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viernes, 10 de junio de 2011

Osso, Mastrosso y Carcagnosso

Resucito el blog brevemente para contar una historia que me ha parecido bastante curiosa.

Muchos son los orígenes que se han contado acerca de la Mafia occidental por excelencia, es decir, la italiana, pero realmente ningún historiador hasta la fecha ha podido ubicar con exactitud el nacimiento de este tipo de organizaciones, ya sea bien por los periodos turbulentos en que pudo nacer o bien porque interesa mantener ese velo de misterio e incertidumbre que rodea al sur de Italia.

Para algunos la Mafia nace en la primera mitad del siglo XVIII debido a los pactos que Carlos III tuvo que realizar con ciertas personas influyentes en Sicilia para mantener el caos impuesto por la emigración calabresa a la famosa isla huyendo de la hambruna que azotaba al sur de la península. Otros lo establecen en el periodo napoleónico como respuesta a los ejércitos franceses que se paseaban por Europa en pos de una enfermiza conquista al continente. Incluso no he tenido profesores de derecho romano que ubicarían el germen de estas organizaciones en época del Imperio Romano donde para llegar al poder los cónsules se veían obligados a comprar los votos por favores.

Sea como fuere el nacimiento de la Mafia italiana no es claro aunque si podemos dividirla en tres tipos:

- Por un lado tenemos el territorio de Sicilia donde nos encontramos con la Mafia o Cosa Nostra.
- Seguidamente está Nápoles y la característica Camorra.
- Y en último lugar tendríamos la región de Calabria y lo que se conoce como 'Ndrangheta, una palabra que proviene del griego andraghatía que viene a significar heroísmo y virtud. A pesar de ser menos conocida y poderosa esta organización ha protagonizado un gran auge debido a los ingresos obtenidos de los secuestros. Es también importante señalar que los miembros de las familias en la 'Ndrangheta tienen verdaderos lazos de sangre por lo que los arrepentimientos sólo suponen un 10% del número que se da en la Camorra o Cosa Nostra, debido a que en estos casos supone traicionar a tu propio hermano, padre, tio, abuelo, etc.

Pues bien, una vez entrados en materia me dispongo a contaros la historia que trataremos más bien de fábula que la propia Mafia inventó sobre su origen, un relato que sigue manteniendo ese secretismo propio de la organización.

La leyenda empieza con tres caballeros: Osso, Mastrosso y Carcagnosso, éstos pertenecían a la sociedad secreta del siglo XV conocida como La Garduña, sociedad colmada por el secretismo y el esoterismo que operaba en España robando en las casas de moros y judíos en colaboración con la Inquisición. Resultó que estos tres caballeros decidieron irse a Italia por lo que pasaron 30 años en una cueva de un acantilado en la isla de Favignana, tras tal periodo de tiempo en el que intercambiaron ideas acerca de las relaciones sociales, los buenos modales y el respeto a las organizaciones y su jerarquía decidieron separarse.

Osso fue a Sicilia y fundó la Cosa Nostra, Mastrosso se dirigió a Nápoles y creó la Camorra y en último lugar Carcagnosso fue a parar a Calabria organizando la 'Ndranguetta. Todo ello sobre la base de lo aprendido en La Garduña y en las experiencias compartidas en aquella cueva de Favignana.

Una leyenda a la altura de las historias de la Mafia, donde no se sabe donde acaba la realidad y empieza la ficción.

Fuente: Documental "La Mafia del sur de Italia"

lunes, 11 de enero de 2010

Vivan las curvas

Hay cosas en la vida que he entendido con la edad, una que cuando eres adolescente por mucho que hagas nunca estas conforme con tu físico. Y dos que cuando maduras ves que no era para tanto.

En la pubertad es cuando empieza a notar la presión de tu físico. Pegas el estirón, te crecen los pechos, te salen curvas y surgen las dudas. Lo primero que haces es compararte con tus amigas y ves que estás bien, pero cuando ves que todo es normal empiezas a ampliar el cerco, revistas, televisión, chicas esqueléticas que veneran, idealizan e inculcan de forma subliminal como canon de belleza. Y como no, sueñas con un futuro brillante, un gran trabajo, una gran casa y por supuesto con un físico deslumbrante. Para ello te han dicho, repetido hasta la saciedad que si te lo trabajas puedes conseguir cualquier cosa. Así que, el que tiene más fe en conseguir ser un abogado, estudiará hasta no poder más, el que quiera ser pintor pintará hasta que se le caigan los dedos, el que quiera sumar un plus y ser físicamente delgado para ser un triunfador dedicará muchas horas al ejercicio y los más tenaces a no comer.

Cuando pasé de niña a mujer a mi no me preocupaba demasiado el físico, no tenía complejos. Pero a medida que crecían mis curvas y mis pechos, como mis horas en la piscina comunitaria del barrio, el complejo iba en aumento. Era tan niña en un cuerpo de mujer que me nunca había metido tripa para parecer más delgada, ni me prohibía comer dulces, seguía usando pantalones cortos y tops en verano. Pero poco a poco te van metiendo en la sociedad, tus amigas sobretodo. El primer pildorazo fue usar pantalones cortos, fui la primera en desarrollar y en salirme curvas en las piernas, aun no eran cartucheras pero una "amiga" me dijo con tono burlón: -¿No te da vergüenza ponerte pantalón corto y enseñar las cartucheras?- Toma ya, complejo para la aquí presente, lo veia cada vez más enorme, a la piscina iba con un pareo o con una toalla antes de meterme en el agua, no tengo casi ninguna foto en bikini y la que tengo me doy cuenta que no era para tanto. Pero me da vergüenza pensar que incluso pensé en pasar por el quirófano para quitarme ese "error" de la naturaleza. Eso me ocurrió en la tierna edad de los 11 años, a los 13 otra amiga soltó otra gran perla, por lo pronto ahí media 1,52 y tenía una talla de pantalón de 32 o 34 y seguía pensando que tenía unas cartucheras monstruosas. Pues ahí va la perla: -mete tripa que se te ve barriga-. Estaba delgadísima, no comía dulces por mis cartucheras, mi mayonesa era light y mi pan integral, evidentemente no iba hacer más sacrificios con esa edad. Pues a mis cartucheras sumé la barriga, evitando que se me viera cuando estaba sentada, absurdo, esos pliegues que tienen todos los seres humanos me empezaron a parecer enormes. Así que me ponía la toalla por medio o el bolso en su defecto.

Siempre he estado delgada, si acaso con tres o cuatro kilos de más para no parecer un esqueleto andante, he de reconocer que siempre estaba estresada, preocupada, deprimida, con miedo a la no aceptación, miedo a no triunfar. Pero luego con la edad te das cuenta que ni las cartucheras eran para tanto, que que tengo 15 kilos más y sigo sin tener una barriga que me caiga por encima del pantalón, que ahora relleno los vestidos, estoy satisfecha con mi cuerpo, no tengo preocupaciones por el qué dirán, porque ya lo digo yo, mis pechos son impresionantes, mi culo es como el de una brasileña tamaño XL, mi tripa es blandita y tiernecita para que mi chico pueda descansar en ella ¿y mis cartucheras? ahí siguen las muy perras, pero las saco a pasear a la playa que les tengo cariño. Pero lo que he descubierto en estos años es algo aun mejor, que nunca se han enamorado de mi por mi físico, sino por mi mi personalidad.

Qué cosas tiene la adolescencia, estupideces en su mayor parte y exageraciones el resto. Mi experiencia ante este punto ha sido muy light con complejos normales, pero la he querido contar con la aprensión de las personas que lo sufren, nunca he tenido problemas propios ante el tema. Pero si he estado cerca, luchando hasta no poder más con el corazón roto por verla feliz. Por ello, de vez en cuando me acuerdo y me indigno ante la publicidad engañosa, ante la exagerada utilización del photoshop, las tallas imposibles, ese maldito canon de belleza creado por un misógino y las personas que ratifican esa decisión como brillante. Sólo pido una cosa cada día, que estés sana...

martes, 22 de diciembre de 2009

Totalmente de acuerdo *_*



http://www.elcansancio.com/berto/

sábado, 3 de octubre de 2009

Feliz infelicidad

Es curioso como la vida se sucede, como cada día parece el calco de uno anterior o una mala pesadilla. Desafortunadamente vamos creciendo, vamos olvidando lo que realmente nos hacia feliz. Cuando eres niño todo es más fácil y sin embargo te matas por ser mayor, acabamos cayendo en una espiral en la que perdemos el norte totalmente.

Cuando me levanto, salgo a la calle, solo veo inexpresividad, competencia, mal humor. Tristeza. Vivimos pensando que esto cambia, que un día te levantas y eres el tipo de persona con el que sueñas, es realmente ahí, en los sueños, donde realmente vivimos. Es por tanto un refugio, hemos conseguido evadirnos tanto de la realidad, crear un mundo tan paralelo, tan maravilloso, que la misma vida nos sabe a poco, si algo no nos gusta miramos hacia otro lado y subimos el volumen de nuestro mp3.

Quiero pensar que la vida es bella, quiero pensar que términos como libertad, igualdad, justicia, coherencia, PERDÓN, no son solo eso, definiciones abstractas, que tienen un valor, un sentido, un fin. Quiero pensar que la vida no es tan triste, que la gente no sufre tanto, que las pocas alegrías ahogan las abundantes penas, pero no es así. En el tercer mundo la gente muere por el hambre y las guerras. En el primer mundo, ese mundo perfecto donde las leyes regulan el mas mínimo detalle y estamos a salvo de las "injusticia", en ese mundo morimos por el hambre, hambre de avaricia que nos llena y obstruye nuestras vías respiratorias, nuestras arterias, pudre nuestra sangre y nos crea una falsa sensación de felicidad.

Una vez un amigo me dijo que no había nada mas bello que el cuerpo humano, pues se sirve para vivir del oxígeno pero a su vez ese oxígeno que se quema dentro de nuestros pulmones es el que nos arrebata la vida, entonces pienso que al fin y al cabo la vida es vida porque existe la muerte y esta no entiende de raza, sexo o posición social.