Sinceramente tuyo, Pepinho
Sinceramente vuestro, Pepinho
Querid@s amig@s. Una semana da para mucho, para muchas preguntas y opiniones, para temas sin respuesta. Claudia me decía, con razón, que necesitaba una realimentación, una respuesta. Las palabras que caen en saco roto se pierden para siempre y la sensación de vacío es grande. Perdón, esta vez con excusa.
No soy creyente, ¡lo he dicho tantas veces!, quizás para autoreafirmarme de la duda agnóstica. Me imagino a los creyentes de cualquier religión con plegarias al vacío que se sostienen en su fe y que, pese a todo, siguen orando aunque sea a modo de placebo. Soy la antítesis divina, no un demonio, soy otro orador más con más limitaciones que la mayoría de vosotros. Qué bonito podría poder ser, por lo menos, el mago de Oz de un ejército de hombres de hojalata que descubren la ¿falsedad? o humanidad del mago y que debajo de las latas que los recubren hay un corazón… y no soy más que el león cobarde.