Por las calles de Madrid en la tarde noche se avecina la silueta elegante más que fina de aquel ladrón de amores otra vez.
Llevado por el aroma desprendido de tibias pieles y blondas cabelleras, cazador avezado y silencioso en busca de una mesa, dirigió su mirada hacia aquel bar
Solo su instinto lo movía cuando de trofeos se trataba porque su corazón le fue robado el 10 de marzo, en Valladolid
Confiado por saberse irresistible su estampa reflejada en el cristal de la ventana de aquel viejo lugar le reafirmaba su éxito infalible, era el mejor y no podía fallar.
Gran mentiroso, estratega, calculador y goloso dispuso desplegar todo su encanto ante la mesa donde le aguardaba sumisa ya su presa
Vanos intentos y muchas promesas no sacaron sonrisas de la boca de esa mujer indiferente, cuando otrora hubiera sido ya una historia más
En un momento todo se detuvo, un aire frió le hizo recordar que un amor dolido le haba robado el alma por venganza, allá en Tossa de Mar
Contrito y abrumado se retira, a paso lento por las calles de Madrid buscando un viejo muelle para anclar esa pasión que no tendría más una razón
Pobre Don Juan, que lastima te tengo y me resisto a contarte que yo he visto caer ídolos de su pedestal por haber desestimado a una mujer herida por promesas de amor nunca cumplidas
También las vi quemar con ardientes lágrimas vertidas algunas almas y hasta un corazón