Llegaste a mí, pilotando desde el horizonte, cambiaste mi presencia,
levantando tus brazos en luz de movimientos, con el espíritu despojado, cedida
y alegrada.-
No te negué la admisión a mi corazón, lo hice propio en cada
segundo de sosiego; cambiaste mi forma de una manera tan ingenuamente, tocando
con tus suaves dedos, la partitura de mi cuerpo, despertando en sueños la
melodía imaginaria del grito de tus ojos, arrullando mis sentidos, concediéndome
duendes sin dudas.-
Llegaste a mi mundo, un mundo tan diferente, que una vez
imaginé. Un mundo, donde con tu ojeada y tu tímida sonrisa, atravesó la razón
del existir.
Te descubrí, bajando de las nubes, luciendo luces claras, el
viento jugando con tu pelo, dejaba ver por momentos el brillo de tu mirada. Tu
olor, cuando te acercaste a mi cara, impregnó el aire de aromas amables, a
vinculo importante, a desnudos tentadores, a presencia sin exigencia, a mirada
sin condiciones.-
Hace mucho tiempo, cuando mi vida estaba vacía y mi retiro
trataba de ahogarse en un profundo silencio, llegaste tú y cambiaste mi vida, llenando de detalles aquel lugar vacío que mansamente
sucumbía, siendo su final inexcusable.-
Tú, llegaste a mí y juntos descubrimos la hermosura de la
vida, la pintura mas bella que existe en los museos, el camino mas cierto de
todos los inciertos, las estrellas mas relucientes de un oscuro universo.
Descubrí...en ti, el amor verdadero.-