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lunes, 10 de enero de 2011

LECHAZO AL HORNO CON ESPIRALES DE PATATA



Éste que os presento fue uno de los platos que preparamos durante las fiestas.
A pesar de que me gusta innovar en la cocina, y soy de las que acoge cualquier sabor nuevo sin ningún problema, le tengo bastante apego a los sabores tradicionales, a los que el paladar se va acostumbrando desde la mas tierna infancia, el reino de los sabores que todos tenemos mitificados.
En mi casa las Navidades mas dulces y alegres siempre supieron a lechazo al horno, a sopa de pescado que hacía mi abuela con una dedicación total, a salpicón de marisco ...y a casadielles (una de mis asignaturas pendientes).
Éste es uno de esos platos de cocina al desnudo, que para brillar con toda su fuerza no necesita mas que un majado de ajos que le ponemos el día antes para que impregne la carne de todo su sabor... el resto lo hace un buen cordero, o lechazo , ésto va en gustos.
Mi último caprichín de cocina es un artilugio muy simple pero que te permite hacer las patatas en forma de espiral... a ver imprescindible no es... pero si tuviera que argumentar su practicidad os diría que las patatas quedan mucho más crujientes ... aunque es una opinión muy subjetiva, lo reconozco... ¡qué le vamos a hacer!, a mi éstas cucadas me pierden...

Ingredientes:
Medio lechazo.
Un vaso de vino blanco pequeño.
4 dientes de ajo gorditos.
Aceite de oliva virgen.
Sal.
Patatas.
Pimientos del piquillo para acompañar (opcional).

Elaboración:
La noche anterior ponemos en un mortero los ajos y los machacamos. Ha de quedar casi como una pasta.
Untamos todo el cordero con éste majado.
Dejamos toda la noche, y al día siguiente se limpia con un paño, se sazona de sal y se coloca en una fuente refractaria. Se vierte por encima un poco de aceite hirviendo, se pone alrededor un vaso de agua y ponemos a horno suave al principio.
Una vez que empieza a ponerse tierno vamos aumentando la temperatura del horno, procurando que quede bien dorado.
Le daremos la vuelta cada cierto tiempo para que se vaya dorando por igual. De vez en cuando regaremos el lechazo con el jugo que va soltando y quedando en la bandeja.
Sabremos que está hecho cuando al pincharlo no ofrezca resistencia y tenga un apetitoso color dorado.
Para acompañar freímos unas patatas. Otra opción que me encanta es hacer patatas panaderas y ponerlas en el último momento al horno (previamente fritas) para que se empapen del jugo del lechazo.
¡Buen provecho!

lunes, 6 de septiembre de 2010

EL" PITU DE CALEYA" DE MI MADRE




...O lo que viene siendo un pollo de aldea de los que campan a sus anchas por caminos y caleyes ( de ahí su nombre tan asturiano) aliméntandose de lo que van encontrando, aparte , claro está, del maíz y trigo que suelen ser el sustento básico.

Son pollos de mayor tamaño y cuyas características principales son además de un sabor muchísimo mas intenso, una carne prieta y mas oscura.

Son "pitos" que no se someten a los procesos de engorde de los pollos "convencionales"... y que crecen al ritmo que marca la madre naturaleza ... el resultado es una carne deliciosa y con un sabor rotundo.
A ver si os animáis... ¡está muy bueno!.

En casa lo preparamos así:


Ingredientes:

1 pitu de caleya troceado.

2 cebollas grandes o tres medianas.

1 pimiento rojo.

1 pimiento verde.

3 dientes de ajo.

1/2 vaso de vino blanco.

1/2 hoja de laurel.

1 copita de brandy.

Aceite de oliva virgen.

Sal.

Elaboración:

La noche anterior ponemos el pollo en una fuente y lo adobamos con los ajos machacados del mortero y la sal.

Al día siguiente retiraremos el exceso de adobo de la carne (yo me suelo ayudar de un papel de cocina).

En una tartera ponemos aceite abundante y cuando esté bien caliente doramos el pollo. Ésto hará que se selle la carne impidiendo que se pierdan los jugos durante la cocción.

Una vez dorado el pollo colaremos el aceite para eliminar cualquier poso que haya podido quedar.

En ese mismo aceite pondremos a sofreír las verduras previamente troceadas en cubos junto con el pollo que previamente hemos dorado, y añadimos también el vino blanco, la copita de brandy y el laurel, y lo dejaremos a fuego moderado en un principio bajando después a fuego lento (tras los primeros 15 minutos).Probamos de sal y rectificamos.

Lo tendremos cociendo unas 2 horas a 2 horas y media. Tened en cuenta que es una carte mas dura por lo que tardará mas en cocerse.

Pasado éste tiempo y ya tierno el pollo sacaremos las verduras y las pasaremos por el chino dos veces (o una, pero a mi me gusta pasarlo doble para obtener una salsa mas fina).

Acompañar con la guarnición que prefieras. .. Yo ésta vez elegí una menestra variada con patatinas doradas a la sartén con un poco de mantequilla y aceite.

jueves, 14 de enero de 2010

ESCALOPINES AL CABRALES




De todos los quesos que hay en mi tierra, y los hay realmente excelentes, creo que me quedo con dos en especial...uno es el queso "Gamonéu" y el otro el "Cabrales", ambos con denominación de orígen protegida desde hace ya algún tiempo.

El queso "Cabrales" es uno de los quesos (si no el más) famosos de Asturias. Tiene un sabor fuerte y ligeramente picante que no deja indiferente a ningún paladar.

Se elabora en el concejo de "Cabrales", y allí, en esa zona podéis incluso visitar la cueva del queso, que es una especie de museo que se ha habilitado para que los turistas puedan conocer mas acerca de éste producto tan nuestro, de su elaboración,proceso de maduración, sus características etc...
Es un queso elaborado con leche de vaca y a veces con una mezcla de leches de vaca y oveja, e incluso cabra...lo que influye en su sabor final...cuanta más mezcla de leches haya, más pronunciado será su sabor.
El proceso de maduración del queso tiene lugar en cuevas de las montañas asturianas (de esa zona concretamente), muchas veces de difícil acceso, con un grado de humedad determinado y determinante para el sabor del queso.
Es precisamente esa humedad la que provoca la aparición de esas pequeñas manchas entre azul y gris que son hongos "penicillium".
Si os gustan los quesos suaves quizás no sea un queso recomendable para vosotros, pero para aquellos que disfruten con un queso de sabor potente...¡éste es vuestro queso!...y por supuesto cualquier receta que lo incorpore os hará disfrutarlo...Os dejo con ésta receta muy de mi tierra, y muy representativa del juego que pueden dar los quesos asturianos en la cocina...
Ingredientes:
Escalopines de ternera tiernos.
Harina y huevo batido para rebozar.
Ajo y sal machacados en el mortero para adobar.
Ingredientes para la salsa:
150 grs de queso "Cabrales".
1 brick de 500 ml de nata líquida (crema de leche).
1 cebolla pequeña.
Aceite de oliva virgen.
1 cucharada de mantequilla.
Un chorrito de brandy.
Sal.
Nota: Las proporciones de queso pueden variar en función de la potencia de sabor que queramos conseguir. Cuanto mayor sea la proporción de queso mayor potencia de sabor conseguiremos.
Elaboración:
Adobar los escalopines con sal y ajo previamente machacados en el mortero.
Rebozar los escalopines en harina y huevo y freír en abundante aceite de oliva. Reservar.
Picamos la cebolla muy finita y la ponemos a pochar en una sartén con aceite de oliva y la cucharada de mantequilla.
Una vez pochada incorporamos el queso "Cabrales" y aplastamos con una cuchara de palo dejando que se funda al calor. Añadimos un chorrito de brandy y flambeamos.
Una vez hecho ésto incorporamos la nata y dejamos reducir un poquito revolviendo.
Rectificamos de sal. Ojo con la cantidad de sal...el queso "Cabrales" tiene mucha potencia de sabor y sería fácil excederse.
Vertemos la crema resultante cobre los escalopines ya fritos.
Acompañamos de unas patatas fritas (en éste caso yo las hice panaderas) que también iremos mojando en la salsa de queso.
Una de tantas delicias que tenemos en Asturias.

domingo, 8 de noviembre de 2009

HOJAS DE REPOLLO RELLENAS DE CARNE Y LLUVIA DE HOJAS OTOÑAL











Tiempo de otoño, y tiempo de hojas...por eso la receta de hoy, que en principio iban a ser unos buñuelos,pero no salieron como esperaba, así que la entrada de hoy tomó un giro inesperado, y aquí tenéis éstas hojitas de repollo rellenas que son muy apropiadas también para ésta época.
¿Alguna vez habéis estado en mitad de una lluvia de hojas en pleno otoño?...Seguro que si, y si nunca habéis reparado en ello os animo a obervarlo detenidamente; es un instante mágico, precioso... Ese caer constante de hojas que se van al suelo cadenciosamente... ¡qué maravilla, qué serenidad!.Creo que es una de las cosas que mas me gustan de ésta estación...aparte de la belleza que entraña un paisaje otoñal con sus tonalidades ocres, amarillas, ámbar...esas hojas que caen lentamente al ritmo que marca el viento me trae recuerdos maravillosos de mi infancia en Sama de Langreo, donde el parque Dorado por ésta época se cubría de un manto de hojarasca seca y marrón que yo siempre jugaba a pisar porque me encantaba aquel crujir de las hojas retorcidas ... Todavía hoy me encanta hacerlo, con más disimulo que cuando era niña claro jajaja, pero lo reconozco! me encanta!... Es una sensación parecida a aquella que sentíamos cuando nos daban papel de embalaje de burbujas , y jugábamos a reventarlas...son sonidos y sensaciones que resultan agradables...Todo éste rollo viene porque el otro día me ví en medio de una de esas lluvias de hojas, unas hojas amarillas, preciosas, ahí está la foto...no es buena... la idea era captar justo el momento en que las hojas caían, pero me resultó imposible. Bueno, al menos os podéis imaginar cómo fue la belleza del momento viendo el resultado final, que es esa alfombra vegetal de color ámbar... precioso no?... la belleza de las cosas sencillas y a la vez tan sofisticadas que nos ofrece la naturaleza...
De vez en cuando es bonito jugar a ser niños por un instante, jugar a pisar las hojas, y recordar aquellos momentos felices que todos guardamos en el desván de los recuerdos... Ah!,olvidaba decir que en ese momento pude disfrutar de unos buñuelos deliciosos, rellenos de crema, de nata y de trufa... los de trufa increíbles, qué delicia!!, los de nata... mmmm, no me convencieron del todo, les faltaba sabor a nata auténtica,un sabor poco logrado, demasiado industrial, a nata de mentira... ya me entendéis los que adoráis las buenas natas como yo.
Y voy ya con la receta de hoy... hojas de repollo rellenas de carne. Suena bien ,¿no?.
Nunca las había preparado, pero si las había comido en casa de mi tía Carmina (creo recordar que fue allí donde las probé por primera vez)...me han encantado, y son además un plato de aprovechamiento, pues la carne guisada que a veces sobra es perfecta para la elaboración de éste plato.

Ingredientes:
Unas hojas de repollo, mejor de las exteriores que son más grandes y verdes.
Carne guisada desmenuzada.
Harina.
Huevo.
Pimiento rojo asado al horno.
Elaboración:
Lo primero que suelo hacer es meter el pimiento pincelado con aceite de oliva y sal al horno, y cuando está asado lo sacamos y reservamos.

La carne guisada la desmenuzaremos en trocitos no excesivamente pequeños, y reservamos también.

Ponemos las hojas de repollo a hervir en agua con sal durante unos 8 minutos, simplemente para dejarlas un poquito tiernas. Sacamos y reservamos.
Ponemos en el centro de cada hoja carne guisada desmenuzada (una cantidad que nos permita cerrar luego la hoja como si fuera un paquete). Lo ideal es que queden bien rellenas.
Cerramos el paquetito y repetimos la operación con cada hoja.

Rebozamos en harina y huevo y freíamos en abundante aceite de oliva. Reservamos.
El pimiento rojo lo pasamos por el chino junto con un poco de salsa de la carne guisada y ya tendremos la salsa de acompañamiento, que además le pondrá la nota de color al plato.

Ponemos en una tartera al fuego durante un cuarto de hora aproximadamente junto con la salsa de la carne y el pimiento.
Servir acompañado de la salsa.