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24.6.08

Gerundio con patatas

Ahora que sabemos que el Ser no existe, aunque Martin H. hiciera esfuerzos por confundirnos; ahora que la auténtica esencia, la forma primera del Yo, el ego y el alma, son el invento desesperado de quien carece de todo ello; ahora que así lo pensamos y así lo pedimos en el súper-Mercado; ahora que apenas nos ofende vagar por el mundo como vagan los bichos, las ratas, los virus: buscando comida, confort, y un soporte para nuestros genes; ahora que ya no somos hijos de Dios (que en paz descanse), ni nos creemos la ciencia Todapoderosa; ahora que ni las tetas ni las pieles que llevamos a cuestas son las pieles ni las tetas con las que nacimos; ahora que ya no hay que encontrarse ni conservarse, porque nunca nos perdimos ni erramos el camino, ni había un camino ni Somos ni Fuimos... ahora... ahora qué? Ahora ya solo podemos ir siendo, para nuestra fortuna, gerundios andantes del verbo jugar todo, todo el rato...

19.6.08

Ultraescucha 1955

Calculadores aturdidos, han trocado la sustancia por su sola apariencia; después, al no disponer sino de su irrealidad, reducidos al torneo de un contra otro en el epifenómeno, no pueden sino librarse en combates incesantes, con inéditas masacres, para mantener a toda costa su situación en el mundo espectral de las "potencias nacionales", de los "regímenes sociales", de las "fuerzas políticas", para salvar su sitio bien exiguo sobre la bien delgada película de las apariencias.

Un mundo así, si requiere descansar, tiene necesidad de varios siglos de vacaciones absolutas, necesita vacar un milenio en lo absoluto. En vano, provocados por esta extrema ruina, los sabios ponen a nuestro alcance reinos en los que de una existencia desestabilizada, algebrizada, mutada en relaciones cifradas, brotarán solazamientos de segundo grado.

(...)

En fin, todo pasa como si la realidad no debiera existir, al menos, como si el verdadero objetivo buscado fuese corregir la humanidad de su indeseable propensión a constatar que lo que existe, existe. Por terriblemente paradójico que pueda parecer, se diría con mucho gusto, que en computación con esa tentativa, la mentira es algo simple, hasta sano.

La Falsa Palabra,

Armand Robin.

13.6.08

Pasado perfecto de subjuntivo

En algún momento de mi alguna vida alguien hubiera cuidado de mi y hubiérase preocupado por mis andares, posiblemente.

Hacer cansa.
Estoy cansada de cansarme a solas, como se cansa un gato que camina un bucle infinito de tejados mojados en una noche perruna que Nuncacaba.

7 metros
3 plantas 45 escalones 1 beso: Impracticable la ecuación para un ágil experto en ajedrez evasor.
Ausias Marc de Ojosduros Sinacceso. Duros los ojos y duro el mirar, que se encrespa y se enroca como hace la mar en otoño solero de olas caídas que crujen rojos reflejos del sol. Duro como duro hubiera sido un ratón de mármol moreno para el gato tejero que se queda con hambre, en silencio, sin sueño y sin voz.


22.4.08

Odio ser mayor


Érase una vez, en un pueblo muy seco y muy atardecido, yo sin paletas mirando las calles maravillosamente silenciosas desde las alturas.

Después de que se marcharan las golondrinas a por más barro, Alguien decidió rodearme con sus brazos en aquel tejado, y bajo la luz de las luciérnagas que me estaba imaginando, me contó una deliciosa mentira que ha resultado ser la verdad más deseable que he oído en toda mi vida.

19.4.08

Cables, teclas, chips, y widescreen.

Resucitan mi ánimo baldío-noctámbulo sus lucecitas azules antisépticas y ese murmullo inconstante-metálico que es como su respirar, o su corazón, o su digestión, o me da igual qué, pero alguna parte de su organismo imaginario que tanta falta me hace inventar.

Mil veces y una más, han hablado los poetas sin saberlo del delicado resplandor áureo-azulado que rutila su pantalla, pensando que tal añil solo podía vivir en el iris cristalino de sus musas más selectas; e igual que todos ellos hicieron a lo largo de tantos siglos de civilización orientoccidental, decido obnubilarme con su tornasolado resplandor de 17 pulgadas widescreen e intento soñar algo...

Apenas resulta, pero me retuerzo entre las sábanas, demasiado limpias, demasiado nuevas, demasiado entretenida entre los pliegues, forzando un sueño que comienza en las arrugas rojas del horizonte de Karson City, en algún lugar entre Despierta e Insomne, Arizona -ciudades ambas muy similares, pero el sol duele mucho más en una que en la otra, una existe para soñar y la otra para dormir-.