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martes, 1 de junio de 2010

Si tu empresa tiene un departamento de Recursos Humanos, vete corriendo.


Si tu empresa te considera un recurso, como el triturador de documentos, no pierdas el tiempo, vete corriendo.

El lenguaje no es inocente.

El lenguaje nos construye, nos define y nos dota de identidad.

Por eso, si tu empresa tiene un departamento de Recursos Humanos, te está manifestando, inequívocamente, sus intenciones: te va a tratar como a los demás recursos.

Como a los recursos técnicos y materiales, como a los recursos financieros.

Te va a sacar la máxima rentabilidad mientras pueda, y después, una vez amortizado, se va a deshacer de ti en cuanto le sea posible.

Los seres humanos, no somos recursos.

Por eso, lo dicho, si tu empresa ha creado un departamento para gestionarte como al resto de recursos, déjala plantada.

Y si lo que tiene tu empresa, en vez de un departamento, es un área funcional de Recursos Humanos, entonces, más que correr, vuela en tu partida.

Ya sé que con los tiempos que corren, no es fácil coger las de Villadiego.

Pero, sea como fuere, por favor, no tardes.

Ánimo en la fuga.

Sabina lo dice de otra manera…

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.


miércoles, 4 de marzo de 2009

Management, Recursos Humanos y Nuevo Espíritu del Capitalismo


Como ya os he comentado en alguna entrada anterior, ando dándole vueltas a nuestro rol, el de las personas que trabajamos en el ámbito de los “Recursos Humanos”, como cómplices necesarios para facilitar profundas y sutiles coartadas al capitalismo. Coartadas para lavar su cara, para endulzar su rostro, para desarrollar un neo-management despiadado y controlador (mientras se vende un supuesto meta-management apasionado y auto-realizante), para construir espejismos que enmascaran duras realidades personales y sociales, para… en definitiva, como ampliamente documentan Boltansky y Chiapello, construir un nuevo espíritu capitalista que encaje y metabolice sus efectos más despiadados y perniciosos.

En esas idas y venidas, empiezo a tener algunas cosas claras. Comparto un par de ellas con vosotros.

Una es que, desde la propia comunidad de profesionales que nos ubicamos en ese entorno, digámosle: “Management-Personas-Recursos Humanos”, lo habitual es mirar para otro lado. No darse por enterado. Hay tanto trabajo en lo local, en lo cercano, en lo operativo, en la ayuda a lo estratégico. Hay tanto trabajo describiendo puestos, estableciendo planes de gestión por competencias, planificando e implementando formación, negociando o ejecutando despidos. Hay tanto trabajo, es tan duro admitir ciertas cosas y duele tanto… que mejor, hagamos como si no fuera con nosotros.

Es realmente decepcionante el ínfimo nivel de reflexión profunda y transformadora que se genera en ese entorno que hemos denominado “Management-Personas-Recursos Humanos”. Hay que reconocer que están muchísimo más lúcidos y atrevidos en la crítica y en el replanteamiento basal otros ámbitos, entroncados con lo ético, con lo terapeútico, con lo filosófico o con lo social. Quizás nosotros andemos demasiado adormilados, mirándonos el ombligo, o quizás solo estemos preservando nuestros estómagos agradecidos.

Otra cosa que se me va aclarando es el inmenso desconocimiento y desprecio que, en lo profundo, se está mostrando en este entorno, hacia la integración del profesional, la persona y el ser humano. La mayoría de las políticas de “Recursos Humanos” que voy viendo (y algunas sufriendo) en las organizaciones, manejan profusamente ciertas ideas y acciones-fuerza de ámbitos como la psicología humanista, las psicoterapias existenciales, el desarrollo transpersonal o las tradiciones de sabiduría; pero las manejan solo para manosearlas, de forma perversa e interesada, sin entenderlas, sin experimentarlas en profundidad, sin comprometerse con ellas, y por supuesto, sin ninguna intención de abrazarlas más allá del elegante y sutil toque “New Age” que proporcionan. No son más que palabrería importada para cubrir de maquillaje el nuevo espíritu capitalista antes descrito. En realidad, a la hora de la verdad, solo se desarrollan aquellas competencias que sirven a la consecución de los objetivos del puesto, aunque generen frustración, dolor estéril y sufrimiento inútil en quien tiene que desarrollarlas. Sólo se implementan los procesos de coaching que crean valor para la empresa (léase para el capital), aunque generen desasistidos quiebres emocionales y existenciales para las personas que participan en ellos. No importa que, con el tiempo, los egos inflados exploten o las competencias que no pueden ser sostenidas por el carácter generen frustración y desesperación.

Ah… pobres ilusos, aquellos que pensaron (pensamos) que esto del desarrollo de las personas en las organizaciones tenía algo que ver con la sanación emocional, el equilibrio vital o la dignidad existencial. La realidad, la dura realidad, se encarga de recordarnos, día a día, que, todo ello, por mucho que lo vistan de talento, no es más que exacerbación de la neurosis.

Imagen: ¡Ojo hijo Mío! De Antonio Fernández Molina.

Management y espíritu del capitalismo, en acción.




Management y nuevo espíritu del capitalismo, en acción.



miércoles, 11 de febrero de 2009

Management, desaprendizaje y conciencia


"Nada sucede sin transformación personal"
Edward Deming

Justo con el título con el que encabezo esta entrada, hace unos días, he diseñado e impartido un microtaller experiencial para una de las principales entidades financieras españolas.

En el mismo, hemos experimentado las severas dificultades que nos imponen nuestros modelos mentales para transitar eficazmente por un entorno de cambio paradigmático; hemos constado, desde la acción, nuestros conflictos limitadores ante el desaprendizaje; y hemos reflexionado hacia dónde sería imprescindible que se encaminaran las políticas organizacionales de Recursos Humanos, en los albores del tercer milenio.

Concretamente, en lo referente a este último apartado, he definido seis principios basales que considero imprescindibles para generar la emergencia de una organización humanizada.

Comparto con vostr@s el enunciado de esos seis principios, y os emplazo a futuras entradas en las que iré ampliando y definiendo cada uno de ellos. Espero que os sirvan y que puedan ayudaros a dinamizar vuestras reflexiones.

PRINCIPIOS PARA LA EMERGENCIA DE UNA ORGANIZACIÓN HUMANIZADA

1.- Los seres humanos no somos recursos.

2.- Las personas que trabajan en la organización, han de poder integrar su dimensión cognitiva, emocional e instintiva.

3.- Sólo tendremos organizaciones sostenibles, con trabajadores sanos, si atendemos al rol, a la persona y al ser humano.

4.- Sólo un líder humanizado puede desempeñar un management humanizante.

5.- Un líder humanizante sólo puede llegar a serlo transitando por un profundo proceso de desarrollo y transformación personal.

6.- Sólo tendrán éxito en un paradigma humanizado aquéllas organizaciones que implementen políticas para desarrollar la autoconciencia.

Imagen: Jean-Michel Basquiat, "Untitled (Pecho/Oreja)".

Cierro el post con una reflexión alegórico-visual de “El Roto”...


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