<$BlogRSDUrl$>

martes, enero 03, 2023

Aventuras y desventuras de la Fiscalía Metropolitana Sur en su lucha contra el terrorismo.  

Dado que el Estado está teniendo serios problemas para designar al futuro jefe del órgano persecutor de pobres y garantizador de la impunidad de poderosos, también conocido como Fiscal Nacional del Ministerio Público, recordamos y difundimos este brillante texto anónimo sobre la Fiscalía Metropolitana Sur, especialista en "combate al terrorismo". En su momento fue publicado en el ya extinto sitio Hommodolars, y aunque se anuncia una segunda parte, según sabemos nunca llegó a existir.  (Si conocen la continuación, mándenla). Archivar bajo: criminología crítica y humorismo.



Aventuras y desventuras de la Fiscalía Metropolitana Sur en su lucha contra el terrorismo. (Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)

Anónimo, tomado deHommodolars, 2014.

Existe un lugar en nuestra patria, un lugar donde yacen los más puros ideales de la justicia, un reservorio moral de los altos valores republicanos y del estado de derecha. ¡Gracias al cielo que existe la fiscalía metropolitana sur! En este lugar, abnegados funcionarios públicos laboran por casi nada, embarcados en la más peligrosa tarea que les ha sido asignada: la lucha contra el terrorismo. Para ello trabajan en su sede de Gran Avenida y en un bunker secreto construido por las autoridades de turno.

Es temprano en la mañana cuando el fiscal Héctor Barrios, lentes oscuros, terno azul y corbata gris, se baja al trote junto con Waldo, su guarda espaldas. Camina rápido por el estacionamiento en dirección a las escaleras, cuando nuestro héroe siente unas ganas irrefrenables de tirarse un pedo. Barrios, siempre ocurrente le dice a Waldo que se adelante mientras él se devuelve al auto oscuro de vidrios polarizados y blindaje.

¡Cómo le gustaba que tuviera blindaje! Cuando pensaba en ello como que se excitaba. Pero prefería no pensar mucho en eso, tenía miedo a convertirse en un degenerado, es cierto que era caliente pero de ahí a que “le pasaran cosas” con un automóvil blindado era como “too much”, como decían sus amigas. Mientras abría el maletero y hacía como que buscaba algo levantaba levemente su pierna derecha en un perfecto gesto técnico y se pedorreó alegremente, luego se agitó dando saltitos y sacudiendo las piernas (para no llevárselo, pensó riéndose) y volvió caminando con gesto serio, el ceño fruncido y una carpeta en la mano con información estratégica. Waldo, siempre atento lo vigilaba desde la entrada de los calabozos del subterráneo que conducían a la escalera. ¡Ah, los calabozos! –pensó Barrios- y recordó la belleza de las mazmorras. ¡Pero no podía perder más tiempo! Debía luchas contra el terrorismo y apresuró el paso, seguido de Waldo.

Entró a las oficinas caminando con un pasito como bailando. “Buenos días personal” dijo haciéndose el lindo con las secretarias en un personal homenaje a uno de sus ídolos de juventud: Jaime Canitrot cuando entraba a la oficina. Qué gran programa –pensó- ahí sí que la televisión era grande y no la mierda que daban ahora, el programa tocaba fibras universales del ser humano pensaba Barrios, literato, ya no había obras de teatro como aquellas. En sus profundos pensamientos el fiscal Barrios siempre se preguntaba si se identificaba más con Canitrot o con el Señor Zañartu cuando reprendía a Gertrudis…

En fin, tuvo que dejar de lado sus reflexiones y acudir al templo de la persecución penal y la justicia, que requerían su enorme talento contra el enemigo más temible que había enfrentado: los terroristas. Qué lejanos tiempos en que combatían a los grandes narcos de la zona sur de Santiago, cuando entraron disfrazados de deudos a un funeral en la Población La Legua. ¡Qué idea genial del chico Peña! Las largas condenas por asociación ilícita sin un gramo de droga- como le gustaba jactarse- sólo con escuchas telefónicas. Los buenos tiempos en que se habían forjado los rottweilers de la fiscalía sur y lanzó un gruñido en su oficina mientras encendía el computados. Vio la foto del protector de pantalla: J. Edgar Hoover, jefe del FBI, otro pro hombre, un incomprendido, igual que él, pensó con los ojos cerrados el fiscal Barrios mientras soñaba despierto, aún le faltaba coronar su carrera y ahora se presentaba la oportunidad ideal luego de los últimos atentados en el Metro y que el gobierno les había dado carta blanca en su lucha contra el terrorismo. ¡El conjunto de la sociedad los apoyaba! Incluso los parlamentarios que los habían denostado, incluso la prensa –tan caprichosa- que siempre los había apoyado y les dio la espalda en el Caso Bombas. ¡Tanto color por el poster de Axel Rose y las aceitunas! Al final habían permitido salir libres a los terroristas. Pero ahora sería distinto, pondría punto final a la seguidilla de atentados que amenazaban la paz social del país…

 -¡Acabaría con los terroristas!- Dijo dando un puñetazo en el escritorio mientras miraba con ojos grandes y fijos, como de loco, hacia adelante. Se preparaba para una reunión importantísima con el oficial de inteligencia de carabineros, el capitán Mediamilla y el otro fiscal asignado al caso, el fiscal Christian Toleso, funcionario eficiente pero un poco incómodo. Le molestaba que fuera tan mateo y ese aire de geniecillo y sabelotodo. Debía prepararse para la reunión pero aún tenía tiempo para ocuparse de algunas cosas pendientes que había dejado del día anterior. En el computador terminaría de ver la galería de fotos de Maura Rivera... qué estupenda ella, la seguía desde el tiempo de “las cocoteras”, al final hasta los hombres de estado como él tenían derecho a tener su lado superficial. Lástima que no fuera viernes para ver algún “Mickey” que trajera La Cuarta. Estaba en eso, pensando en un poto de la farándula, cuando tuvo un arrebato de genialidad tan propio de él, que le venían en cualquier momento, una especie de iluminación jurídico-periodística. ¡Ya sabía lo que diría cuando perdieran el próximo juicio y los jueces marxistas-garantistas-leninistas-anarquistas, todas tendencias de la misma ideología dejaran libre a algún terrorista! –Lo que pasa es que en juicios como este los jueces nos piden poco menos que la foto del sujeto poniendo la bomba…- ¡Qué gran declaración! La guardaría por si la necesitaba y sus amigos los periodistas la reproducirían.

La reunión era a las 9 en punto. Faltando un minuto golpearon la puerta y entraron el fiscal Toleso y el capitán Mediamilla, quien venía vestido con zapatos artesanales con suela de neoprén, jeans gastados y medio sucios y con un chaleco artesanal café con una cadena de llamas negras, estilo boliviano. Su corte de pelo era una melena que le llegaba casi ahsta los hombros. Barrios lo miró como si viera un anatema o a un marciano.

  ¿Por qué andas vestido como terrorista, Mediamilla?- dijo Barrios con cara de asco.

Mediamilla se sentó sin que lo invitaran y como si tuviera que explicar algo muy obvio, dijo con desgano: -Es propio de las labores de inteligencia, fiscal, realizar operaciones encubiertas y camuflarse como el enemigo-.

  Pero no estará un poco anticuado, capitán- intervino Toleso- esa más bien parece una vestimenta de jóvenes contestatarios de los años ochenta…

  ¡Cállese Toleso! ¿Qué acaso no ve que el capitán Mediamilla es experto en inteligencia, contra insurgencia y terrorismo? Lo que dice el capitán es cierto, una vez cuando estuve asignado en La Serena y donde –modestia aparte- inicié mi gloriosa carrera al servicio de la justicia, fui a una feria artesanal que estaba atestada de terroristas y todos vestían como el capitán –dijo indicando a Mediamilla y echándose hacia atrás en su asiento- además, Toleso, la palabra “contestatario” no existe, se dice “contestador”.

  Sí existe Barrios, búsqueda en el diccionario de la RAE…

  ¿La RAE? Eso parece el nombre de una organización terrorista –dijo Barrios muy serio- Ten cuidado Toleso, estás leyendo mucho esas huevás anarquistas, te están convenciendo, Toleso.

  No es eso, Barrios, hay que entender al anarquismo, comprender sus motivaciones, objetivos, discurso, para desentrañar sus lógicas, capturarlos y neutralizarlos. ¿Por qué han crecido en los últimos años? Comprender no es justificar- dijo Toleso

  Hay que condender shush motivashionesh- dijo imitándolo burlesco Barrios. ¡Te das cuenta Mediamilla! Tenemos al enemigo infiltrado en la casa…

  Tiene razón, Barrios- dijo el capitán calmando la situación- hay que estudiar y comprender al enemigo para destruirlo, hay abundante experiencia histórica al respecto. Lo que necesitamos es inteligencia humana, señores, no inteligencia electrónica, los terroristas no hablan por teléfono. Debemos infiltrarnos en los grupos, ahí está la clave… de hecho el sábado tengo una tokata –dijo echándose el pelo hacia atrás- lástima que tendré que comer esa mierda vegetariana.

Barrios lo miraba con la boca entreabierta y asintiendo con la cabeza: -¡Pero si eso es siempre lo que he dicho yo! Pero los burócratas de La Moneda nos tienen más manos atadas y no nos dejan ganar la guerra –vocifera Barrios con la cara roja de rabia- y tomar por asalto la Academia de Humanismo Cristiano y el Arcis, el Pedagógico, la facultad de Filosofía de la Chile, Playa Ancha, la Universidad de Concepción, La UFRO, el hogar mapuche, las Universidades en general, las casas okupa, la población La Victoria, Cerro Navia, Villa Francia, La Pintana, La Pincoya, el barrio Brasil, etc.

  ¿No le parecen un poco amplios los objetivos, fiscal?- dijo Mediamilla

  ¡Faltan pantalones, capitán! Igual que cuando a Rambo no lo dejaron ganar la guerra contra los vietnamitas. ¿Quién no lo dejó ganar? ¡Los burócratas de Washington! Igual que los de acá de La Moneda. Que los derechos humanos que la cacha de la espada. Nosotros también quisimos infiltrarnos, con un agente cubano más encima, cuando tuvimos a los terroristas en la cárcel…

  Pero lo del cubano –dijo Toleso- fue un acto muy torpe Barrios, que nos trajo desprestigio y nada de información relevante. Además Rambo no existió en realidad, es un personaje ficticio…

  ¡¡ Cállate pusilánime, garantista!!- gritó Barrios, mirando de reojo a Maura

Rivera teñida rubia y en bikini. Minimizó la pantalla y abrió un documento de la Dipolcar con sus excelentes análisis que echaban la culpa de todo al Colectivo Kamina Libre, firmado por el Coronel Luigi Lopresta. Se produjo un silencio tenso que fue roto por la secretaria de Barrios que entró con una bandeja ofreciendo café. La secretaria se acercó al regordete fiscal y éste le dijo al oído: “supongo que hoy día comemos comida china como todos los jueves”, con su sonrisa picarona y de galán barato.

La secretaria ofreció café, Toleso con azúcar, Barrios con endulzante, “estoy a dieta”, dijo. Mediamilla, muy serio, “yo lo tomo amargo, los hombres de inteligencia somos así”.

Cuando salió Barrios no pudo evitar mirarle el culo a la secretaria que lucía un pantalón blanco transparente. Barrios puso los dientes superiores sobre el labio inferior, entornando los ojos con cara de caliente y estúpido miró a Mediamilla y Toleso, buscando risas que no encontró. Lo único malo era el aliño de la carne mongoliana “al velador” y la incontenible flatulencia que tendría al exponer en la tarde ante el director de la ANI y el fiscal Raúl Guzmal sobre su plan de acción para aplastar al enemigo terrorista. Toleso rompió el incómodo silencio:

  Espero que no sea un mal augurio pero anoche soñé que me ponían una bomba en mi casa- dijo sonriendo.

  ¡Cállate maldito pelmazo!- gritó Barrios. Mediamilla, en tanto, prorrumpió en una sonora y delirante carcajada.

  Mira Toleso- dijo Barrios- ya me tienes aburrido de tus estupideces y que le hagas el juego a los terroristas bajándonos la moral. ¿Sabes cuál es el objetivo de los terroristas, sabelotodo? Yo te lo voy a decir: el objetivo de los terroristas es que tengamos terror, o sea que nos terroristiemos, que todo el cuerpo social sienta terror, o sea que se aterrorice, buscan el terror, entiéndelo, por eso es que son terroristas, ¿es tan difícil de entender?- dijo dejando caer los brazos, cansado de explicar tan complejos asuntos de ciencia política.

En ese momento un fuerte ruido se escuchó en la calle: ¡PUM! y la cara de terror se evidenció en los presentes, excepto en el capitán Mediamilla que de su cinturón extrajo una pistola Taurus 9 mm gritando: - ¡Ataque al Ministerio Público! Ustedes tírense al suelo, son civiles, déjenme esto a mí. Y adoptó posición de tiro.

Toleso se tiró al suelo y Barrios se metió debajo de su escritorio dejando escapar una ventosidad, “el café con leche” pensó con su rapidez característica.

Pasaron minutos de tensión mientras esperaban tiros y explosiones. Barrios notó que una pequeña mancha había en sus calzoncillos Calvin Klein que hoy estrenaría en su idilio. Bueno, qué se le va a hacer, gases del oficio se dijo a sí mismo. Sintió unas ganas irrefrenables de lanzar uno de sus agudos análisis de contingencia: -¡Debe ser la Conspiración de las Células del Cuello, esa organización terrorista internacional!

  Se llama Conspiración de las Células del Fuego, fiscal, es una coordinación internacional de grupos anarco insurreccionalistas –explicaba Toleso- cuya expresión es la Federación Anarquista Informal/ Frente Revolucionario Internacional. Es lo que se denomina la nueva guerrilla anarquista, dan un horizonte político y los distintos grupos se coordinan en función de campañas y objetivos comunes sin necesariamente conocerse. Si lo piensa bien, y no es por encontrarles la razón, es un tipo organizativo en red extraordinariamente difícil de desarticular, y si se da en contextos de crisis del sistema de representación política y altos índices de inequidad, concentración de la riqueza o crisis económica se corre el riesgo que ganen terreno en legitimidad y operatividad. En Grecia por ejemplo…

  ¡Cállate un rato Toleso, cómo tanta “incompetencia” verbal! Te das cuenta de lo que tengo que aguantar Mediamilla, a un garantista en nuestra propia institución.

  No soy garantista jefe, sólo me gusta estudiar a nuestro enemigo, además se dice “incontinencia” verbal, significa la imposibilidad de…

  ¡Me importa una mierda, Toleso! La weá es como yo digo y se acabó. Mientras tanto, el valiente capitán Mediamilla avanza pistola en mano y mira por la ventana.

  ¡Atención, hay sospechosos avanzando hacia acá! ¡Andan disfrazados de escolares!... Cobardes… ¡Voy a llamar a Gope! Mediamilla tomó la radio y con frialdad del policía experimentado habló: -Atención Cenco, clave rojo dos en fiscalía metropolitana sur,  sospechosos avanzan disfrazados de escolares, veo poleras de los Misfits, al parecer serían anarquistas. Pido refuerzos, Cenco, unidades del Gope ya que se produjo una explosión. Habla el capitán Mediamilla, repito, ataque a la fiscalía sur, sólo yo resisto, los fiscales se cagaron enteros pero son civiles, es comprensible, yo los estoy protegiendo. Mediamilla se asoma por la ventana y realiza varios disparos. Entre los tiros grita eufórico: -¡Esto es lo que quería, enfrentarlos cara a cara! ¡Y que se dejaran de sus mariconadas de bombas!

Al dejar de disparar miró a los aterrorizados funcionarios públicos y les dijo remarcando cada sílaba: -La patria prevalecerá sobre el caos-.

De pronto por la puerta entra alarmado el fiscal Chortusteguy: -¡¿Qué pasa, porqué hay disparos?!

  ¡Tírese al piso Chortusteguy, están atacando el cuartel!… o sea, la fiscalía, recién hubo una explosión-

  No hay ninguna explosión, capitán, fue un reventón de neumático, está todo el mundo mirando pa’ Gran Avenida…

Y mientras abría su portafolios de cuero, sonriendo ridículamente con aire de autosuficiencia dijo: -Yo en cambio, venía a ofrecerles unas excelentes corbatas italianas que me acaban de llegar… son una ganga- dijo provocando las risas de todos (menos del capitán que miraba muy serio hacia la calle) distendiendo el ambiente en la estratégica repartición pública. 

(Continuará…)


Etiquetas: , , ,


viernes, octubre 07, 2022

Lazzarato: Guerra en el seno de la población/Al Karpenter nos canta desde su infierno privado 

 


"La transformación de la guerra civil mundial en biopolítica (“guerra en el seno de la población”) convierte a esta última en una guerra sin “enemigo”, ya que este desapareció con la revolución. Con la disolución de la clase en la población, lo que el poder ve por todas partes es al “terrorista”, menos como revolución que como “peligro”, “riesgo” o fuente de “caos”. Esta guerra que coincide con el control de la población no tiene ni principio ni fin. Del mismo modo, no prevé la victoria o la derrota ya que las relaciones de fuerza están asimétricamente establecidas y estabilizadas en provecho del capital. No hay un enemigo a vencer, sólo vencidos para gobernar y terroristas para neutralizar. Los vencidos pueden convertirse en enemigo político en cualquier momento, siempre que la subordinación a la biopolítica y a la gubernamentalidad se torne confrontación estratégica. En este terreno inestable, intervienen las “técnicas de seguridad” que anticiparán lo que no puede ser (el acontecimiento de ruptura) y cuyas intervenciones se multiplican debido a esta misma imposibilidad".

(Maurizio Lazzarato, El capital odia a todo el mundo).


"Musik from a private hell describe una comprensión del sonido como una instancia habitable en este grado cero del aislamiento. Un puñado de canciones escritas en acero y polvo, que permiten la suficiente ficción o mito como para transformar la tecnología en un arma. Como nos dicen Deleuze y Guattari en En la línea: 'arranca, pero cuando corras, lleva un arma'". 

1.
2.
3.
4.
5.
A5 - 1994 02:52
6.
7.


Etiquetas: , , ,


jueves, septiembre 01, 2022

La violencia del orden  

Falta poco para el plebiscito de salida en que la ciudadanía obligada a votar bajo amenaza de multas decidirá cual de las dos formas de implementar el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 se impone: rechazar para reformar, o aprobar para reformar. La elección no es tan dramática como la épica apruebista trata de presentarla. En cualquier caso serán los partidos y el Congreso los que le den forma definitiva a esta renovación institucional, dejando la revuelta de octubre bien sepultada, con los verdugos en la impunidad, los presos de la revuelta bien presos, y los heridos y mutilados recibiendo en el mejor de los casos una miserable pensión. 

 A estas alturas de mi vida yo ya no le digo a nadie qué es lo que debe hacer. Entiendo perfectamente a los que creen que deben ir a votar para que no gane el Rechazo, o "para que la revuelta quede reflejado en algo concreto" (sic), pero me parece que la opción más razonable es no ir a votar o votar nulo. El que exista tanto "anarquista" votando una y otra vez me parece deprimente y distópico, pero como dijo el pelao Lenin, "a cada uno lo suyo".

Los dejo con este texto que es un capítulo del libro "Violencias y contraviolencias", coordinado por Raúl Zarzuri y editado este año por LOM dentro de su colección 18 Oct.    

Aclaro que la conclusión sobre el estallido y la "violencia fundadora" de derecho es una constatación objetiva (sin estallido no existiría el proceso constituyente) y no una reivindicación de la salida democrática-institucional. De hecho, la principal consecuencia a desprender de esa conclusión sería el imperativo ético y político de una amnistía inmediata para todos los que resultaron criminalizados por participar en la rebelión. Pero con el gobierno de mierda neoconcertacionista que asumió el 11 de marzo no tendremos nada de eso, sino que sólo más y más represión, como ejemplifica el uso de la Ley de Seguridad del Estado (que el programa de Boric proponía derogar) para atacar a la CAM.

Las fotos están tomadas del Informe de Función Policial 2019 del INDH.


LA VIOLENCIA DEL ORDEN. SOBRE LA REPRESIÓN ESTATAL Y EL “ESTALLIDO SOCIAL” EN CHILE


Octubre. Despertar. La pesadilla de la realidad se rompe bajo el peso de un empobrecimiento vuelto insoportable. Todo el pueblo responde al llamamiento de sus más jóvenes. Los patrones envían a sus mercenarios”.

(Evade Chile, Reporte de una Insurrección, 2019-2020)


Control de Orden Público

Frente al cuartel policial de la calle San Isidro 330 de la ciudad de Santiago, una piedra conmemorativa explica que en ese lugar fue fundado el Grupo Móvil en agosto de 1936 (1), y que en noviembre de 1970 pasó a ser la Prefectura de Fuerzas Especiales. Luego de esa explicación histórica, aparece su lema: “A LA VIOLENCIA DEL DESORDEN, LA FUERZA DEL ORDEN LEGAL”.

Después del 18 de octubre de 2019, jornada que desató una ola de rebelión ininterrumpida por lo menos hasta marzo de 2020, el entonces General Director de Carabineros, Mario Rozas, anunció que la Prefectura de las FF.EE. sería reemplazada por los grupos COP, por “Control de Orden Público”, expresión que les parecía más adecuada que “represión”, a la que calificó como “una palabra muy fuerte”. Casualmente el nombre escogido coincide con la denominación coloquial de los policías en el habla inglesa, “cop”, que podríamos traducir por “paco”, y que fue popularizada a partir del estallido por el uso masivo en grafitis de la sigla A.C.A.B. (“all cops are bastards”).

¿Por qué se produce este esfuerzo de negación de la función “represiva” básica que ejercen los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y precisamente por parte de su jefe máximo? Visto así, pareciera que el Estado a través de sus agentes no puede reconocer ni siquiera gramaticalmente que el orden social que defienden está basado en una inmensa acumulación de violencias. Pero en momentos de rebelión social como la que esta función represiva se desnuda, pasa al primer plano, y se revela además operando desde un profundo y largo continuo represivo en que podemos rastrear y reconocer desde el origen del Estado de Chile los rasgos brutales y genuinamente terroristas (en el sentido de dominación por el terror, que señala la definición de la RAE) que están en la base de los procesos de acumulación capitalista. Una violencia estatal y social que no empezó en 1973 ni se acabó en 1990, que existe siempre y no sólo durante las dictaduras cívico/militares, una violencia que incluso tiene una profunda base cultural, que se emparenta de cerca con la violencia directa y/o simbólica de la dominación patriarcal, racista y adultocéntrica.

Si somos conscientes de los orígenes violentos de este orden social, en el que siempre funciona un “mini-terrorismo de Estado” esperando a desplegarse más intensamente en caso necesario, opera en nosotros una verdadera inversión de perspectiva: al apreciar toda violencia acumulada frente a nosotros, aquí y ahora, nos damos cuenta de que la única posibilidad de ponerle fin, es tratar de interrumpir la “normalidad” arrojándonos al torbellino acéfalo de la revuelta (2). La respuesta que enfrentamos por la rebelión individual y colectiva es siempre la misma: culminando en la tortura y la desaparición, el arsenal estatal parte por la luma, la bomba lacrimógena, los atropellos, carros lanza aguas, copamientos preventivos, controles de identidad y detenciones, las cárceles, las balas, las golpizas generalizadas y el verdadero símbolo de la política represiva de Chile el 2019: la lesión ocular por disparos de escopetas cargadas con un tipo de munición “antidisturbios” prohibida por las nuevas orientaciones de Naciones Unidas sobre “armas menos letales”.


Historia (y geografía) de la represión

La historia de la dominación estatal es la historia de la represión, expresada en terribles masacres como la de la escuela Santa María de Iquique (1907), San Gregorio (1921, con Pedro Aguirre Cerda como Ministro del Interior), Ranquil (1934), Pampa Irigoin (1969), El Salvador (1966), la sangrienta represión de la insurrección obrera de Puerto Natales y Puerto Bories (enero de 1919), el incendio de la Federación Obrera de Punta Arenas (1920),  la Pascua Trágica de Copiapó y Vallenar (1931), la “revolución de la chaucha” en 1949, la insurrección simultánea de abril de 1957 en Valparaíso/Santiago/Concepción, y el golpe militar de 1973. Antes de eso, en el siglo XIX, el Estado no sólo movilizó a los “rotos” para las guerras con los países del norte, sino que ejecutó la “Pacificación de la Araucanía”, y permitió el exterminio de las poblaciones originarias de Tierra del Fuego por parte de milicias privadas de los empresarios. Pero este poder represivo también tiene otros modos de operación más sutiles, o que por ejercerse fuera del espacio público de las calles quedan fuera de nuestra mirada al punto que casi no se perciben como parte de esta inmensa acumulación de violencia (3).

Si consideramos la evolución de la población carcelaria en Chile veremos que si bien en 1990 la represión política disminuyó, concentrándose en unos pocos grupos subversivos que los gobiernos concertacionistas supieron desarticular bastante rápido, el aparato represivo de Estado dirigió una nueva guerra contra los pobres, esta vez bajo la bandera de la “Paz Ciudadana”, logrando más que duplicar en pocos años la población penal, que hasta el día de hoy sigue estando en uno de los niveles más altos de América Latina y el mundo (4).

Tal como lo explica Silvio Cuneo, “el aumento del encarcelamiento en Chile ha sido un tendencia relativamente reciente (…) Desde 1993 la tendencia al alza ha sido constante hasta 2009, en que el nivel baja, pero sigue siendo muy elevado en comparación con nuestros propios niveles históricos y con otras realidades de la región. Ya en la década de los ochenta el encarcelamiento aumenta de 136 presos por cada 100 mil personas en 1980 a 189 en el año 1989. Luego vuelve a aumentar en la década del noventa (de 171 en 1990 a 198 en 1999) y más aún en la primera década de la actual centuria (215 en 2000 a 313 en 2009)” (5).  El nivel de encarcelamiento al que se llegó en democracia “no tiene precedentes en nuestra historia” (6).

Por la razón o la fuerza

El lema del Grupo Móvil parece complementar al que desde mediados del siglo XIX aparece en el escudo nacional: “Por la razón o la fuerza”. Este lema nos advierte que en nombre de la razón instrumental, capitalista, todo el aparato de Estado está bien dispuesto para obligar a cada ser humano a ser subsumido por la producción de valor, a dejar que sus cuerpos y mentes también pasen a formar parte del circuito de producción y circulación de mercancías.  Si te resistes a eso, la fuerza policial irá hacia ti y te dejará en manos de un sistema penal a través del cual el Estado “encierra a quien le sobra y a quien lucha contra él”, tal como decía una vieja canción de La Polla Records.

El mensaje es tan “belicista” que tanto el presidente Ricardo Lagos en el 2000 como el senador Nelson Ávila en el 2004 intentaron sin éxito que el Congreso accediera a cambiarlo por: “Por la fuerza de la razón”. Sin duda calza perfecto con la declaración de estar “en guerra contra un enemigo poderoso” hecha por el presidente Piñera en respuesta al estallido.


El desorden público según la policía

En un video difundido en el contexto de las protestas estudiantiles del 2011, un instructor de Carabineros explicaba que constituye el delito de desórdenes todo aquello que ocurra en el espacio público pero que se aparte de la idea de “normalidad”; una ciudad en que estén asegurados los flujos de la circulación de mercancías -humanas y no humanas-.

La misma idea estaba tras la llamada “ley Hinzpeter”, que surgió ese año por iniciativa de la Sociedad de Fomento Fabril y que nunca llegó a aprobarse pero daba una buena idea de los tipos de actividad que se entienden como una grave alteración al orden público. Su espíritu es el mismo que el de las leyes que se han aprobado recientemente gracias a la colaboración del Congreso con este gobierno: la Ley 21.208 (antibarricadas, saqueos y “el-que-baila-pasa”), y otras aún pendientes de aprobar como la ley anticapuchas y la de protección permanente de infraestructura crítica por personal de las Fuerzas Armadas (7).

Así, para esta concepción, el desorden es en sí mismo violencia, pues interrumpe los flujos “normales” de la circulación capitalista. Y además, por ser indicativo de una oposición al monopolio de la fuerza (o “violencia legítima”) por el Estado. Frente a esa violencia, la respuesta estatal no se autoproclama como “violencia”, sino que como “fuerza”. Pero el lema del Grupo Móvil hace una afirmación que es relevante: para ser fuerza y no violencia, debe ajustarse plenamente a lo que le ley le señala como límite. De hecho, se dice que el respeto al principio de legalidad hace la diferencia entre un Estado democrático y un Estado policial o dictatorial.

El orden social pretender ser un orden jurídico, legal, ajustado a Derecho. Y por eso, si su alteración se produce, ahí está la “fuerza pública” para conservarlo, mantenerlo, o restituirlo, pero en esta función el Estado (o más bien su aparato represivo) debe ajustarse plenamente a los medios y formas de actuación que le señala el ordenamiento jurídico. Cuando el uso de la fuerza para controlar el orden no se ajusta a estos límites, cuando con su accionar se producen vulneraciones a los derechos de las personas, estamos en el ámbito de lo que técnicamente son “violaciones de derechos humanos”, que pasan a ser “crímenes contra la humanidad” cuando -como ocurrió en Chile en 1973 y 2019- son violaciones generalizadas o sistemáticas, es decir, una forma actualizada del terrorismo de Estado.


El uso de la fuerza y su des-regulación en el derecho nacional

La Constitución Política de la República garantiza en el artículo 19 N° 13 “el derecho a reunirse pacíficamente sin permiso previo y sin armas”. No obstante esa proclamación, sigue vigente el Decreto 1086 de septiembre 1983, una respuesta a las protestas nacionales contra la dictadura iniciadas en marzo del mismo año, que obliga a solicitar autorizaciones a la Intendencia con dos días hábiles de anticipación, señalando por escrito “quiénes organizan  dicha reunión, qué objeto tiene, dónde se iniciará, cuál será su recorrido, donde se hará uso de la palabra, qué  oradores lo harán y dónde se disolverá la manifestación”. El derecho constitucional queda cercenado por su regulación no a nivel legal sino que meramente administrativa, lo que entre otras cosas logra impedir cualquier manifestación espontánea o sin líderes.

En coherencia con ello, la Circular de Uso de la Fuerza y nuevos Protocolos de Control del Orden Público de Carabineros señalan que la facultad policial consistente en el uso legítimo de la fuerza “en definitiva, obliga a todas las personas a someterse al control policial” (8). Al regular las manifestaciones públicas, se hace una curiosa clasificación: las manifestaciones pueden ser lícitas cuando “se desarrolla[n] en espacios públicos con tranquilidad, seguridad y respeto por los mandatos del autoridad, sea que cuente con autorización previa o que se trate de una actividad espontánea no autorizada”. Pero las manifestaciones lícitas pueden “devenir en ilícitas”, cuando se trate de manifestaciones violentas o agresivas.

Carabineros define de manera bastante curiosa las manifestaciones ilícitas: la manifestación se considera violenta “cuando se contravienen las instrucciones de la autoridad policial y los actos involucren la vulneración de derechos de terceros, como sería la libre circulación por las vías”. Es decir, bastaría con que no se obedezcan las instrucciones policiales relativas a retirarse la calzada para que la manifestación sea considerada “violenta” y entonces la fuerza pública está autorizada a disuadir, despejar, dispersar y detener a los manifestantes.

La manifestación se define como agresiva “cuando se generan daños o cuando se agrede intencionalmente a las personas o la autoridad policial”, y en tal caso procede aplicar inmediatamente las fases de dispersión y detención.

En base a este marco no legal sino que meramente reglamentario y protocolar, Carabineros reprime con fuerza (o “con energía” como señaló en octubre del 2019 el senador socialista José Miguel Insulza al llamar a reprimir las evasiones masivas de liceanos, qué técnicamente ni siquiera eran infracciones del sistema de responsabilidad penal adolescente) las manifestaciones donde no se demuestra “sometimiento” a su control policial, y en cambio toleró sistemáticamente las agresiones de grupos de extrema derecha que durante el 2020 en las marchas de los partidarios de la opción “Rechazo” a una nueva constitución se dedicaron a agredir violentamente mediante grupos de choque a los transeúntes que no compartían su opción.


Trincheras legales dentro del derecho chileno

Además de esta llamativa complementariedad entre la Constitución del 80, el Decreto 1086 y los nuevos Protocolos de Carabineros (9), subsisten varios cuerpos legales que operan como verdaderas trincheras dentro del Derecho: básicamente, la Ley de Seguridad del Estado (10), la Ley de Control de Armas (11), y la Ley Antiterrorista (12). El repertorio legal para combatir al movimiento social se ha complementado en nuestro tiempo con dos importantes leyes: Aula Segura en el 2018, y el control preventivo de identidad inventado en el 2016 y que durante el 2019 un proyecto de ley presentado por el gobierno de Piñera y apoyado por votos de la Democracia Cristiana pretendía hacer aplicable desde los 14 años (aunque en la votación efectuada el 16 de octubre en la Cámara de Diputados se aprobó desde los 16 años).

Como he explicado previamente, “Aula Segura” era una propuesta jurídicamente absurda e innecesaria pues la respuesta sancionatoria frente a conflictos e incluso delitos en el espacio educativo ya existe y había sido regulada en lo medular por las leyes y reglamentos pertinentes. De todos modos fue impulsada por la ministra Cubillos hasta ser aprobada en diciembre de 2018 mediante la Ley 21.128. De inmediato fue entendida y aplicada como una verdadera declaración de guerra a la juventud movilizada en sus liceos, causando cientos de expulsiones que en muchos casos fueron luego declaradas “arbitrarias e ilegales” por los tribunales de justicia.

Aprovechando ese mismo impulso a su agenda represiva, el mismo Gobierno que un año antes proclamaba “Los niños primero” decidió en marzo de 2019 reforzar los “controles de identidad” mediante el proyecto de ley contenido en el Boletín 12.506-25.

El control preventivo de identidad, surgido el año 2016 con motivo de la segunda “agenda corta antidelincuencia” de la presidenta Bachelet (13), puede ser aplicado por la policía sin necesidad de indicio ni expresión de causa, a cualquier persona que a su juicio parezca ser mayor de 18 años. A pesar de la prohibición legal y la “presunción de minoridad” que se establece para el caso de que exista duda sobre la edad de la persona controlada, durante el 2018 Carabineros controló preventivamente a más de 73 mil menores de edad.

Esta autorización a las policías para controlar personas sin motivo alguno constituye en sí misma una vulneración del principio de legalidad. Aparece como un agujero negro de “no-derecho” dentro del ordenamiento jurídico chileno, que casi no tiene precedentes o figuras equivalentes en el resto del mundo. Gracias a su aplicación, cada vez mayor, en Chile se controló durante el 2018 a un promedio de 255 personas por cada mil habitantes; una de cuatro personas: todo un record mundial (14).

Justo dos días antes del estallido social, el Gobierno con votos de la oposición había logrado que se aprobara en la Cámara de Diputados aplicar los controles preventivos de identidad a partir de los 16 años de edad. Luego de eso la tramitación del proyecto no  registra ningún movimiento.

Esta “guerra contra la juventud” librada desde el Estado influyó no poco en el desencadenamiento de la revuelta de octubre, que en este sentido expresó una acumulación de revueltas y experiencias previas. Las irrupciones del “proletariado juvenil” desde los liceos no eran nuevas; ya las habíamos podido apreciar en ciclos casi exactos de cinco años: 2001 (mochilazo), 2006 (revolución pingüina), 2011 (aunque acá estaban algo eclipsados por los estudiantes universitarios y su futura “bancada estudiantil”). Pero el 2019 los “pingüinos”  fueron el detonante de una explosión que, trasmitida desde las aulas a los subterráneos del metro y hacia las calles.


Violencia conservadora y derecho de rebelión

La respuesta a la rebelión popular en todo el país fue la exacerbación de la “violencia conservadora”, desprovista incluso de justificación jurídica o respaldo normativo, en defensa del orden neoliberal.

El costo humano fue alto: una treintena de muertos -por acción directa de agentes del Estado o por el descontrol propio de la violencia social mediante incendios y saqueos en los primeros días-, miles de heridos incluyendo cientos de mutilados. En cuanto a lesiones oculares, según un estudio publicado en la revista Eye que incluyó la comparación con episodios de traumas oculares por acción policial en otros países, la mayor cifra comparada de trauma ocular se situaba en el conflicto palestino-israelí, donde se registraron 154 casos en un período de seis años (1987 a 1993). En Chile registraron 182 casos de lesión ocular por proyectiles de impacto cinético sólo entre el 18 de octubre y el 30 de noviembre de 2019 en el Hospital del Salvador (15).

El Ministerio Público recibió denuncias por 8.600 casos de violencia institucional. A mediados de 2021 sólo se había dictado sentencia condenatoria en 3 casos, respecto de 4 funcionarios policiales, aplicando a todos ellos condenas de cumplimiento en libertad (16).

No obstante la gran confusión sobre las cifras de los “presos de la revuelta”, sabemos que entre el 18 de octubre de 2019 y hasta el 18 de marzo del 2020 la represión policial y militar de las protestas dejó a aproximadamente 30 mil personas detenidas (17), de las cuales se formalizó a más de 5 mil y cerca de 2 mil quedaron inicialmente sometidas a la medida de prisión preventiva. Existen suficientes argumentos jurídicos, políticos e históricos para fundamentar la aplicación de una amnistía o un indulto general, en relación tanto a delitos políticos propiamente tales (del Código Penal o de leyes penales especiales) como a los delitos conexos cometidos en el contexto de la revuelta social. Está por verse si una iniciativa de este tipo tendrá éxito en el Congreso actualmente existente.

Entretanto, la Convención Constitucional aprobó por amplia mayoría una declaración que señala que “la violencia que acompañó los hechos de Octubre fue consecuencia de que los poderes constituidos fueron incapaces de abrirnos una oportunidad para crear una Nueva Constitución y hoy que estamos comenzando el trabajo de la Convención deben hacerse cargo de aquello” (18).

La “revuelta de octubre”, como respuesta popular ante décadas de acumulación de violencia estructural e institucional, fue así la “partera” del proceso constituyente. Una violencia espontánea, “pura”, “anárquica”, que al irrumpir destituyó incluso la tradicional relación entre medios y fines, y que luego, a medida que el pueblo fue disputando y apropiándose del escenario de transformación institucional que se logró abrir, se ha ido transformando gradualmente en violencia “fundadora de derecho” (19).

BIBLIOGRAFÍA:

Benjamin, Walter. Para una crítica de la violencia (1921), en: Para una crítica de la violencia y otros ensayos, Iluminaciones IV, Introducción y selección de Eduardo Subirats, Traducción de Roberto Blatt, Madrid, Taurus, 1991.

Cortés, Julio. La violencia venga de donde venga. Escritos e intervenciones de antes y durante la revolución de octubre, Santiago, Vamos hacia la vida, 2020.

Cuneo, Silvio. Cárceles y pobreza. Distorsiones del populismo penal, Santiago, Uqbar, 2018.

Jiménez, María Angélica y otras, Un nuevo tiempo para la justicia penal. Tensiones, amenazas y desafíos, Santiago, Centro de Investigaciones Criminológicas-Universidad Central, 2014.

Marx, Carlos. El Capital I. Crítica de la Economía Política, México, Fondo de Cultura Económica, traducción de Wenceslao Roces, Tercera reimpresión, 2006

Ramos, Marcela y Juan Andrés Guzmán, La guerra y la paz ciudadana, Santiago, LOM, 2000.

Rodríguez, Á., Peña, S., Cavieres, I. et al. Ocular trauma by kinetic impact projectiles during civil unrest in Chile. Eye (2020).


NOTAS:

1.- Cuerpo policial antidisturbios al que Victor Jara dedicara su canción “Movil Oil Special” en 1968.

2.- Incluso un instrumento como la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948, reconoce en el preámbulo que estos derechos se consagran “a fin de el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”. Además, en el art. 28 señala que todos tenemos derecho “a que se establezca un orden social e internacional” en el que estos derechos y libertades “se hagan plenamente efectivos”.

3.- Marx en el capítulo de El Capital  sobre acumulación originaria dice que el sistema capitalista en su fase inicial de “acumulación originaria” se basa abiertamente en el terrorismo privado y luego estatal, para después, cuando ya está naturalizado en las cabezas y cuerpos de la población, reducir cuantitativamente ese tipo de violencia gracias al acatamiento pasivo de las relaciones sociales que impone, hasta que por circunstancias especiales resulte necesario volver a desplegar abiertamente  la “violencia extraeconómica”, es decir, entrar a una nueva fase de “dominación por el terror”.

4.- Sobre la formación de la Fundación Paz Ciudadana, como una alianza derechista/concertacionista destinada a reemplazar la doctrina de la seguridad nacional por la de la seguridad ciudadana,  y el auge del “populismo punitivo” en Chile se recomienda consultar: Ramos, Marcela y Juan Andrés Guzmán, La guerra y la paz ciudadana (Santiago, LOM, 2000) y Jiménez, María Angélica y otras, Un nuevo tiempo para la justicia penal. Tensiones, amenazas y desafíos (Santiago, Centro de Investigaciones Criminológicas-Universidad Central, 2014). No debemos olvidar que desde su inicio la Fundación de Paz Ciudadana era una alianza estratégica donde no sólo se expresaba la derecha tradicional comandada por los Edwards sino que también el mundo concertacionista (con Bitar y Jiménez de la Jara) e incluso el “mundo de la cultura” (Nemesio Antúnez). De sus filas salió la ex Subsecretaria de carabineros Javiera Blanco, y más recientemente dos ex imputados del Caso Penta condenados a “clases de ética” y el ex Senador y actual constituyente Harboe, del PPD, han llegado también al directorio de la Fundación.

5.- Cuneo, Silvio. Cárceles y pobreza. Distorsiones del populismo penal (Santiago, Uqbar, 2018, pág. 154).

6.- Ibíd., pág. 156.

7.- Es decir, “ejércitos en las calles” sin necesidad de decretar un estado de excepción, lo cual le da un nuevo sentido  a lo que decía Walter Benjamin sobre que “el estado de excepción en que vivimos es la regla”: estas leyes vienen a normalizar jurídicamente la excepción, haciéndola permanente.

8.- Circular 1832 y Orden General 2635, de 1 de marzo de 2019, adoptadas como parte de los compromisos del Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el marco del caso de Alex Lemún.

9.- Que tuvieron que ser actualizados en cumplimiento a los compromisos adquiridos por el Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Alex Lemún, asesinado por Carabineros mediante un perdigón de plomo en la cabeza en noviembre de 2002.

10.- Promulgada por Ibañez en 1958 en reemplazo de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia o “Ley Maldita”.

11.- Aprobada durante la Unidad Popular, reformulada en dictadura, y luego modificada y endurecida varias veces en democracia, por obra de los gobiernos de Lagos y Bachelet.

12.- Ley 18.314 de 1984, modificada en su estructura básica en 1991 y luego en 2010. La Ley Antiterrorista era aplicada a adolescentes mapuche hasta que esa posibilidad fue impedida por la reforma del 2011.

13.- Ley N° 20.931. La primera “agenda corta”, Ley 20.253 del año 2008, endureció drásticamente el sistema procesal penal y fue una de las principales causas del encarcelamiento masivo que refería Cuneo. Cabe destacar que ambas “agenda cortas” no fueron ideadas por la derecha sino que por la “centroizquierda” (Concertación y luego Nueva Mayoría), lo cual generó que, a diferencia de la “Ley Hinzpeter” del 2011, casi no generaron resistencias.

14.- Todos estos datos son cifras oficiales y fueron señaladas en el debate parlamentario sobre esta iniciativa legal.

15.- Rodríguez, Á., Peña, S., Cavieres, I. et al. Ocular trauma by kinetic impact projectiles during civil unrest in Chile. Eye (2020)

16.- En el plano de la justicia civil, el mismo Consejo de Defensa del Estado que en algunas causas por violencia institucional interviene como querellante, se desdobla para hacerse presente en esta arista del laberinto judicial negando la procedencia de las indemnizaciones a las víctimas de la acción de los agentes del Estado, sosteniendo que por regla general Carabineros se ajustó a la normativa vigente sobre uso de la fuerza, que incluso el correcto uso de las armas menos-letales puede producir graves lesiones, y que en muchos casos fueron las propias víctimas quienes colaboraron en la producción del resultado al haber optado por participar de manifestaciones no autorizadas en que ocurrían hechos de violencia (Mujica con Fisco de Chile, C-11.302-2020, 15 Juzgado Civil de Santiago).

17.- Según Carabineros “entre el 19 de octubre de 2019 y el 31 de marzo de 2020 se contabilizaron 5.885 situaciones de desorden público, 4.302 manifestaciones, 1.090 saqueos y 441 cortes de rutas. A raíz de todos estos eventos, reconoce haber realizado un total de 25.567 detenciones: 4.091 mujeres y 21.476 hombres” Ver: Pauta.cl, Más de 4 mil manifestaciones y 25 mil detenidos: el balance del estallido social, 30 de agosto de 2020.

18.- Esta declaración de 8 de julio de 2021 demanda dar suma urgencia al Proyecto de Ley sobre indulto general (Boletín 13.941-17), además de otras medidas sobre reparación integral a las víctimas de la represión, el retiro de las querellas por Ley de Seguridad del Estado, desmilitarización del Wallmapu e indulto a los presos políticos mapuche a contar el año 2001.

19.- La distinción entre violencia fundadora y conservadora de derecho, violencia mítica y divina, así como la violencia “pura” o anarquista, son categorías aportadas por Benjamin hace exactamente 100 años, en Para una crítica de la violencia (1920/1), donde se refiere al “espectáculo penoso” que en su tiempo ofrecen “los parlamentos [que] no guardan en su conciencia las fuerzas revolucionarias a las que deben su existencia”.

Etiquetas: , , , ,


jueves, octubre 07, 2021

2 actividades: @ y ACAB 

Esto es el próximo miércoles 13 (me gusta esa cifra):



"Estamos contentxs de invitarles al lanzamiento oficial de nuestro fanzine "CÓMO ACABAR CON LA POLICÍA". Aprovecharemos esta ocasión para hacer la previa de la conmemoración del 18 de octubre y nos reuniremos con la intención de conversar en torno a policiamiento, represión y criminalización de la protesta, abolición y resistencias, con cuatro amigxs que se han relacionado con estos temas desde sus respectivos trabajos investigativos y compromisos políticos: Javiera Campos y Luciano Sáez (integrantes del colectivo Desclasificación Popular), Julio Cortés (autor del libro "¿Patria o Caos?") y Patricio Azócar Donoso (integrante del colectivo Vitrina Dystópica). La cita es el miércoles 13 de Octubre a las 18:00 hrs. El evento se trasmitirá en vivo a través de las cuentas de /revistacarcaj en las plataformas de Facebook y Youtube. Esperamos que puedan asistir y participar de la conversación por el chat de la transmisión. 

Puedes encontrar una copia gratuita de este fanzine en la librería de LOM Ediciones en Concha y Toro #29, Santiago (Metro República). 

Puedes acceder al especial completo "Cómo ACABar con la policía", realizado en octubre del 2020, en nuestra página:

Estaremos informando sobre más detalles de este evento y otros puntos de difusión del fanzine gratuito en nuestras cuentas: 

Y estotro vendría siendo mañana. Curiosa invitación: el alumnado de dicha casa de estudios votó por temas para futuros foros, y salio entre ellos "anarquismo":






Todos los números de Anarchy. A journal of anarchist ideas, en LIBCOM









"Soy anarquista. No sé si de forma pura o simple, o filosófica, o qué, pero no me gusta el gobierno. Tampoco me gustan las instituciones. No tengo ninguna confianza en las instituciones, ni siquiera en las buenas" (John Cage, 1985).


Etiquetas: , , , ,


This page is powered by Blogger. Isn't yours?