Hace ya algún tiempo escribí un pequeño cuento que titulé "Lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte". Me sirvió para cerrar Infraleve , un libro de esos que uno publica cuando es demasiado joven y luego no deja de arrepentirse una y otra vez. En el relato contaba una historia real que luego muchas veces mi madre recordó: la historia de una pastilla de jabón y de una mirada en un espejo. Hoy, más de diez años después, una pastilla de jabón casi desaparece en mi mano. Y no he podido evitar recordar. El cuento, el jabón, el espejo, mi padre y mi madre. Ya no me reconozco en esa manera de escribir. Y al cuento le falta ritmo por todos los lados. Pero la imagen me sigue pareciendo bella. Y cada vez que me viene a la cabeza me emociono. Por eso he decidido publicarlo de nuevo aquí. Una vez más. A pesar de todo. Lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte Desde que su marido murió, ella no hacía más que mirarse al espejo. Siempre al mismo espejo. Una y
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.