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agosto 28, 2009

John Dillinger, de ladrón a leyenda

Pocas veces voy al cine ya que hay pocas películas que me interesen, y en las raras ocasiones que consigo acompañante trato de disfrutar lo máximo posible de la película. Pues bien, en mi última incursión en las salas de cine pude disfrutar de la última interpretación del señor Johnny Depp en la película "Enemigos públicos", donde se narra la vida de John Dillinger, asaltante de bancos de los Estados Unidos durante los años 30. Yo, sinceramente, no conocía la historia de este caballero, pero tras ver la película me interesé por saber más de su vida, obra y milagro.

John Herbert Dillinger nació un 22 de junio de 1903 en Indianápolis, Indiana. Poco hay que contar en sus primeros 21 años de vida: Se alistó en la armada americana pero desertó al poco tiempo, volvió a su casa y se casó con su novia en 1924, matrimonio que no funcionaría y se rompería en 1929. Su carrera delictiva no comienza hasta 1924, cuando uno de sus amigos lo convence para atracar a un tendero local; pero el tiro les salió por la culata y la policía les atrapo, teniendo que pasar ocho años y medio de su vida entre rejas. En la cárcel conoció a muchos de los que luego serían sus cómplices en los robos a bancos, aprendió de ellos todo cuanto pudo y entre todos planearon varios atracos para cuando saliesen de la cárcel. En 1933 robaba un banco en Bluffton, Ohio; la policía lo atrapó unos meses más tarde y lo enviaron a la cárcel estatal; pero cuatro días después, varios amigos suyos (Harry Pierpont, Russell Clark, Charles Makley y Harry Copeland) que habían escapado de la Prisión de Indiana, fueron a sacarle de la cárcel vestidos con uniformes de gendarmes y con la excusa de que iban a trasladarlo. El sheriff no se creyó su historia, comenzó una pelea y uno de amigos de Dillinger sacó un arma y le disparó. Dillinger siempre se caracterizó por no herir jamás a los civiles que se encontrasen en sus atracos y siempre obtuvo mucha ayuda de los ciudadanos, que lo veían como a un héroe.



Durante 1933 hasta enero de 1934, los robos a bancos se sucedieron uno tras otro aumentando así la popularidad de Dillinger ante el pueblo. Pero en enero de 1934, se produjo un incendio en el hotel en el que se hospedaba la banda, los bomberos les reconocieron y les apresaron de nuevo. Dillinger fue conducido a la cárcel de Crown Point, en Indiana, a la espera de juicio. Las autoridades se jactaron de que esa cárcel era a prueba de fugas, pero el 3 de marzo de 1934 Dillinger consiguió huir de nuevo amedrentando a los guardias con un objeto en forma de pistola. Mientras tanto, dos de sus compañeros fueron condenados a pena de muerte, mientras que su otro cómplice fue condenado a cadena perpetua.

Tras esta fuga, Dillinger volvió a Chicago, fundó una nueva banda y se reencontró con su novia, Evelyn Frenchette; con su nueva banda también logró grandes robos, pero el FBI les seguía la pista muy de cerca lo que propicio que les encontrasen fácilmente. Tras el tiroteo con el FBI uno de sus compinches resulto muerto y él herido. Su novia volvió a Chicago con su familia, donde el FBI la apresó condenándola a dos años de cárcel.

En el verano de 1934, Dillinger volvió a Chicago haciéndose pasar por un tal Jimmy Lawrence, consiguió empleo y encontró una nueva novia, Polly Hamilton. Pero el 22 de julio de 1934, a la salida de un cine, acompañado por Polly y por Ana Cumpanas (que colaboraba con el FBI para atrapar a Dillinger a cambio de que no la deportasen a Rumanía) y tras ver la película "Manhattan Melodrama", encontró la muerte a causa de tres disparos efectuados por agentes del FBI.

Dillinger fue enterrado en el Cementerio de Crown Hill en Indianápolis, Indiana. Su tumba ha sido objeto de actos vandálicos, por personas que toman piezas para llevárselas como souvenires.



A todos los amantes del cine a los que les gusten las películas basadas en hechos reales, les recomiendo que vayan a verla; es una de las pocas películas en las que, como he podido comprobar, los guionistas han sido suficientemente fieles a la realidad como para que la película no se convierta en un bodrio.



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