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11 septiembre 2024

RECUERDOS DE MI NIÑEZ

 




Recuerdo que mi calle

tenía otro nombre rotulado

y sobrevenido

que nadie pronunciaba,

pero le llamábamos de la Fuente

y ahora es nombre propio.


Era muy empinada

y el suelo era de piedras.


En mi infancia las piedras

estaban muy a mano,

de ahí esta jura

como segunda coronilla.


Las fachadas eran de piedra y barro,

pero muy gruesas

y enjalbegadas de un blancor impoluto,

donde el tesón de las madres

daba el do de pecho.


Las puertas eran un artificio,

siempre abiertas y,

por las noches,

las sillas se sacaban a la calle

en amena asamblea abierta.


En un tiempo de escasez,

mi calle olía a pan

y era encuentro recreativo

donde se jugaba infinitamente.


Habían pocas cosas que guardar,

de ahí lo de las puertas sin oficio,

pero la felicidad corría calle abajo

como corría el agua

los días de lluvia por entre los guijarros.

26 junio 2024

Y ALLÁ, LA MAR

 



Quedaba muy lejos,

pero desde mi ventana

se veía la mar.

Hasta se veía la silueta

cuando cruzaba un gran barco.

Era un mirar al que había que ponerle

dosis de imaginación.

Desde mi cuarto no se olía,

tampoco se apreciaban las olas

ni el faenar fatigoso de los marengos,

ni en remate de tanto esfuerzo

en una subasta.

Sigo sin entender

la mediación del agotador trabajo

rematado en una subasta.

La mar, desde mi ventana,

era una acuarela,

una infinita masa añil,

a veces turquesa,

un azul movible, según los días,

que no lograba fijar

con los lápices Alpino en el cuaderno.

Tampoco se veía la playa,

quizás por eso,

era feliz bañándome en el río.

La mar, desde mi ventana,

era algo tan lejano e ilusionante

como hoy día lo es

pensar en mi infancia,

volver a ser niño.


03 junio 2024

TOPAO D’ÉL

 



Una cabezada y la plaza

es el mismo hervidero de ayer,

de mi remoto ayer.

        ¡Topao d’él!

El reloj de la iglesia

lleva en cuenta el paso del tiempo

y lo certifica con campanadas dobles.

        ¡Topao d’él!

Dos palmeras hacen guardia,

siempre enhiestas,

y dan cobijo a numerosos trinos

al alba y al atardecer.

        ¡Topao d’él!

Un desfile de cántaros y cubos

se aprovisionan en los Chorros

y regresan con la parsimonia de la carga.

        ¡Topao d’él!

Niños y niñas. Dos ámbitos

cercanos que no se mezclan

y el cancionero tradicional

mientras ellas saltan a la comba.

        ¡Topao d’él!

La pescadería es ausencia y cierre,

también de moscas,

pero en la nariz se certifica

el bulle bulle de cada mañana.

        ¡Topao d’él!

Cae la tarde. En breve,

muy escasas bombillas mortecinas

certificarán que acaba el día,

límite para dejar los juegos

y volver a casa. Cae la tarde.

        ¡Topao d’él!

17 mayo 2024

PATRAÑAS



Era, quizás algo más que un niño

cuando traté de trasplantar el mar

con la ayuda de un cubo

y un rastrillo de juguete.

Antes lo había intentado con las manos,

pero se escabullía el agua,

la sal, el yodo… Hasta los restos de algas

se me hacían líquido por entre los dedos.

Todo en fuga. Una evasiva en tránsito.


Alguna ocurrencia similar

también intenté con los sueños,

pero el resultado fue otro disparate

de dimensiones similares,

como cuando quise exprimir una nube

para saciar la sed del momento.


De niño experimentaba cosas

que acabaron siendo absurdas.

Ahora… Ahora sigo sin saber

otra multitud de cosas. ¡Qué triste,

es muchísimo lo que ignoro!


Últimamente estoy tratando

de estudiar la metafísica

de los bulos puestos en moda,

y en verdad ando bastante perdido.

Seguramente que, como con las armas,

alguien estará sacando beneficio de ello,

pero esa titularidad solo la conocen

las entidades financieras y lo ocultan

con sumo y sigiloso afán.

14 mayo 2024

EL NIÑO

 



Tú que eres el candor

y la belleza plena,

la inocencia en grado superlativo.

Tú que bebes como quién juega

y juegas con el jugo de los besos maternos.

Tú que sigues el curso

de las cucamonas sin malicia

y te reflejas a plenitud

en una mirada limpia.

Tú que eres la perfección

en tamaño reducido

y no conoces la perfidia.

Tú que todavía, un copo de nieve

ardiente e inmaculado,

eres la esencia que ya conjugas

presente y futuro.

Tú que eres la esperanza

de la generación futura,

aprende de mis errores

y mantente por siempre potable

en el cauce del arroyo que vives,

sin pensar a qué mares irán tus aguas.

09 mayo 2024

EL RÍO

 


 

Manso. A veces mínimo, otras sobresaltado,

pero entrañable en todo momento,

como destilado de las entrañas del más allá,

saltando peñas y esquivando recodos.

En ocasiones brioso y juvenil

y siempre espejo del granado y el limonero,

porteador de sus hojas macilentas.

Burbujeaste en los trancos

y apacible cuando se duerme

entre brinco y brinco para luego sestear.

Un nuevo impulso, un empellón irrefrenable

y una mirada con antojo de nueva aventura

antes de caer al precipicio tras el puente.

Allí los viejos lunes de blanquear sábanas,

allí las ilusiones de alta mar,

las aventuras de corsarios y conquistadores,

los sueños embarcados en lo imposible.

En la distancia, la fascinación y el recuerdo,

las andanzas ancladas en cada recoveco

de la imaginación infantil,

y el verano con su escasa corriente,

entorchando soñados veneros

con los que alimentarlo opulentamente,

rebuscando por entre las adelfas

y las piedras desnudas.

02 mayo 2024

LUGAR DE ORIGEN

 




Una luz cenital como médula

y se abrieron mis ojos a la vida

en el reino autóctono de mi verdad.

El maestro hablaba de otras geografías,

pero allí teníamos ejemplos de casi todo,

si bien los conceptos no se adaptaban

a las dimensiones que podíamos palpar.

Vivir a la falda de la Sierra Blanca

proyectaba en mis expectativas

el reto de escalar para ver el más allá

o descender hacia el infinito azul

que se divisaba al fondo del panorama.

Un mundo agrícola, una vida de esfuerzo

como horizonte gestado hacia futuro.

En las pituitarias se acentuaban

los aromas gestados en las trébedes

y los acentuados por la naturaleza:

el azahar con su ácido de cítrico,

la hierbabuena escalando al puchero,

el sabor agraz de las uvas prematuras

colmadas de impaciencia en la boca,

o la calda ardiendo en las entrañas

y anunciando el pan de cada día.

En la almazara era más persistente

el olor del alpechín que el oro verde

ungiendo el hambre desde la base.

Autosuficiencia. Conformidad. Aceptación

a todo aquello alcanzable o visiones

que alimentaba el cine haciendo soñar.

El futuro era una página ya garabateada

desde la misma sima de la infancia.

22 abril 2024

EL NIÑO

 



Tú que eres el candor

y la belleza plena,

la inocencia en grado superlativo.

Tú que bebes como quién juega

y juegas con el jugo de los besos maternos.

Tú que sigues el curso

de las cucamonas sin malicia

y te reflejas a plenitud

en una mirada limpia.

Tú que eres la perfección

en tamaño reducido

y no conoces la perfidia.

Tú que todavía, un copo de nieve

ardiente e inmaculado,

eres la esencia que ya conjugas

presente y futuro.

Tú que eres la esperanza

de la generación futura,

aprende de mis errores

y mantente por siempre potable

en el cauce del arroyo que vives,

sin pensar a qué mares irán tus aguas.

10 diciembre 2022

SOBRE LOS CRISTALES



 

Cuando dijo mi nombre,

salté todos los charcos de la tierra.

ANABEL CARIDE

 


Sobre los cristales,

un leve repiqueteo, una llamada,

el eco de mi nombre en la ventana

pronunciando algarabía y fiesta;

un ensayo de lluvia

que seguramente no saciará la sed

y dejará descontentos a todos,

pero una esperanza sin envoltorio

que llega acariciando el deseo callado.

 

Han pasado los años, muchos años,

pero entre mis recuerdos pululan

aquellos lejanos días de lluvia,

de corretear la calle bajo las canales

y chapotear los charcos con el ímpetu

de un perito en aventuras

o intrépido grumete de tierra adentro.

 

Sobre los cristales,

un leve repiqueteo, una llamada,

a la que ahora respondo

con cierta agitación de los recuerdos

y un alma infantil azotada de años

que se goza, una vez más, en la memoria.

 

 

 

18 septiembre 2022

EN ESTE LUGAR

 




En este lugar, en esta calle,

en esta precisa casa

donde vi la luz primera;

mi hogar, la familia, la educación,

los referentes, el espejo,

los cimientos y el ejemplo

para entender la vida

y comenzar a conjugar el verbo amar.

 

La entrega al otro,

el compromiso y el aprendizaje:

sin esfuerzo ni sacrificios,

los sueños son castillos de naipes

que se desmoronan gravitando,

mientras que el trabajo es la forja

sobre la que construir la vida.

 

Nada se consigue para siempre,

sino que se gana, con tesón,

en el día a día.

17 agosto 2022

UN TIEMPO LEJANO



Hubo un tiempo lejano

en que el alumbrado público

era el toque de queda.

No tenía reloj,

pero la vida giraba

en torno a la luz solar,

con la precisión irregular

de cuarto de hora arriba o abajo.

La vida era muy simple:

la ropa de diario

y la de los domingos;

el día traía sus agotadores afanes

y la noche el consuelo

de los ensueños.

Desde el patio,

el abuelo leía los astros

y las estrellas,

y se detenía en los borrones

ocasionales de las nubes

y los vericuetos por donde silbaba el viento.

La fragancia de la dama de noche

era el acento en la oscuridad

y la promesa de un nuevo amanecer.

La cena, inflexiblemente,

el divisor que corría el visillo

ente el hoy y el mañana…

La vida era lenta, muy lenta,

pero avanzaba inexorablemente.

01 julio 2022

SOBREMESA MUSICAL

 

Se asemejaba,

pero no era música.

Era de otro escalafón

y otra cadencia,

entre balbuceos y repeticiones

como borrones fortuitos

en la partitura virginal.

 

Cuatro y media de la tarde,

hora del sopor;

la digestión invitando al descanso

y la precoz del tercero derecha

porfiando con el teclado

tratando de reproducir

una melodía no identificada,

de momento.

 

A pesar de todo,

afirmo que la música

es belleza virginal en otras manos

y, en estas, inoportuna,

machacona y tortuosa.

 

Cuando el prodigio se ausenta

o como en este caso

está en proceso de maduración,

rechina en los dientes como fruta inmadura.

 

19 octubre 2021

UN CESTILLO VERDE



 

Un cestillo verde,

una hoja de higuera,

fruncido en su irregular dentado

con armoniosos pliegues,

para acabar en cóncavo recipiente

de selectas moras.

 

¡Oh infancia rural

de ociosas tardes de verano,

de baños de alberca

y frutos de temporada!

 

En la canasta de la memoria,

como adormecida

en el trastero de los viejos recuerdos,

como luz inextinguible

que tintinea en la memoria:

el sabor, la aventura, el saber…

 

Hace falta tener muchos años

para ser joven.

07 octubre 2021

AQUÍ Y ALLÍ



 

Con frecuencia estamos aquí,

pero pensando en allí

y acabamos por no estar

ni aquí ni allí.

 

Me gustaría volver a la infancia,

despojarme de tantas adherencias

y volver a instalarme en la inocencia,

en ese estado primigenio

capitaneado por la ingenuidad,

esa tabla rasa que tanto nos asemeja

al puro instinto animal.

 

En la lejana infancia de mi Ojén natal,

el agua era un manar incesante.

En Los Chorros,

un caudal sin fin

del que se abastecían todos los hogares

con cántaros, botijos y cubos.

 

Llegó el progreso

y llegaron a las casas

la instalación de agua tratada

y sin esfuerzo. Fue entonces

cuando perdió valor

como por la sagacidad

se pierde la inocencia.

Y se nos olvidó dar gracias al grifo,

y nos instalamos en el derroche,

y perdimos conciencia

del origen y el esfuerzo

como medios para alcanzar lo primario.

 

Aquí y allí,

la relatividad del reflejo del agua,

la estampa revirada que nos devuelve

el espejo.

 

 

16 junio 2021

DULCE ALGARABÍA


El campo se agosta,

mas bajo la parra

es brisa suave,

racimo que aguarda.

 

La vid macilenta,

pámpanos grisáceos,

rosados y verdes,

pero los racimos,

vendimia de envidia.

 

Una canastilla

de hojas de higuera

y en el cuenco verde

prisión de primores.

 

Dulce algarabía,

un baño en la alberca,

moras de las zarzas

y en rama vencida

la granada abierta.

 

Gozo de zagales

que el campo pasean

y el campo les brinda

ocio y la merienda.

15 junio 2021

EN EL FONDO DEL MAR

 


Había en el fondo del mar,

anclada al pecho de una madre

y al de un pueblo,

una bolsa de desesperanza

que ya había dejado de latir.

 

Lo frecuente es que los fondos marinos

oculten tesoros y reliquias insospechadas

o alguna cuaderna de un viejo naufragio,

pero un corazón de coral,

una sirenita dormida

solo llega por la rabiosa baba de celos

de un ególatra soberbio

que solo se ama a sí mismo

y desprecia a su propia sangre.

 

Nos quedamos sin tan siquiera

un fragmento de esperanza,

un hilo con el que trenzar

la arboladura de un feliz segundo hallazgo.

 

El desamor, a veces,

toma por la trocha de lo inverosímil

y nunca llega a puerto

sino que embarranca

en lo más negro y fétido

de la podredumbre humana.

 

Hay otra gema, otro coral, otra piedra preciosa

de la misma estirpe, cuyo rumbo

siniestro y desconocido,

aún no ha sido presencia descorazonada;

pero ya hemos padecido

un ácido desconchón en el alma.

30 mayo 2021

RESIGNACIÓN



En la casa de mi infancia, la escalera,

como las del noventa por ciento

de las calles del pueblo,

era un ensayo de ascensión

a los cielos.

 

Entre muros del grosor de aquel tiempo,

una pendiente tan pronunciada

que parecía una rampa vertical

sensiblemente echada,

cuyos escalones ─losas rojas y blancas─

una especie de prueba atlética

desigual para cada uno de nosotros.

 

Entonces era un niño y recuerdo

subir y bajar a la velocidad de la infancia

y cómo la mesura de mi madre

tomaba cada tranco con otro sosiego.

 

Avanzado el tiempo

y pronunciadas las fragilidades,

ella evitaba hacer vida fuera del bajo

y acabó renunciando a las alturas,

aunque sin mostrar la menor amargura.

 

Ahora siento sobre mis miembros

esa misma fragilidad de mi madre

y tampoco podría subir aquella escalera,

y también lo inevitable con materna resignación,

satisfecho de haber llegado hasta aquí.