar de las cuentas de beneficios y las armas, maldijo en los primeros versos de su famoso poema a un papado que se olvidaba del amor y se abandonaba al dinero, el poder militar y las ambiciones personales e institucionales. La iglesia oficial se había renunciado al amor, a la comunión y a la solidaridad. Representaba sólo boato, grandilocuencia, soberbia, y era justo y necesario que cayese la rabia de la indignación sobre las sotanas que se habían olvidado de repartir el pan y el vino para orinarse sobre una paloma (el amor, la paz, el espíritu santo).

(…)

Frente a la máscara, toma verdadero sentido el amor. Frente a las pompas y los lujos del Papa, se levanta la figura de Cristo, el ser sacrificado para ayudar a los demás. El poeta se identifico muchas veces con Cristo, dejó crecer sus cabellos y se separó de los ritos oficiales. Por eso sabía que el amor no estaba en una Iglesia dominada por el teléfono de diamante de los millonarios, los herreros que forjan cadenas contra la libertad y los carpinteros que preparan ataúdes en serie para las víctimas de la guerra. El amor estaba junto a los desgraciados, las víctimas del poder, los hambrientos, las mujeres maltratadas y los jóvenes reprimidos por su singularidad sexual. Tan importante era tomar conciencia del sufrimiento de los pobres, como llegar a respetar "el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas".

El Grito hacia Roma no fue sólo un acto de desesperación. Buscó también un sentido. Si a lo largo de Poeta en Nueva York la multitud parecía una corriente agresiva en la que naufragaban los individuos anónimos, en este poema se intuye la posibilidad de que el amor articule a las muchedumbres para conseguir que la sociedad llegue a repartir con decencia los frutos de la tierra.

Federico García Lorca fue ejecutado hace 75 años por la significación literaria y cívica de este compromiso humano.


LUIS GARCÍA MONTERO




“GRITO A ROMA”

Poeta en Nueva York
(1929-1930)

Manzanas levemente heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
Peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
Y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elegantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.

Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los
directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.

FEDERICO GARCÍA LORCA

domingo, 25 de noviembre de 2012

Vengo de olvidarte. Belén Reyes.



Belén Reyes


La poetisa y narradora que hoy les presento es Belén Reyes. Nació en 1964 en Madrid, en el barrio de Lavapiés como su admirada Gloria Fuertes, quien le prologó su libro de poemas “Desnatada” (1992) Desde muy niña comienza a escribir poesía, de hecho conserva poemas escritos a sus ocho años. Es una mujer fruto de sus lecturas; Hermann Hesse la marcó particularmente y también los poetas: Cernuda, Lorca, Edmundo de Ory, Miguel Hernández, Gabriela Mistral, etc. Entre sus publicaciones destacan “Fotograma de mujer” (1997), “La carta” (1999), “Ponerle un bozal al corazón” (2002) con prólogo de Cristina Peri Rossi,  y “Atrévete a olvidarme” (2007) su último poemario hasta la fecha.

 La poesía de Belén Reyes se caracteriza por su profundidad, originalidad y sinceridad. El desamor suele rasgar la piel de sus versos, con dolor pero también con ironía, provocando la media sonrisa como cauce para poder seguir oyendo el eco de las huellas del camino de la vida…

“Vengo de olvidarte” es un poema que pertenece a su poemario “Ponerle un bozal al corazón” (2002), aunque ella no se lo pone, deja que fluya ese grito de dolor mientras los días son la materia prima con que elaborar el olvido...




VENGO DE OLVIDARTE

BELÉN REYES


Vengo de olvidarte...

pero llego a casa y me tropiezo contigo,
en las cosas que me miran con tus ojos,
en las pelusas del pasillo
que me enredan leves,
con tu olvido.

Vengo de olvidarte...
y puede
que cambie de casa
y siga viniendo de olvidarte,
que cambie de cuerpo
y te siga deseando,
que cambie de vida
y te siga viviendo.

Vengo de olvidarte.
Tiro el bolso
y se cae el pintalabios,
un beso metálico en el parquet
me recuerda la ausencia de tu boca.

Con vocación de olvidarte
me muevo.
Cada minuto y centímetro
que salgo de mí misma
hago eso, insisto en ello.

Mi obstinación es olvidarte
mi trabajo es olvidarte
mi verso es olvidarte
mi insulto es olvidarte,
mi presente y mi futuro es olvidarte.
Y vengo y voy
para olvidarte.

Me duermo y me despierto
para olvidarte.
Soy lo que soy
para olvidarte.

Me voy a otras cosas
a otras casas
a otros seres
a otras páginas.

Me voy a otros versos
a otras voces
a otros canales
a otros ríos.

Me voy, me voy, me voy
continuamente.
Y cuando vuelvo…
abro la puerta
tiro el bolso
                el pecho
                                la careta
                                                  y el tabaco…

y sé que vengo de olvidarte.





domingo, 4 de noviembre de 2012

MI ÚLTIMO ADIÓS A AGUSTÍN GARCÍA CALVO



Agustín García Calvo

Tantas cosas me han ido saliendo, a las márgenes de la poesía literaria, de la gramática escolar, de la ciencia o filosofía, por debajo de mi persona... Contra el imperio del Futuro, contra la muerte... No sé qué podrán seguir haciendo esas cosas entre la gente viva: si al menos siguen encontrando a algunos que descubran en ellas lo común, lo que ellos, sin creérselo, sentían y pensaban...

Agustín García Calvo, www.editoriallucina.es



MI ÚLTIMO ADIÓS A AGUSTÍN GARCÍA CALVO


El pasado 1 de noviembre, día de los difuntos, falleció el zamorano Agustín García Calvo en su ciudad natal, Zamora. Casualmente me encontraba allí pasando el puente de Todos los Santos, lo cual me permitió decirle un adiós más cercano a esta figura tan relevante para la cultura y la libertad de nuestro país. Un adiós más, aunque el último, que se podría sumar a otros adioses que he intercambiado con Agustín al compartir esa misma calle tan emblemática de nuestra ciudad por la que tantas veces nuestros pasos se han encontrado. La cultura y la libertad de nuestro país, que siempre defendió, se quedan viudas, como esa Rúa de los Notarios por la que se seguirán oyendo tus pasos tatuados en esas frías piedras.
Mi último adiós, Agustín.


 Agustín García Calvo


Escritor español, poeta, filólogo, filósofo, traductor, el tres veces Premio Nacional -Ensayo 1990, Literatura Dramática 1999 y Traducción al conjunto de su obra 2006-, además de letrista del "Himno de la Comunidad de Madrid" y ex catedrático, nació el 15 de octubre de 1926 en Zamora (Castilla y León).
La rebeldía contra lo oficial siempre ha caracterizado a este intelectual, que se doctoró en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca con la tesis "Prosodia y métrica antiguas" y fue catedrático de instituto y profesor de Latín en dicha Universidad, en la que ingresó como profesor adjunto en 1953. Posteriormente obtuvo la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla, donde ejerció la docencia cinco años, hasta su traslado a la Universidad Complutense de Madrid, en 1964.

Fue uno de los tres catedráticos perseguidos por el régimen franquista, junto a Enrique Tierno Galván y José Luis López-Aranguren. Debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, en las que García Calvo participó en favor de la democracia, fue expulsado por decisión gubernativa y apartado de la cátedra.
En 1969 comenzó en París un exilio voluntario de siete años, durante los cuales compaginó literatura y docencia en las Universidades de Nanterre y Lille.
Tras la anulación, en 1976, de la sanción que pesaba en su contra desde 1965, García Calvo volvió a España, se reincorporó en la Complutense a la cátedra de Filología Latina, en la que permaneció hasta su jubilación (1992), y siguió su actividad en coloquios, conferencias, tertulias literarias, como las del Ateneo o el Círculo de Bellas Artes de Madrid, artículos de prensa y colaboraciones para el Teatro madrileño de La Abadía.

Defensor de la esencia del lenguaje popular y detractor del utilizado en los medios de comunicación, especialmente la televisión, como gramático ha hecho importantes aportaciones a la lingüística general, la prehistórica o indoeuropea, la grecolatina y la contemporánea. Expuso su teoría general del lenguaje en una trilogía: "Del lenguaje" (1983), "De la construcción (Del lenguaje II)", ambos libros editados en los años ochenta, y "Del aparato (Del lenguaje III)" (1999), así como en el volumen "Hablando de lo que habla: "Estudios de lenguaje", Premio Nacional de Ensayo de 1990. En 2009 publicó otra trilogía, "Elementos gramaticales", a modo de libro de texto para escolares.
Integró el Círculo Lingüístico de Madrid, junto con Rafael Sánchez Ferlosio y Carlos Piera. A finales de la década de los 80 y en los dos primeros años noventa impulsó el proyecto de la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje entre, una apuesta educativa antisistema y multidisciplinar que combatía la manipulación de conciencias y en la que gramática, matemáticas y música iban de la mano, no separadas.

Con obras publicadas en diversas editoriales, incluida sus propias Lumia y Lucina, la producción literaria de García Calvo abarca la novela, el ensayo, el teatro y, sobre todo, la poesía. A este último género pertenecen los títulos "Sermón del ser y no ser" (1972), "Canciones y soliloquios" (1976), "Libro de conjuros" (1979), "Relatos de amor" (1980), "Valorio 42 veces" (1984) y "Ramo de romances y baladas" (1992).
Entre sus más conocidos ensayos figuran, aparte del reconocido, con el Premio Nacional, "Lalia" (1973), "¿Qué es el Estado?" (1977), "Lecturas presocráticas I y II" (1981 y1985), "Contra el tiempo" (1993), "De Dios" (1996) y "Contra la realidad" (1997).
Dentro de la narrativa destacan "Eso y ella, seis cuentos y una charla" (1987); "¿Qué coños?, cinco cuentos y una charla" (1990); y "Entre sus faldas. Tres cuentos y veintiséis mensajes electrónicos" (2000).
Es autor de obras teatrales como "Iliu Persis" (1976), "Ismena" (1980) y "La baraja del rey Don Pedro" (1999). Por esta última recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 1999.
Ha publicado artículos muy críticos con la sociedad actual, como "Contra la familia", "Contra la pareja", "Contra la paz", "Contra la democracia", "Análisis de la sociedad del bienestar", "Noticias desde abajo" o "Que no, que no".
Como traductor ha trabajado textos de Shakespeare ("Sueño de una noche de verano", "Macbeth" o "Edipo Rey") y otros del latín y el griego, como "Los carboneros", de Aristófanes, cuya versión fue llevada a escena en 1981.

Fuente: www.la razón.es 


Agustín García Calvo


LAS MORAS NEGRAS

Creí que buscaba
las moras negras,
y encontré la rosa de zarza.

Creí que cogía
la rosa blanca,
y se hincó la espina en mis venas.

Creí que saldría
clavel caliente,
y brotó un arroyo de leche.

Creí que el arroyo
se hundía en tierra,
y fluyó al Océano verde.

Creí que era aquello
el verde Océano,
y era el río eterno de estrellas.

Creí que hallaría,
cruzando el cielo,
al Señor del todo y la nada.

Y sólo encontré
puñado de moras
que de amor en mi mano sangraban.

Agustín García Calvo

martes, 21 de febrero de 2012

No rechaces los sueños por ser sueños. Pedro Salinas.



Soñar es la forma que tiene el alma de atrapar lo que no existe. Y una vez atrapado, el sueño se hace carne, busca la piel en donde germinar. Sueño convertido en realidad, realidad que es un sueño. Los sueños jamás serán solo sueños si nunca se deja de amarlos y desearlos.  Completamente anticalderoniana,  les dejo con Pedro Salinas que se lo explicará mucho mejor...


PEDRO SALINAS
Largo Lamento (1975)

No rechaces los sueños por ser sueños.

Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.

La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.

La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
«Yo soy el sol, los cielos, el amor».
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.

Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

domingo, 17 de abril de 2011

Claudio Rodríguez. Como el son de las hojas del álamo


Fotografía: Marisa Vegas (Río Duero a su paso por Zamora)



Claudio Rodríguez (Zamora 1934 – Madrid 1999), poeta andariego de las orillas del Duero, es el autor de este bello poema. Se le ha clasificado dentro de lo que se ha denominado “Generación del 50”, junto a autores como Ángel González, José Hierro, Jaime Gil de Biedma o José Ángel Valente, entre otros. Ya a los 18 años recibe el Premio Adonais por su exquisito libro, Don de la ebriedad (algún poema he recogido de él en mi etiqueta “Mi selección poética y algo más”), que impresiona al mismo Vicente Aleixandre, con el que mantendrá una estrecha amistad. En Inglaterra escribe Alianza y condena, libro al que pertenece el poema seleccionado, y que recibe el Premio de la Crítica en 1965. En 1983 recibe el Premio Nacional de Poesía, en 1986 el Premio de las Letras de Castilla y León. En 1987 es elegido miembro de número de la RAE en el sillón dejado vacante por Gerardo Diego. En 1993 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y cinco días después el II Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de la Universidad de Salamanca.


Muchos de los poemas de este autor zamorano nacieron como fruto de sus largos paseos por las orillas del Duero, ricas en álamos que el viento mece para que susurren todos los secretos de sus hojas calladas. Aprovechando unos días que estoy pasando en “La Bien Cercada” (Zamora), he paseado entre esos susurros de hojas blancas mirándose en el espejo de ese fluir lento y pausado del río Duero que, con calma, escribe versos en la imaginación de todos los que nos acercamos a él. Mis versos pueden esperar, los de Claudio Rodríguez, no. Espero que los disfruten y oigan ese son de hojas y agua…


COMO EL SON DE LAS HOJAS DEL ÁLAMO


El dolor verdadero no hace ruido.

Deja un susurro como el de las hojas

del álamo mecidas por el viento,

un rumor entrañable, de tan honda

vibración, tan sensible al menor roce,

que puede hacerse soledad, discordia,

injusticia o despecho. Estoy oyendo

su murmurado son, que no alborota

sino que da armonía, tan buido

y sutil, tan timbrado de espaciosa

serenidad, en medio de esta tarde,

que casi es ya cordura dolorosa,

pura resignación. Traición que vino

de un ruin consejo de la seca boca

de la envidia. Es lo mismo. Estoy oyendo

lo que me obliga y me enriquece a costa

de heridas que aún supuran. Dolor que oigo

muy recogidamente, como a fronda

mecida, sin buscar señas, palabras

o significación. Música sola,

sin enigmas, son solo que traspasa

mi corazón, dolor que es mi victoria.


Alianza y Condena (1965).
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