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martes, 12 de noviembre de 2019

WATCHMEN: ¿QUIÉN VIGILA A LOS VIGILANTES?

Watchmen. Directores: Nicole Kassell, Stephen Williams. Protagonistas: Regina King (Angela Abar / Sister Night), Don Johnson (Judd Crawford), Tim Blake Nelson (Wade Tillman / Looking Glass), Yahya Abdul-Mateen II (Calvin Abar), Andrew Howard (Red Scare), Jacob Ming-Trent (Panda), Louis Gossett Jr. (Will Reeves), Jeremy Irons (Adrian Veidt / Ozymandias), Jean Smart (Laurie Blake / Silk Spectre II) y James Wolk (senador Joe Keene Jr.), entre otros. Participación especial de Cheyenne Jackson (Hooded Justice). Idea y desarrollo televisivo: Damon Lindelof, en base al homónimo cómic de Alan Moore (autoexcluido de los créditos) y Dave Gibbons. Guionistas: Damon Lindelof, Nick Cuse, Lila Byock. Productor ejecutivo: Damon Lindelof, entre otros. Productor creativo: Dave Gibbons. White Rabbit / Paramount Television / DC Entertainment / Warner Bros. Television. EE.UU., 2019. Estreno en la Argentina: 20 de octubre de 2019. Emisión semanal, los domingos a las 23 hs, por HBO. 


A priori, tenía cero expectativas. Nada de fe, poco interés y bastante desgano hacia Watchmen, la serie de TV que emite HBO. Soy de aquellos a los que no les gustó la película de Zack Snyder, de los que creen que el mayor mérito del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons es, justamente, montar su compleja maquinaria de sentidos y lecturas con el lenguaje intransferible del noveno arte. Para mí, Watchmen funciona como funciona (y con el paso de los años, funciona cada vez mejor) por ser un cómic, no por parecerlo o intentar re-presentarlo. 


Dicho esto, la verdad es que la serie de HBO me gusta. Mucho. Por lo menos, lo que pude ver (tres capítulos del total de los nueve pautados para la primera temporada) me tiene intrigado e interesado. Tal vez (seguramente) porque Damon Lindelof tomó la sabia decisión de desprenderse del arco narrativo original, para desplegar su propia visión de ese universo alternativo, manteniendo referencias, enfoques y simbología inevitables, pero avanzando sobre los alcances y las posibilidades que el cómic infería ante quien se animara a desarrollarlas. 


Estamos en Tulsa, Oklahoma, en 2019. Robert Redford es el nuevo presidente de los EE.UU.; y la paranoia nuclear de la Guerra Fría ha quedado en el pasado. Pero la paranoia actual tiene otros ecos, mucho más contemporáneos y vigentes. El supremacismo blanco (denominación políticamente correcta del racismo) se esconde bajo las máscaras Rorschach que visten los miembros de la Séptima Caballería, asesinos en masa de los policías negros que, para proteger sus vidas y las de sus familiares, ahora también ocultan sus rostros bajo máscaras amarillas. Además, un nuevo grupo de superhéroes enmascarados imparte Justicia estando fuera (y dentro) de la Ley. Y parte del viejo grupo de superhéroes, sin máscara alguna que les brinde anonimato, trabajan para el FBI cazando nuevos superhéroes, están presos o autoexiliados, o conspiran para vaya uno a saber qué o quién. Y hay un senador que quiere llegar a ser presidente. Y una mención a la Argentina que, en ese contexto ideológico, reafirma una parte de nuestra historia. 



Hasta ahora, la serie plantea más preguntas que respuestas, más dudas que certezas, más suposiciones que definiciones. Las puertas que han sido abiertas nos conducen a otras puertas que esperan ser abiertas; y a nuevas (e inesperadas) derivaciones. Desviaciones del camino que, uno intuye, confluirán en un cierre cuasi-apocalíptico, donde la ficción política volverá a funcionar como metáfora de los tiempos que corren fuera de este universo paralelo. Más allá de lo que deparen los resultados finales, Lindelof triunfa ampliamente en su propuesta, reinterpretando el canon con reverencia y arrojo, manteniéndose lejos de la traición y animándose a meter los cambios que considere necesarios. Deconstruyendo el género superheroico desde una atrevida deconstrucción del cómic de Moore y Gibbons. Aferrándose a la única interpelación que sigue dando entidad a la saga: ¿Quién vigila a los vigilantes? 
Fernando Ariel García

martes, 26 de enero de 2016

THE X-FILES: NO CONFÍES EN NADIE

The X-Files. Directores: Chris Carter, James Wong. Protagonistas: David Duchovny (Fox Mulder), Gillian Anderson (Dana Scully), Mitch Pileggi (Walter Skinner), William B. Davis (el Fumador), entre otros. Guionistas: Chris Carter, James Wong. Lunes a las 23:00 horas, por Fox (Argentina). 20th Century Fox Television /Ten Thirteen Productions. EE.UU., 2016. 

La primera vez que vi The X-Files fue por televisión abierta. Telefe la promocionaba como Código X aunque el audio en castellano decía, clarito, Los archivos secretos X. O al revés, la verdad es que ya no me acuerdo bien el orden de esos factores. Sí tengo bien fresco en mi memoria el resultado de esa visualización azarosa, con pocas expectativas puestas de mi parte. Primero, la sorpresa. Segundo, la incomodidad. Por confirmar que Fabio Zerpa tenía razón. Por sentir que esa paranoia podía llegar a tener sustento racional. Algo parecido al miedo, en suma. Esa tarde-noche, lo de Chris Carter me pareció una aproximación inteligente, medida, creíble, a esa zona gris del vacío existencial que reconocemos como angustia. 


Ayer volví a encontrarme con The X-Files. En el cable, por la pantalla de Fox, con título en inglés y subtitulada. Buena prueba de cómo han cambiado los consumos televisivos en los 23 años que separan estos dos primeros episodios (el de la serie original y el de la nueva miniserie). Y el resultado de esta otra visión azarosa, con algunas expectativas puestas de mi parte, me aburrió. Demasiado. No hubo sorpresa. No hubo incomodidad. La noche de anoche, lo de Chris Carter me pareció una aproximación pueril, desmedida, poco creíble, a los tópicos que hicieron de esta serie un mito catódico contemporáneo. 


Catorce años después del último episodio de la serie original (las pelis no cuentan y, mucho menos, la segunda), la química entre Mulder y Scully está intacta, la vuelta de tuerca sobre la invasión alienígena es un buen punto de partida, pero el anclaje identitario que viene dado por la paranoia es tan grande, tan abarcador, tan abrumador en su escala megalomaníaca, que necesita de un monólogo largo, desbocado y dicho a las apuradas, para que algún efecto emotivo o intelectual pueda surgir de semejante amontonamiento de lugares comunes, ya transitados y explotados por la TV conspirativa durante el larguísimo periodo sabático tomado por The X-Files


Fueron sólo dos capítulos de seis, es cierto. Y si Wikipedia no miente, la trama conspirativa que arrancó ayer se continúa (y cierra) recién en el último episodio. El relleno del sanguchito puede ser eso, relleno; o el inicio de una espiral argumentativa que nos deje a todos culo para arriba. No me parece. De todos los pergaminos que The X-Files tiene para revalidar (si es que tiene que revalidar alguno), el combo iniciático sólo corroboró la validez y vigencia del lema que insertó a la serie en la cultura global: No confíes en nadie. 
Ni siquiera en Chris Carter. 
Fernando Ariel García

viernes, 10 de abril de 2015

DAREDEVIL: JUSTICIA CIEGA

Daredevil. Directores: Phil Abraham, Steven S. De Knight, Ken Girotti, Adam Kane, Stephen Surjik, Brad Turner. Protagonistas: Charlie Cox (Matt Murdock / Daredevil), Deborah Ann Woll (Karen Page), Elden Henson (Foggy Nelson), Rosario Dawson (Claire Temple), Vincent D'Onofrio (Wilson Fisk / Kingpin), Vondie Curtis-Hall (Ben Urich), Bob Gunton (Leland Owlsley / The Owl), Ayelet Zurer (Vanessa Fisk), Scott Glenn (Stick), Toby Leonard Moore (Wesley Owen Welch), John Patrick Hayden (Jack Murdock, padre de Matt), Skylar Gaertner (joven Matt Murdock), entre otros. Guionistas: Drew Goddard y Steven S. De Knight, basado en los cómics Marvel de Daredevil, especialmente aquellos realizados por Stan Lee, Bill Everett, John Romita, Gene Colan, Frank Miller, John Romita Jr. y Brian Michael Bendis. Productores ejecutivos: Drew Goddard, Steven S. De Knight, Stan Lee, Jeph Loeb y Joe Quesada, entre otros. ABC Television / Marvel Entertainment / Walt Disney Company / Netflix. EE.UU., 2015. 


Olvídense de la película de Ben Affleck, este Daredevil concebido entre Marvel y Netflix da justo en el blanco. Sublimación de lo mejor de las mejores etapas por las que supo atravesar el cómic en su larga andadura, los 13 episodios que desde hoy pueden verse por streaming constituyen un gran drama policial, con elementos superheroicos y mirada existencialista. Duro, oscuro y violento, Daredevil aborda historias de potencia emocional en pequeña escala territorial, si es que vamos a compararlo con la épica aplicada al universo superheroico explotado por el cine, la TV y los DVD’s.


Aquí nunca parece estar en juego el destino del mundo, sino el futuro inmediato de la calle del barrio. De ahí que las consecuencias de las acciones sean más hondas en el aspecto humano, el enfoque sobre la sangre derramada sea realista y seco; y la atmósfera escogida gane en densidad y capas de sentido y, por ende, haya menos lugar para el humor. Las temáticas, enfoques y atmósferas escogidas (trata de personas, secuestro de chicos) apuntan este Daredevil a un público no sé si más adulto, pero sí más maduro en lo intelectual y en lo emocional.


En esta esplendorosa Tragedia Noir hay un par de historias que corren paralelas y desembocan con furia en un final que pide a gritos la segunda temporada. De entrada queda claro que los superhombres, los alienígenas, las deidades están bastante lejos de esta cotidianeidad. En el cielo, podríamos decir para entablar un juego de palabras con el infierno que se vive sobre y bajo las aceras de este vecindario conocido como Hell’s Kitchen, en estado de reconstrucción tras la invasión alienígena que se mostrara en Los Vengadores.


La historia principal sigue los pasos de Matt Murdock (Charlie Cox), joven al que la ceguera le abrió los ojos de los sentidos, permitiéndole entrar a un mundo imposible de alcanzar mediante la vista. Matt es hoy un hombre habitado por cierta memoria culposa, un abogado impotente ante ciertos atropellos del Poder sobre la gente; y un católico carcomido por la duda. Atrapado en la tensión (real y simbólica) que lo hace pendular entre el heroísmo y la criminalidad, entre la Ley y la Justicia, entre la fe y la tentación. El ascenso de Kingpin (Vincent D'Onofrio) como amo del crimen organizado, obligará a Daredevil a intentar reconciliar los extremos en pugna en su interior.


Daredevil está en continuidad con el cinematográfico Universo Marvel, pero de una manera menos explícita que Agents of S.H.I.E.L.D. Y presenta infinidad de referencias (inocuas para el desarrollo de la trama) que volverán locos a los fanáticos: La recreación de The Owl (Bob Gunton); la mención al Hombre Absorbente; la presencia en pantalla de Stick (mentor ciego de Daredevil, en la piel de Scott Glenn); la incorporación de Wesley Owen Welch (Toby Leonard Moore), mano derecha de Kingpin que es un personaje inventado para la película de Ben Affleck, entre muchas otras. Y, por supuesto, la afiatada utilización del reparto fijo del cómic: Karen Page (Deborah Ann Woll), Foggy Nelson (Elden Henson) y Claire Temple (Rosario Dawson), enfermera creada en los ’70 para el cómic de Luke Cage y luego trasladada al rincón del Hombre sin Miedo.



Primera temporada del primero de los cinco proyectos generados por el acuerdo entre Marvel y Netflix, Daredevil sienta las bases para las series AKA Jessica Jones (protagonizada por Krysten Ritten), Luke Cage (personificado por Mike Colter) y Iron Fist, antes de que todas ellas deriven en la miniserie The Defenders en el último tramo del año. Así que a respirar hondo, limpiarse la baba y empezar a soñar con la aparición de Elektra, Bullseye y (posiblemente) el Punisher, todo ello en la segunda temporada de Daredevil, si es que vamos a creer en lo que dice uno de sus productores ejecutivos, Steven S. De Knight. 
Parece que se nos vienen tiempos interesantes. 
Fernando Ariel García

martes, 10 de febrero de 2015

MARVEL’S AGENT CARTER: CONTINUIDAD Y RAMIFICACIONES

Marvel’s Agent Carter. Directores: Louis D’Esposito, Joseph V. Russo, Scott Winant, Stephen Cragg, Peter Leto, Stephen Williams, Vincent Misiano, Christopher Misiano. Protagonistas: Hayley Atwell (Peggy Carter), James D'Arcy (Edwin Jarvis), Chad Michael Murray (Jack Thompson), Enver Gjokaj (Daniel Sousa), Shea Whigham (Roger Dooley), Dominic Cooper (Howard Stark), Bridget Regan (Dottie Underwood). Participaciones especiales de Neal McDonough (Timothy "Dum Dum" Dugan), Leonard Roberts (Samuel "Happy Sam" Sawyer), Richard Short (Percival "Pinky" Pinkerton), James Austin Kerr (Jonathan "Junior" Juniper), Costa Ronin (Anton Vanko) y Walker Roach (voz del actor que interpreta al Capitán América en el serial de radio) y Stan Lee, entre otros. Guionistas: Christopher Markus y Stephen McFeely, Eric Pearson, Andi Bushell, Brant Englestein, José Molina, Lindsey Allen, Chris Dingess, Michele Fazekas y Tara Butters, en base a personajes, situaciones y entornos de distintas historietas de Marvel Comics. Productores ejecutivos: Joe Quesada, Stan Lee y Jeph Loeb, entre otros. Martes a las 23:00 horas, por Canal Sony (Argentina). ABC Studios / Marvel Television. EE.UU., 2015. 


Mucha acción, un poco de comedia y bastante de melodrama. Tramas de espionaje con tono de novela negra y toques de ciencia-ficción retrofuturista. Todo ello, obviamente, sobre el lienzo emocional de la posguerra y la paranoia del inicio de la Guerra Fría. Sintetizando, éste es el territorio televisivo que planea habitar Marvel’s Agent Carter, película en ocho entregas semanales (¿por qué no llamarla miniserie?) que hoy a las 23:00 horas llega a la Argentina por la pantalla de Sony.

Primer trailer de la serie, inserto en el primer episodio de la segunda temporada de 
Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D.

Pensada, realizada y exhibida como posta a mitad de camino en la andadura mediática de la segunda temporada de Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D., la nueva apuesta dramática del sistema televisivo inscripto en el Universo Cinematográfico Marvel va a lo seguro, probado y aprobado por la multitud de fanáticos que la siguen y consumen en cualquier soporte: Fuerte apego a la continuidad y ramificaciones con lo ya visto y lo que vendrá. 


Continuación del largometraje Capitán América: El Primer Vengador (2011); y precuela orgánica del corto Agent Carter (2013), incluido en la edición en DVD de Iron Man 3, esta Agent Carter sigue los pasos de la agente del título, Peggy Carter (siempre a cargo de Hayley Atwell), como subestimada empleada administrativa de la Reserva Estratégica Científica (SSR por su sigla en inglés), organización secreta precursora de S.H.I.E.L.D. Estamos en la Nueva York de 1946 y Peggy deberá hacer frente a las prácticas chovinistas que naturalizó la cultura machista de la época, justo cuando se encuentra transitando el duelo por la (aparente) muerte del Capitán América durante la Segunda Guerra mundial; y de ese hombre que amó (y ama) sólo queda un icono transformado en serial radiofónico de aventuras que ella (y los televidentes) escucharán en distintos momentos de la miniserie (perdón, película en ocho entregas semanales). 


Pero estamos en una producción Marvel; y la cuestión de género dura lo justo y necesario: Las escenas de oficina y los segmentos referidos a la vida cotidiana de una mujer gris. Mujer gris que, entre nosotros, lleva una doble vida bastante agitada como espía y contraespía, ya que en los momentos que le roba a su tarea de escritorio para la SSR, realiza misiones secretas para Howard Stark (de nuevo, en la piel de Dominic Cooper), científico que está siendo perseguido por la propia SSR por haberle vendido (aparentemente) armamentos secretos y ultrapoderosos a los enemigos de los EE.UU.


Y de esta relación con Howard Stark (futuro papá de Tony, más conocido como Iron Man) fluirán las conexiones con los universos Marvel que tanto nos gustan. Para limpiar el buen nombre de la familia Stark, la Agente Carter contará con la ayuda de Edwin Jarvis (James D'Arcy), mayordomo de Howard que inspirará a Tony el desarrollo de la inteligencia artificial J.A.R.V.I.S. que vimos en la trilogía fílmica del Gladiador Dorado y en Los Vengadores. Juntos, buscarán las armas, las encontrarán, intentarán eliminarlas y apresar a los responsables de que hayan llegado a las manos equivocadas. Que puede ser la Roxxon Oil Company, máxima petrolera de los cómics Marvel, empresa ligada al asesinato de los padres de Tony Stark. O Leviatán, la malvada organización secreta soviética que conocerán aquellos que hayan leído la historieta Secret Warriors. O el Proyecto Cuarto Rojo, ni más ni menos que el precursor del Programa Viuda Negra, de donde surgirá, mucho más adelante, la letal espía pelirroja con el infartante cuerpazo de Scarlett Johansson. 


Pero esto no es todo. Por razones de fuerza mayor, Carter cruzará su camino con los Comandos Aulladores “Dum Dum” Dugan, “Happy Sam” Sawyer, “Pinky” Pinkerton y “Junior" Juniper” (respectivamente personificados por Neal McDonough, Leonard Roberts, Richard Short y James Austin Kerr), que completarán un periplo trágicamente asociado al que recorrieron en los primeros cuatro números de la revista Sgt. Fury and his Howling Commandos, en el lejano 1963. Y con el profesor Anton Vanko (primer Dínamo Rojo de los cómics), colaborador de Howard Stark y padre de Ivan Vanko, el patovica científico que Mickey Rourke interpretó en Iron Man 2


Tan predecible como afiatada en su realización, Agent Carter parece haber venido para quedarse. Y si los números la acompañan, están las ganas de prolongar sus aventuras como serie de época, cada minitemporada (¿o temporada entera?) ambientada en una década diferente, mostrando (y demostrando) el merecido avance social de las mujeres enhebrado con la historia personal de la mujer que le movió el piso al Capitán América.
Fernando Ariel García

lunes, 17 de noviembre de 2014

CONSTANTINE: EN LA ENCRUCIJADA

Constantine. Directores: Neil Marshall, Steve Shill, Romeo Tirone. Protagonistas: Matt Ryan (John Constantine), Charles Halford (Chas Chandler), Harold Perrineau (Manny), Jeremy Davies (Ritchie Simpson), Bailey Tippen (Astra), Michael James Shaw (Papa Midnite), entre otros. Guionistas: Daniel Cerone, David S. Goyer, Rockne S. O’Bannon, Mark Verheiden, en base a personajes, situaciones y entornos de distintas historietas de DC Comics/Vertigo, principalmente Hellblazer y Constantine. Afiche: Ilustración de Gene Ha. Productores ejecutivos: Daniel Cerone, David S. Goyer y Mark Verheiden. Viernes a las 22:00 horas, por Space (Argentina). Ever After / Phantom Four Productions / DC Entertainment / Warner Bros. Television. EE.UU., 2014.

En sentido concreto, podemos definir a la encrucijada como el lugar físico en el que dos (o más) caminos se tocan, se unen y bifurcan, se cruzan. El mundo que Daniel Cerone, David S. Goyer y Mark Verheiden idearon para Constantine, adaptación televisiva de la historieta de DC Comics/Vertigo, pareciera estar justo en ese estadío. Un conglomerado de apariencias reconocibles por cualquier común mortal, en convivencia no muy pacífica con poderosas fuerzas relacionadas con lo oculto (demonios, fantasmas y otras entidades), que sólo perciben aquellos elegidos por algún designio superior.


A tono con esta premisa, el John Constantine personificado por Matt Ryan está transitando su personal encrucijada ética entre la responsabilidad y el desánimo. El cínico bebedor con el piloto siempre puesto o al alcance de la mano, anda buscando redención para sus pecados, principalmente el de haberle entregado al demonio Nergal el alma pura de la niña Astra, condenándola a una eternidad de sufrimientos. De ahí que el carismático antihéroe se asuma como “exorcista, demonólogo y amo de las artes oscuras” y se largue a cazar entes satánicos por todo EE.UU., como si el decadente existencialismo del personaje creado por Alan Moore pudiera resumirse en una road-movie paranormal con parlamentos en latín.


Desde el punto de vista creativo, la encrucijada que atosiga a la serie es la de asumir cuánto pondrá en pantalla del cómic Hellblazer y cuánto del cómic Constantine, título que asumió la colección en 2013 al degradar el nivel de su propuesta temática para ingresar a la plantilla del nuevo relanzamiento del universo ficticio de la DC Comics. La opción no es tan simple como parece, ya que implica el paso decisivo de una ficción para público adulto a la de una ficción para público infanto-juvenil, limando las asperezas que han hecho de John Constantine un personaje interesante, novedoso y vital, siempre impredecible.


Por el momento, la condición pendular de las tramas toca las posibilidades latentes en ambos extremos, exhibiendo la flaqueza inherente al imperio de las formas por sobre el reino de los contenidos. En este sentido, resultan netamente decorativas las referencias a otros personajes de DC (el casco del Doctor Fate, la vara mágica de Ibis the Invincible, ¿los hechizos de Zatanna?, la próxima incorporación del detective Jim Corrigan -alter ego de The Spectre-, interpretado por Emmet Scanlan); y bastante insulsa la presencia de algunos personajes recurrentes de la historieta, como el taxista Chas Chandler (Charles Halford), el hacker profesor de metafísica Ritchie Simpson (Jeremy Davies) y el chamán del vudú Papa Midnite (Michael James Shaw), a quienes la serie sumó al ángel Manny (Harold Perrineau) para poner en discurso aquello que le cuesta definir en acciones y/o motivaciones.


En sentido metafórico, la encrucijada es el momento o instancia en que debemos elegir una posibilidad y descartar las otras. Y por lo que pude ver en los tres primeros episodios de Constantine, Cerone, Goyer y Verheiden parecerían estar dudando entre irse para el terreno del thriller sobrenatural-místico-religioso, al estilo de Supernatural o Grimm; o avanzar por los caminos del terror psicológico tal como lo asumía la mejor etapa del cómic, explorando la tensión que surge del choque entre la realidad sociopolítica contemporánea y los conflictos sobrenaturales que escapan a la comprensión humana.
Por ahora, sólo tenemos una versión mejorada de aquel engendro cinematográfico protagonizado por Keanu Reeves. Muy poco, a decir verdad, porque ya no se podía caer más bajo. 
Fernando Ariel García

martes, 28 de octubre de 2014

MARVEL'S AGENTS OF S.H.I.E.L.D.: DE MAL EN PEOR

Marvel Agents of S.H.I.E.L.D.: Shadows (primer episodio de la 2º temporada). Director: Vincent Misiano. Protagonistas: Clark Gregg (Phil Coulson), Ming-Na Wen (Melinda May), Brett Dalton (Grant Ward), Chloe Bennet (Skye), Iain De Caestecker (Leo Fitz), Elizabeth Henstridge (Jemma Simmons), Nick Blood (Lance Hunter), Lucy Lawless (Isabelle Hartley), Brett Dalton (Grant Douglas Ward), Reed Diamond (Daniel Whitehall), Adrian Pasdar (Glenn Talbot), Henry Simmons (Alphonso “Mack” MacKenzie), Hayley Atwell (Peggy Carter), Kenneth Choi (Jim Morita), Neal McDonough (Timothy “Dum Dum” Dugan), Brian Patrick Wade (Carl Creel), entre otros. Guionistas: Jed Whedon y Maurissa Tancharoen, en base a personajes, situaciones y entornos de distintas historietas de Marvel Comics. Productores ejecutivos: Joe Quesada, Jeffrey Bell, Jeph Loeb, Alan Fine, Stan Lee, Joss Whedon, Jed Whedon, Maurissa Tancharoen. Martes a las 23:00 horas, por Canal Sony (Argentina). ABC Studios / Marvel Television / Mutant Enemy Productions. EE.UU., 2014.


Después de una primera temporada con altibajos, Marvel Agents of S.H.I.E.L.D. regresa hoy (en las pantallas argentinas) con nuevos bríos y una misión programática mucho más clara, específica y directa: Reconstruir S.H.I.E.L.D. tras el colapso ocasionado por la infiltración de la organización terrorista Hidra vista en Capitán América y el Soldado del Invierno. Está claro, de arranque, que va a ser una tarea difícil, complicada, peligrosa y, sobre todo, manchada de sangre. Pero los ahora fugitivos agentes al mando de Phil Coulson (Clark Gregg), parecen estar más que calificados para operar en secreto, cazando hidras como los cazanazis de Simon Wiesenthal.


Las referencias a las consecuencias de la Segunda Guerra mundial no son gratuitas, ya que Agents of S.H.I.E.L.D. nos brinda, de paso cañazo, el primer vistazo a Agent Carter, la próxima serie del Universo Marvel Cinematográfico ambientada en los años del conflicto bélico y la Guerra Fría posterior, con la cual (a priori) estaría estableciendo lazos de estricta continuidad. Dentro de la ficción, porque el apartado liderado por Peggy Carter (Hayley Atwell) y los Comandos Aulladores “Dum Dum” Dugan (Neal McDonough) y Jim Morita (Kenneth Choi), abriría el juego sobre los hechos fundacionales de S.H.I.E.L.D. Y fuera de la ficción, ya que Agent Carter está pautada para llegar a las pantallas como reemplazo de Agents of S.H.I.E.L.D. en su descanso de mitad de temporada.

Trailer de Agent Carter

Asumidos como intersticio televisivo de baja escala entre entregas de los tanques cinematográficos, estos agentes de S.H.I.E.L.D. van a trabajar para satisfacer las demandas de los seguidores de la franquicia y de los fanáticos del cómic, principales habilitados para adivinar las puntas escondidas por aquí y por allá. Y a la espera de The Avengers: Age of Ultron, por la caja boba estarán desfilando, a lo largo de los episodios, Glenn Talbot (uno de los militares que persiguen a Hulk), Carl Creel (el Hombre Absorbente), Mockingbird (interpretada por Adrianne Palicki), Lance Hunter (equivalente inglés de Nick Fury en la revista del Captain Britain) y el proceso de transformación de Donnie Gill en Blizaard.


El tono general de la segunda temporada de Agents of S.H.I.E.L.D., en concordancia con lo que viene pasando por la gran pantalla y en 3D, es mucho más oscuro y desesperanzado que en la anterior. Se palpa un aliento trágico que recubre el desarrollo de los (viejos y nuevos) personajes. Y una fijación científico-tecnológica que, es de suponer, brindará respuestas a las preguntas que se vienen arrastrando sobre Coulson. Un panorama negro que amenaza con ir de mal en peor.
Para los personajes, no para los televidentes. Por suerte.
Fernando Ariel García

miércoles, 15 de octubre de 2014

THE FLASH: RÁPIDO Y FURIOSO

The Flash (Episodio piloto). Director: David Nutter. Protagonistas: Crant Gustin (Barry Allen / Flash), Candice Patton (Iris West), Danielle Panabaker (Caitlin Snow), Rick Cosnett (Eddie Thawne), Carlos Valdés (Cisco Ramón), Tom Cavanagh (Harrison Wells), Jesse L. Martin (Joe West), Michelle Harrison (Nora Allen), Chad Rook (Clyde Mardon), John Wesley Shipp (Henry Allen), Stephen Amell (Oliver Queen / Arrow), entre otros. Guionistas: Greg Berlanti, Andrew Kreisberg y Geoff Johns, en base a personajes, situaciones y entornos de distintas historietas de DC Comics, principalmente The Flash. Jueves a las 21:00 horas, por Warner Channel (Argentina). Berlanti Productions / Warner Bros. TV. EE.UU., 2014.

Portentoso e imperfecto. Extraordinario en general, pero incompleto por partes. Las sensaciones que me quedaron después de ver el primer episodio de The Flash, el nuevo programa superheroico del Universo DC que, entre nosotros, debutará mañana a las 21:00 horas por la pantalla del Warner Channel, justo antes del estreno de la tercera temporada de Arrow. Como todo capítulo piloto (Gotham, por ejemplo), el de The Flash abarca mucho, demasiado; y termina apretando poco. La sobreabundancia de personajes, tramas y subtramas ocupa más tiempo de aire que la historia a contar en el día. Poniendo a prueba el velocímetro, la serie pasa por las situaciones que propone, sin atraversalas. Informa pero no crea, diría el Chandler enojado (y con razón) con Hollywood.


Salva la situación que el tono elegido sea mucho más ramplón, ligero, humorístico, luminoso y optimista que el de Arrow. Anclada en los cánones del melodrama con toques de comedia romántica, The Flash apunta al entretenimiento de base hormonal, menos pretencioso a la hora de intelectualizar motivaciones y dilemas morales. Si desde el comienzo, Arrow se mostró consustanciada con la visión narrativa del Batman de Christopher Nolan, esta nueva encarnación catódica del Corredor Escarlata parece cortada (adrede) bajo el modelo Marvel explotado en la pantalla grande con la trilogía de Iron Man y Guardianes de la Galaxia.


Básicamente, la trama sigue el origen establecido en Showcase Nº 4 (1956) y su relectura actualizada en la miniserie The Flash: Rebirth (2009), escrita por Geoff Johns (no casualmente el guionista del episodio y uno de los productores ejecutivos del programa), desde el accidente de laboratorio que le otorga sus poderes a Barry Allen (Crant Gustin) hasta su enfrentamiento con el primero de la famosa galería de archicriminales tomados de las historietas, en este caso un Mago del Tiempo que no usa su nombre clave y se queda sólo con el anodino Clyde Mardon (Chad Rook). En el medio, el inicio del romance entre Flash e Iris West (Candice Patton) y el aviso de que los viajes temporales serán una temática recurrente e insoslayable. 


A pesar de asumirse como opuesto de Arrow, este The Flash empodera su condición de desprendimiento de la serie que es columna vertebral del moderno Universo DC televisivo. Del oscuro rincón del Arquero Esmeralda, que en su segunda temporada introdujo a Barry Allen, Caitlin Snow, Cisco Ramón, Harrison Wells y los laboratorios S.T.A.R. en donde transcurrirá la pata científica de cada aventura, la nueva serie también se trajo el dilema principal a resolver en el primer tramo de la temporada: El asesinato de la madre de Barry a cargo de un metahumano que los veteranos lectores del cómic identificarán por su identidad reversa.


La incorporación de información sensible que ya manejan los conocedores de la mitología superheroica impresa es, realmente, un gran acierto de los guionistas, sobre todo porque aparece naturalmente equilibrada con los atractivos que la trama ofrece al espectador medio. Y, la verdad, el panorama que se abre alcanza (y sobra) para poner en llamas hasta al más apático de los fanáticos: Juego referencial con Crisis en las Tierras Infinitas (la saga en la que muere Barry Allen). Menciones a las empresas Stagg, Palmer, Kord, Ferris, y Wayne, o sea la posibilidad de ver en pantalla a Rex Mason/Metamorpho, Ray Palmer/Atom (interpretado por Brandon Routh en Arrow), Ted Kord/Blue Beetle, Hal Jordan/Linterna Verde y Bruce Wayne/Batman, respectivamente. Transformación de Caitlin Snow en Killer Frost y de Cisco Ramón en Vibe. Incorporación de Martin Stein (Victor Garber) y Ronnie Raymond (Robbie Amell), o sea las dos mitades que conforman a Firestorm; y de los supercriminales Capitán Frío (Leonard Snart), Onda Cálida (Dominic Purcell), el Flautista (Andy Mientus), Plastique (Kelly Frye), Clock King (Robert Knepper, retomando su papel en Arrow) y un Profesor Zoom que juega a las escondidas. Y para los nostálgicos de la noventosa serie de TV The Flash, la participación de John Wesley Shipp (Flash) como Henry Allen, padre de Barry; y la de Amanda Pays retomando su papel de la Dra. Tina McGee.


Ahora sólo queda ir viendo cómo se desanda el camino hacia los Titans (versión catódica de los Teen Titans y escala televisiva de la Liga de la Justicia que empezará a armar Batman vs. Superman: Dawn of Justice en el cine), esperando ansiosos la parada obligada en el crossover con Arrow, bautizado The Brave & The Bold en homenaje a la clásica revista de DC. Pisando el acelerador a fondo, por supuesto.
Fernando Ariel García

martes, 14 de octubre de 2014

ARROW: PRIMERA VÍCTIMA DE SU BUENA PUNTERÍA

Arrow: The Calm (primer episodio de la tercera temporada). Director: Glen Winter. Protagonistas: Stephen Amell (Oliver Queen / Arrow), Katie Cassidy (Dinah Laurel Lance), David Ramsey (John Diggle), Willa Holland (Thea Queen), Emily Bett Rickards (Felicity Smoak), Colton Haynes (Roy Harper ), John Barrowman (Malcolm Merlyn), Paul Blackthorne (detective Quentin Lance), Grant Gustin (Barry Allen / Flash), Brandon Routh (Ray Palmer), Caity Lotz (Sara Lance / The Canary), Cynthia Addai-Robinson (Amanda Waller), Peter Stormare (Werner Zytle / Conde Vértigo), entre otros. Guionistas: Greg Berlanti, Marc Guggenheim y Andrew Kreisberg, en base a personajes, situaciones y entornos de distintas historietas de DC Comics, principalmente Green Arrow. Jueves a las 22:00 horas, por Warner Channel (Argentina). Berlanti Productions / Warner Bros. TV. EE.UU., 2014.

Primer acto: El hijo pródigo regresa al hogar; y en el camino de redención y reencuentro personal, terminará haciendo las paces con su pasado y salvando la ciudad. Aún algo molesto, ocupa el rol que le ha tocado en suerte (o desgracia). Segundo acto: El vigilante verde se recibe de héroe y reafirma el compromiso con sus ideales. Bastante en paz consigo mismo, acepta el rol que venía ocupando. Tercer acto: Cuando las cosas parecen empezar a acomodarse, la tragedia lo sacude todo. Mal. Arrow ya no encaja en el rol que estaba decidido a ejercer y se ve obligado a construir una nueva identidad.
 
Trailer para la tercera temporada presentado en la Convención de Cómics de San Diego
 
La tercera temporada de Arrow, que en la Argentina arranca el jueves a las 22:00 por Warner Channel (después del debut de The Flash), profundiza la lógica que la serie mantuvo en sus dos temporadas anteriores: Tramas y subtramas entrelazadas, con los personajes debiendo resolver cuestiones personales de alcoba mientras salvan al mundo de conspiraciones secretas y mortales. Héroes y villanos obsesivos, furiosos pero contenidos, obvia expresión de un mundo oscuro, de una ciudad que tiene memoria y no sabe perdonar. En la parte formal, continúa la marca de fábrica que representa el uso de dos líneas temporales paralelas, el pasado que define y determina las acciones del presente, el diálogo entre lo que está pasando ahora y el flashback que dispara relecturas hacia adelante y hacia atrás, que para algo ya están las primeras dos temporadas disponibles en DVD.
 
 
Al final del episodio debut, queda claro que este tercer módulo apuesta fuerte, pateando el tablero con la idea de reacomodar las fichas de acuerdo con lo planificado para los personajes y los televidentes. Y ese, tal vez, sea el problema más grande que enfrente la serie, porque todo lo bueno que tiene The Calm, que es mucho, queda brutalmente rebajado ante las expectativas que productores y emisoras van generando con cada nuevo adelanto e información que filtran a los medios. Sabiendo de antemano que todo busca desembocar en Titans (versión catódica de los Teen Titans y escala televisiva de la Liga de la Justicia que empezará a armar Batman vs. Superman: Dawn of Justice en el cine), lo nuevo de Arrow suma más tiempo en escena para Roy Harper (bajo la anónima caperuza roja que representa a Arsenal) y la Suicide Squad al mando de Amanda Waller; se detiene en el crossover con The Flash (doble episodio titulado The Brave & The Bold, en referencia a la clásica revista de la DC); e incorpora paulatinamente a Ray Palmer /Atom (Brandon Routh, que -no- le supo poner el cuerpo a Superman y a Dylan Dog), Tatsu Yamashiro/Katana (Rila Fukushima), Ted Grant/Wildcat (J.R.Ramirez) y Ra’s al Ghul (Matt Nable), como el principal antagonista de la temporada. La tercera flecha de Arrow ya está surcando el aire.
 
 
Esperemos que la serie no sea la primera víctima de su buena puntería. Sería una verdadera lástima.
Fernando Ariel García  
 
Publicidad del episodio con forma de portada de cómic

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lunes, 29 de septiembre de 2014

GOTHAM: MURCIÉLAGO PARA ARMAR

Gotham (Episodio piloto). Director: Danny Cannon. Protagonistas: Ben McKenzie (James Gordon), Donal Logue (Harvey Bullock), David Mazouz (Bruce Wayne, futuro Batman), Zabryna Guevara (Sarah Essen), Sean Pertwee (Alfred Pennyworth), Robin Lord Taylor (Oswald Cobblepot, futuro Pingüino), Camren Bicondova (Selina Kyle, futura Gatúbela), Cory Michael Smith (Edward Nygma, futuro Acertijo), Jada Pinkett Smith (Fish Mooney), John Doman (Carmine Falcone), Victoria Cartagena (Renee Montoya), Andrew Stewart-Jones (Crispus Allen), Richard Kind (alcalde Aubrey James), Grayson McCouch (Thomas Wayne), Brette Taylor (Martha Wayne), Clara Foley (Ivy Pepper, futura Hiedra Venenosa), Jon Beavers (comediante, ¿futuro Guasón?), entre otros. Guionista: Bruno Heller, en base a personajes, situaciones y entornos de los distintos cómics de Batman publicados por DC Comics, haciendo especial hincapié en la obra desarrollada por Bob Kane, Bill Finger, Jerry Robinson, Dick Sprang, Sheldon Moldoff, Gardner Fox, Robert Kanigher, Archie Goodwin, Frank Miller, David Mazzucchelli, Alan Moore, Brian Bolland, Jeph Loeb, Tim Sale, Greg Rucka y Howard Chaykin, entre otros. Lunes a las 21:00 horas por Warner Channel (Argentina). Primrose Hill Productions / DC Comics / Warner Bros. Television. EE.UU., 2014.


Batman antes de Batman. El camino del héroe. El oscuro trayecto que se inicia en un trágico callejón, con dos tiros y el grito infantil que llega para sepultar la inocencia arrebatada. Aullido animal con que Bruce Wayne / Bruno Díaz despide a sus padres recién asesinados, la sangre aún caliente en las manos, escurriéndose entre la escena del crimen y su psiquis violentada, imprimiendo ese murciélago rorschachiano que será, por siempre y para siempre, su condena y liberación. Pero como la idea de esta serie es contar lo que pasa antes de que Brunito se calce el traje que despierte pavor en la mente de los criminales supersticiosos, el eje estará puesto (en esta temporada y durante las que le sigan), en lo que Ciudad Gótica haga de ese pibe arruinado.


Y en quienes se lo hagan, claro. Porque si algo se entiende de entrada en Gotham es que Batman terminará siendo una construcción colectiva, la intervención despiadada, inmisericorde e irredenta de moralidades varias (y en pugna) sobre el cuerpo y la mente de ese pibe que sólo quería jugar a ser el Zorro y, a cambio, terminará convertido en la máquina expendedora de Justicia que esta ciudad corrupta necesita para mantener la esperanza cada vez que caen las persianas y el sol se oculta tras sus visillos.


Y ahí es cuando aparecen en escena los dos tutores que moldearán su misión y su sumisión al compromiso inquebrantable de la capucha: James Gordon, utópico detective a cargo del esclarecimiento del crimen de la familia Wayne, ferviente militante del cambio posible; y Alfred Pennyworth, mayordomo ex-marine que le inoculará parte de la dureza necesaria para afrontar lo que se viene. Y desde estas dos figuras totémicas empezarán a desprenderse las demás, irradiando a Bruno con sus amores, sus lealtades, sus engaños. Y cincelando sus propios destinos, porque la voz de Gotham es coral y el proceso de creación de Batman es, también y sobre todo, el proceso de creación de Gatúbela, del Acertijo, del Pingüino, del Guasón, sombra ominosa que estará presente en todos los episodios, acechando y jugando con la percepción del televidente. Y reinando sobre todos (ellos y nosotros) Ciudad Gótica, la protagonista más majestuosa de la serie, la única que sabe todo lo que sus hijos pródigos aún desconocen.


Como buen capítulo piloto, la primera entrega de Gotham porta el pecado de la sobrecarga. Se entiende que hay que vender a futuro y la única forma de comprar fidelidades, parece entender Bruno Heller, principal responsable de la serie y guionista de esta entrega puntual, es la de abrir el juego al máximo, tirar promesas a lo loco y sembrar los minutos de aire con personajes y subtramas que, obligadamente, deberán desandarse de a poco y por partes. Espero que con el mismo nervio narrativo y menos ansiedad por enseñar escondiendo todo lo bueno que nos espera si seguimos sintonizando el mismo baticanal a la misma batihora.
Fernando Ariel García

El que busca encuentra. La primera foto promocional del cast de Gotham está llena de referencias (más o menos ocultas) al futuro de los personajes

viernes, 26 de septiembre de 2014

PILULES BLEUES: EL SIDA EN LOS TIEMPOS DEL AMOR

Pilules bleues. Director: Jean-Philippe Amar. Protagonistas: Guillaume Gouix, Florence Loiret Caille, Benjamin Bellecour, Timothé Vom Dorp, François Deblock, Emmanuel Salinger, Emilie Caen, entre otros. Guionistas: Charlotte Sanson, Jean-Philippe Amar, basado en la homónima novela gráfica de Frederik Peeters. Emitida el 26 de septiembre de 2014. La Parisienne d'Images / ARTE F / TV5 Monde / RTL TVI. Francia, 2014.

¿Puede la búsqueda de una fidelidad absoluta derivar en la traición más grande? Sí; y el telefilme de Pilules bleues (Francia, 2014) es la prueba más contundente. Partiendo de la homónima novela gráfica de Frederik Peeters, aparecida en 2001 y ampliada el año pasado, Jean-Philippe Amar (director y co-guionista) orquestó esta rara escenificación que, abordando el material original desde una perspectiva ajena al enfoque prioritario de la trama, termina contando una historia exactamente igual en la forma; y completamente divergente en la intencionalidad final.


Clon epidérmico de uno de los pilares del moderno cómic autobiográfico, la película sigue los pasos del joven historietista que encuentra el amor al reencontrarse con una mujer a la que le había perdido el rastro hace tiempo. La química entre ambos parece estar intacta, el deseo dice presente y fluye naturalmente. Aunque en el medio de la relación se meta, en cada resquicio y para siempre, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida que ella porta, al igual que su pequeño hijo.


Sin autocomplacencias, Peeters relató el proceso de integración familiar entre la pareja, el hijo y la ingesta regular de los retrovirales, las píldoras azules del título. Ensamblando con naturalidad apabullante y honestidad descarnada la intimidad de esas sábanas, el temeroso exterior de la casa, la interrelación con amigos y con extraños, en el trabajo y en la escuela, permanentemente acompañados por la presencia de un rinoceronte incómodo y aceptado, representación gráfica de los miedos latentes que el Sida inocula en cada acto cotidiano. Y lo hizo poniendo en primerísimo primer plano al amor, al compañerismo, al deseo de enfrentar la aventura de vivir, avanzando de la mano del ser amado. Que uno de los dos tenga sida pasa a ser un dato secundario, determinante sólo para el tipo de herramientas con que ese sentimiento deberá aprender a expresarse.


Allí donde la historieta dio cátedra de la narrable hondura humana, la película yerra el enfoque. De esa historia de amor en los tiempos del Sida, Jean-Philippe Amar elabora una historia del Sida en los tiempos del amor, reforzando discursos ominosos, entendiendo aquella búsqueda de la felicidad como un tránsito habitado exclusivamente por la tristeza, inventando problemas sexuales en donde Peeters encontraba soluciones para gozar la sexualidad más plena que le fuera posible. Privilegiando la desazón en lugar de la esperanza. Entendiendo a las píldoras azules como una limitación y no como lo que realmente son, una oportunidad. Tal vez, el prejuicio más grande que Peeters ayudó a derribar al abrir su corazón y sangrar historieta.
Fernando Ariel García

jueves, 26 de septiembre de 2013

MARVEL'S AGENTS OF S.H.I.E.L.D.: CUMPLE PERO NO DIGNIFICA

Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D (Episodio piloto). Director: Joss Whedon. Protagonistas: Clark Gregg (Phil Coulson), Ming-Na Wen (Melinda May), Brett Dalton (Grant Ward), Chloe Bennet (Skye), Iain De Caestecker (Leo Fitz), Elizabeth Henstridge (Jemma Simmons), J. August Richards (Mike Peterson) y Cobie Smulders (Maria Hill), entre otros. Guionista: Joss Whedon, Jed Whedon y Maurissa Tancharoen, en base a situaciones y entornos creados por Stan Lee y Jack Kirby para los cómics de Marvel. Lunes a las 21:00 horas por Sony Entertainment Television. ABC Studios / Marvel Television / Mutant Enemy Productions. EE.UU., 2013.
Todo capítulo piloto de una nueva serie debe cumplir con un precepto de oro: La introducción de los personajes y la dinámica de interrelación entre los mismos, el planteo genérico de los tópicos y situaciones que abordará a nivel de tramas y subtramas, definiendo en el mientras tanto el tono narrativo que desarrollará a lo largo de la temporada. En este sentido, el debut de Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. puede considerarse como canónico, ya que no se aleja del manual de estilo en ningún momento.
Pensada y realizada como eslabón temático de la cadena cinematográfica del Universo Marvel, la serie se asume como satélite deudor de la continuidad interna de la franquicia, apropiándose de conflictos ya elaborados en la gran pantalla y bajando la intensidad de sus escalas a fin de amoldarlos a las necesidades presupuestarias de la TV. Más allá de las referencias directas a Los Vengadores, al suero del supersoldado y a la sustancia tóxica Extremis ya vista en Iron Man 3, la ligazón central viene articulada a través de dos agentes del Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa (S.H.I.E.L.D.): Maria Hill (Cobie Smulders), ya vista en Los Vengadores y con un (aparente) rol preponderante esperándole en Captain America: The Winter Soldier; y, en mayor medida, el resucitado Phil Coulson (Clark Gregg), cuya vuelta de la muerte en Los Vengadores aparece expuesta como EL misterio a desandar durante la temporada.
Maria Hill y Phil Coulson, agentes de S.H.I.E.L.D. y vasos comunicantes entre la TV y el cine
Más allá de la rimbombante puesta en escena, es realmente poco lo que sucede en esta primera hora de exposición. Ni más (ni menos) que el armado de un pequeño equipo especial de S.H.I.E.L.D. dedicado a lidiar con situaciones extrañas, sobre todo aquellas que incluyan superhéroes emergentes y amenazas alienígenas. Justo las dos tipologías de dilemas que justifican argumentalmente lo que ocurre en pantalla. Y queda más que claro, sin necesidad de ver otros episodios, que este grupo de rejuntados a cargo de Coulson terminará erigido como el equipo estrella de la agencia secreta de espionaje internacional.
Puesta a cumplir, Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. cumple con todos. Justifica las intervenciones norteamericanas en territorios soberanos y ejerce cierta crítica sobre la naturaleza socialmente depredadora del capitalismo salvaje. Satisface el deseo de los fieles marvelitas y atiende a las necesidades dramáticas del público mayoritario que gusta seguir las series televisivas. El problema mayúsculo al que se enfrenta esta producción encabezada por Joss Whedon (Buffy, Los Vengadores) es el de estar a la altura de la excitación que provoca la información que circula sobre la serie: Probables cameos de Samuel L. Jackson (Nick Fury) y de Robert Downey Jr. (Iron Man); adelantos argumentales de los próximos tanques fílmicos, la incorporación de nuevos personajes del Panteón Marvel (por lo pronto, se sabe que el Dr. Franklin Hall, alter ego del supervillano Gravitron, dirá presente en el tercer episodio), entre otros trascendidos. Todos ellos, claro, mucho más interesantes que los logros concretos alcanzados por este capítulo piloto. Estaremos en sintonía.
Fernando Ariel García