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febrero 11, 2016

Malaria, buena voluntad e ignorancia: los peligros de Pàmies

Un lector me hace llegar el siguiente artículo de la página Vice, parte del conglomerado Vice Media LLC, con el engañoso título “Me detuvieron por utilizar una planta para tratar la malaria”. Me decía que en los comentarios se mencionaba este blog con relación a Josep Pàmies, pero yo no puedo ver los comentarios... no quisiera pensar que los han borrado.

Captura de pantalla de la entrevista de Vice.
Recomiendo que la lea para ubicarse, pero resumo: es una entrevista absolutamente acrítica y elegíaca a Francisco Javier Galindo, quien se presenta como "cooperante" profesional, y que un buen día se trasladó a Gambia "con un poco de voluntad y unas semillas de la planta Artemisia Annua". En la entrevista, "Xavi" dice que su amigo "agricultor" Josep Pàmies le dio unas semillas de Artemisia annua "que iban fenomenal para la malaria" y que provenían de "los laboratorios de la ONG ANAMED de Alemania".

Xavi decidió dejar "todo" y lanzarse a Gambia con dos mil o tres mil semillas que le dio Pàmies y empezó a administrarle a los gambienses "este tratamiento que francamente es espectacular". Advierte que ahora el tratamiento médico efectivo es gratuito para niños hasta los 5 años, pero hasta ahora "quien no tenía medicación por desgracia se moría". Cuenta: "sin darme cuenta en un mes he tratado a cien personas. Solía atender incluso a gente de Senegal". El "tratamiento" consta en "hervir agua con las hojas de la planta previamente secadas durante cinco minutos" y con eso hace un té milagroso: "No te puedo hablar del cien por cien porque sería demasiado, pero al menos si obtuvimos el noventa y tantos por ciento de casos que se curaron de malaria".

Aparecen los malvados, como el supuesto hospital de  Fulamanta "que solía recibir doscientas personas al día le bajaba la media a cien o a menos". Xavi arruinaba al hospital, así de bueno era. Y finalmente, el líder de los malvados: la directora de una multinacional farmacéutica sin nombre y que había trabajado con Xavi, amenazándolo: "que iba a tener muchísimos problemas por dar a conocer la Artemisa annua o la planta que va bien para la malaria. Me dijo que esto se tenía que curar con su medicamento porque es este medicamento el que lleva la artemisinina, el extracto de la planta."

El desastre se cierne como lo hace sobre Jimmy Stewart en Qué bello es vivir, el guión es perfecto: llegan al "hospital" de Galindo el ejército, sanidad y antidrogas, detienen a Xavi, destruyen su plantío de Artemisa annua, le decomisan las semillas que son "para la gente". Liberado, pasó unos meses en Gambia pero decidió retirarse por lo duro que era "no poder atender a tantísima gente que venía sin recursos". Pero está allí. Al menos para la foto, en la que utiliza como escenografía típica del blanco bueno a unos niños africanos, en una manipulación indignante.

Una verdadera tragedia. Pero no la de un cooperante que tiene el dinero necesario para mantenerse y andar por el mundo sin necesidad de trabajar, algo que siempre nos llama la atención a los que trabajamos para ponernos comida en la mesa. Un cooperante que se siente de pronto médico movido por las patrañas de un conocido empresario agrícola y que hace usurpación de funciones, intrusismo e impostura a costa de la enfermedad ajena. La tragedia es periodística, donde la entrevistadora (que al parecer se fue hasta la aldea de Muritabeh a entrevistar y fotografiar a Galindo) presenta una historia sesgada en la que omite muchísimas cosas de capital importancia, ya sea por ignorancia (en cuyo caso ha faltado a la exigencia profesional de informarse sobre el tema que va a tratar) o por complicidad.

Tan desinformada que no conoce los nombres de las localidades gambienses cercanas a Muritabeh (no existe "Fulamanta", sino la ciudad de Fula Bantang, pero allí NO se encuentra hospital alguno; el único de la zona es el Hospital de Bansang, que NO es tampoco un hospital privado que se lucre con el número de pacientes que le llegan, como sugiere Vice insidiosamente, sino una institución caritativa que vive de donaciones y hace un trabajo espectacular en una zona abandonada de Gambia).

Presentados como horribles villanos, los hombres y mujeres del Hospital de Bansang luchan todos los días contra la malaria, sí, pero también contra el VIH/SIDA, reducir las tasas de mortalidad maternoinfantil, luchar contra la violencia de género y facultar a las mujeres... en fin, cosas mucho más dignas de un artículo de Vice que las andanzas de un iluminado.

Tu YouYou en 1951 con su entonces mentor, el reconocido farmacólogo
Lou Zhicen (Imagen CC de Xinhua News vía Wikimedia commons
Dos puntos fundamentales de la química de verdad dan por tierra con las pretensiones de Galindo y el entusiasmo de su publicista. Efectivamente, la artemisinina, obtenida de Artemisa annua es la más eficaz sustancia contra la malaria. Fue descubierta en la década de 1960 por la investigadora china Tu Youyou, a quien se le concedió por su descubrimiento nada menos que el Premio Nobel de Medicina o Fisiología de 2015. Se basó, como muchos farmacólogos, en la etnobotánica y el conocimiento empírico del pasado para buscar un principio activo. A veces funciona, a veces no.

Pero, descubrió pronto, la artemisinina no se puede obtener hirviendo las hojas de la planta... en su proceso de descubrimiento, la propia doctora Tu Youyou relata que hervir las plantas destruía la artemisinina, así que utilizó un método de remojo en agua fría (hoy sustituido por otros más eficaces, como la extracción con éter) para obtener la sustancia. Así que los tés hervidos de Galindo no tienen artemisinina. Lo cual no es tan difícil de averiguar, está hasta en Wikipedia (en inglés, claro).

Luego están dos situaciones de las que tampoco es tan difícil enterarse. La primera es que la malaria es, en la mayoría de los casos, una enfermedad benigna (aunque dolorosa y molesta) que desaparece a los 15 días. Sólo en algunos casos, especialmente cuando la infección es de Plasmodium falciparum, uno de los cuatro microorganismos que causan malaria, se desarrolla la malaria cerebral y la enfermedad avanza hasta causar la muerte. Por ponerlo en números, se calcula que hay 214 millones de casos nuevos de malaria al año en todo el mundo, causando 438.000 muertes. En simples números "sólo" muere el 0,2% de los infectados. Pero siendo tantos los afectados año tras año, el número de muertes es aterrador, sobre todo porque la gran mayoría de ellos (unos 306.000 según la OMS) son niños de menos de 5 años. Precisamente esos niños que tienen tratamiento gratuito incluso en Gambia.

Si Galindo, que evidentemente no sabe nada de medicina, infectología, epidemiología y biología, tiene un éxito del "noventa y tantos por ciento" está siendo menos eficaz que la media, ya que el 99,8% de los casos sobreviven a la malaria sin Xavi.

El parásito de la malaria, Plasmodium falciparum, en sangre humana.
(Imagen CC de Michael Zahniser, vía Wikimedia Commons)
Pero hay algo aún más grave: supongamos que algún bajo contenido de artemisinina en la pócima preparada por Galindo bajo las indicaciones de Josep Pàmies (un desenfrenado que hace giras para dar charlas pagadas donde vende sus productros, asegurando que puede curar el ébola, el cáncer y el SIDA sin haber nunca curado a nadie) tiene algún efecto en sus pobres víctimas gambienses. Lo que está haciendo Galindo es provocar la resistencia de los agentes patógenos a la artemisinina, además de que provoca una elevada tasa de recurrencia.

Desde 2006 (pero ni al supuesto salvador ni a su publicista les interesó averiguarlo), la Organización Mundial de la Salud, OMS, pidió que se dejaran de administrar medicamentos con artemisinina como único ingrediente activo, mismos que producen muchas empresas, dado que la artemisinina no está patentada. ¿El motivo? Los conspiranoicos dirán que la OMS es una máquina de matar que tiene como motivación el servicio a las farmacéuticas. Por desgracia para ellos, los estudios en los que se basa son conocidos, contrastables y certeros... la monoterapia de artemisinina debilita, pero no mata al parásito de la malaria, y por tanto permite que los parásitos más resistentes a la sustancia se reproduzcan y sean nuevamente absorbidos y transmitidos por mosquitos anófeles. Esta recomendación se repitió en 2014.

Esto debería saberlo cualquiera que se ponga a jugar con la malaria y sus víctimas. Que es lo que ha hecho Galindo.

Molécula de arteminisina. (Imagen D.P. vía Wikimedia Commons)
El tratamiento que se utiliza hoy (ése que le regalan a los niños de 0 a 5 años) es conocido como ACT, siglas de "terapia de combinación basada en la artemisinina", en la que se usan dos sustancias distintas, como la artemisinina u la mefloquina, o la dihidroartemisinina (un derivado de la artemisinina) y la piperaquina, con el fin de eliminar por completo al parásito. Los estudios que demuestran la eficacia de esta terapia son bastante contundentes, incluidos los que comparan la monoterapia de artemisinina con la ACT.

En resumidas cuentas, Galindo está administrando una pócima que no sirve, y que va en contra de las indicaciones científicas sobre el combate a la malaria. Pero él se siente muy bien en su papel de médico sin título, aunque el precio de su bienestar sea el interferir con las campañas en las que miles de personas, basadas en conocimientos y con las mejores herramientas de la ciencia están luchando día a día contra la malaria en todo el mundo.

Finalmente, la delirante acusación a una persona sin nombre de una supuesta multinacional farmacéutica (dicho como si eso por sí mismo fuera una condena) implica que la artemisinina y sus derivados, así como la ACT, son propiedad sólo de esa farmacéutica, que los vende vorazmente a los pobres africanos. La ACT de dihidroartemisinina y piperaquina es producida por GPSC (Guilin Pharmaceutical (Shanghai) Corporation de China), Holleykin, Genix Pharma, Sami Pharma, Sigma Tau y Holley Pharm, mientras que la combinación de artemisinina y piperaquina la producen Artepharm de China, Novartis y Sanofi-Aventis, que lo proporcionan al costo, no en el negocio que denuncian Galindo y su entrevistadora. ¿El precio, en dólares entre 0.9 y 1.40 para un tratamiento completo para un adulto y entre 0,30 y 0,40 para un niño. La cloroquina solía costar entre 10 y 15 céntimos de dólar por tratamiento.

Y, por cierto, científicos chinos están buscando mejorar la producción de artemisinina modificando genéticamente la Artemisa annua, es decir, creando plantas transgénicas que hagan aún menos costoso el tratamiento de la malaria. Supondré que eso no gustará a Galindo, a Pàmies y a sus animadores que son, esencialmente, enemigos de la medicina, del conocimiento, de la ciencia y de los hechos que demuestran que gracias a ello hoy vivimos el doble que nuestros bisabuelos.

Los tratamientos con ACT además están siendo financiados por diversas organizaciones, de modo que no tengan que pagarlos las víctimas. Hablamos de esfuerzos millonarios, integrales, basados en datos y no en fantasías naturistas de ignorancia que debería ser denunciada antes que elogiada. Hay organizaciones que estudian cercanamente y basándose en evidencias (y no en las recomendaciones de un usurpador médico) los resultados y avances de las terapias ACT. Son bastante mejor fuente y es lamentable que no se hayan consultado.

Gambia, por su parte, ha reducido notablemente la incidencia de la malaria utilizando técnicas preventivas, medicamentos y educación de la población. Si alguien quiere ayudar a Gambia, en 2017 decían que necesitaban donaciones por 25 millones de dólares para lograr el objetivo de erradicar totalmente la malaria para 2020. Si alguien quiere ayudar, no tiene que ir a hacerle al San Francisco, sino ayudar a obtener los fondos que el gobierno gambiense necesita. Solidaridad, no caridad para promover los embustes de Pàmies ante su público español, que le paga sus yerbas a precio de medicina real aunque no sirvan para nada.

Hablando de yerbas y negocios...

Como colofón, una nota sobre ANAMED, la proveedora de las semillas de Pàmies cuyas siglas significan Acción para la Medicina Natural. Se trata de una organización alemana que promueve la "medicina natural" y que tiene la misma desvergüenza potencialmente asesina de Pàmies al asegurar que su producto estrella (sí, lo venden), la Artemisa annua puede curar la artitis, el asma, la biolerrosis, la diabetes, la epilepsia, las hemorroides, los problemas menstruales, el cáncer, el SIDA, el ébola y, claro, la malaria. La clásica panacea de la que se puede decir lo que sea porque no tiene que probarse, una planta mágica que podía sustituir a todo el conocimiento médico de la historia, y que tienen ellos en exclusiva porque los tontos científicos no se dan cuenta o no les importa.

Captura de pantalla a día de hoy de una de las páginas de ANAMED.
Lista de precios de ANAMED.
La buena intención no vale por sí misma. Probablemente la tiene el rico "cooperante", que además ya desde 2005 está en relación con Gambia vamos, que tampoco es cierto que un día se fuera a la aventura con tres mil semillas, es un viajero bien curtido sino que ha sido parte de la bien financiada ONG Amigos de Diabugu, otra población en el otro extremo de Gambia.

La ignorancia mata. Aunque esté vestida de buena voluntad. Y cuando detrás está el negocio de un embustero como Pàmies, el resultado puede ser desastroso para vidas inocentes. ¿Cuándo actuará la ley en defensa de sus víctimas?

(Nota: me he tratado de poner en contacto con la autora de la entrevista vía Twitter, pero ha sido imposible. Si hay alguna conversación posterior, ya lo publicaré aquí.)

diciembre 24, 2012

Cómo convertirse en charlatán

(El autor de esta entrada es el Dr. Erzard Ernst y fue publicada en su blog personal el 24 de diciembre bajo el título "How to become a charlatan". Le agradezco enormemente al Dr. Ernst que haya otorgado su permiso para que este blog la traduzca y difunda.)

Dr. Edzard Ernst
En estos tiempos austeros y difíciles, debe ser mi obligación, creo, alertar a mis conciudadanos a una posible fuente de ingresos adicionales a la cual se puede enchufar prácticamente cualquier persona: convertirse en un charlatán, y lo más probable es que sus dificultades económicas se conviertan en asunto del pasado. Para lograr este objetivo, yo (con una posición claramente irónica) sugiero una aproximación paso a paso bastante sencilla.
1. Encuentre una terapia atractiva y déle un nombre fantástico
¿Dije "sencilla"? Bueno, el primer paso no es tan fácil, después de todo. Resulta que la mayoría de las ideas realmente delirantes ya están ocupadas: velas en las orejas, homeopatía, masajes del aura, sanación energética, orinoterapia, quiropráctica, etc. Como verdadero charlatán, usted quiere su propia charlatanería. Así que tendrá que pensar en un nuevo concepto.

Algo verdaderamente descabellado sería ideal, como afirmar que la oreja es un mapa del cuerpo humano que le permite tratar todas las enfermedades haciendo algo curioso en áreas específicas de la oreja... huy, este territorio ya está ocupado por la brigada de la auriculoacupuntura. ¿Qué tal de postular que uno tiene poderes sobrenaturales que le permiten enviar "energía curativa" a los cuerpos de los pacientes para que puedan repararse a sí mismos? Tampoco sirve; los curanderos reiki le pueden acusar de plagio.

Pero usted entiende la idea esencial, estoy seguro, y podrá inventar algo. Cuando lo haga, déle un nombre memorable, el nombre puede llevar a su nueva empresa al triunfo o al fracaso.
2. Invente una historia fascinante
Habiendo identificado su tratamiento y darle un nombre fantástico, ahora necesita una buena historia para explicar cómo surgió todo. Esta tarea no es tan difícil e incluso puede ser divertida. Puede pensar en algo conmovedor como que con su intervención curó a su hermana pequeña moribunda a los 6 años de edad o que recibió la inspiración en sus sueños de una vieja tía que acababa de morir, o tal vez desea crear alguna conexión religiosa (¿alguna vez ha visitado Lourdes?). No hay límites a su imaginación, sólo asegúrese de que la historia sea apasionante: un día podrían hacer una película con ella.
3. Añada un poco de pseudociencia
Puede gustarle o no, pero vivimos en una época en la que no podemos excluir completamente a la ciencia de nuestras consideraciones. Como mínimo, recomiendo un poco de terminología con aspecto de ciencia. Como usted no quiere que lo descubran, elija algo que sólo unos pocos expertos entienden: la física cuántica, el entrelazamiento, la teoría del caos y la nanotecnología son todas excelentes opciones.

También puede dar un aspecto más convincente hacer alusión a la idea de que los mejores científicos adoran sus conceptos o que hay equipos enteros de universidades en lugares distantes que están trabajando para conocer los mecanismos subyacentes, o que el comité del Premio Nobel ha sido recientemente alertado, etc. Si le es posible, añada un poco de alta tecnología a su nueva invención, algún aparato nuevo y brillante con luces que destellen y pantallas digitales podría ser lo que necesita. El aparato puede estar por lo demás vacío... siempre y cuando tenga un aspecto impresionante, todo está bien.
4. No olvide una dosis de sabiduría antigua
Con toda esta ciencia (perdón, pseudociencia), no debe olvidar permanecer firmemente arraigado en la tradición. Su tratamiento debe estar basado en una sabiduría antigua que ha redescubrierto, modificado y perfeccionado. Recomiendo mencionar que algunas de las culturas más antiguas del planeta ya han sido conscientes de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene actualmente su invento. Cualquier cosa que sea tan antigua ha pasado la prueba del tiempo, es decir, que su tratamiento es eficaz y seguro.
5. Afirme tener una panacea
Para maximizar sus ingresos, le conviene tener tantos clientes como sea posible. Por tanto, no sería inteligengte centrar sus esfuerzos en sólo una o dos afecciones. Comercialmente, es mucho mejor afirmar sin lugar a dudas que su tratamiento es una curación para todo, una panacea. No se preocupe de que tal afirmación sea inverosímil. En el ámbito de la charlatanería, ser extravagante es un comportamiento perfectamente aceptable, incluso común.
6. Lidiar con el "problema de la evidencia" y los desagradables escépticos
Es deprimente, lo sé, pero incluso el charlatán más excepcionalmente dotado acabará atrayendo a los dubitativos. Los escépticos tarde o temprano le pedirán pruebas; de hecho, están obsesionados por ellas. Pero no se asuste, esto no es en modo alguno tan amenazador como parece. La solución obvia es proporcionar testimonio tras testimonio.

Necesita un sitio web donde los clientes satisfechos informen de historias impresionantes sobre cómo su tratamiento les salvó la vida. En caso de que no conzca a ningún cliente así, invénteselos; en el reino de la charlatanería hay una antigua tradición consagrada de escribir sus propios testimonios. ¡Nadie podrá darse cuenta!
7. Demuestre que domina el arte de hacer trampa con las estadísticas
Algunos de los escépticos pueden no sentirse impresionados y, cuando empiecen a criticar su "evidencia", es posible que tenga que hacer un esfuerzo adicional. Ofrecer estadísticas es una excelente manera de mantenerlos a raya, al menos por un tiempo. El consenso general entre los charlatanes es que alrededor del 70% de sus pacientes experimentan un notable beneficio con cualquier placebo que se les arroje. Así que mi consejo es que lo mejore un poco y cite una serie de casos de por lo menos 5000 pacientes, de los cuales el 76,5% mostró mejoras significativas.

¿Qué? ¿No tiene una serie de casos así? ¡No seas tonto, sea creativo!
8. Gane puntos con la Grandes Farmacéuticas
Usted debe de estar consciente de quiénes son (serán) sus (futuros) clientes: son ricos, tuvieron una educación decente (evidentemente sin mucho éxito) y son de mediana edad, crédulos y profundamente alternativos. ¡Piense en el Príncipe Carlos! Una vez que haya empatizado con esta mentalidad, es obvio que se puede conectar de forma rentable con el complejo de persecución que ronda a estas personas.

Una forma sencilla de lograr esto es afirmar que las Grandes Farmacéuticas se han enterado de su innovación, están claramente aterrados ante la posibilidad de perder millones y, por tanto, están haciendo todo lo que pueden por suprimirla. Esto no sólo le dará credibilidad callejera con los lunáticos marginales de la sociedad, sino que también proporciona una explicación perfecta por la cual su revolucionario descubrimiento no se ha publicado en los principales journals médicos: los editores están todos en el bolsillo de las grandes farmacéuticas, de Por supuesto.
9. Pida dinero, mucho dinero
He dejado lo más importante para el final. Recuerde: ¡su objetivo es hacerse rico! Por lo tanto, cobre tarifas elevadas, incluso los extravagantemente elevadas. Si su tratamiento es un producto que puede vender (por ejemplo, a través de Internet, para escapar de los reguladores), véndalo muy caro, si se trata de una terapia manual, cobre fuertes tarifas por la consulta y reclame la exclusividad, si se trata de una técnica que se puede enseñar, empiece a capacitar a otros terapeutas cobrándoles grandes sumas y pida un porcentaje de franquicia de sus ganancias futuras.

Cobrar en exceso es su mejor oportunidad de hacerse famoso... o ¿alguna vez ha oído hablar de un charlatán que sea famoso por tener un precio razonable? También le librará de la gentuza a la que no quiere ver en su consultorio. ¡La gente pobre incluso podría estar enferma! No, usted no los quiere... usted desea a los "ricos sanos y muy preocupado" que pueden darse el lujo de ver a un médico de verdad si las cosas salieran mal. Pero lo más importante, las tarifas elevadas le harán mucho bien a su cuenta bancaria.


Ahora está listo. Sin embargo, para evitar que se tropiece con el primer obstáculo, aquí tiene algunas respuestas útiles a las preguntas que inevitablemente va a recibir de los escépticos, esta raza desagradable que nunca está contenta. Las respuestas no están diseñadas para convencerlos pero, si se expresan en público, garantizarán que la opinión general esté de su lado... y eso es lo que resulta de suma importancia en el reino de la charlatanería.

P: Su tratamiento puede causar un daño considerable, ¿considera que eso es algo responsable?

R: ¿Daño? ¿Usted sabe de qué está hablando? ¡Obviamente, no! Todos los años, cientos de miles de personas mueren a causa de los medicamentos que recibien de médicos ordinarios. ¡Eso es lo que yo llamo daño!

P: Los expertos dicen que su tratamiento no es biológicamente plausible, ¿cuál es su respuesta?

R: Hay muchas cosas que la ciencia todavía no comprende y muchas cosas que nunca comprenderá. En cualquier caso, hay otras formas del conocimiento, y la ciencia no es más que uno de ellos.

P: ¿Dónde están los ensayos controlados para respaldar su reclamo?

R: Los ensayos clínicos tienen un valor muy limitado, son demasiado pequeños, frecuentemente están sesgados y nunca representan la situación de la vida real. Es por ello que muchos expertos abogan ahora en favor de mejores formas de demostrar el valor de las intervenciones médicas.

P: El profesor Ernst dijo recientemente que su tratamiento no está comprobado, ¿es eso cierto?

R: Este hombre no es de fiar. ¡Está en el bolsillo de la industria farmacéutica! Claro que iba a decir eso, ¿no?

De todos modos, ¿sabía usted que sólo el 15% de las terapias convencionales están en realidad basadas en evidencias?

P: ¿Por qué es tan caro el tratamiento?

R: Los años de formación, un programa completo de investigación, auditorías constantes, el cumplimiento con los reglamentos y un gran equipo de colaboradores... ¿cree que todo esto es gratis? Personalmente, me gustaría atender a todos mis pacientes de forma gratuita (y a menudo lo hago), pero tengo responsabilidades para con los demás, ¿sabe usted?

junio 08, 2004

Los imanes mágicos (no, usted no es un clavo)

En el mundo de las tonterías médicas, merece lugar aparte la sublime estupidez que quiere cobrarle a usted por acercarle imanes, por la infundada superstición de que los imanes pueden tener un efecto sobre su salud.

(Foto GFDL de Oguraclutch,
vía Wikimedia Commons)
Si usted no es un clavo, los imanes poco pueden hacer por usted. Pero si usted sí es un clavo, los imanes pueden atraerlo con una fuerza que responde a determinadas leyes de la física (disciplina que desprecian a lo tarugo los médicos brujos), pero no curarle nada.

El hecho de que no haya una sola demostración de que los imanes tengan algún efecto beneficioso sobre la salud humana, el que los que proponen esta brujería no tengan ni una investigación para apoyarse, no quita que haya salteadores de caminos vendiendo colchones con imanes, plantillas para zapatos con imanes, fundas de silla con imanes y, a poco que nos descuidemos, nos recetarán supositorios con imanes.

Por supuesto que para desarrollar adecuadamente el negocio del curanderismo, debe buscarse un nombrecito que termine en "terapia", ya que tenemos:

  • la "aromaterapia" (curarse oliendo cosas, generalmente florecitas),
  • la "cromatoterapia" (curarse viendo colorcitos, aunque nos seduce mucho la pretenciosidad bestial de cierto sitio que asegura que tal "disciplina" es un método terapéutico que utiliza unidades vibratorias de referencia llamadas "colores"; la mamonería de disfrazar el tema con extravagentes "unidades vibratorias de referencia" es de campeonato),
  • la "hidroterapia del colon" (es lo que mi abuela llamaba "lavativas", algo por lo que nadie pagaría, pero cambiándole el nombre, por una salvaje "hidroterapia del colon" de 30 minutos, le mondan 45 euros o más),
  • la "reflexoterapia podal" (forma del vudú absolutamente sin bases que asegura a los ingenuos que el cuerpo está "representado" en las plantas de los pies y que hacerle masaje a la parte del pie que representa "el hígado" es como hacerle masaje al hígado, taradez inmunda que no explica por qué no se hace el masaje directamente al hígado, ni explica por qué el hígado se podría curar con masajes; es exactamente el mismo razonamiento mágico que supone que clavarle agujas a un muñeco que representa a alguien le causará dolores a ese alguien),
  • la "auriculoterapia" (la misma salvajada de vudú, pero ahora con el cuerpo "representado" en la oreja, sin que nadie lo haya tenido que demostrar para cobrar por ello)
  • y, por supuesto, la "orinoterapia", la cerda, guarra, inútil y potencialmente peligrosa práctica de meterse en el cuerpo lo que el cuerpo echa fuera, es decir, beber la propia orina (y uno tiembla al pensar en que algún cantamañanas de cuarta categoría esté presto a lanzar muy pronto la "mierdoterapia", total ya qué).

Nace así la "magnetoterapia", el tratamiento con imanes.

¿Tratamiento? Me quedo corto.

Como todos los embustes seudomédicos, la "magnetoterapia" promete todo tipo de orateces, entre ellas rejuvenecer a la víctima, cambiarle las canas por sedoso cabello oscuro sin necesidad de tintes, y curarle algunas pocas afecciones:

Absceso, Cefalea, Gastritis aguda y crónica, Orquitis, Agresividad, Circulación sanguínea, Gota (Artritis úrica), Páncreas, Anemia, Cistitis, Hemorragia, Piel, Angustia, Coágulos de sangre, Hemorroides, Prostatitis, Ansiedad, Colecistitis, Hepatitis, Quemaduras, Aparato respiratorio, afecciones del, Cólicos biliares, Hipertensión arterial, Reglas abundantes, Apéndice, Cólicos estomacales e intestinales, Hipotensión arterial, Reglas, ausencia (Amenorrea) e insuficientes, Artritis, Colitis aguda, crónica y ulcerosa, Impotencia masculina, Reglas con frecuencia o ritmo irregular, Asma respiratoria, Colon irritable, Infertilidad femenina, Reglas dolorosas (Dismenorrea), Atonía del colon o intestino perezoso, Diabetes, Infertilidad masculina, Taquicardia, Atonía estomacal o gastroatonía, Dispepsia e indigestión, Insomnio, Tensión, Bronquitis, Dolor de cabeza, Insuficiencia cardiaca, Tumores benignos, Calambres musculares o espasmos, Fibromas, Insuficiencia pulmonar, Úlcera, Cálculos biliares (vesiculares) o colelitiasis, Fisuras en el ano, Nefritis, Uretritis, Cálculos en los riñones (renales), uréteres y vejiga, Fracturas, Ojos, derrame sanguíneo, Várices, Cáncer, Frigidez, Ojos, dolor de, Vesícula biliar y conductos

Tan asombrosa cuanto evidentemente chapucera lista la sacamos de un sitio dedicado a las más diversas formas de sacarle dinero a la gente con el pretexto de ayudar a su salud.

¿Será posible tanta belleza? ¿Será posible que unos simples imanes puedan tratar con eficacia al msimo tiempo trastornos infecciosos, anatómicos, degenerativos, fisiológicos y sicológicos? Es que curar el cáncer con lo mismo que "cura" una fractura es toda una hazaña... o es un embuste del tamaño de la pirámide de Keops.

A ver: los imanes atraen al hierro, al níquel y al cobalto. Un imán natural es simplemente un mineral con iones de hierro. ¿Cuánto hierro tiene el cuerpo humano? Cuatro gramos, más o menos, el 65% del mismo en la hemoglobina de la sangre (cuatro átomos en cada molécula de hemoglobina).

Cuatro gramos en un cuerpo humano normal de entre 45 y 80 kilos es un porcentaje diminuto, muy importante desde el punto de vista de la química de nuestro organismo, pero intrascendente al nivel físico que es al que operan los imanes.

Y eso sin contar con que el hierro en nuestro cuerpo, los cuatro gramos de los que estamos hablando, no está en estado libre, sino en compuestos, y por tanto no reacciona ante los imanes, del mismo modo que el oxígeno y el hidrógeno no se comportan como tales cuando están en el misterioso compuesto llamado "agua".

¿No nos cree? Haga el experimento que propone Michael Shermer: píquese un dedo con un alfiler (puede alucinar que está haciendo acupuntura tántrica o alguna tontería similar), ponga en un platito unas gotas de su sangre y acérquele el imán más potente que tenga; podrá ver asombrado cómo a la sangre ni le va ni le viene la presencia del imán, ni se siente atraída ni se siente repelida ni se da por enterada, simplemente se empieza a coagular y secar con toda normalidad.

Además de asegurar que "cura" toda la lista de manicomio que reproducimos, el reclamo más común de los mercachifles de imanes es que "disminuyen el dolor". ¿En serio? Los estudios realizados al respecto por el Colegio de medicina podológica de nueva York poniéndole imanes en los talones a personas que sufrían de dolores demostraron que el mismo número de personas que usaron plantillas magnéticas y el de quienes usaron plantillas no magnéticas reportaron que sus dolores se reducían.

Efecto placebo, pues, del que ya hemos hablado en nuestro artículo sobre homeopatía.

¿Le importa eso a los buhoneros de la "medicina alternativa"? Para nada. Ellos son felices vendiendo colchones, somieres, brazaletes (¿se acuerdan de la modita de los brazaletes de cobre de hace unos años, que supuestamente eran lo máximo para la artritis y que al final fueron olvidados?, pues ahora vuelven los mismos brazaletes mamones pero "magnetizados"), anillos, collares y lo que a usted se le ocurra (y quiera pagar) con los "misteriosos" imanes.

Los ingenuos que se creen clavos se imaginan que el magnetismo es algo así como magia y palman con los billetes.

(Vaya y pase que quienes vivían en la ignorancia del pasado se asombraran de los imanes y creyeran que tenían propiedades mágicas. En otros tiempos no se les entendía, y por ello había prácticas mágicas inútiles como no llevar en los barcos cebollas o ajos porque los simples marineros de esos duros tiempos afirmaban que el mal aliento "desmagnetizaba" la aguja de la brújula... hasta que alguien se comió un kilo de ceboollas y medio de ajos y fue a eructarle encima a la brújula, que siguió, pertinaz, mirando al Norte.)

Ni qué decir que los imanes que venden las tiendas de "salud natural" cuestan bastante más que el precio comercial de la magnetita, como suele ocurrir con todo lo que ofertan esos desvergonzados, so pretexto de que "es natural".

Por ejemplo, el sitio del que sacamos la descarada lista de enfermedades supuestamente curables por "magnetoterapia", ofrece desde un "antifaz magnético" para dormir por sólo 120 pesos mexicanos (unos 10 euros), "aretes magnéticos para bajar de peso" por unos 4 euros, un asiento magnético de 22 euros, una "colchoneta magnética" por más de 40 euros, gorras, guantes, parches, pirámides, rodilleras, diademas, cubrealmohadas, chalecos y demás talismanes mágicos disfrazados de "magnetoterapéuticos".

Hay quienes, por no dejar, están haciendo investigaciones para determinar si los imanes tienen algún efecto real. Pero en cierta medida es también verdad que tales investigaciones son muy probablemente una pérdida de tiempo, pues no hay ninguna razón física, química, biológica o simplemente racional para suponer que los mecanismos del dolor, el cáncer (que estos imbéciles no han descubierto que no es una enfermedad, sino varias), las hemorroides, la ansiedad y la apendicitis tengan forma alguna de enterarse de que en los alrededores hay un imán, mucho menos que puedan reaccionar a dicho imán o, peor, que sepan reaccionar de manera distinta a los polos del imán.

Si usted tiene visión de futuro, tenga presente la estupenda videncia que le ofrecemos junto con el asombroso dato de que usted no es un clavo: la moda de la "magnetoterapia" desaparecerá como tantas otras panaceas (o "curalotodos") del pasado, dejando a los enfermos igual de enfermos o mucho peor (sobre todo si los convencen de no ir al médico) y a los dueños de los chiringuitos que venden tales irracionalidades más gordos, más ricos, más rozagantes y más prestos a subirse al barquito de la nueva moda que se le ocurra a otro bandido el día de mañana.