- ¿Qué ves cuando miras al cielo?
- Nubes, azul, el sol, algún pajarito que pasa...
- ¿Ves a los abuelitos y a Tobi?
- No... Deben estar por otra parte. Desde aquí no los veo. El cielo es muy grande.
- ¿Ves el camino para llegar al cielo?
- No, tampoco. Debe estar por alguna de esas montañas altas que parece que están más cerca.
- Supongo que se debe estar bien allí porque todo el mundo se acaba yendo y nadie vuelve ni siquiera de visita.
- Pues supongo.
- Tete... yo no sé si sabré ir sola....
- No te preocupes, cuando quieras ir me lo dices y te acompaño, pero hoy no que con el partido de fútbol de esta tarde me he quedado molido. ¡Y menudo golazo que he metido! Sara...¿Cómo es no ver nada?
- No lo sé.
- Pero... ¿de qué color es la nada? ¿ Es negra?
- ¿Cómo es el negro?
- Pues negro... que cuesta ver, como por la noche cuando no hay luna o cuando apagamos la luz para dormir.
- ¿Cuando está encendida se ve diferente?
- Sí, se ve todo. Cuando está apagada no se ve nada.
- Pues entonces debo ver negro. El maestro Emilio dice que los ojos son como ventanas al mundo por las que podemos asomarnos y ver lo que hay fuera. Y dice también que las mías están cerradas.
- ¿Y no podemos abrirlas?
- Creo que no. Ayer me dijo que como no puedo mirar hacia afuera, he aprendido a mirar hacia adentro.
- ¿Siii? ¡Anda! ¿Y qué hay por dentro? ¿Puedo verlo?
-Merce-