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sábado, 9 de abril de 2016

LAS 50 MEJORES PELÍCULAS DE SUPERHÉROES


Hace algunos días se ha publicado esta lista, basada en la valoración de los usuarios de IMDB, que como siempre resulta de lo más curiosa en algunos sentidos y, desde luego, muy discutible en cuanto a la aparición de algunos títulos poco adecuados y el criterio del lugar que le corresponde a cada película. Pero antes de proceder a su correspondiente análisis, les dejo la lista.




01 EL CABALLERO OSCURO (2008)
02 EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE (2012)
03 DEADPOOL (2016)
04 BATMAN BEGINS (2005)
05 V DE VENDETTA (2005)
06 LOS VENGADORES (2012)
07 GUARDIANES DE LA GALAXIA (2014)
08 X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (2014)
09 LOS INCREIBLES (2004)
10 MIND GAME (2004)





11 IRON MAN (2008)
12 BIG HERO (2014)
13 BATMAN: LA MÁSCARA DEL FANTASMA (1993)
14 BIRDMAN (2014)
15 LA LEGO PELÍCULA (2014)
16 CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (2014)
17 X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN (2011)
18 KICK-ASS (2010)
19 WATCHMEN (2009)
20 EL CUERVO (1994)






21 EL SIGNO DEL ZORRO (1940)
22 EL MONO DE HIERRO: IRON MONKEY (1993)
23 BATMAN (1989)
24 ROBOCOP (1987)
25  LOS VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN (2015)
26 BATMAN V SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA (2016)
27 AMERICAN SPLENDOR (2003)
28  DRAGON BALL Z: ESTALLA EL DUELO (1993)
29 X-MEN 2 (2003)
30 X-MEN (2000)






31 SALVAR EL PLANETA TIERRA (2003)
32 ANT-MAN (2015)
33 ANIMATRIX (2003)
34 SUPERMAN (1978)
35 SPIDERMAN 2 (2004)
36 MEGAMIND (2010)
37 SPIDERMAN (2002)
38 IRON MAN 3 (2013)
39 HÉRCULES (1997)
40 EL PROTEGIDO (2000)








41 EL HOMBRE DE ACERO (2014)
42 MATRIX RELOADED (2003)
43 BLADE (1998)
44 THOR: EL MUNDO OSCURO (2013)
45 THE AMAZING SPIDER-MAN (2012)
46 HELLBOY II: EL EJÉRCITO DORADO (2008)
47 IRON MAN 2 (2010)
48 THOR (2011)
49 BATMAN RETURNS (1992)
50 CONSTANTINE (2005)





Son muchas las reflexiones y disconformidades que esta lista produce, algo muy típico y que ya sucede con cierta frecuencia con los listados que nacen de IMDB. Por empezar por alguna parte, debo decir que me produce cierto desconcierto el incluir una película que parece fuera de lugar, como es "El signo del Zorro". Primero, porque parece muy peculiar, demasiado, incluir un clásico de aventuras en una lista como esta, y segundo, porque si consideramos al Zorro como un superhéroe, tendríamos que abrir la mano a otras propuestas similares y que también merecerían un lugar sin el menor atisbo de disconformidad. Con tal premisa deberíamos incluir a "Robin de los bosques", "El temible burlón", "El hidalgo de los mares" y, sin duda, a "Conan, el bárbaro".
Si resulta peculiar esa elección, lo que me desconcierta absolutamente es la presencia de "American Splendor", una película ajena en todos los sentidos al mundo de los superhéroes, que se adentra en las relaciones de un empleado de un hospital con el artista gráfico underground Robert Crumb. Si bien es cierto que Crumb es un autor de cómic, esta película tiene tanto que ver con los superhéroes como podría tenerlo, por poner un ejemplo patrio, "El gran Vázquez". En cuanto a "Birdman", aunque su protagonista sea un actor conocido por interpretar a un héroe alado muy semejante, por cierto, al Buitre de Marvel, eso no la identifica lo suficiente para incluirla en esta lista. Sin embargo, falta alguna otra película que merecería además un puesto de honor, como "Defendor", "Darkman", "Blade 2", la primera entrega de Hellboy, "Dredd" en la versión de 2012 y "Superman II" de 1980, la que es en mi opinión la mejor de todas las protagonizadas por el malogrado Christopher Reeve. 
Hay alguna que otra producción japonesa que se me escapa al no haberlas visto, aunque sospecho que  no merecerían la posición que ocupan. Si me parece acertado en cambio, la inclusión de "Los increíbles", un fiel retrato del mundo de los superhéroes y sus problemas cotidianos, además de ser un film de acción excelente. Me resulta curioso que figure "Hércules", aunque bien visto  puede que sea uno de los primeros héroes con poderes de la historia. Que "Deadpool" aparezca en el tercer puesto me parece llamativo y, para ser sinceros, muy exagerado. 
Y como siempre suelo hacer en este tipo de listas ajenas, publicaré la mía, personal y probablemente discutible:


01 EL CABALLERO OSCURO (2008)
02 EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE (2012)
03 WATCHMEN (2009)
04 SPIDERMAN 2 (2004)
05 BATMAN BEGINS (2005)
06 V DE VENDETTA (2005)
07 LOS VENGADORES (2012)
08 HELLBOY (2004)
09 GUARDIANES DE LA GALAXIA (2014)
10 X-MEN 2 (2003)
11 X-MEN (2000)
12 KICK-ASS (2010)
13 HELLBOY II: EL EJÉRCITO DORADO (2008)
14 IRON MAN (2008)
15 CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (2014)
16 X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN (2011)
17 SUPERMAN II (1980)
18 DRED (2012)
19 LOS INCREIBLES (2004)
20 EL CUERVO (1994)
21 DARKMAN (1990)
22 BATMAN (1989)
23  LOS VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN (2015)
24 BATMAN V SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA (2016)
25 SPIDERMAN (2002)
26 BLADE (1998)
27 THE AMAZING SPIDER-MAN (2012)
28 DEFENDOR (2009)
29 IRON MAN 2 (2010)
30 BLADE 2 (2002)
31 ANT-MAN (2015)
32 X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (2014)
33 KICK-ASS 2 (2013)
34 EL INCREIBLE HULK (2008)
35 CAPITAN AMERICA, EL PRIMER VENGADOR (2011)
36 SUPERMAN (1978)
37 SPIDERMAN 3 (2007)
38 X-MEN 3, LA DECISIÓN FINAL (2006)
39 EL HOMBRE DE ACERO (2013)
41 THE AMAZING SPIDER-MAN 2 (2014)
42 SUPERMAN RETURNS (2006)
43 BATMAN VUELVE (1992)
44 BATMAN FOREVER (1995)
45 GHOST RIDER, EL MOTORISTA FANTASMA (2007)
46 LOS CUATRO FANTÁSTICOS (2005)
47 HULK (2003)
48 SUPERMAN 3 (1983)
49 SPAWN (1997)
50 LOS CUATRO FANTÁSTICOS Y SILVER SURFER (2007)

 

sábado, 28 de marzo de 2015

VILLANOS O HÉROES

Esta semana ando algo atareado y no tendré demasiado tiempo disponible para el blog. Eso, sumado a mi extremada pereza, formará una fórmula carente de inspiración que demuestra, de forma fehaciente, que mis estimadas musas se han marchado de vacaciones. No será tarea ardua encontrárselas tumbadas en la playa, tomando copas o contemplando algún paso de Semana santa. Abandonado a mi suerte y desarmado de ideas, les dejo un par de vídeos muy interesantes sobre malos y buenos en el cine, que nos llegan de la mano de Joey Velázquez y Andreas Österberg, dos muestras inequívocas de una buena selección y mejor montaje. Espero que lo disfruten y no duden en tomar partido por uno de ambos bandos.





miércoles, 8 de octubre de 2014

PERSONAJES DE CINE: RORSCHACH


“La mugre acumulada de todo el sexo que practican y de todos los asesinatos que cometen les llegará a la altura de la cintura y todas las putas y los políticos alzarán la cabeza y gritarán: ¡sálvanos!... y yo miraré hacia abajo y susurraré: no.”

"Watchmen" no es sólo un cómic muy particular y con una personalidad que irradia singularidad en todos sus planteamientos, es también una película que, en su adaptación a la gran pantalla, ha captado toda la idiosincracia  de su original propuesta en papel. No es un film al uso y, aunque ancla sus puntos de conexión con el género tradicional de superhéroes, mantiene cierta distancia y una clara diferenciación del personaje típico, del justiciero enmascarado unidimensional al que estamos habituados. La galería de habitantes que componen el universo Watchmen está cargada de aristas, de encrucijadas difíciles y, desde luego, de una visión crepuscular del héroe. En su conjunto, el grupo de personajes que aspiran a considerarse como tales, responden a una catadura moral que dista mucho del código tradicional. En realidad hay todo un abismo, hasta el punto de que alguno de ellos podría ser considerado un villano con todas las de la ley, cuando no directamente un psicópata. Ayuda , en gran medida, el telón de fondo, el marco histórico de una época complicada, al borde del abismo nuclear, con dos superpotencias incapaces de establecer un diálogo aunque fuera incipiente. Con un Richard Nixon, casi perpetuo, asistimos a una agitada sociedad que se mueve entre el desencanto y la desesperación de unos convulsos años 70 no tan imaginarios como parece. 
Ozimandias es una especie de intelectual con mallas, con un concepto superior de sí mismo y con la creencia de que está destinado a salvar un mundo en perpetuo desacuerdo. Su posición moral se sitúa por encima del bien y del mal, hasta el punto de considerar por sí mismo el precio del sacrificio ajeno. Su solución final es lógica, incluso puede que brillante, pero a un precio moralmente inaceptable. El Dr. Manhattan se ha convertido en una especie de Dios y, por esa misma naturaleza, sus sentimientos y emociones están a años luz de la humanidad, de sus miserias y virtudes. Su visión del mundo le ha hecho indiferente al sufrimiento del hombre corriente, estoico ante el dolor o la injusticia. Quizás sea por su exagerada figura hierática por lo que me parece un personaje tan alejado como aburrido. El comediante es directamente un fascista, un asesino cruel, pero también posee la cualidad de aceptar lo inevitable y de convivir con la realidad más evidente. Cuando Ozimandias, demostrando su superior intelecto, quiere salvar al mundo, el comediante le responde que pronto seremos todos cenizas y que él será el hombre más listo del cenicero. Es una visión pesimista del tiempo que les ha tocado vivir. Búho nocturno II y Espectro de Seda II quizás sean los personajes con más equilibrio emocional y, seguramente, los que más responden a la idea de superhéroe tradicional. El primero, con un aspecto muy deudor de Batman, es un hombre honesto, apesadumbrado por los acontecimientos, aburrido por haber dejado atrás su labor de enmascarado, a veces puede parecer algo pusilánime, aunque quizás sea mejor considerarlo prudente. 
Pero, el mejor personaje de todos es sin duda alguna Rorschach, con un diseño atractivo y peculiar. Su máscara es de un tejido especial que forma figuras simétricas según su estado de ánimo. De ahí su nombre, basado en el conocido test del célebre psicoanalista suizo. Equipado con un sempiterno sombrero y gabardina, parece inspirado en el cine negro, toda una suerte de Humphrey Bogart del cómic. Su infancia fue algo traumática afianzada por su madre, una prostituta que lo despreciaba, marcando su carácter violento y poco dado al sentido del humor y más a la ironía inteligente. En una escena de la película, Búho nocturno y Espectro de Seda recuerdan entre risas a un villano, con tendencias masoquistas, que los acosaba para que le pegaran. Ellos le respondían con indiferencia , hasta que tropezó con Rorschach, quien lo arrojó al vacío por el hueco de un ascensor. En una reflexión, sobre el inminente holocausto nuclear que pende sobre sus cabezas, afirma: "Tiene gracia, los antiguos faraones deseaban el final del mundo, creían que los cadáveres resurgirían para reclamar su corazón de las vasijas doradas. Ahora mismo deben estar conteniendo el aliento de la emoción." En otra ocasión se atreve hasta con un chiste: "Un hombre va al médico. Le cuenta que está deprimido. Le dice que la vida le parece dura y cruel. Dice que se siente muy solo en este mundo lleno de amenazas donde lo que nos espera es vago e incierto. El doctor le responde "El tratamiento es sencillo. El gran payaso Pagliacci se encuentra esta noche en la ciudad. Vaya a verlo. Eso lo animará". El hombre se echa a llorar. Y dice -Pero, doctor... yo soy Pagliacci."
En el trascurso de la película Rorschach es detenido y encerrado en prisión. Allí, un psiquiatra intentará escudriñar en el origen de su comportamiento, que considera más una anomalía que una actitud identificativa de superhéroe. Le llama por su verdadero nombre, Walter Joseph Kovacs, y le pregunta cuanto queda de lo que fue, si ha olvidado la persona real que se esconde tras la máscara. La historia que cuenta Rorschach es estremecedora. En uno de sus primeros casos, investigaba la desaparición de una niña de seis años. Gracias a una confidencia, extraída con violencia, llega a una siniestra casa. Mira por la ventana, y observa a unos perros en el jardín trasero, que se pelean violentamente por la posesión de algo que no llama su atención. En una estufa de carbón descubre, medio quemadas, unas braguitas con dibujos infantiles. Inmediatamente vuelve a mirar por la ventana. Lo que descubre le deja atónito. No podemos ver su rostro, pero su máscara refleja la misma expresión que impresionó a quienes estábamos sentados cómodamente en nuestras butacas: el horror en su máxima expresión. Lo que se disputan, de forma visceral, los dos perros es un pequeño hueso en cuyo extremo cuelga el zapato de una niña. Rorschach esperará en la casa hasta la llegada de su inquilino que, una vez atrapado, pide ayuda y que le lleve a la policía. Tras una frase lapidaria, "¡A las personas se les arresta, a los perros se les mata!", nuestro personaje imparte su propia justicia, directa y sin paliativos. 
A la pregunta del doctor, sobre qué permanece del hombre que se oculta tras el disfraz, le responde:
"Lo poco que quedaba de Walter Kovacs murió aquella noche con aquella niña. A partir de entonces sólo quedó Rorschach. Verá doctor, Dios no mató a esa niña, la casualidad no la descuartizó y el destino no se la dio de comer a esos perros. Si Dios vio lo que hicimos aquella noche, no pareció  importarle." La narración de la historia en primera persona, a través de un flashback estremecedor, nos lleva de la mano al que probablemente sea uno de los momentos más terribles de la historia del cómic y del cine de superhéroes. Ayuda, y de que forma, las dotes interpretativas de un actor poco conocido como es Jackie Earle Haley, dotado de un rostro contundente, poco habitual en el glamuruso Hollywood. No hay que olvidar a los verdaderos autores de la construcción del personaje, el  escritor Alan Moore y el artista Dave Gibbons, ni tampoco al responsable de su adaptación a la gran pantalla,  Zack Snyder, que supo aprovechar todo el potencial de una novela gráfica de gran reputación, hasta el punto de respetar muchos de sus diálogos y no pocos planos secuencia del original. 
Rorschach, un tipo de aspecto descuidado, sucio, casi un indigente, violento, moralista con gran capacidad para el sermón, a veces puritano y ultra conservador, pero honesto hasta las últimas consecuencias, cuando la verdad peligra, quizás porque sea demasiado terrible para ser desvelada. Un enmascarado capaz de defender sus convicciones hasta el final, su propio final. 
                            "¡Jamás me rendiré, ni ante el apocalipsis!"

jueves, 20 de junio de 2013

UN GESTO DE VALENTÍA


En "Los vengadores", Loki, el malo de la película, ordena a todo el mundo que se arrodille ante su presencia, después de haber mostrado su poder. Un anciano se niega y se levanta, mientras transcurre el siguiente diálogo:

Loki: ¡Arrodillaos ante mi. ¡He dicho, arrodillaos!. ¿Esto no os parece más sencillo, no es este vuestro estado natural?. Es la verdad tácita de la humanidad, que ansiáis la subyugación. El brillante señuelo de la libertad reduce vuestra alegría de vivir a una loca búsqueda de poder, de identidad. Fuisteis creados para ser gobernados. Al final siempre os arrodillaréis.
Anciano: No ante hombre como tu.
Loki: No hay hombres como yo.
Anciano: Si, siempre hay hombres como tu.

Es un momento que nos resulta familiar y que, probablemente, haya sido ya utilizado en otras ocasiones para mostrar valor y determinación en momentos de opresión. Una figura recurrente, que simboliza a la perfección el inconformismo y la reivindicación del individuo frente a la masa mimética. Todo esto me ha hecho recordar a un hombre, August Landmesser, y una foto, que a continuación reproduzco.


En 1936, Adolf Hitler visitaba los astilleros de Hamburgo, con motivo de la botadura del velero Horst Wessel, cuando todos los allí presentes levantaron el brazo como era habitual en la parafernalia nazi. Todos menos uno, alguien con el suficiente coraje para permanecer impasible ante aquel saludo fruto de la devoción y seguramente del miedo más evidente.  Su determinación es perceptible a simple vista, le hace ser único en un momento de difícil calibre. El miedo es libre, es fácilmente justificable dentro de un contexto concreto, y a nadie se le podría ocurrir censurar lo que, en determinadas circunstancias, el deseo de supervivencia nos puede obligar a realizar. Por eso, el gesto de aquel hombre, August Landmesser, es tan significativo y representa el coraje expresado en el momento justo.
Nuestro inconformista personaje tenía motivos suficientes para expresar su negativa a formar parte de aquel circo macabro. En 1935 presentó una solicitud para contraer matrimonio con Irma Eckler, de ascendencia judía, y lógicamente fue rechazada por las autoridades. August no dejó que aquello le impidiera unirse con la mujer que sin duda amaba y continuó con su empeño, llegando a ser padre de dos hijas, algo que se consideraba un grave delito contra la raza aria.  La Gestapo no tardó en detenerlo, acusándole de violar el artículo 2 de La Ley para la Protección de la Sangre y Honor Alemanes. Landmesser fue condenado a dos años y medio de trabajos forzados en el campo de concentración de Börgemoor y su mujer fue llevada a Ravensbrück donde murió, formando parte de las terroríficas cifras de genocidio judío por todos ya conocido. August fue trasladado en 1941 a una fábrica de vehículos militares y posteriormente fue obligado a alistarse al I Batallón de libertad condicional 999, donde probablemente murió luchando por algo en lo que no creía, quizás intentando no causar daño a su esposa, cuyo fallecimiento tuvo lugar un año después. Las hijas sobrevivieron a aquel desastre, pasando su infancia y juventud en un orfanato. Muchos años después, en 1991, una de ellas reconoció a su padre en la célebre fotografía, de un hombre que probablemente acabó engrosando las listas de soldados desconocidos muertos en el campo de batalla. Sin embargo, aquel día de 1936 frente al mismísimo Hitler, demostró su valentía en un gesto inmortal.


viernes, 18 de enero de 2013

UN SPIDERMAN MUY MALO, PERO MALO DE VERDAD


Mucho antes de que San Raimi nos ofreciera su visión de Spiderman, los turcos se adelantaron en 1973 realizando una adaptación a la gran pantalla con su peculiar estilo chapucero y surrealista. Con el título de "Tres hombres poderosos" se atrevieron a juntar en una misma película al Capitán América, la estrella de lucha mexicana "El santo" y al Hombre Araña. Tan singular trío protagonista desarrollan su acción en un argumento delirante, en el que la novedad más bochornosa es la de presentarnos a Spiderman como un navajero psicópata más malo que la quina. En Estambul, la Banda de la araña, capitaneada por un malvado Trepamuros, que aquí, trepar lo que se dice trepar no trepa, se dedica a la falsificación de dólares, pero comete el error de secuestrar a la novia del Capitán América, que con ayuda de "El santo" se enfrentará a tan temible criminal. 

Spiderman es un villano cuyas pobladas cejas asoman por la máscara de forma prominente. Además, su indumentaria cambia las tonalidades, pasando a combinar el verde y el rojo, amén de ocultar una incipiente barriguita cervecera. Ni arroja telarañas, ni se sube por las paredes, se desplaza en coche como cualquier hijo de vecina,  pero maneja con especial saña una navaja y tiene el sorprendente poder de, cada vez que es vencido, replicarse a sí mismo en otro lugar, con carcajada de malvado incluida. Acecha en las duchas y, como un Norman Bates de ínfima categoría,  estrangula a sus víctimas o las apuñala sin piedad. Una combinación entre "Frenesí" y "Psicosis" de Alfred Hitchcock, atreviéndose su director a emular el plano del desagüe y la sangre en la bañera. En una escena, y para demostrar lo malo malísimo que es,  nuestro siniestro Hombre Araña, con la ayuda de sus esbirros, entierra a una mujer en la arena de la playa y con la hélice de una barca le destroza la cara. Después apuñala a un señor con abrigo negro y sombrero, gritando en español "¡Adiós mafia!", aspecto bastante peculiar en una película en la que sólo se habla turco. Les dejo un vídeo con las mejores escenas de semejante despropósito, que a fuerza de ser pésimo consigue ser moderadamente divertido. Si alguien dispone de quince minutos para perder el tiempo...



martes, 4 de septiembre de 2012

EL CABALLERO OSCURO DE NOLAN

Cuando en 1989 Tim Burton nos ofreció su particular visión de Batman, hubo una opinión generalizada de que se trataba de un ejercicio de estilo ciertamente brillante, una visión que difería en cuanto a escenografía a las alocados versiones televisivas de los 60, aunque en el fondo quizás no existía tanta diferencia. Ambas propuestas eran una apuesta por lo grotesco y, en cierta medida, por lo delirante. Bajo esa capa de oscuridad Burtoniana, se escondía un regusto por el esperpento. De hecho, tales tendencias se confirmaron en la segunda entrega, "Batman vuelve", con una clara apuesta por la excentricidad, salida directamente de la visión onírica de un Browning puesto al día. A pesar de las opiniones que consideraban esta segunda propuesta de Burton como magnífica, no sería capaz de sumarme a esa corriente y si a la de los que estimaron que aquello era una exageración grotesca, por otra parte no demasiado alejada del universo del señor de la noche. Con Joel Schumacher vendría su visión de colorines con pinceladas gay, o lo que se podría considerar simplemente como desastre chillón y hortera.


Después llegó Chritopher Nolan y cambió radicalmente no sólo el concepto que se tenía del mismo Batman, sino de los superhéroes en general. Las aportaciones de Raimi en SpidermanBryan Singer en X-Men habían sido a todas luces interesantes y se rompía con un recorrido algo chusco e infantil de los personajes salidos del cómic. Pero, el tratamiento que concedió el director británico a un personaje del carisma de Batman, merece mención especial. No se trata de que se haya eliminado cualquier factor mínimamente infantil o directamente estúpido e inverosímil, sino que se ha vestido al personaje de una realidad y respecto que le convierten en todo un referente.

El inicio de la nueva saga no dejó a nadie indiferente y el director de "Memento" nos ofrecía un punto de partida más que esperanzador. Uno salía del cine con cierta satisfacción y con la opinión certera de que había visionado algo distinto a lo mostrado hasta entonces, unos cimientos firmes donde sustentar un héroe contradictorio y oscuro como era Batman. El primer acierto fue la elección de Christian Bale, un actor que le confería al personaje entidad y fundamentalmente presencia. Pero, si además contábamos con unos secundarios de lujo como eran Liam Neeson, Gary Oldman, Michael Caine y Morgan Freeman todo iba encaminado al éxito. Éxito, por otra parte, que era debido fundamentalmente a una buena historia alejada del esperpento guiñolesco o de la excentricidad más inapropiada. Además se dotaba al personaje de un enemigo de la talla de Ra's al Ghul y su inquietante Liga de las sombras, sin caer en la estupidez congénita de la parodia.


"Batman Begins" era una muy loable introducción de los orígenes del personaje de la factoría DC Cómics y nos sirvió en bandeja su segunda entrega, una obra maestra sin paliativos del género. "El caballero oscuro" es un film monumental, con un malo extraordinario interpretado por un actor en estado de gracia, Heath Ledger, que ganó un Oscar póstumo al mejor secundario, cuando en justicia debió haberlo obtenido como mejor actor. El planteamiento del segundo trabajo firmado por Nolan es la construcción del héroe dual, representado por dos personajes con fines comunes y procedimientos divergentes. Uno de ellos es Batman, que ejerce sus métodos contundentes por medio de la puesta en escena, de la teatralidad de la que hablaba su mentor Ra's al Ghul, y cuyo único fin es impartir justicia inyectando el miedo de las sombras en las que habitualmente combate. El otro, nuestro caballero blanco, es  el Fiscal del Distrito Harvey Dent, cuya intención es limpiar las calles de Gotham aplicando la ley y eliminando la corrupción. Pero ambos personajes se cruzara en el camino de un pérfico y enloquecido Joker, el señor del caos y la anarquía. Su plan maestro es destruir la intachable condición del hombre íntegro que representa Harvey Dent. A un personaje como el interpretado por Ledger no le interesa el poder y el dinero, solo pretende arrastrar con su locura a los demás, sean estos señores del crimen o representantes de la ley. Como él mismo dice, su única motivación se podría equiparar a la que siente un perro cuando persigue a un coche.


"El caballero oscuro" destila honestidad y escapa de compromisos comerciales que puedan hipotecar la historia que quiere contar. Así nos ofrece un final poco común en el cine comercial. La chica muere y el fiscal Dent, deformado, se torna malvado e imparte justicia de forma contundente, aplicando la pena de muerte con el azar de la suerte que le otorga su nuevo álter ego, Harvey Dos Caras. Todo este giro argumental obliga a los protagonistas, Batman y el jefe de policía Gordon, a perpetrar una mentira. Mentira que servirá para forjar los cimientos de la tercera entrega, cuyo comienzo es un claro referente de esa patraña urdida para evitar manchar el nombre de un hombre honesto como era Dent, e impedir que el plan siniestro de Joker triunfara. La película comienza con una brisa pesimista de remordimentos, con la pesada losa que representa la mentira, aunque sirviera para combatir el crimen, teniendo el alto precio de difamar a un héroe como Batman. En Gotham se respira una calma aparente fundamentada en la ley que ha puesto a la mayoría de los delincuentes a buen recaudo. Esa especie de velo blanco hace que Bruce Wayne lleve desaparecido de escena unos cuantos años, inspirándose en una especie de Howard Hughes aislado y ciertamente antisocial. Pero es solo un mecanismo dormido que despertará de su sueño ante la irrupción de un villano como Bane, que, a diferencia de Joker, si tiene un plan escrupulosamente urdido y recubierto de una masa muscular de cierta consideración. Es el momento del regreso del Señor de la Noche y de que las mentiras se derrumben. 


Hay en "En el caballero oscuro: La leyenda renace", una destrucción del mito de Batman y un nuevo resurgir, que transcurre en ese pozo infernal que representa el viaje iniciático hacia un nuevo concepto de héroe. Además la sociedad civil, representada por las fuerzas policiales, toma conciencia de su responsabilidad y lucha codo con codo junto a Batman, en una escena memorable que pasará a los anales de la historia del cine. Algunos, a los que se le ha ido de la mano su concepto de hiperrealidad de la propuesta de Nolan, encuentran fallos en ciertos momentos de pura épica. He leído que no se entiende como Batman se entretiene, en una lucha contra el crono, en dibujar la gigantesca figura del murciélago en llamas sobre el puente. Olvidamos que el lenguaje cinematográfico se sirve de esas licencias y la escena en concreto es impactante, en cuanto simboliza un regreso y un atisbo de esperanza. No se puede prescindir de ella por ese supuesto contacto con una realidad que poco tiene que ver con el mito fantástico.


Entiendo que la polémica se haya arraigado, sobre todo, entre los que creían que Nolan sería capaz de firmar nuevamente una obra de la envergadura de su segunda entrega. No son pocos los que se han cebado en ella, mostrando su disconformidad por no llegar al nivel esperado. Pero es un error monumental menospreciar esta última propuesta, pues el desafío era ciertamente complicado. "El caballero oscuro" era abrumadora desde el primer plano hasta el último, no deja un momento de respiro y, en ese sentido, la tercera parte de la trilogía tarda algo más en arrancar, aunque, cuando llega el momento, sabe arrastrarte y noquearte ante las escenas que ofrece. Todos luchamos, de una forma u otra, en esa escena callejera de lucha cuerpo a cuerpo. Que Bane no tenga el carisma de Joker es evidente. Primero, porque la máscara no permite demasiado lucimiento facial y segundo, porque Ledger interpretó su papel de forma magistral, como si supiera que su vida llegaba a su fin y lo diera todo de sí mismo. En lo que comparto las críticas es en ese final, con apariencia de añadido. Un "happy end" aparente, pues solamente se desvela a uno de sus protagonista, un impresionante Michael Caine que borda su papel. Una  recompensa a un actor irrepetible y de carácter. Puede que la trilogía filmada por Nolan tenga sus altibajos, pero representa una parte incuestionable de la mitología de los superhéroes, un punto de vista a tener en cuenta y una referencia en la que, no cabe duda,  futuros directores del género tendrán como guía fundamental.

lunes, 23 de julio de 2012

SPIDERMAN VS THE AMAZING SPIDERMAN

Un sentimiento contradictorio me posee tras el visionado de esta nueva entrega de Spiderman. No tengo demasiado claro si es superior a la primera propuesta de San Raimi, aunque si me queda la sensación de que será muy complicado que alguien, algún día, nos ofrezca una versión del superhéroe fiel al personaje creado por Stan Lee y  Steve Ditko. Naturalmente esta desazón es propia de quien se ha empapado mucho del cómic, sobre todo en sus primeros años, en los que se afianzó de forma consistente nuestro particular Trepamuros. Los alejados del cómic no experimentarán esa sensación y les traerá al pairo que Spiderman sea de una manera u otra.


Lo que obviamente resalta a primera vista es la sustitución de los protagonistas. Creo que el cambio es ligeramente más acorde con los personajes. El problema de Tobey Maguire es que no mostró casi ninguna evolución durante las tres entregas que protagonizó. Era, ciertamente, un lelo cuando empezó y terminó de la misma manera. No es que sea un mal actor y en esa magistral segunda entrega aportó al personaje una profundidad dramática bien elaborada,  que reflejaba a la perfección la identidad atormentada de un tipo al que las cosas siempre parecen irle en contradirección. Es una aproximación al cómic condensada en 127 minutos que Raimi traicionó en la tercer parte, unos fuegos de artificio en ocasiones delirantes. Andrew Garfield no tiene esa apariencia de pardillo y, en el fondo, creo que no es una cuestión que entre en relación con la interpretación de turno. Simplemente Maguire tiene esa apariencia, independientemente del papel que haga, y Garfield no la tiene. Éste último si parece interpretar ese rol y, en lineas generales, parece más próximo a Peter Parker. Además tiene la ventaja sobre Maguire, de que en próximas entregas puede experimentar una evolución liberadora del peso de esa candidez que, a la larga, podría ser significativamente molesta. Respecto a Kirsten Dunst hay que decir que, con el paso del tiempo, su actuación fue cada vez más una pesada carga, tanto como su personaje, absolutamente deprimente, muy alejado por cierto de la verdadera Mary Jane Watson original, toda una suerte de chica explosiva, muy divertida y atractiva. Pero el problema principal de Kirsten Dunst fue que su expresión era cada vez más insoportable, y es que esa cara de fumada depresiva era un lastre para el personaje principal más que un apoyo indispensable. Emma Stone, sin bordar su papel, si aparenta una naturalidad que se agradece. 


En cuanto a los secundarios, el tio Ben me parece que en ambas adaptaciones está bien representado. Tanto Cliff Robertson como Martin Shenn cumple a la perfección con su cometido, y aunque a éste último puede que le falte algo de más profundidad, el hecho de ser un gran actor le ayuda automáticamente a realizar un trabajo más que aceptable. Es menos profundo y algo más cercano. Tía May, sin embargo, mantiene una clara diferencia entre una propuesta y otra. Rosemary Harris realizó una magnifica recreación de la tía de Peter Parker, pareciéndose más al personaje original que una Sally Field cuya virtud consiste en haber dejado su expresión en piloto automático, pues siempre es la misma. Eso teniendo en cuenta que, en mi opinión, el personaje de Tía May siempre fue un lastre para nuestro superhéroe. De hecho, en Marvel no faltaba quien la calificara directamente de vieja bruja y más de uno se frotaba las manos cada vez que se hablaba de su muerte. Hay algún ausente en esta nueva entrega respecto a la del 2002. No aparecen Harry Osborn, Norman Osborn o J.J.Jameson y lógicamente tampoco el escenario más que interesante de la editorial del periódico Daily Bugle. Hablando de este último personaje, muy logrado por físico por J.K. Simmons, es cierto que es un tipo cascarrabias hasta la hilaridad, pero también tiene un lado oscuro que las adaptaciones cinematográficas no han sabido dibujar con toda su plenitud.

En lo que coinciden algo las dos películas es en el tratamiento del villano de turno. Los dos son fallidos en cuanto a su concepto y desarrollo. El aspecto del duende verde fue un error de consideración. No le permitía a su interprete, Willem Dafoe, mostrar su expresividad y eso es imperdonable, aparte de que el actor no estuvo tampoco demasiado brillante. En cuanto al lagarto, tampoco me parece un diseño demasiado logrado, alejándose del que perpetró en su día Marvel. Un concepto erróneo ha sido dotarle de un tamaño exagerado que desequilibra la balanza en cuanto a fuerzas, echando en falta también algo de carácter en su tratamiento.


Una polémica ciertamente interesante fue el cambio de la indumentaria de Spiderman. Es cierto que el traje de los films de Raimi era algo más normalizado y que la propuesta del 2012 es algo más arriesgada, pero, en el fondo, al cabo de unos minutos uno termina por acostumbrarse y no es algo que pese demasiado tanto en un sentido negativo como positivo. Algo similar sucede con los famosos lanzarredes, que me parece algo intrascendente. Si que espero que alguien dote al nuestro vecino arácnido de algo más de musculatura, similar a la que en su día le dotó con acierto uno de sus mejores ilustradores, John Romita. Una de las virtudes que más atrae de Spiderman como superhéroe es su capacidad de transformar su personalidad. Peter Parker es un tipo taciturno, que maldice siempre su falta de fortuna. En cambio, en su lucha contra sus enemigos, transfigurado en su alter ego heroico, se convierte en un auténtico showman, con chistes continuos que, entre otras cosas, utiliza para desquiciar a sus oponentes. Ese aspecto si se empieza a esbozar en esta entrega del 2012 y se mantuvo absolutamente ausente en las versiones anteriores de Raimi. Un error en el que insiste en caer uno y otro director es desenmascarar a Spiderman en cuanto tienen la mínima oportunidad. Es una manía que empieza a molestar, entre otras cosas, porque uno de los pilares básicos del carácter de nuestro particular héroe es evitar a toda costa mostrar su rostro. Es una obsesión  que en el cómic es constante, por lo que no se entiende porque se insiste una y otra vez en realizar semejante dislate. Algo incomprensible en el film de Marc Webb es la confesión que Peter Parker le hace a Gwen Stacy desvelando su identidad secreta. En el cómic esa ignorada realidad daba mucho juego entre ambos personajes.


"Él reconoce a un héroe cuando lo ve. Hay muy pocos personajes volando como él. Salvando a viejas como yo. Y Dios sabe que los niños como Henry necesitan un héroe. Gente valiente, sacrificada, poniendo el ejemplo para todos nosotros. A todos les encantan los héroes. La gente hace cola para verlos. Los anima. Grita sus nombres. Y años después cuentan como se quedaron parados horas en la lluvia sólo para ver al que les enseñó a aguantar un segundo más.Yo creo que todos tenemos un héroe dentro, que nos mantiene honestos, nos da fuerza, nos hace nobles, y finalmente nos permite morir con orgullo. Aunque a veces tenemos que mantenernos firmes y renunciar a lo que más queremos. Hasta a nuestros sueños."
Este diálogo transcurre entre Tia May y Peter Parker en "Spiderman 2" y es uno de los momentos más emotivos de toda la trilogía dirigida por Sam Raimi. Es un discurso más que efectivo y una reflexión oportuna sobre la condición de héroe, pero además indica que ella, bajo su capa de ingenuidad, le da a entender además que sabe quien se oculta bajo la máscara de Spiderman y Peter comprende no solo el mensaje, sino la desvelada intención de una verdad que siempre ha querido ocultar. La elección de ese momento viene a cuento porque en "The Amazing Spiderman" existe una escena que también ha conseguido emocionarme. Cuando salva al niño del puente y se lo entrega a su padre, éste le pregunta quién es y el responde, por primera vez, con el nombre con el que se le identificará a partir de entonces: "Soy Spiderman". Hasta ese momento nadie había usado tan insigne nombre para denominar al nuevo fenómeno que les intrigaba. SIN NECESIDAD DE QUITARSE LA MASCARA y con un leve movimiento de cabeza, el nuevo héroe, comprende realmente su condición y que, a partir de ese instante, ya no es solo alguien que busque una venganza personal.


Ambas propuestas tienen aspectos positivos y otros que no lo son tanto. Pero, la ventaja principal del film de Marc Webb es que aún puede ofrecernos algo más en sus próximas entregas, algo que San Raimi se dejó en el camino y que puede ser un punto de partida.



sábado, 3 de marzo de 2012

SUPERHEROES Y VILLANOS DE LA TERCERA EDAD

En el universo de los superhéroes y villanos el tiempo parece que pasa más despacio, su cadencia y transcurrir es inverso al impulso vital que les sostiene, que les hace luchar, una y otra vez, con sus respectivos enemigos y contra las adversidades de sus vidas. Su juventud es casi eterna, aunque Frank Miller nos mostrara otra cosa distinta con Batman en el legendario cómic "El regreso del Caballero Oscuro" o Kaare Andrews con Spiderman en "Reino". Son dos ejemplos de como afecta el paso de los años en los héroes de malla y capa, y en todos ellos hay un sentido trágico de los acontecimientos. El dibujante italiano Donald Soffritti nos ha regalado una estupenda galería de tan míticos personajes, utilizando el sentido del humor. Entre hilarantes y entrañables, es interesante contemplar, entre otros, a un Thor sin afeitar y barriga cervecera, una Catwoman decadente que se disputa una bolsa de restos de comida con un ratón, una Wonder Woman que parece una cabaretara entrada en años y en carnes, o un Capitán América que devora con resignación una hamburguesa. Parece que al que le ha ido mejor es a Iron Man.











sábado, 28 de enero de 2012

LO QUE RAIMI NO SE ATREVIO A RODAR


Hay momentos en la historia de los superhéroes en los que su poder es inútil, en el que pierden una batalla que marcará sus vidas. Spiderman lo sufrió en sus propias carnes, en su enfrentamiento decisivo, el que lo llevaría al sufrimiento extremo, no pudo evitar la muerte de su amada Gwen a manos del Duende verde. En un cómic legendario, allá por los años 70, nuestro protagonista regresaba de un viaje a Canadá, donde se había enfrentado al mismísimo Hulk, encontrando a su amigo de siempre, Harry Osborn hundido en los infiernos de la droga y con su novia Gwen secuestrada por el padre de éste, Norman Osborn, o más bien por su álter ego, el Duende Verde. Peter Parker, transformado en Spiderman, inicia una desesperada búsqueda que le llevará al puente de Brooklyn en donde no podrá evitar la mortal caída de Gwen. Después, en una venganza legendaria dará buena cuenta del Duende que morirá atravesado por su planeador. Fueron una páginas plenas de intensidad en donde Spiderman observa como su mundo se desmorona sin poder evitarlo. A partir de ese momento siempre llevará ese día como fiel testimonio del fracaso, como el eterno retorno al lugar de los acontecimientos, en el que se cuestionará sus actos. El personaje siempre había sido la percha de los palos de los acontecimientos. Si un dólar en el bolsillo, con una tía siempre enferma, vilipendiado por las editoriales del Daily Bugle del editor J.Jonah Jameson y perseguido por la policía como un vulgar criminal, su vida siempre andaba haciendo equilibrios. Aquella famosa frase de "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad" le había pesado como una losa y lejos de ser un superhéroe al uso, le llevaría de forma inequívoca a que, en muchas ocasiones, Peter Parker responsabilizara a Spiderman de su mala suerte. En su representación gráfica más acorde con esos sentimientos, quedará para siempre aquella viñeta de un disfraz en la basura mientras un apesadumbrado Parker camina bajo la lluvia.
La historia lo tenía todo para resultar atractiva de cara a una adaptación cinematográfica. En la primera entrega de Sam Raimi parecía vislumbrarse un acercamiento a la misma. El inconveniente era, a todas luces, ofrecer a las primeras de cambio un argumento tan contundente como este, pero, el hecho de situar la historia en el mismo contexto, era una declaración de intenciones, que no era otra que desperdiciar una trama argumental de primera magnitud. Raimi comenzó por eliminar de raíz al personaje de Gwen Stacy y sustituirlo por una Mary Jane que en el cómic aparecería después. Curiosamente hay un intercambio de personalidades, pues la Mary Jane que nos ofrece esa primera adaptación cinematográfica tiene más rasgos de la personalidad de Gwen que de la suya propia. No obstante, sitúa la historia en el mismo escenario, en el puente de Brooklyn, aunque el desenlace no fue ni de lejos el mismo. Aquí el superhéroe salva a la dama en apuros y aunque el villano si muere, ninguna de las consecuencias será tan determinante como en el cómic original. Esta historia debió ser adaptada en una segunda entrega, con los personajes ya asentados y sin necesidad de presentación y, por supuesto, con total fidelidad a los acontecimientos de aquel cómic mítico. Algo así como hizo Christopher Nolan en la segunda parte de Batman, "El caballero oscuro", en las que nos dejó una obra maestra quizás insuperable. Esa carga de profundidad era fundamental para refundar, con todos los honores, un superhéroe que había sido maltratado con saña por Joel Schumacher. Teniendo en cuenta que, después de todo, Raimi no lo hizo tan mal en sus dos primeras entregas, sobre todo en la segunda, y eso a pesar de su obsesión por desenmascarar a las primeras de cambio al personaje, algo realmente imperdonable para los aficionados del Trepamuros. Se quedó a medio camino en lo que debió de ser algo más meritorio para un director más que capacitado para ello. Se nos debe aún una adaptación de Spiderman que nos deje clavados en la butaca, que le haga, en definitiva, justicia al personaje. Y tengo mis serias dudas que el proyecto que se nos avecina en el 2012 cumpla con esas expectativas.