Los científicos se empeñan
en decir,
─como ya hiciera Cristóbal
Colón─
que la tierra es redonda;
─achatada por los polos es
el matiz─
pero las tierras que conozco
y las pocas por las que he
viajado,
en nada se parece a una
pelota,
ni siquiera de trapo.
Otros afirman que la tierra
es plana,
y me pregunto: ¿Habrán
estado
en alguna ocasión en Ojén o
Grazalema,
en la Alpujarra o en Cuenca
mismamente,
por no decir Segovia,
Montserrat o Covadonga?
¿Qué saben los unos y los
otros
de riscos, valles y
acantilados,
de atolones, arrecifes,
dunas y estuarios?
¿Acaso de cordilleras,
cerros y lomas?
La tierra es esto que pateo
y palpo:
a veces revestida de césped
y otras empedrada o asfaltada,
con sus cuestas y sus
declives,
y no me dejo convencer ni
por unos ni por otros.