Nada es comparable para un niño a la ilusión que supone depositar su diente de leche recién caído bajo la almohada.
Y aún siendo la tradición del Ratoncito Pérez tan
difundida, sus raíces son quizá, menos
conocidas. Para asegurar su continuidad y para que se perpetúe de padres a hijos como ha venido haciéndolo hasta ahora, queremos hablarte de su origen.
Según cuentan las viejas tradiciones de las primitivas sociedades agrarias que las madres ofrecían a los ratones que crecían entre el grano los dientes de leche de sus hijos. Con ello buscaban aunar la fertilidad de sus campos con el crecimiento de unos niños fuertes y sanos.
En definitiva, los viejos ritos y creencias de la madurez y de los ciclos de la naturaleza.
En todo el mundo hay tradiciones que recogen, con algunas variantes, estas creencias y costumbres.
El caso de
España, y el de la mayor parte de los países hispanoamericanos (sobretodo
México,
Argentina y
Colombia), es muy especial, ya que hablamos de un roedor con nombre y apellido propios:
Ratón Pérez.
El autor del
cuento Ratón Pérez, fue un
jesuita Jerezano, el
Padre Luis Coloma,
contemporáneo de los grandes escritores realistas y costumbristas de
finales del siglo XIX y más conocido por las adaptaciones al cine de sus
obras
Pequeñeces (1949, Juan de Orduña) y
Jeromín (1953, Luis Lucia).
El
Padre Coloma, que también destacó en su época, como autor de
cuentos, tomó como base las tradiciones agrarias que hemos comentado para llevar a la práctica un real y singular trabajo.

La Reina Doña María Cristina, le encomendó la creación de un cuento como regalo para su hijo, el niño Rey Alfonso XIII, con motivo de la caída de un diente, a los ocho años de edad (hacia 1894).
En este cuento, se habla del maravilloso viaje que el pequeño Rey Buby (en realidad el apelativo que la Reina Madre utilizaba con su hijo) inicia de la mano del Ratón Pérez,
transformado a su vez en un pequeño ratoncito, para conocer como vivían
sus pequeños súbditos, algunos de ellos muy pobres, como el niño Gilito. En este viaje, Buby aprenderá valores como la valentía, el cuidado de sus súbditos y la generosidad.
Ratón Pérez, en palabras del Padre Coloma es pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja, terciada a la espalda.
La primera edición del cuento data de 1902, con una reedición ilustrada en 1911. Su manuscrito se conserva, desde 1894, en la biblioteca del Palacio Real.

De alguna manera, Ratón Pérez permitió la fijación de la tradición y de uno de sus elementos más importantes como es el regalo de una moneda (en el cuento, de oro) a cambio del diente caído bajo la almohada. Y no sólo en España, sino en la mayor parte del ámbito cultural hispanoamericano.
Desde los tiempos del padre Coloma, el personaje se ha enriquecido con infinidad de relatos, cuentos y dibujos, nacidos de artistas y escritores, que lo han tomado como base, lo han recreado y que han acrecentado su magia y la ilusión de los más pequeños y, ¿por qué no?, de todos los que aún nos sentimos niños a veces.
Por ello, el 5 de enero de 2003 el Ayuntamiento de Madrid quiso rendir homenaje a Pérez con una placa conmemorativa instalada en el mismo lugar donde el padre Coloma ubicó su vivienda con el texto: Aquí
vivía, en una caja de galletas en la confitería Prast, Ratón Pérez,
según el cuento que el padre Coloma escribió para el niño Rey Alfonso
XIII.