Al verla tal vez, no
todos puedan comprender quién realmente tengan delante. Sus cabellos bañados
por el sol, y sus ojos dulces como la miel, podrían hacer pensar en un ser
frágil. Sin embargo, ella pertenece a un grupo de individuos privilegiados.
Ella es de los que han sobrevivido.
Y ello no ha sido
fácil. Fue la vida, que sin siquiera preguntarle o pedirle permiso, la ha
convertido en la extraordinaria criatura que es hoy. Ha necesitado de coraje.
Coraje para convertir cada herida en un punto de fuerza. Para que cada cicatriz
fuera un recordatorio de lo vivido; de lo que podría haber sido y lo que ella ha logrado que no fuera. Todo aquello que había superado.
Ella ha librado cada una
de sus batallas con pasión, la misma que siempre ha guíado su alma.
Ella, la que ha hecho de su voz,
con la certeza de sus palabras, aquellas que surgían desde lo más profundo, su espada.
Ella, que en cambio,
como escudo posee su natural esencia, templada en el fuego del día a día.
Ella, una mujer sin más armadura que la propia piel, con la cual sentir el latido; el proprio, y el del otro.
Ella, una mujer sin más armadura que la propia piel, con la cual sentir el latido; el proprio, y el del otro.
Ella, mujer y amiga.
Ella, sin dudas una
guerrera de la vida.
Para vos, Gin, porque cuando se habla de "guerreras", me vienes siempre en mente...
smu@ckssssssssssssssssssss a montones!
Es el número 34: Tu protagonista tiene que ser una guerrera.)