Amo un poco el lomo
debelador de los libros de tu
biblioteca
y la sombra que de perfil
proyectas
cuando por la persiana
entreabierta
las cortinas te delinean.
Amo apenas
tu letra inundando
los cuadernos de incógnitas,
la manera desinteresada
con la que me brindas a veces
los detalles sobre los que te
construyo
y la tremenda frialdad con la que
me demuestras
como subsistes sin mi,
alegremente.
Quiero brevemente
el beso diminuto con que te
despides,
el segundo en el que me abrazas
como si me hubieras extrañado,
y el terciopelo que encubre
la vehemencia con la que a veces
me miras.
Y te quiero un poco
cuando despierto, sobresaltada de
soñarte,
y sintiendo aun tu presencia
olvido, por un momento,
la complicación
que me significa amarte.