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divendres, 12 de febrer del 2016

El cazador de la oscuridad, de Donato Carrisi




Título: El cazador de la oscuridad
Autor: Donato Carrisi
Editorial: Duomo
ISBN 9788416261871
Nº de páginas: 480 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Lengua: CASTELLANO
Si queréis echarle un vistazo, clicad aquí  


SINOPSIS (extraída de Casa del Libro)

Marcus es sacerdote y tiene un don: detecta el mal que anida en las personas. Sandra es fotógrafa de la policía. Y también tiene un don: puede hacer visible lo invisible. Ahora ambos han unido sus talentos para atrapar a un asesino abominable: alguien que sólo escoge como víctimas a parejas jóvenes. La investigación de los crímenes les lleva al Vaticano, al archivo donde se atesoran los mayores crímenes de la humanidad. Un inventario del mal absoluto. Un lugar siniestro donde todo es oscuridad. Con un ritmo vertiginoso, Carrisi teje una historia en la que el lector libra la misma lucha que Marcus y se enfrenta a los mismos enigmas que intenta descifrar Sandra, sintiendo las mismas esperanzas y el mismo miedo hasta la última línea.


MI OPINIÓN

He tenido la suerte de atesorar este libro en mis manos antes de que saliera publicado oficialmente en España, y todo gracias a mi querida Laky del blog “Libros que hay que leer”, a Duomo Editorial y al sorteo que gané. Fue muy emocionante recibir el ejemplar y empezar a leerlo sabiendo que era una de las pocas afortunadas que podía disfrutar de él antes del día “x”. :D Además, me lo he pasado en grande comentando mis impresiones de la lectura con el resto de participantes de la Conjunta. ¡Un placer!


El cazador de la oscuridad es la segunda parte de El tribunal de las almas y, asimismo, la segunda novela de una pentalogía que protagoniza el padre Marcus, un sacerdote penitenciario cuya misión es encontrar el mal. Marcus es un personaje sin memoria, ya que no recuerda absolutamente nada de su pasado después de despertar de un coma en un hospital de Praga. El padre Clemente, otro penitenciario, es su único confidente y el que le indica cada una de las misiones que tiene que llevar a cabo. (En este punto me gustaría remarcar que yo no he leído la novela anterior y no me ha hecho ninguna falta para seguir esta lectura y disfrutarla ya que el autor va introduciendo “flashbacks” paulatinos del pasado del sacerdote justo después del accidente). Marcus tiene un don: es capaz de detectar las anomalías de la vida diaria, y esto es fundamental porque en las anomalías se encuentra el mal. Su tarea es encontrar dicho mal en nombre y por cuenta de la Iglesia. (pág. 84)


Sabemos que Marcus tiene una relación especial con Sandra, policía y fotógrafa forense, quien perdió a su marido hace unos años y que, sin pretenderlo, también se ve envuelta en medio de la investigación. La colaboración de ambos personajes será fundamental para deducir los pasos que deben dar hacia el asesino en serie que aterroriza a las parejas en Roma, hacia el monstruo (como lo llaman ellos).


El cazador de la oscuridad está dividido en un prólogo, cuatro partes que a su vez se segmentan en capítulos cortos, un epílogo y una “conversación” final con el autor. Mi parte del libro favorita, sin ninguna duda, es “La niña de luz”, donde se nos explica la historia personal del monstruo y la buenísima resolución que le da el autor. El epílogo sirve para volver a la historia de las primeras páginas (como cerrar un círculo) y para dejar una puerta abierta a los futuros libros de la pentalogía.


En cuanto empecé a leer el libro, no pude evitar buscar información sobre la “penitenciaría apostólica” porque no sabía nada del tema y consideré que era interesante de cara a entender mejor el argumento y el trabajo del sacerdote. Esto fue lo que encontré en la Wikipedia (extracto):


La Sagrada Penitenciaría Apostólica tiene su sede en el Palacio de la Cancillería, en el Vaticano. Se encarga de los asuntos de conciencia así como de la administración de indulgencias. Sus orígenes se remontan, a finales del siglo XIII, al cardenal encargado de recibir las confesiones por el papa, es decir, aquel que trataba todos los asuntos de conciencia, tanto internos (incluso fuera de la confesión sacramental) como externos. Este cardenal, llamado a veces pœnitentiarius (penitenciario), estaba asistido por los capellanes penitenciarios, uno por cada una de las basílicas mayores de Roma. La Penitenciaría fue remodelada profundamente por Pío V en 1569, Benedicto XIV en 1744 y Pío X que redujo sus competencias al fuero interno. Las prerrogativas de la Penitenciaría actual son obra de Benedicto XV que le agregó la sección de indulgencias. Hoy en día la Penitenciaría está dirigida por un cardenal prefecto, el Penitenciario mayor, asistido por un regente, dos oficiales y un consejo de prelados. Su estructura y funciones actuales fueron reguladas por el papa Juan Pablo II a través de la constitución apostólica Pastor Bonus.


Más adelante en la lectura, concretamente en la pág. 274, es el propio padre Clemente quien le explica al sacerdote el concepto y objetivos de la Penitenciaría Apostólica. En la novela, Marcus es el último penitenciario, el último cazador de la oscuridad.


El ambiente descrito en esta obra no es la Roma romántica y soñadora que van buscando los turistas, sino la oscura, la que habita en esas siluetas sombrías que proyectan las viejas iglesias y monumentos, en los secretos inconfesables y las revelaciones escondidas en antiguas representaciones artísticas del mal... La que alberga los terribles asesinatos llevados a cabo por una mente perversa y perturbada.


Carrisi es un maestro haciendo partícipe al lector de todo este mundo macabro. Su narrativa, siempre en tercera persona con narrador omnisciente, está llena de golpes de efectos, giros imprevistos, revelaciones insospechadas y personajes siniestros que colman los deseos de suspense y sustos de la típica intriga psicológica. Os tengo que confesar que en innumerables ocasiones, mientras leía, he tenido que levantar la vista de las páginas para mirar alrededor “por si había alguien”. Tal es la sensación de miedo, impotencia, suspense e interés con que el autor dota a sus palabras.


El autor nos regala muchas leyendas relacionadas con el ámbito artístico de la ciudad eterna, pero la que sin duda me ha impactado más es la siguiente:


La iglesia de “San Marcelo in Corso” posee un polémico crucifijo con dos historias, ¿podría decirse que con dos caras de la misma moneda? Puede. La primera nos cuenta que la iglesia ardió en 1519 y lo único que se salvó del incendio fue dicho crucifijo de madera. Cuando en 1522 llegó la peste a Roma, la gente creía que esta cruz tenía algo especial y milagroso, así que quiso realizar una procesión con ella para pedirle a Dios que se llevase la enfermedad. El Papa se oponía a ello por el peligro de aumentar los contagios, pero los ciudadanos ganaron la batalla y la procesión duró 16 días y 16 noches. Nadie se contagió y la peste desapareció de la ciudad. 


La segunda historia me dejó la carne de gallina... El artista que talló el crucifijo de san Marcelo torturó hasta la muerte a un carbonero, cuyo cadáver fue hallado en el foro romano, para tener un rostro del que copiar el sufrimiento de Cristo. Sin palabras...


Hay ciertos momentos (especialmente en el último tercio de la lectura) en que el autor repite fragmentos que ya hemos leído anteriormente. ¿Para ayudarnos a recordar? Puede, pero personalmente tampoco considero que sea estrictamente necesario dada la longitud del libro (no es una novela corta, de acuerdo, pero tampoco estamos hablando de una historia de 1000 páginas). Para mí, este punto es inadecuado, incluso un poco pesado.


Otro punto que no me ha gustado demasiado es la caracterización de los personajes, con quien nunca he llegado a conectar del todo (la excepción sería el monstruo, cuyo retrato- como os he comentado antes-, me ha impactado positivamente). De todas maneras, también quisiera sacar una lanza a favor del autor porque cada vez hay más proliferación de este tipo de personajes en thrillers psicológicos y novelas policíacas, ya que esta clase de historias invita a distanciarse. Es más que probable que sea un recurso utilizado a conciencia por el propio autor. 


De todas maneras, ya sabéis que yo me quedo siempre con lo bueno, y a modo de resumen, os aseguro que estamos delante de una lectura trepidante y rápida dada la cantidad de acción que viven los protagonistas. Ya veréis que es una historia que engancha y que difícilmente podréis parar de leer hasta el final. No dejéis que os asuste el número de páginas, porque es una novela que se lee muy deprisa. 


CITAS

“”Así es Roma”, pensó fugazmente Marcus. Un lugar donde cada verdad revelada escondía a su vez un secreto. Y el conjunto estaba envuelto en leyenda.” (pág. 29)

“-A nosotros no se nos permite preguntar, a nosotros no se nos permite saber. Nosotros sólo debemos obedecer.” Clemente a Marcus (pág. 31)


¡Muchas gracias por estar siempre ahí!




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