Vivimos en un mundo cada vez más globalizado, en el que va quedando menos lugar para los individualismos nacionalistas y en cambio, van creciendo más las convivencias interculturales y eso es estupendo, porque yo pienso que las diferencias, sean del tipo que sean, siempre enriquecen y complementan lo que nosotros podemos tener.
Dicen las estadísticas que en España un 12% de su población está formada por los inmigrantes y de estos, las comunidades dominantes son las formadas por: marroquies, rumanos y ecuatorianos. Y a pesar de que la crisis ha obligado a algunos de ellos a abandonar nuestro pais, cuando haces un recorrido en metro en Madrid, ves un auténtico mosaico intercultural de distintas razas, nacionalidades y colores de piel. Y otra comunidad inmigrante que está creciendo a pasos agigantados aqui es la comunidad china.
Hace unos dias, yendo con una de mis sobrinas de compras por el centro de la ciudad, me encontré con esta improvisada modelo, que aunque miraba con un cierto recelo a "esa desconocida señora que tenía una cámara en la mano", la curiosidad la podía más y no dejaba de mirarme, por lo que yo aproveché para plasmar en estas fotografias toda la inocencia de la niñez de nuestra próxima generación de compatriotas chinos, hasta que su mama salió de una tienda de ultramarinos cercana para buscarla y yo tuve que interrumpir mi improvisada sesión fotográfica.
