BIENVENIDO

Gracias por visitar este Blog.

Se pueden publicar comentarios en cualquier reseña. Para consultar reseñas antiguas, solo tienes que pinchar en "Listado Alfábetico de las películas del Blog".

Todos los comentarios serán contestados. Para plantear dudas, sugerencias o cuestiones puedes enviar un e-mail a: sgmcine@hotmail.com

Actualmente hay 375 reseñas publicadas.
Mostrando entradas con la etiqueta Campos de Concentracion. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Campos de Concentracion. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de marzo de 2020

Sobibor


Sobibor (2018)

La historia se sitúa en campo de concentración de Sobibor, en Septiembre de 1943. Tras la llegada al campo de un nuevo tren de prisioneros judíos, la mayor parte de los cuales son gaseados ese mismo dia, el oficial ruso Alexander Pecherski (Konstantin Khabenskiy ), recién llegado al campo junto a otros prisioneros de guerra soviéticos, irá  tomando conciencia de la necesidad de intentar la fuga. Tras presenciar las atrocidades de todo tipo cometidas por los guardianes de la SS contra los judíos del campo, y en especial por el brutal sargento Frenzel (Christopher Lambert), Pecherski decide liderar el plan para lograr una huida masiva de los prisioneros del campo.

Sobibor recrea los hechos históricos relativos al alzamiento y posterior huida masiva de los prisioneros recluidos en el Campo de Concentracion de Sobibor, en Polonia oriental. La fuga, organizada por el prisionero de guerra soviético Sasha Pecherski, tuvo lugar el 14 de Octubre de 1943, y se saldó con la muerte de una decena de soldados de la SS destinados en el campo, junto con la de varios guardianes ucranianos, y con la huida de unos 400 prisioneros, siendo el único caso de fuga masiva de los infames campos de concentración nazis. Pecherski fue de los pocos prisioneros que pudo escapar definitivamente y llegar a territorio amigo, si bien nunca recibió ninguna condecoración por el éxito de su plan de fuga. Hay que decir que no es la primera vez que estos hechos históricos son llevados a la pantalla, ya que existe un muy estimable telefilm producido por la BBC en 1987, titulado “Escape de Sobibor”, que abordó la reconstrucción de los mismos.

En el caso de Sobibor, se trata de una coproducción europea que ha contado con capital ruso, alemán y polaco, nos ofrece una nueva versión de los citados hechos históricos, con la curiosa circunstancia de que el actor protagonista Konstantin Khabenskiy, también fue el encargado de dirigir el film, en su primera experiencia detrás de las cámaras. Puede decirse que el resultado resulta algo irregular. En su primera mitad, dedicada a describir las penalidades que viven los prisioneros del campo y las atrocidades que sufren a manos de sus captores, la película adolece de originalidad y abusa de clichés y lugares comunes que ya se han mostrado en títulos anteriores. En ese sentido, puede decirse que el guión peca por exceso, ya que se reiteran demasiado las escenas dedicadas a mostrar el sufrimiento de los prisioneros, pero en cambio, se descuidan el desarrollo de los personajes y los diálogos.

Como puntos a favor, hay que destacar la buena ambientación y la esmerada puesta en escena, así como que en su segunda mitad, dedicada a narrar la gestación del plan de fuga y la ejecución del mismo, el ritmo narrativo logra levantar el vuelo, y ese tramo de la historia resulta de mayor interés. En el apartado interpretativo hay que decir que los actores cumplen en general con corrección en sus roles, aunque sin que ninguno logre destacar especialmente en su papel, lo cual es lógico, dadas las limitaciones que muestra el guión en lo relativo al desarrollo de los personajes.

En definitiva “Sobibor” resulta un título bastante estimable en sus aspectos formales y visuales, pero simplemente correcto en el apartado narrativo. La película tiene el interés de mostrar una versión actualizada de los hechos históricos que narra, pero está claramente lastrada por su excesivo convencionalismo y por su falta de capacidad para sorprender o emocionar al espectador. Un film simplemente pasable que, bajo mi punto de vista, sale perdiendo en la comparación con el telefim de 1987.

Calificación: 5/10

lunes, 7 de mayo de 2012

El Ángel de Budapest

El Angel de Budapest - TV (2011)

Hungría, 1944. Mientras los ejércitos alemanes retroceden en todos los frentes ante el empuje aliado, en el país magiar, Adolf Eichman supervisa la deportación acelerada de miles de judíos húngaros con destino a los campos de concentración. En Budapest, ante el cariz de los acontecimientos, el gobierno de Franco decide llamar al embajador español de vuelta a España, dejando al jefe de negocios de la embajada Ángel Sanz-Briz (Francis Lorenzo) al frente de la legación. Desde su puesto diplomático, como reacción frente a la barbarie nazi, Sanz Briz emprenderá una titánica tarea para salvar la vida de miles de judíos, emitiendo visados y pasaportes españoles que garantizaban la inmunidad de sus titulares, una acción que le valdría para ser recordado como “El Angel de Budapest”.

Hay que reconocer que con la producción de “El Angel de Budapest” Televisión Española ha hecho un ejercicio de justicia histórica, al rescatar del olvido la figura de este diplomático español, al que algunos periodistas denominaron “El Schlinder español”. Y es que la historia de Angel Sanz-Briz parece una de esas en las que la realidad parece empeñarse en superar a la ficción. Haciendo uso de una fina habilidad diplomática, Sanz-Briz pudo continuar con la labor de su predecesor, el embajador Muguirio, y haciendo uso de un decreto de la época de Primo de Rivera (el cual, sin saberlo los alemanes, había sido derogado durante la II Repúnlica) pudo ofrecer la nacionalidad española a varios miles de judíos húngaros que estaban en peligro de ser deportados a los campos de exterminio nazis. Con la colaboración de otros diplomáticos como el sueco Raoul Wallenberg, el nuncio Apostólico Angelo Rota, o el italiano Giorgio Perlasca, se calcula que Sanz-Briz pudo salvar la vida de unas 5.000 personas, siendo posteriormente reconocido como “Justo Entre las Naciones” por el gobierno de Israel.

Entrando a valorar la miniserie que reconstruye los hechos históricos, hay que reconocer que, pese a tratarse de una producción televisiva, “El Angel de Budapest” sorprende por la calidad de su ambientación y su convincente puesta en escena, que nada tienen que envidiar a las producciones cinematográficas patrias en esos aspectos. También el reparto de actores raya a un buen nivel, especialmente un entonado Francis Lorenzo, que se encarga de dar vida al protagonista, muy bien secundado por el resto de intérpretes. En el apartado narrativo, la serie es bastante fiel a los hechos históricos, y comienza con buen ritmo, presentando la situación de Hungría en 1944 y la determinación de algunos miembros del círculo diplomático extranjero para salvar las vidas de los judíos húngaros. Es una pena que, a medida que avanza el relato, este va perdiendo gradualmente fuelle, primordialmente porque le falta un punto de precisión a la hora de centrar el interés de la historia. En ese sentido, se introducen una serie de subtramas (con romance incluido) sobre los avatares de varias familias judías, que quizás resultan un tanto redundantes y solo sirven para apartar el foco de la historia principal.

Pese a ello, hay que reconocer que “El Angel de Budapest” resulta una miniserie de muy esmerada factura, bastante interesante desde el punto de vista histórico, que reivindica la memoria de un hombre justo que supo hacer lo correcto en un momento de crisis. Sin llegar a ser del todo redonda, sí que me parece una serie recomendable.

Calificación: 6/10

lunes, 9 de abril de 2012

La Llave de Sarah (Elle s'appelait Sarah)

La Llave de Sarah (2010)

París, año 2002. Julia Jarmond (Kristin Scott Thomas), una periodista norteamericana americana afincada en la ciudad junto a su marido francés, recibe el encargo de preparar un artículo sobre la redada organizada por el gobierno de Vichy contra los judios parisinos en julio de 1942. Conforme avanza en su investigación, Julia descubrirá la historia de Sarah (Melúsine Mayancey), una niña judía que habitaba junto con su familia el piso en el que residió durante muchos años su familia política, los Tézac. Este descubrimiento hará que Julia se obsesione con descubrir el destino final de Sarah y aclarar cuál fue su relación con la familia de su marido.

La llave de Sarah es una película basada en Best-Seller de la escritora y periodista francesa Tatiana de Rosnay, cuyo argumento se basa en una historia inspirada por la denominada Redada del Velódromo de Invierno, que tuvo lugar en Paris en julio 1942. Curiosamente, es la segunda producción francesa estrenada en el 2010 que trata esos sucesos históricos, ya que se estrenó solo unos meses más tarde de que apareciera en la cartelera francesa el largometraje “La Redada”, basada en los mismos hechos. Pese a esta coincidencia argumental, hay que decir que “La Llave de Sarah” ofrece un punto de vista alternativo, ya que mientras “La Redada” centraba su relato en las víctimas, aquella opta por narrar las consecuencias que esos hechos tuvieron a largo plazo para los supervivientes y sus familiares.

A la hora de abordar el relato, el director Paquet Brenner recurre a la narración mediante dos líneas argumentales superpuestas, por un lado la historia personal de Julia y como el desenterrar el pasado le afecta a ella y su familia, y por otro, la dramática historia de Sarah y su familia, cuya detención en la redada traerá una trágica consecuencia. La parte del film en la que ambas historias se entrecruzan está bastante lograda, logrando que las dos líneas temporales de la narración, pasada y presente, avancen con sencillez y a la vez con momentos de hondo dramatismo perfectamente incardinados en la narración. El problema es que el guionista parece tener prisa por cerrar la historia de Sarah, -la cual concluye de manera un tanto abrupta- para centrarse en el drama familiar de la protagonista. Esto se traduce en que la narración pierda claramente fuelle en el último tercio de metraje, a diferencia de la novela, que mantenía la alternancia entre ambas historias hasta el desenlace final de la historia.

En cualquier caso, y pese a ese defecto que le resta puntos al conjunto de la narración, La Llave de Sarah es una película muy completa, que se sustenta en gran medida en las notables interpretaciones de sus protagonistas, la veterana Kristin Scott-Thomas, y la niña Mélusine Mayance, para ofrecernos un relato, por momentos sobrecogedor, sobre unos hechos silenciados durante muchos años por la historiografía oficial francesa y que, indudablemente, merecen ser recordados. Un título bastante recomendable.

Calificación: 7/10

miércoles, 28 de marzo de 2012

La Redada (La Rafle)

La Redada (2010)

París, Julio de 1942. Mientras las familias judías refugiadas en la capital francesa comienzan a experimentar las cada vez más estrictas medidas antisemitas, el gobierno de Vichy prepara una redada a gran escala. Siguiendo las directrices alemanas de “purificación racial”, Petain ordena a la policia capturar a cerca de 24.000 judíos residentes en la ciudad para su posterior deportación a los campos de concentración nazis. Frente a esto, varios ciudadanos franceses como la enfermera Annette Monod (Melanie Laurent) se rebelaran contra las órdenes recibidas, e intentaran ayudar a las familias judías capturadas en la redada, entre cuyos miembros se cuentan miles de niños.

La Redada es una muy reciente producción francesa, escrita y dirigida por la cineasta francesa Roselyne Bosch, que reconstruye los sucesos que rodearon a la denominada “Redada del Velódromo de Invierno”, organizada por el gobierno de Vichy para contentar a las fuerzas de ocupación alemanas respecto a la depuración racial de la Francia ocupada. Pese a no ser la primera película que se hace sobre el tema (existe otra producción francesa de 1976 titulada “El otro señor Klein” que también trata estos hechos), sí que está muy relacionada con los sucesos reales, ya que una de las familias judías detenidas en la redada de julio de 1942 fue la de esposo de Roselyne Bosch. De hecho, la trama incluye varios personajes reales, como Jo Weisman y Ana Traube (que lograron escapar de la deportación) y la protagonista Annete Monod, una enfermera protestante que hizo cuanto pudo por aliviar el sufrimiento de los detenidos y denunciar lo que estaba ocurriendo.

En cuanto a la valoración del film, he de decir que “La Redada” me parece un film notable en todos los sentidos. Desde la excelente recreación histórica de los escenarios parisinos y la no menos lograda puesta en escena, pasando por las brillantes interpretaciones del elenco de actores, incluyendo a los más jóvenes que dan vida los niños; y terminando en una historia contada con una sencillez apabullante, pero a le vez, con una tremenda sensibilidad. Y es que “La Redada” no recurre a trucos efectistas ni al uso de planos complicados para narrar el drama humano que retrata. Tampoco le hace falta mostrar escenas escabrosas o truculentas, sino que llega a tocar la fibra sensible del espectador por la simple realidad de la historia de los protagonistas, víctimas de una infame injusticia. También es de agradecer la denuncia que hace acerca de la connivencia (cuando no colaboración directa) de las autoridades francesas de Vichy con el genocidio nazi, un hecho que fue convenientemente ocultado en los años posteriores a la guerra por los sucesivos gobiernos.

Asimismo, se muestran en el film los entresijos de las negociaciones entre las autoridades alemanas y francesas que dieron lugar a la redada, e incluso se intercalan varias apariciones de Hitler, muy bien imbricadas en el desarrollo de la historia. El único “pero” que le encuentro a la película es quizás, consecuencia de que haya sido realizada en Francia, y es que, pese a su intención de denuncia histórica, evita cuidadosamente cargar demasiado las tintas contra la sociedad francesa de la época. En otras palabras, se nota que se ha suavizado mucho el antisemitismo de un importante sector de la sociedad gala, y se ha procurado acentuar el sentimiento de solidaridad de la población francesa con la comunidad judía.

En cualquier caso, como apuntaba, la película está muy lograda en sus aspectos técnicos, puesto que la fotografía es excelente y las recreaciones de escenarios como el Velódromo de Invierno, y el Berhof, la residencia alpina de Hitler son de primera calidad. Todo ello puesto al servicio de una historia tremendamente humana y por momentos, conmovedora, que sin duda, mueve a la reflexión del espectador. Sin duda, La Redada es una película que, sin llegar a ser una obra maestra, es de obligado visionado.

Calificación: 7,5/10

martes, 20 de septiembre de 2011

Holocausto (Holocaust)

Holocausto (1978)

La historia comienza en Berlin en 1935, con la boda de Karl Weiss, miembro de una acaudalada familia judía de origen polaco, encabezada por el prestigioso doctor Josef Weiss, con Inga (Meryl Streep), una joven alemana de origen no hebreo. A partir de ese momento, el progresivo endurecimiento de las leyes raciales alemanas contra los ciudadanos judíos irá haciendo el ambiente cada vez más opresivo en torno a los Weiss, cuyos miembros iran viviendo en primera persona la persecución racial del gobierno de Hitler. De forma paralela, Erik Dorff (Michael Moriarty), un joven abogado en paro, de ideas apolíticas, ingresa en la SS en busca de un empleo, pero, impulsado por su ambiciosa esposa Marta, irá subiendo progresivamente en la jerarquía nazi, hasta convertirse en un colaborador directo del despiadado Heydrich en su política de exterminio del pueblo judío.

Existen varias razones por las que Holocausto puede considerarse todo un clásico dentro de las series televisivas ambientadas en la II GM. Esta miniserie, de sólo 4 capítulos, alcanzó un rotundo éxito de audiencia en EEUU cuando la cadena nacional NBC la emitió por primera vez en 1978, siendo inmediatamente exportada a decenas de países extranjeros, donde también fue muy bien recibida por el público y la crítica. Además, fue una producción ampliamente galardonada, que se hizo acreedora, entre otros premios, de 2 Globos de Oro y 8 Premios Emmy, además de lanzar al estrellato a una por aquel entonces joven Meryl Streep, en un papel de sufrida esposa que le valió para hacerse con el Emmy a la mejor interpretación femenina. Por su parte, el protagonista masculino, Michael Moriarty, se hizo con el Globo de Oro como mejor actor televisivo.

Sin duda, Holocausto es una serie que atesora no pocos méritos en su haber. Comenzando por una muy buena labor de ambientación y puesta en escena, continuando con unas interpretaciones que rayan a un alto nivel, y terminando en el ágil desarrollo de una trama argumental que abarca un dilatado periodo de tiempo, concretamente, una década. También tiene a su favor el hecho de contar el holocausto desde ambos puntos de vista, tanto el de los verdugos como el de las víctimas, lo cual resulta indudablemente enriquecedor a nivel histórico. En ese sentido, me parece especialmente fascinante el desarrollo del personaje de Erik Dorff, y como asistimos al proceso de transformación de un pacífico abogado sin ideas políticas, en un sanguinario asesino sin escrúpulos. La evolución de este personaje, que en principio ingresa en la SS únicamente movido por la necesidad de encontrar un empleo pero que poco a poco, en parte por inercia jerárquica y en parte por ambición personal, se convierte en un genocida, me parece una metáfora perfecta sobre el ascenso del nazismo en Alemania y como explicar el que una nación culta y civilizada como la alemana se viera inmersa en los horripilantes crímenes nazis.

Por otro lado, también es de recibo destacar el amplio periodo histórico que abarca la serie, comenzando por el inicio del acoso racial contra los judíos, y que abarca la violencia de la Noche de los Cristales Rotos, el inicio de las deportaciones masivas, los campos de concentración, matanzas organizadas como la de Babi Yar en Ucrania, o la gestación de la denominada “Solución Final”, hasta el final de la guerra. Sin duda, es una serie a tener en cuenta por su amplitud de miras, que quizás se traduce en una cierta concisión a la hora de abordar algunos hechos, pero que sin duda merece la pena ver y recordar, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Una producción muy esmerada, de esas que merece la pena volver a ver cada cierto tiempo.

Calificación: 7,5/10


jueves, 3 de febrero de 2011

Camino a la libertad (The Way Back)

Camino a la libertad (2010)

La acción comienza en Polonia, en 1940. El oficial del ejército polaco Janusz (Jim Sturgess), prisionero de los sovieticos, es condenado por actividades de espionaje tras ser falsamente denunciado por su mujer. Semanas después, Janusz es enviado a un Gulag en Siberia junto con  otros cientos de prisioneros considerados peligrosos por el régimen de Stalin. Allí, en medio de un entorno hostil, Janusz conocerá a otros compañeros como el peligroso criminal Valka (Colin Farrel) o Smith (Ed Harris), un norteamericano retenido también sin motivos reales para ello. Todos ellos, en compañía de otros prisioneros planearán una arriesgada fuga y una huida hacia extremo oriente cruzando a pie una vasta extensión de la URRS.

Siete años después de haber filmado su último trabajo con la estimable “Master and Commander”, el realizador australiano Peter Weir ha retomado la dirección con este relato de tintes épicos ambientado en el siniestro sistema de prisiones (o Gulags) de URSS. Con un guión basado en distintas fuentes, pero que bebe principalmente del relato autobiográfico del escritor polaco Slavomir Rawicz, titulado The Long Walk: The True Story of a Trek to Freedom (“La increíble caminata, la verdadera historia de una expedición hacia la libertad”), la película aborda un tema –el de los prisioneros de guerra en la URSS y su épica huida- que recuerda mucho al de la producción alemana “Hasta donde los pies me lleven”, si bien Weir ha contado con unos medios de producción mucho más lujosos que los de su predecesora. Es reseñable que se ha cuestionado la veracidad de la historia que Rawicz cuenta en su libro, e incluso se ha llegado a especular con que el autor en realidad fue liberado por los sovieticos tras la invasión alemana, y se limitó a plasmar en su obra las historias oídas de otros prisioneros que efectivamente lograron escapar del Gulag. En cualquier caso, el mismo Weir ha afirmado que su película aborda “Una historia ficticia basada en hechos reales”.

Entrando a valorar el film, la verdad es que en sus aspectos formales, Camino a la libertad ofrece el toque artesanal propio de las producciones de Weir. En ese aspecto, la fotografía, la ambientación y las secuencias filmadas en unos espectaculares paisajes exteriores son de primer nivel. Sin embargo, en el plano narrativo, bajo mi punto de vista esta película no alcanza los mismos niveles de intensidad dramática que sí conseguía transmitir Master and Commander. La primera parte del film, que muestra el ambiente del Gulag, condensa para mi gusto lo mejor de la narración, combinando una inteligente presentación de los personajes con una muy realista descripción de las atroces condiciones de los campos de reclusión stalinistas.

Sin embargo a partir del momento de la fuga –filmado, por cierto, con poco dramatismo- la película se vuelve mucho más convencional, mostrando una serie de peripecias que viven los protagonistas a lo largo de su extenso recorrido que se antojan un tanto lineales y faltas de capacidad para sorprender al espectador, más alla de las espectaculares secuencias panorámicas de turno. Y ello pese a la introducción de escenas de acción que están muy bien filmadas, y también pese al buen hacer interpretativo de los actores principales entre los que destacan el siempre eficaz Ed Harris, y Jim Sturgess; pese a lo cual a la película le falta un “plus” para emocionar al espectador.

En definitiva, “Camino a la Libertad” se queda en un correcto relato de tintes épicos, con un aspecto formal y visual muy pulido, pero algo falto de nervio en el apartado narrativo. Pese a ello, es una historia interesante y bien filmada, que no desmerece un visionado.

Calificación: 6/10

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Escape de Sobibor (Escape from Sobibor)

Escape de Sobibor (1987)

La película nos sitúa en el campo de exterminio de Sobibor, en Polonia Oriental, a finales de 1942. Mientras los sanguinarios oficiales de la SS, junto con los guardianes ucranianos del campo, se dedican a organizar la matanza de miles de prisioneros en las cámaras de gas, un reducido grupo de prisioneros liderados por el judío Leon Feldheller (Allan Arkin) y el prisionero ruso Alexander Pechersky (Rutger Hauer) planea efectuar una audaz fuga en masa para liberar a los 600 prisioneros encargados de trabajar para sus guardianes nazis.

Escape de Sobibor aborda el relato del único caso conocido en el que un levantamiento masivo en un campo de exterminio se saldó con éxito. La revuelta, organizada conjuntamente por el judío polaco Leon Feldheller y el ruso Alexander “Sasha” Pechersky, estalló el 14 de Octubre de 1943, cuando los prisioneros pudieron hacerse con varias armas de fuego, matar a una decena de guardias de la SS y escapar por la puerta principal del campo. Alrededor de 300 prisioneros lograron evadirse, y aunque solo algo menos de un tercio de los fugados escaparon definitivamente, Himmler dió órdenes de cerrar el campo, demoler las cámaras de gas, y eliminar cualquier evidencia de la existencia de las construcciones de Sobibor.

Inspirándose en estos hechos y sobre la base de los relatos y testimonios de los supervivientes del campo aparecidos tras la guerra, bajo los auspicios de la BBC, la historia de la fuga de Sobibor fue adaptada para la pequeña pantalla en forma de telefilm, si bien hay que decir que se trata de una producción televisiva de una calidad por encima de la media. Se nota que la productora pública británica manejó un generoso presupuesto, pudiendo contar con un reparto de encabezado por actores de primera fila como Alan Arkin, y Rutger Hauer, cuya interpretación del prisionero ruso Sasha Pechersky le valió para hacerse con el Globo de Oro a la mejor interpretación masculina de ese año. Además, la recreación del campo de Sobibor resulta bastante esmerada y realista. Por otra parte, el film tiene varias escenas que transmiten una notable intensidad dramática, como la que muestra la llegada del tren de prisioneros y la “clasificación” de los mismos, bajo los acordes de la música clásica que los altavoces del campo hacen sonar; el gaseamiento masivo que presencia desde fuera de la cámara de gas uno de los prisioneros; o la escena del ametrallamiento de los prisioneros capturados tras intentar huir y obligados a elegir a un compañero de cautiverio para ser fusilados conjuntamente.

Por ponerle algún "pero" habría que señalar que la segunda mitad del film, que narra la preparación y ejecución del plan de fuga, baja algo el nivel respecto a la primera parte, resultando en ese aspecto más lineal y menos dramática. Pese a lo cual no puede negarse que “Escape de Sobibor” es un producto de esmerada factura formal, notable ambientación y buenas interpretaciones. Una interesante visión acerca del funcionamiento de los campos de exterminio y una más que digna producción televisiva. Sin duda, un título recomendable.

Calificación: 7/10

lunes, 19 de julio de 2010

El último tren a Auschwitz (Der letze Zug)

El último tren a Auschwitz (2006)

La historia comienza en abril de 1943. Con motivo del cumpleaños de Hitler, los dirigentes nazis deciden sacar de Berlín a los últimos judíos que aun se encuentran en la capital del Reich. Para esta última deportación, 688 judíos son enviados en tren desde la estación de Grunewald con destino al campo de concentración Auschwitz. Durante el trayecto hacia el campo, de varios días de duración, se irán poniendo de relieve los dramas personales y familiares de varias de las personas que viajan en el tren. Pronto, el viaje se convertirá en una lucha desesperada por sobrevivir al hambre, la sed, y a la crueldad de los guardianes de la SS que custodian el tren.

Tras encargarse de dirigir “Stalingrado”, el director alemán Josep Vilsmaier retoma el tema de la II GM, codirigiendo, junto a su esposa, la realizadora de origen checo Dana Vávrová, esta película inspirada en hechos reales, sobre el último envío de judíos que partió desde Berlin con destino a los campos de exterminio.

Entrando a valorar el film, y partiendo de la base que, a la hora de abordar un tema tan sensible, pero a la vez, tan trillado, como el del Holocausto judío, se hace preciso a estas alturas aportar algo nuevo a lo que ya el cine ha retratado hasta la saciedad; podemos considerar que El último Tren a Auschiwtz se queda claramente en la categoría de películas fallidas. Y ello porque estamos ante un film que no ofrece nada novedoso en su propuesta formal ni narrativa, más allá del recurrente recurso de unos anodinos flashbacks que reconstruyen la historia anterior de los personajes centrales, pero que más que enriquecer la trama, solo sirven para romper el ritmo de la narración, sin aportar gran cosa a la misma. Por otra parte, el guión desarrolla la historia de los personajes principales de una forma deslavazada y extremadamente unidimensional. De este modo, no hay lugar para los claroscuros morales, aquí los malos son muy malos, y las víctimas son muy buenas. A esto se le añaden las típicas escenas de dolor y sufrimiento humano que transcurren en el interior del tren que más que conmover, saturan al espectador por la reiteración de las mismas.

Y si a todo lo anterior sumamos unas interpretaciones corales que no pasan de correctas, tenemos como resultado final una película sobre el holocausto de dos horas de duración que ni conmueve, ni llega al espectador, y -lo que es peor-, suena a mil veces vista con anterioridad. Sensación que tampoco logra cambiar la puesta en escena de la película, que parece más propia de un telefilme que de una película comercial, echándose en falta algo más de esmero en lo tocante a la ambientación de los escenarios.

En resumidas cuentas, El último tren a Auschwitz deja en el espectador el regusto de haber visionado un producto tópico, excesivamente tedioso, y en líneas generales, poco pulido. Quizás la historia, en manos de un realizador más talentoso, y narrada con unas mayores dosis de ritmo, habría sido un producto poco original, pero al menos, interesante. Pero, en el caso que nos ocupa, estamos ante un título bastante mediocre, y en definitiva, prescindible.

Calificación: 4/10

viernes, 2 de julio de 2010

La Zona Gris (The Grey Zone)

La Zona Gris (2001)

Otoño de 1944. Aunque el final de la guerra y la derrota alemana ya se vislumbran, las cámaras de gas y los hornos crematorios del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau siguen funcionando a pleno rendimiento. Los Sonderkommandos formados por prisioneros judíos seleccionados para ayudar a llevar a cabo la matanza y cremación de sus compañeros, recibían a cambio de su colaboración, una serie de privilegios y buen trato por parte de los guardianes. Sin embargo, cuando los grupos de Sonderkommandos comprenden que se acerca el fin y que serán asesinados por los nazis, deciden organizar una rebelión en el campo utilizando las armas facilitadas por los partisanos, y la pólvora sustraida por las prisioneras que trabajan en la fábrica de municiones del campo.

La Zona Gris fue la tercera película dirigida por el actor Tim Blake Nelson, quien además se encargó de escribir el guión del film, basado parcialmente en la novela titulada Auschwitz: a doctor's eyewitness account, relato autobiográfico del médico judío de origen húngaro Miklos Nyiszli, que fue testigo presencial de la rebelión del campo de Auschwitz-Birkenau. Un relato que ya había sido adaptado en forma de pieza teatral antes de ser llevado al cine.

Obviamente, el título de la Zona Gris hace referencia al ambiguo ámbito moral en el que se desenvuelven los protagonistas, los miembros del Sonderkommando, obligados a colaborar en el exterminio de sus compañeros para sobrevivir, convirtiéndose en cómplices y brazo ejecutor de la barbarie nazi. Estamos por tanto, ante un punto de partida argumental tremendamente valiente y a la vez, interesante, al tratar el Holocausto desde un nuevo prisma: el de las víctimas que a su vez, se convirtieron en verdugos. Un tema de gran calado moral y humano cuyo desarrollo exigía bastantes dosis de inteligencia y pericia narrativa, algo que este film, bajo mi punto de vista, consigue solo a medias. Es cierto que la película huye de la truculencia gratuita y que la crudeza de algunas de sus secuencias consigue impactar al espectador. Sin embargo, el problema es que en el aspecto narrativo, la película no termina de carburar ni de transmitir todo lo que el tema podía dar de sí.

En primer lugar porque la parte discursiva termina por hacerse reiterativa, y quizás resulta un punto pretenciosa al recrearse en exceso en el dilema moral de los protagonistas. Y en segundo lugar porque tras un arranque prometedor, el ritmo en la parte central de la narración resulta demasiado contemplativo, acusando quizás en exceso el origen teatral de la adaptación cinematográfica. En cualquier caso hay que reconocer que la película se beneficia del intenso trabajo interpretativo de sus protagonistas, encabezados por unos convincentes Steve Buscemi y David Arquette; y que desde luego, logra remover la conciencia del espectador que se enfrenta a los hechos que se relatan en el film.

En resumidas cuentas, pese a no ser una película tan destacada como La Lista de Schlinder, no puede negarse que La Zona Gris es una de esas películas que invitan a reflexionar sobre la naturaleza y la condición misma del ser humano. Un título más interesante por lo que cuenta que por como lo cuenta, pero más allá de ese aspecto, es una película que sin duda merece la pena ver.

Calificación: 6,5/10

martes, 2 de junio de 2009

Eichmann

Eichmann (2007)

La película ofrece una reconstrucción del proceso seguido en Israel, tras su secuestro en Argentina, contra el antiguo oficial de la SS Adolf Eichmann, estrecho colaborador de Heydrich y uno de los máximos responsables de la llamada Solucion Final, al ser el encargado de coordinar los aspectos logísticos y de transporte para las deportaciones masivas de judios a los campos de concentración. Durante sus entrevistas con el oficial israelí Avner Less, Eichmann irá dando su version de los hechos que rodearon su participación en el asesinato de millones de judíos europeos durante la guerra.

La historia de Adolf Eichmann es una de esas historias que hacen reflexionar acerca de la bondad y maldad de alma humana. Eichmann era un hombre común, un auténtico burócrata profesional, que no sobresalía especialmente en ningún sentido. Sin embargo, fue capaz de organizar, desde su puesto en la SS, el transporte de millones de personas hacia la muerte segura en los campos de concentración. En el proceso al que fue sometido en Israel, Eichmann reconoció su participación en los hechos, pero se defendió alegando que se limitaba a “cumplir órdenes” superiores, lo cual, a su modo de ver, justificaba su conducta.

Esta producción británica dirigida por Robert Young, reconstruye los interrogatorios a que fue sometido Eichmann de cara su posterior procesamiento por los crímenes cometidos durante la guerra. Entrando a valorar el film, lo cierto es que la historia arranca bien, mostrando la semblanza humana del personaje, que se aferra a su sentido del deber como escudo frente a las abrumadoras acusaciones que se vertían en su contra. Sin embargo, tras este prometedor arranque la película comienza a flojear en varios sentidos. En primer lugar, se pierde la coherencia del personaje al mostrar, mediante una serie de desafortunados flashbacks llenos de efectismo, la actitud de Eichmann durante la guerra como un frío y sádico nazi, lo cual no casa con el perfil apocado e incluso algo vulgar del personaje real.

Por otra parte, el guión es bastante flojo, y pierde un poco el rumbo al intentar profundizar en los personajes secundarios, especialmente en el del capitán Less, sin que estos aporten nada realmente interesante a la trama. Finalmente, se echa en falta que la película ahonde algo más en la auténtica personalidad de Eichmann, la cual aparece descrita de forma un tanto superficial, cuando lo cierto es que la naturaleza intrínseca del personaje daba para mucho más. En otras palabras, en vez de destacar la “normalidad” de Eichmann dentro de su amoralidad, la película pierde pie al intentar presentar al personaje como un calculador y sádico nazi, capaz de cometer personalmente los más abyectos crímenes.

De entre lo que más puede destacarse de la película, mencionaria la buena interpretación del personaje de Eichmann que ofrece el actor que lo encarna, Thomas Kretschmann, de lejos lo mejor del film, así como una correcta ambientación. Aunque personalmente me sigue gustando más la interpretación del personaje ofrecida por Stanley Tucci en “La Solución Final”.

En definitiva, pese a lo interesante del personaje que retrata y la cuestión de fondo que se plantea, Eichmann no pasa de ser un título discreto, con una factura general más propia de un telefilme. Pero, pese a ello y a que a la película no explota ni de lejos todas las posibilidades que ofrecía la historia, por su trasfondo presenta cierto interés.

Calificación: 5/10

martes, 28 de abril de 2009

Sin destino (Sorstalanság)

Sin destino (2005)

Gyorgy Köves, es un joven judío hungaro de catorce años residente en Budapest, cuya vida se ve repentinamente sacudida cuando su padre es enviado a un campo de concentración. Gyorgy comienza entonces a trabajar en una fábrica, hasta que un día es apresado en un control de carretera y enviado junto con otros judios al campo de concentración de Auschwitz. A partir de ese momento, el protagonista iniciará un duro periplo por varios campos de exterminio nazis, donde conocerá el horror, el hambre y las penalidades, aunque también aprenderá la importancia de valores como la esperanza, la dignidad o la amistad.

A estas alturas, teniendo en cuenta la cantidad de películas y documentales que se han hecho sobre el holocausto judío y el genocidio nazi, resulta bastante difícil ofrecer algo minimamente original o novedoso respecto a este infame episodio de la historia del S. XX. Pese a ello, el director de fotografía y realizador húngaro Lajos Koltai, ha ofrecido una de las más recientes aproximaciones al tema del genocidio nazi, adaptando la novela homónima de tintes autobiográficos escrita por el premio Nobel húngaro Imre Kertész, basándose en sus propias experiencias cuando fue deportado a un campo de concentración en 1944.

Apuntaba antes la dificultad de ofrecer algo novedoso a la hora de tratar el tema de holocausto, hecho por el que resulta doblemente meritorio el que “Sin destino” lo haya logrado en buena medida. En primer lugar, llama la atención el hecho de que no solo se denuncie la barbarie nazi, sino también la colaboración de buena parte de la población húngara, (ejemplificada en la escena en la que el policía húngaro trata de extorsionar a sus prisioneros judíos a cambio de agua) y también de aquellos presos de los campos que abusaron de sus privilegios a costa de sus compañeros. También es destacable que en su enfoque, y aun viviendo el horror de los campos, el personaje del joven Gyorgy aun encuentra lugar para la amistad, la ternura e incluso la alegría, unos matices que dotan de una inusitada humanidad a los personajes. Finalmente, también hay que reseñar la excelente recreación de los escenarios y la puesta en escena, la cual, unida a una magnífica fotografía (se aprecia aquí el oficio técnico de Koltai), la cual sirve para realzar el ambiente opresivo que se retrata, mediante el uso predominante de unos tonos de color apagados y cenicientos, que dotan de un innegable halo de veracidad a la narración.

Sin embargo, no todo alcanza la excelencia en este film. Lo cierto es que la historia acusa una marcada falta de ritmo en su primera hora, y también se resiente por el excesivo uso que se hace de las elipsis y “fundidos a negro” en su segunda mitad. Sin embargo, hay que reconocer que, tras el inicio un tanto plomizo, la película sabe remontar el vuelo conforme avanza la trama e ir captando gradualmente la atención del espectador, aunque el tono desapasionado de la narración hace que la historia no termine de fascinar completamente al espectador.

Por otra parte, el film se apoya en una muy buena interpretación del joven protagonista Marcell Nagy, bien secundado por el resto de actores; así como en unas secuencias bastante logradas. De entre estas destaca la que nos muestra la larga espera de los prisioneros en formación para un recuento obligados a permanecer en pie durante horas, mientras sus cuerpos extenuados se agitan intentando no perder el equilibrio, una bellísima metáfora visual soberbiamente filmada mediante la alternancia de planos cenitales y travellings laterales, secuencia que me pareció lo mejor del film.

Además, la buena factura estética de la película se ve respaldada por la banda sonora compuesta por Ennio Morricone, que acompaña bastante bien los momentos culminantes del film. En resumidas cuentas, “Sin destino” nos ofrece una nueva visión alternativa acerca del drama que sufrieron millones de seres humanos recluidos en los campos de concentración. Y lo hace ofreciendo una historia honesta y de hondura humana, y en la que se echa en falta principalmente algo más de continuidad en el ritmo de la narración, lo que hubiera elevado aun más su categoría cinematográfica. Con todo, no cabe duda de que se trata de una película bastante estimable y que resulta aleccionadora en más de un sentido.

Calificación: 6,5/10

viernes, 23 de enero de 2009

El niño con el pijama de rayas (The Boy in the Striped Pyjamas)

El niño con el pijama de rayas (2008)

La plácida infancia berlinesa de Bruno (Asa Buttefield), un niño de 8 años de caracter inquieto, se ve alterada cuando su padre, un oficial de la SS, es trasladado a un nuevo puesto en el campo, lejos de la capital y de sus amigos. En su nueva residencia, Bruno, privado de sus compañeros de juegos se aburre mortalmente hasta que un día, explorando los alrededores de su casa descubre la existencia del campo de concentración que dirige su padre. Alli se encuentra casualmente con Shmuel (Jack Scanlon), un niño judio de su misma edad, internado en el campo junto con su familia. Mientras la amistad entre ambos niños va creciendo, Bruno irá descubriendo que la vida de su amigo y de los judios prisioneros en el campo está bastante lejos de ser normal, sin que él entienda los motivos por los que son tratados de esa manera.

El tristemente célebre tema de Holocausto judío se ha convertido, especialmente a lo largo de las dos últimas décadas, en un filón casi inagotable de inspiración para artículos de prensa, novelas, libros y, por supuesto, películas. Para describir este fenómeno, resulta especialmente apropiada la frase que en una ocasión lei entre las declaraciones de un afamado escritor: “Basta inventar una historia, ponerle una esvástica… y ya tenemos un best seller”. Algo parecido debió pensar el joven escritor irlandés John Boyne cuando alumbró la idea de la historia de su novela “El niño del pijama de Rayas”. Un libro que como el mismo autor reconoce, tuvo terminado en apenas tres días y que se convirtió casi inmediatamente en un enorme éxito de ventas internacional, siendo traducido a veinte idiomas. No es de extrañar, por tanto, que aprovechando el tirón comercial del libro de Boyne, se haya realizado la adaptación cinematográfica del mismo en un lapso de tiempo bastante breve desde la aparición de la novela.

En cuanto a la valoración del film, si hay una palabra que puede predicarse de “El niño con el pijama de rayas” es la corrección. Una corrección que abarca prácticamente todos los ámbitos de la película, incluyendo una adecuada puesta en escena, un ritmo narrativo pausado pero no lento, y unas interpretaciones (especialmente por parte del dúo de niños protagonistas) no sobresalientes pero sí bastante creíbles. El problema, como suele suceder con la mayoría de adaptaciones de textos literarios, estriba en que la historia, pese a ser bastante fiel a la novela, elimina ciertos matices de la narración literaria que son importantes en el libro; y sobre todo, acorta determinadas escenas, con el resultado de que estas quedan un poco deslavazadas al verse reflejadas en el film. Quizás algunos minutos más de metraje no habrían venido mal para explicar mejor determinados pasajes de la historia, especialmente en lo tocante a como se traba la fuerte amistad entre Bruno y Shmuel, algo que en la película se narra de manera un tanto brusca.

En cualquier caso, hay que reconocer que la historia de “El niño del pijama de Rayas” tiene gancho y sabe captar el interés del lector o espectador. La perspectiva que ofrece la inocencia infantil de un niño enfrentado a los horrores del holocausto y a una crueldad que no comprende resulta ciertamente conmovedora. Pero en mi opinión a la película le falta más fuerza para desarrollar el tema, el cual no termina de ser desarrollado con eficacia. Se nota el afán de los guionistas por huir de la truculencia, buscando un punto de equilibrio entre crudeza y sensiblería, pero quedándose a medias en el camino. Esto se hace especialmente patente en la forma en como se narra el desenlace, quizás un tanto inverosímil, pero que en la novela resulta mucho más devastador a como se retrata en el film, en el que el final –al menos para mi gusto- resulta demasiado sobrio a la vez que excesivamente contenido. En ese sentido, el film peca más por defecto que por exceso.

En definitiva, “El niño del pijama de rayas” parte de una buena idea original que no termina de ser del todo bien desarrollada, aunque hay que reconocerle su innegable capacidad de conectar con la sensibilidad del espectador, si bien el fondo de la historia no ofrece nada especialmente novedoso ni impactante. Por otro lado, como apuntaba antes, opino que el film se ha quedado algo corto a la hora de trasvasar ciertos detalles y matices que eran importantes en la novela, con el resultado de que la historia resulta menos emotiva en la pantalla que en el libro. Por ello, aunque no podemos decir que sea una mala película (de hecho, he de reconocer que me la esperaba peor), esta se queda en un film simplemente correcto y sin excesivos alardes. Pero opino sinceramente que la historia daba para bastante más, de haberse contando con más brio y sobre todo, corazón.

Calificación: 5,5/10

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los Falsificadores (Die Fälscher)

Los Falsificadores (2007)

La historia comienza en Berlin, en 1936, cuando Salomon Sorowitsch (Karl Markovics), judío y uno de los mejores falsificadores de moneda de Europa es detenido e internado en un campo de concentración de Sachsenhausen. Tras unos meses en los que Sorowitsch se las ingenia para sobrevivir realizando trabajos para los guardianes alemanes, será reclutado junto con otros expertos en la falsificación de documentos para una misión secreta. Bajo la atenta supervisión del oficial de la SS Friedrich Herzog, Sorowitsch y sus compañeros tendrán el objetivo de lograr falsificaciones perfectas de las libras esterlinas británicas, que los nazis planean usar para colapsar la economía británica. Los éxitos de Sorowitsch con la falsificación de la libra toparán, no obstante, con la oposición de uno de los miembros del equipo de falsificadores judíos, Adolf Burger, quien se opone a colaborar con los nazis e intenta sabotear la fabricación de moneda falsa por todos los medios.

A estas alturas, resultaba extraño que los hechos que rodearon a la “Operación Bernhard” una de la más extraordinarias operaciones secretas de la II GM, no hubieran sido llevados al cine. Finalmente ha sido esta producción austriaca, inesperada ganadora del Oscar de 2008 a la mejor película extranjera, la que se ha encargado de hacerlo. Bajo la dirección de Stefan Ruzowitzky, y basándose en las memorias escritas por el propio Adolf Burger, la película desgrana los hechos reales que dieron lugar a una de las mayores falsificaciones monetarias de la historia, a la vez que describe el drama personal de los judíos empleados en tales tareas.

He de reconocer que “Los Falsificadores” ha supuesto una relativa sorpresa para mi, ya que tanto por tratarse de una producción austriaca, como por algunas críticas que habia leido antes de visionarla, me esperaba un film mucho más aburrido, de estructura plana y desarrollo gris. Pero en vez de ello, me he encontrado con una pelicula que ofrece una una historia bien contada y desarrollada con pulso, asi como con una notable ambientación y puesta en escena. Además se apunta con acierto la cuestión del dilema moral que atormenta a los protagonistas ¿colaboración o supervivencia?, ¿pragmatismo o integridad moral?; dilema que es desarrollado eficazmente a lo largo de la pelicula, mediante la contraposición de los caracteres de Burger y Sorowitsch. Todo ello sustentado, además, en unas muy buenas actuaciones del elenco de actores, especialmente por parte del protagonista Karl Markovics, que compone un sólido papel como el falsificador, tahur y oportunista Sorowitsch.

También es cierto que, pese a sus virtudes, “Los Falsificadores” no destaca especialmente en cuanto a planteamiento, estructura argumental (que se ciñe a los hechos) u originalidad, y que gran parte de lo que cuenta ya ha sido mostrado antes con mayor maestria en otros títulos sobre el Holocausto. En otras palabras: “Los Falsificadores” es un interesante testimonio histórico-cinematográfico, aunque no llega a la talla de gran película. En cualquier caso, merece la pena verse.

Calificación: 6,5/10

lunes, 10 de noviembre de 2008

Hasta donde los pies me lleven (So weit die füsse tragen)

Hasta donde los pies me lleven (2001)

En 1945 el prisionero de guerra alemán, teniente Clemens Forell (Bernhard Bettermann) es enviado junto con otros miles de compatriotas a un Gulag o campo de reclusión en Siberia. Alli habrá de enfrentarse no solo a las duras condiciones climáticas, sino también a la brutalidad del jefe del campo, el capitán Kamenev, decidido a no concederle ni un respiro a los prisioneros alemanes, haciendolos trabajar hasta la extenuación. Ello reforzará la determinación de Forell para, con la ayuda del médico alemán del campo, intentar un arriesgado plan de fuga que le llevará a recorrer miles de kilómetros por territorio de la URSS en busca de la libertad.

En 1955, un novelista alemán relativamente desconocido Josef M. Bauer publicó el relato So weit die Füsse tragen, (“Hasta donde los pies me lleven”) basado en una larga serie de entrevistas que el autor mantuvo con un antiguo soldado alemán, uno de los pocos que pudo evadirse de su reclusión en Rusia y regresar a Alemania años después del fin de la guerra. El libro de Bauer pronto alcanzó gran popularidad y se convirtió en un éxito de ventas siendo traducido a 15 idiomas. En él se describía la increíble odisea del protagonista, designado en el relato con el nombre ficticio de Clemens Forell, durante el largo trayecto de huida desde Siberia hasta la frontera de Irán, en busca de la libertad. Bauer aclaró que el verdadero protagonista de su relato deseaba permanecer en el anonimato por miedo a las represalias sovieticas, pero que lo que se contaba en su libro se basaba en hechos reales. El éxito del libro fue tal que en 1959, la historia de Forell fue adaptada para la TV en forma de miniserie de seis capítulos, logrando un importante éxito de audiencia y convirtiéndose en uno de los grandes eventos televisivos de la época en Alemania.

Sin embargo, tuvieron que pasar otros cuarenta años para que la historia fuera adaptada al cine, tratándose, como no podía ser de otro modo, de una producción alemana que se encargó de ofrecer una nueva revisión de la historia de Bauer. En cuanto a la valoración de la película, cuando me enfrento a un film de procedencia alemana, siempre me espero luces y sombras. Las primeras, sobre todo en el aspecto visual y formal (normalmente impecables) y las segundas, en el aspecto narrativo (generalmente muy plano y academicista). En este caso, he de decir que “Hasta donde los pies me lleven" no ha supuesto una excepción a la regla anteriormente expuesta.

Destacando en primer lugar lo positivo, me quedaría con la buena interpretación de Forell que logra el para mi desconocido actor alemán Bernhard Betterman, junto con la destacable ambientación de los paisajes naturales de Siberia y la URSS muy bien retratados con una más que cuidada fotografía de exteriores. Pero por lo demás, la película incide en los vicios propios del cine alemán, con algún ramalazo que podriamos denominar Hollywoodiense. Y digo esto por la persistencia del guión en mostrarnos el duelo casi de Western entre Forell y el oficial ruso que le persigue, Kamenev, quien se empeña en aparecer en todos los lugares por donde deambula el alemán. Por otra parte, la película tiene algún que otro bajón de ritmo a lo largo de sus casi dos horas y media de metraje, aunque en lineas generales se deja ver bien. Con un desarrollo argumental muy propio del cine de aventuras, la película desgrana las variadas peripecias de Forell en su huida a lo largo y ancho de Rusia, con un ritmo narrativo relativamente ágil pero también de una forma bastante previsible que no deja demasiado lugar para la emoción.

Si a lo anterior unimos el tipico mensaje de fondo autoexculpatorio sobre la culpabilidad alemana en los crímenes de la II GM y algún que otro pasaje poco creible (como por ejemplo, el desenlace, que me pareció un poco forzado y poco coherente), el resultado es que estamos ante un título tan atractivo en principio como fácilmente olvidable después de su visionado. Pese a ello, por su más que correcta factura y por los otros méritos mencionados antes, creo que no está de más que se vea por los aficionados a este tipo de films. Pero no me cabe duda de que este historia podría haber sido mejor contada con una producción más imaginativa.

Calificación: 5,5/10

martes, 28 de octubre de 2008

La Hora 25 (La Vingt-cinquième heure)

La Hora 25 (1967)

La Acción comienza en Rumania, en Marzo de 1939. La apacible vida del matrimonio formado por Johann Moritz (Anthony Quinn), un pacífico y bonachon campesino rumano, y su esposa Suzanna se verá alterado cuando el sargento Dobresco, jefe de la policia local, comienza a acosar a esta última. Con el fin de librarse de Johan, Dobresco lo cataloga falsamente como judio y lo envía a realizar trabajos forzados junto con miles de prisioneros hebreos para la construcción de un canal. Tras evadirse, intentando volver a reunirse con su mujer, una serie de peripecias conduciran a Moritz a ser elevado por los alemanes a la categoría de modelo del perfecto ario lo cual le acarreará su reclusión por los aliados una vez terminada la guerra.

He de admitir que “La hora 25” era una de mis grandes asignaturas pendientes sobre el cine de la II GM, ya que hasta este momento no había tenido oportunidad de verla, supongo que debido al hecho de que se trata de una película relativamente desconocida. La historia se basa en una obra del escritor rumano C. Virgil Gheorghiu quien, pese a haber servido en el cuerpo diplomático rumano durante la etapa del régimen dictatorial del general Antonescu, escribió, durante su cautividad de posguerra la novela “Ora 25”, en la que criticaba duramente la actitud colaboracionista del gobierno rumano con los nazis, y la persecución de los judios en Rumania. La novela, publicada en 1949, se convirtió en un Best Seller, que sin embargo, no libró a Gheorghiu de la polémica, al descubrirse unos escritos suyos que databan del periodo de la guerra, y en los que expresaba sus convicciones antisemitas, lo que dió lugar una polémica que persiguió al escritor hasta el final de sus dias. En cualquier caso, la historia tiene bastante interés por ser una de las escasas aproximaciones literarias que se han hecho sobre la participación de los paises satélites de Alemania en la persecución de los judios durante la II GM, un tema apenas tratado hasta la fecha.

Cuando finalmente el famoso productor italiano Carlo Ponti decidió llevar al cine la novela de Gheorgiou en los años 60, ciertamente lo hizo a lo grande. Ponti logró montar una coproducción multinacional en la que se involucraron estudios de Francia, Italia y Yugoslavia, por lo que el film pudo contar con una riqueza de medios inusuales en las producciones europeas; incluyendo un reparto internacional en el que destacaba una estrella de Hollywood como Anthony Quinn.

Todo ello ayudó a que “La Hora 25” se convirtiera en una película de factura formal hollywoodiense, pero con alma netamente europea. La película se apoya sobre todo en la colosal actuación de Quinn como Moritz, en el que supuso uno de los más brillantes papeles en la carrera cinematográfica del gran actor mejicano. Quinn llena la pantalla en cada uno de los planos en que aparece, y dota de credibilidad y de una tremenda humanidad a un personaje nada sencillo de interpretar. Además, la película cuenta con un excelente plantel de secundarios, que cumplen a la perfección en sus papeles; asi como una brillante puesta en escena y ambientación que redondean la excelente factura del film.

Posiblemente, lo único que le resta brillantez al conjunto, e impide que esta película pueda ser considerada una obra sobresaliente es el aspecto narrativo del film. Tras una primera hora bastante buena, en la que asistimos a la presentación de los personajes y la injusta reclusión de Moritz en el campo de trabajo para judios, la segunda mitad de la historia no logra mantener el nivel de la primera. Da la impresión de que por rázones de síntesis argumental el guión tuvo que recortar sustancialmente importantes partes de la novela, de forma que los hechos que presenta en esa parte aparecen demasiado esquemáticos. Pasan muchas cosas en poco tiempo, de modo que el hilo argumental principal queda un poco desdibujado en esa parte. Pese a lo cual, el film vuelve a retomar el pulso en el último tramo de la historia, con el juicio a Moritz por sus labores de propaganda en favor de los alemanes, y el desenlace, un final semitrágico que sobrecoge por la carga emotiva que transmite al espectador, y que supone un excelente colofón a una buena película.

En definitiva, “La hora 25” es una pequeña joya cinematográfica que merece ser descubierta por todo buen aficionado al cine que no haya tenido ocasión de verla. Una película muy recomendable.

Calificación: 7/10

martes, 14 de octubre de 2008

El Tren de la Vida (Train de Vie)

El tren de la vida (1998)

La acción nos sitúa en 1941, en una pequeña aldea judia de Europa central, cuyos habitantes comienzan a sentirse inquietos ante las noticias que les llegan acerca de las deportaciones masivas de judios que están llevando a cabo los nazis. Para escapar de ellas, Shlomo, el loco del pueblo, propone huir a Palestina con todos los habitantes usando un tren falso de deportación como tapadera para encubrir su huida. Tras ser aceptada la idea de Shlomo por parte del Rabino de la aldea, todos los habitantes del pueblo se pondrán manos a la obra para conseguir engañar a los alemanes y llegar a Palestina en tren para comenzar una nueva vida alli.

Pocos meses antes de que Roberto Begnini comenzara a rodar su brillante “La vida es bella” fue tentado por el director de origen franco-rumano Radu Mihaileanu para participar en su proyecto que iba a ser precisamente una aproximación al tema del holocausto en tono de comedia. La negativa del italiano a participar en el proyecto no sentó nada bien al Mihaileanu quien no dudó en alegar que Begnini se había inspirado en la idea de su film para escribir la historia de “La vida es bella”.

Sea como fuere, lo cierto es que ambas películas tienen ciertas similitudes, pero en esencia son dos films bastante distintos. La película de Mihaileanu adopta un tono narrativo próximo al “realismo mágico” del cine de Kusturica, manteniendo en todo momento un tono cómico pero con un trasfondo poblado de matices dramáticos acordes con la transcedencia del tema que se retrata. Lo mejor del film es, en mi opinión, la idea que sirve de punto partida al argumento y la delicadeza del humor del que hace gala, al tratar un tema de enorme sensibilidad como el del Holocausto. Sin embargo, a la película le falta algo más de gancho a la hora de contar la historia de la huida del tren y, en especial, le falta inspiración para crear unos gags más originales u ocurrentes. Aunque las situaciones estrambóticas se hilvanan con agilidad, en el mejor de los casos resultan más simpáticas que graciosas. Las reiteradas bromas a costa de la facción del grupo de judios comunistas, por poner un ejemplo, no resultan especialmente cómicas, sino más bien pueriles. Y aunque hay momentos en los que los diálogos destilan chispazos de fina ironía, en general la parte cómica del film resulta bastante convencional y previsible.

Pese a ello, hay que reconocer que la película está contada con cierta imaginación y ritmo, y que se apoya en unas buenas interpretaciones de su elenco de actores, lo cual hace que se vea sin especial emoción aunque con agrado. En resumidas cuentas, “El Tren de la Vida” es una comedia agradable, narrada con tacto y que se deja ver bastante bien, pero está muy lejos de la genial inspiración –tanto cómica como narrativa- de la que hizo gala Begnigni con “La Vida es Bella”. Pese a ello, es un film estimable y merece la pena verse.

Calificación: 5,5/10

martes, 9 de octubre de 2007

Amén

Amen (2002)

Kurt Gerstain es un científico enrolado como teniente en el departamento de sanidad de la SS por sus conocimientos sobre parásitos y purificación de aguas. Sin embargo, su inocente tarea pronto se verá complicada por un nuevo programa: el exterminio de los judios mediante el uso del gas Zyclón. Gerstain, cristiano de firmes creencias, trata de entorpecer la matanza y abrir los ojos de sus compatriotas, sin que nadie lo escuche. Finalmente decide denunciar los hechos del genocidio judio ante el nuncio vaticano, para hacerlos llegar al Papa en Roma. Pese a que el nuncio no lo escucha, su ayudante, el padre Fontana intentará ayudar a Gerstein en su tarea de detener la matanza de judios.

El director Costa-Gavras es conocido por dotar a sus películas de un fuerte compromiso ideológico y componente de denuncia política. En ese aspecto “Amen” no es ninguna excepción a la regla de este realizador de origen griego, que compone con su película un contundente alegato contra la pasividad de la Iglesia Católica, y especialmente del Pontífice Pio XII ante el genocidio nazi. Aunque la película peca de cierto maniqueísmo (en mi opinión se deforma demasiado la opinión de Pio XII de preferir el nazismo al comunismo) lo cierto es que el tema del silencio de la Iglesia Romana ante las muertes de miles de judios en Europa es una de las cuestiones mas lacerantes y aun polémicas de la historia reciente del Estado Vaticano.

Centrándonos en el aspecto cinematográfico, hay que decir que “Amen” tiene mas fuerza por lo que cuenta que por como lo cuenta. Las limitaciones formales que presenta el film hacen que el desarrollo de la historia resulte relativamente plano y lineal, sin evitar caer a veces en cierto efectismo (como en la escena de la mariscada de los cardenales con el Vaticano de fondo). En el aspecto artístico, tampoco hay nada especialmente reseñable, aunque sí una escena lograda, cuando Gerstein observa por la mirilla de un barracón como gasean a un grupo de judios, sin ver lo que ocurre dentro, el horror se intuye en una elipsis muy lograda. Los actores principales (Tukur y Kassovitz) están bien en sus respectivos papeles dando credibilidad a sus respectivos personajes.

Quizás lo que le falta a “Amen” para ser una gran película es algo mas de atrevimiento, tanto en la forma como en el fondo, y haber profundizado más en los temas que plantea, pues su postura claramente antieclesiastica la grava con una dosis importante de subjetivismo. Pese a todo, una película interesante y que hace reflexionar.

Calificación: 6/10

miércoles, 27 de junio de 2007

La Lista de Schlinder (Schlinder´s List)

La Lista de Schindler (1993)

La película nos narra la historia real de Oskar Schindler, un ambicioso empresario alemán, que se hace miembro del Partido Nazi como medio para conseguir suculentos contratos para su empresa de manufacturas, para la cual consigue hacerse con mano de obra judia gracias a sus influencias. Pese a ser un hombre práctico, Schindler irá pasando de su utilitarismo inicial al horror ante las atrocidades nazis contra los judios, por lo que decide usar su fábrica como via de escape para cientos de judios del infierno del ghetto de Cracovia y del monstruoso comandante nazi Amon Goeth, responsable del campo de concentración de Plaszow.

La Lista de Schlinder es, claramente, otro de los proyectos personales de Spielberg, quien quiso mostrar toda la crudeza del holocausto a la vez que homenajear a una persona supo sacar lo mejor de sí mismo en tiempos de oscuridad. Usando una fotografía en B/N que acentua el tono hiperealista y casi documental de la cinta que nos muestra las dos caras indisolubles del alma humana: la maldad y la bondad, ambas en sus formas más extremas.

La película contiene escenas que estremecen por su impacto visual, como la entrada al campo de concentración, la lluvia de cenizas sobre los hombros de Schindler, o las angustiosas escenas de las duchas de gas, además de la famosa escena del la niña del abrigo rojo, cargada de simbolismo. Respecto a los actores, destaca el trio protagonista Liam Neeson (Schindler) el contable judio (Ben Kingsley) y el sádico comandante Goeth, interpretado por Ralph Fiennes. De los tres, destacararía especialmente a Fiennes, quien logra una interpretación magistral del sanguinario oficial de la SS a cargo del campo. Neeson está bien en su papel de Schindler, aunque quizás no acaba de darle una dimensión más amplia a su personaje.

En definitiva, “La lista de Schindler” es una de esas películas imprescindibles, más por lo que cuenta, por como lo cuenta; y como recordatorio de unos hechos que la humanidad debe tener siempre presentes para evitar que se repitan.


Calificación: 8/10

martes, 19 de junio de 2007

El Pianista (The Pianist)

El Pianista (2002)

Polonia, año 1939. Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, ve como su prometedora carrera musical y su vida resulta truncada por la invasión alemana y el consiguiente confinamiento de los judios en las inhumanas condiciones del Ghetto de Varsovia. Tras ocultarse para escapar a la deportación, tendrá que sobrevivir prácticamente solo entre las ruinas de la capital polaca, hasta que con la ayuda de un oficial alemán que comparte su afición por la música podrá salir adelante.

Roman Polanski, director de origen polaco con una larga carrera en EEUU y algunas películas brillantes en su haber (como “El Baile de los Vampiros” o “Chinatown"), quiso abordar uno de sus dramas personales (sus padres murieron en campos de concentración) acercándose con este relato biográfico al personaje de Szpilman. Quizás por causa de esa implicación emocional del director, la película trata de mostrar de manera objetiva la historia real de los judios polacos y de la población de Varsovia de una manera un tanto fría y desapasionada. La película retrata los hechos tal cual, sin adornos ni juicios de valor, lo cual tiene su parte positiva; por ejemplo al humanizar a los alemanes a través del personaje que ayuda a Szpilman, también redunda en un cierto distanciamiento del espectador respecto a lo que contempla en pantalla. Eso se traduce en una acusada ralentización del ritmo de la película en varias partes del metraje que podrían haberse acortado sin afectar sustancialmente la integridad del film.

Entre los aspectos positivos, cabe destacar la sobria y realista interpretación de Adrian Brody, que encarna a la perfección la soledad y el hastío del Szpilman aislado del mundo y luchando únicamente por sobrevivir. También es digna de reseñar la cuidada ambientación de los escenarios de Varsovia, perfectamente recreados para reflejar las condiciones de la ciudad ocupada por los alemanes.

En conclusión se puede decir que “El Pianista” es una película bien filmada pero a la que le falta “alma” para llegar a conmover, en un tema ya bastante trillado en el cine como es el del holocausto nazi. Personalmente la encontré un punto por debajo de “La Lista de Schindler”.
Calificación: 6,5/10

viernes, 25 de mayo de 2007

La Vida es Bella (La Vita é Bella)

La Vida es Bella (1998)

La acción nos sitúa en Italia, en 1939. Guido Orefice, un joven judío con inclinaciones literarias y su amigo, el poeta Ferrucio, se encuentran de viaje por la Toscana, en el curso del cual Guido se enamorará de Dora, una profesora local que está prometida con un malcarado jefe fascista local. Después de algunas peripecias, Guido se casa con Dora y ambos tienen un hijo, Giosué, pero su feliz existencia se verá truncada cuando padre e hijo son enviados a un campo de concentración alemán, acompañados de Dora, que decide seguirlos voluntariamente. Ya en el campo, Guido hará todo lo posible por ocultarle la crudísima realidad del campo a su hijo, disfrazando los hechos que les ocurren como un juego en el que el vencedor ganará un carro blindado.

Roberto Benigni consiguió con “La vida es bella” algo que parecía imposible. No solo se atrevió a tratar en clave de comedia un tema tan espinoso como el de los campos de concentración y el exterminio judio, sino que además lo hizo con una sensibilidad exquisita, evitando caer tanto en la sensiblería fácil como en el maniqueísmo de la denuncia evidente. Benigni está ademas perfecto en su interpretación llena de matices de Guido, un papel que se le ajusta como un guante, sin olvidar las estupendas actuaciones de Nicoletta Braschi (Dora) y el niño Giorgio Cantarini (Giosué).

La narración que va alternando humor, ternura y amor, evita caer en todo momento en la dulzoneria fácil y creo que precisamente por eso la historia resultan tan profundamente humana y conmovedora, de esas que llegan realmente al interior del alma. La película contiene escenas memorables, como Benigni explicando el por qué de la “raza superior” a los niños en la escuela; o cuando “traduce” las secas explicaciones de un guardia del campo a los prisioneros cambiando por completo el sentido de las mismas. Pero por encima de todo, el mayor mérito de “La vida es bella” es su mensaje de esperanza; mostrando que los seres humanos, por difíciles que sean las circunstancias, pueden sobreponerse y encontrar la felicidad incluso en los lugares más desoladores del mundo.

Para mi, una de las diez mejores películas de todos los tiempos.


Calificación: 9,5/10