Título: El cazador de la oscuridad
Autor: Donato Carrisi
Editorial: Duomo
ISBN 9788416261871
Nº de páginas: 480 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Lengua: CASTELLANO
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SINOPSIS (extraída de Casa del Libro)
Marcus es sacerdote y tiene un don:
detecta el mal que anida en las personas. Sandra es fotógrafa de la policía. Y también
tiene un don: puede hacer visible lo invisible. Ahora ambos han unido sus
talentos para atrapar a un asesino abominable: alguien que sólo escoge como
víctimas a parejas jóvenes. La investigación de los crímenes les lleva al
Vaticano, al archivo donde se atesoran los mayores crímenes de la humanidad. Un
inventario del mal absoluto. Un lugar siniestro donde todo es oscuridad. Con un
ritmo vertiginoso, Carrisi teje una historia en la que el lector libra la misma
lucha que Marcus y se enfrenta a los mismos enigmas que intenta descifrar
Sandra, sintiendo las mismas esperanzas y el mismo miedo hasta la última línea.
MI OPINIÓN
He tenido la suerte de atesorar este libro
en mis manos antes de que saliera publicado oficialmente en España, y todo
gracias a mi querida Laky del blog “Libros que hay que leer”,
a Duomo Editorial y al sorteo que gané. Fue muy emocionante recibir el ejemplar
y empezar a leerlo sabiendo que era una de las pocas afortunadas que podía
disfrutar de él antes del día “x”. :D Además, me lo he pasado en grande
comentando mis impresiones de la lectura con el resto de participantes de la
Conjunta. ¡Un placer!
El cazador de la oscuridad es la segunda parte de El
tribunal de las almas y, asimismo, la segunda novela de una pentalogía que
protagoniza el padre Marcus, un sacerdote penitenciario cuya misión es
encontrar el mal. Marcus es un personaje sin memoria, ya que no recuerda
absolutamente nada de su pasado después de despertar de un coma en un hospital
de Praga. El padre Clemente, otro penitenciario, es su único confidente y el
que le indica cada una de las misiones que tiene que llevar a cabo. (En este
punto me gustaría remarcar que yo no he leído la novela anterior y no me ha
hecho ninguna falta para seguir esta lectura y disfrutarla ya que el autor va
introduciendo “flashbacks” paulatinos del pasado del sacerdote justo después
del accidente). Marcus tiene un don: es capaz de detectar las anomalías de la
vida diaria, y esto es fundamental porque en las anomalías se encuentra el mal.
Su tarea es encontrar dicho mal en nombre y por cuenta de la Iglesia. (pág. 84)
Sabemos que Marcus tiene una relación especial con Sandra, policía
y fotógrafa forense, quien perdió a su marido hace unos años y que, sin
pretenderlo, también se ve envuelta en medio de la investigación. La
colaboración de ambos personajes será fundamental para deducir los pasos que
deben dar hacia el asesino en serie que aterroriza a las parejas en Roma, hacia
el monstruo (como lo llaman ellos).
El cazador de la oscuridad está dividido en un
prólogo, cuatro partes que a su vez se segmentan en capítulos cortos, un
epílogo y una “conversación” final con el autor. Mi parte del libro favorita,
sin ninguna duda, es “La niña de luz”, donde se nos explica la historia
personal del monstruo y la buenísima resolución que le da el autor. El epílogo
sirve para volver a la historia de las primeras páginas (como cerrar un
círculo) y para dejar una puerta abierta a los futuros libros de la pentalogía.
En cuanto empecé a leer el libro, no pude evitar buscar
información sobre la “penitenciaría apostólica” porque no sabía nada del tema y
consideré que era interesante de cara a entender mejor el argumento y el
trabajo del sacerdote. Esto fue lo que encontré en la Wikipedia (extracto):
La Sagrada Penitenciaría Apostólica tiene su sede en el
Palacio de la Cancillería, en el Vaticano. Se encarga de los asuntos de
conciencia así como de la administración de indulgencias. Sus orígenes se
remontan, a finales del siglo XIII, al cardenal encargado de recibir las confesiones
por el papa, es decir, aquel que trataba todos los asuntos de conciencia, tanto
internos (incluso fuera de la confesión sacramental) como externos. Este
cardenal, llamado a veces pœnitentiarius (penitenciario), estaba
asistido por los capellanes penitenciarios, uno por cada una de las basílicas
mayores de Roma. La Penitenciaría fue remodelada profundamente por Pío V en
1569, Benedicto XIV en 1744 y Pío X que redujo sus competencias al fuero
interno. Las prerrogativas de la Penitenciaría actual son obra de Benedicto XV
que le agregó la sección de indulgencias. Hoy en día la Penitenciaría está
dirigida por un cardenal prefecto, el Penitenciario mayor, asistido por un
regente, dos oficiales y un consejo de prelados. Su estructura y funciones
actuales fueron reguladas por el papa Juan Pablo II a través de la constitución
apostólica Pastor Bonus.
Más adelante en la lectura, concretamente en la pág. 274, es
el propio padre Clemente quien le explica al sacerdote el concepto y objetivos
de la Penitenciaría Apostólica. En la novela, Marcus es el último
penitenciario, el último cazador de la oscuridad.
El ambiente descrito en esta obra no es la Roma romántica y
soñadora que van buscando los turistas, sino la oscura, la que habita en esas siluetas
sombrías que proyectan las viejas iglesias y monumentos, en los secretos
inconfesables y las revelaciones escondidas en antiguas representaciones
artísticas del mal... La que alberga los terribles asesinatos llevados a cabo
por una mente perversa y perturbada.
Carrisi es un maestro haciendo partícipe al lector de todo
este mundo macabro. Su narrativa, siempre en tercera persona con narrador
omnisciente, está llena de golpes de efectos, giros imprevistos, revelaciones
insospechadas y personajes siniestros que colman los deseos de suspense y
sustos de la típica intriga psicológica. Os tengo que confesar que en innumerables
ocasiones, mientras leía, he tenido que levantar la vista de las páginas para
mirar alrededor “por si había alguien”. Tal es la sensación de miedo,
impotencia, suspense e interés con que el autor dota a sus palabras.
El autor nos regala muchas leyendas relacionadas con el
ámbito artístico de la ciudad eterna, pero la que sin duda me ha impactado más
es la siguiente:
La iglesia de “San Marcelo in Corso” posee un polémico
crucifijo con dos historias, ¿podría decirse que con dos caras de la misma
moneda? Puede. La primera nos cuenta que la iglesia ardió en 1519 y lo único
que se salvó del incendio fue dicho crucifijo de madera. Cuando en 1522 llegó
la peste a Roma, la gente creía que esta cruz tenía algo especial y milagroso,
así que quiso realizar una procesión con ella para pedirle a Dios que se
llevase la enfermedad. El Papa se oponía a ello por el peligro de aumentar los
contagios, pero los ciudadanos ganaron la batalla y la procesión duró 16 días y
16 noches. Nadie se contagió y la peste desapareció de la ciudad.
La segunda historia me dejó la carne de gallina... El artista
que talló el crucifijo de san Marcelo torturó hasta la muerte a un carbonero,
cuyo cadáver fue hallado en el foro romano, para tener un rostro del que copiar
el sufrimiento de Cristo. Sin palabras...
Hay ciertos momentos (especialmente en el último tercio de la
lectura) en que el autor repite fragmentos que ya hemos leído anteriormente.
¿Para ayudarnos a recordar? Puede, pero personalmente tampoco considero que sea
estrictamente necesario dada la longitud del libro (no es una novela corta, de
acuerdo, pero tampoco estamos hablando de una historia de 1000 páginas). Para mí,
este punto es inadecuado, incluso un poco pesado.
Otro punto que no me ha gustado demasiado es la
caracterización de los personajes, con quien nunca he llegado a conectar del
todo (la excepción sería el monstruo, cuyo retrato- como os he comentado
antes-, me ha impactado positivamente). De todas maneras, también quisiera
sacar una lanza a favor del autor porque cada vez hay más proliferación de este
tipo de personajes en thrillers psicológicos y novelas policíacas, ya que esta
clase de historias invita a distanciarse. Es más que probable que sea un
recurso utilizado a conciencia por el propio autor.
De todas maneras, ya sabéis que yo me quedo siempre con lo
bueno, y a modo de resumen, os aseguro que estamos delante de una lectura
trepidante y rápida dada la cantidad de acción que viven los protagonistas. Ya
veréis que es una historia que engancha y que difícilmente podréis parar de
leer hasta el final. No dejéis que os asuste el número de páginas, porque es
una novela que se lee muy deprisa.
CITAS
“”Así es Roma”, pensó fugazmente Marcus. Un lugar donde cada
verdad revelada escondía a su vez un secreto. Y el conjunto estaba envuelto en
leyenda.” (pág. 29)
“-A nosotros no se nos permite preguntar, a nosotros no se
nos permite saber. Nosotros sólo debemos obedecer.” Clemente a Marcus (pág. 31)
¡Muchas gracias por estar siempre ahí!