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11 febrero 2017

Llega un día...





      Llega un día y descubres que hay algo que hace hermanas las almas y las rosas, los cristales del agua y las palabras, la música y los atardeceres, la eternidad y los instantes que hacen innecesarios los relojes.











     
         Llega un día, en que dejas de buscar en la montaña y te sientas junto al mar, y las olas te besan los pies como un perrillo manso y fiel al que has acariciado con ternura.












      Llega un día, en que te quedas bajo las estrellas, cuando se han ido los ruidos, las imágenes, los sueños y descubres que junto a ti están, los que estuvieron siempre, los que han querido estar, a quienes quieres y más que amigos son parte de ti mismo.










        Llega un día, en que abres la ventana de la vida y, con sorpresa, no encuentras envidias, ni enemigos, solo seres que caminan en pos de su destino, humanos, cada uno con sus botas o zapatos, algunos van descalzos pero no les importa porque van jugando, son los niños.










     Llega un día, que tus hobbies se reducen a lo que siempre han sido, hacer lo que tienes que hacer, vivir, seguir amando y entrelazar puntadas, telas, palabras y dejar que cada uno sea feliz a su manera.








      

      Llega un día, en que los proyectos de trabajo siguen, pero comienzas a sentirte también a gusto si tienes un cojín para sentarte cómodamente en el sofá mientras lees un libro o te entretienes un rato con "la tablet".                      
     Llega un día, en que tienes que subir algo al Blog y no sabes qué decir. Entonces dices, qué más voy a decir, si lo he dicho ya todo.                

    Solo falta añadir, que desde este rincón de la alcarria, estoy con todos y os quiero.    Ángela.

Me habéis preguntado para que eran las aplicaciones del anterior post, ya lo veis, unos cojines.
La última aplicación, un proyecto de bolso.

15 enero 2017

La vida era eso


Me llamó la atención el crotorar de las cigüeñas, allá en lo alto, del más alto árbol, sobre el pueblo. Desafiando al viento frío del invierno, han vuelto, como hacían cuando yo era niña.

Y sacando los mejores momentos del recuerdo, me he visto en la cocina de mi casa, con la familia entorno al fuego, y la mesa con los platos dispuestos, que mi madre iba llenando de comida sabrosa y humeante, después de guardar un poquito de silencio y dar gracias por los alimentos, mi padre iba cortando el pan candeal y repartiendo de esa hogaza a cada uno.
El fuego encendido y el fogón, repartían por la estancia la temperatura adecuada para hablar, reírse y crear un agradable ambiente de familia.


Y luego... a jugar y a la escuela. Y al salir otra vez a jugar, pero en la calle, a la intemperie. Inventando, imaginando, disfrutando siempre.
Así aprendí a vivir cada momento, sin más límites que el cansancio, o la llamada de los padres para ir a algún recado.
Nos metíamos en los charcos, subíamos a los carros, a las vigas, las paredes, los pajares y los árboles. Cogíamos moras, cerezas, y mil frutas, que en ocasiones no eran nuestras, pero sabían a gloria. Hacíamos guirnaldas, muñecas, comidas y casas de mentira. Como nunca terminábamos, volvíamos a lo mismo, en otro lugar o en otra casa, o en las eras.
Jugamos al corro, a la comba, al castrillo, al escondite y muchos juegos mas. Tumbados en la hierba veíamos el ir y venir de los pajarillos o de los insectos. 


Escuchábamos la canción de algún labrador mientras araba o el eje de los carros tirados por las yuntas. Contábamos las nubes, le buscábamos parecidos a caballos o gigantes, hasta que se desvanecían o se iban más allá del horizonte que recortaba la montaña.
Algunas noches, en verano, nos juntábamos para ver las estrellas, señalar algún lucero, encontrar una estrella fugaz o la osa mayor. Divisábamos la Vía Láctea, a la que la maestra decía que pertenecía nuestra casa que era la Tierra.

Todo era un juego. Los niños disfrutando sin pensar en problemas ni futuro. Los mayores en sus trabajos, muchos y diversos. No descansaban mas que los domingos, a la puerta de casa, sentados en una silla viendo pasar la vida, los rebaños de animales y saludando al vecino que iba de camino o ya se recogía.
La vida era eso. Nosotros vivíamos. Todos lo hacían, cada uno a su modo.
No sé si ha cambiado todo o nada es igual. Pero si llegaba el frío, como decían los de las tierras altas, nos encontraba, seguro, donde siempre: jugando o trabajando.




Si los sueños que  me parecían imposibles, se volvían algún día realidad, me encontraban en este rincón del mundo: trabajando o jugando para hacerlos posibles.
Ahora disfruto igual, con el corazón en bandolera, cantando, haciendo yoga, cosiendo o cocinando, que es la forma que tengo de vivir y de seguir amando.
Ángela.

03 febrero 2013

Paréntesis de UTOPIA


Decidí hacer un paréntesis y salir a ver el mundo en familia.  Sacamos en Internet los billetes.
Llegamos muy temprano. Tan solo habíamos echado en la mochila la cámara repleta de  imaginación.  Y… entramos, dispuestos a recorrer el mundo entero andando. ¡No hay otra forma!





¡Qué maravilla!  Descubrimos asombrados que, de Norte a Sur, de Canadá hasta Argentina, de Japón a España, de Noruega  a Nueva Zelanda, y de Escocia al África austral, el mundo es deslumbrante. Progresa y vive, acoge a todo el mundo y es alegre.


Descubrimos  lugares insólitos, bosques exuberantes, cascadas prodigiosas, ríos infinitos gentes extraordinarias.   En vivo y en directo escuchamos la música de esos países, contemplamos sus bailes, y sus modos de vida. Pudimos ver algunas de sus tradiciones, y contemplar su progreso, sus vestidos, sus manjares, su artesanía.





Escuchamos ritmos y cantar a japoneses, mexicanos, israelíes, árabes, colombianos, etc., además de españoles, por supuesto.  Todos y cada uno  se pusieron de acuerdo, para ofrecer su mejor cara, la que los hace atractivos. Con una amabilidad y una paciencia infinita respondían a cualquier pregunta, o cualquier iniciativa. Siempre con una cautivadora sonrisa.





Ni rastro de guerras, huelgas, desempleo, hambre ni calamidad alguna.

¿Era todo verdad? Sí, por supuesto. ¿El mundo es así? Si, por supuesto.  Cientos de países ofrecen esa imagen estratégica, que es fundamental para ellos y para  su economía. Es un esfuerzo de promoción.
Todo de cara al turismo. 











 Estuvimos en FITUR (FERIA INTERNACIONAL DE TURISMO). Volvimos  muertos de andar.  Nos encantó vivir, por un día la UTOPIA, de la belleza, la paz, la amistad.













¿Se puede  resumir todo eso en un abanico de colores? ¿No es todo un regalo?



Y mientras, he dejado a mis amigas un detalle,  de patchwork y cariño,para los dedales,  que son traviesos, y tienen vida propia,  y duermen como niños en cualquier rincón, o en el fondo  de todo… o aparecen sin  más, cuando estaban perdidos.


¿Todas las experiencias y vivencias, pueden encerrarse en  una libreta o en el hueco de una cajita de patchwork? ¿No es la imaginación y los sueños la mejor arma de los seres humanos?  Si el dinero puede maquillar las carencias y desastres, ¿por qué no esforzarse por pintar esa imagen  cada día?
Vuelvo al trabajo, tras el paréntesis, pero…quiero vivir en UTOPIA.
Gracias por estar ahi y pasar a visitarme,formais ya para mi, parte de este mundo de sueños.

06 diciembre 2012

Detalles


No hace falta que siempre todo esté muy claro. La imaginación cuenta. Muchas veces basta con insinuar, sugerir, esbozar una idea, un pensamiento, algo que pueda llevarse a la práctica, o convertirse en realidad.






Unas líneas a toda prisa, un trazo sugerente y sugestivo les basta a los modistos, para tener el principio de un vestido o un traje exclusivo. 
Con otro diseño atractivo y ambicioso, plasman los grandes arquitectos su idea sobre puentes, casas y monumentos que luego darán forma. Y lo mismo en aeronáutica, en viajes  y proyectos espaciales. Todo comienza en una idea. Incluso la creación. Todo es creación, cuando hay idea.



Colaborar, humildemente en la belleza. Nuestras pequeñas cosas, surgen de nuestras manos, con la cadencia de los minutos, y el compás de la aguja y de los hilos. Y al final, serán cojines, detalles o caprichos para adornar, para la casa o para hacer más agradable la vida de los nuestros. ¿No es eso el arte?






Y encima, tenemos la inmensa alegría, no buscada, pero igualmente gratificante cuando llega, de que le guste a la gente, sirva para hacer amigos, y que además éstos sean tan generosos que te lo manifiesten.






       ¡Gracias, a vosotros! 

27 marzo 2012

Yo no sé lo que es un blog, ni patchwork, ni puntadas, ni lo voy a aprender. Pero estoy con Ángela diariamente y veo que hace  algunas cosas que me gustan, incluso me sirven para jugar  y descansar, segùn convenga.

 Estos cojines ni los toco, porque me ha dicho que son para una mamá muy especial. Aquí dejo constancia de mi interés y respeto. Ah! y gracias a las amigas de Ángela  que me dicen cosas tan bonitas que me han llegado a emocionar. Los animales también tenemos nuestro corazoncito!. !Guau, que chulis deben ser! Si sois amigas de Ángela, ya lo sois también mías.