Un francés con perilla me ha dicho que te ha visto muy delgado atendiendo a tus clientes en el blanco hall con la mejor de tus sonrisas existencialistas. ¿Los llamas clientes, pacientes o victimas? Siempre me lo he preguntado... el límite entre estos 3 términos es tan burocrático y depende de tantos factores a veces, que nunca lo tengo claro.
La última vez que nos vimos, yo iba disfrazada de budista con botas de cowboy y tú de estrella estrellada del rock&roll postmoderno, estabas flaco, te lo dije, sonreíste y no quisiste responder... Es que no comes bien? No duermes acaso? No escribes ya? No follas? No cantas? No ríes? Según yo, las tres primeras acciones debieran haberte engordado, mientras que las tres últimas te habrían puesto fuerte. No me atrevo a espiarte, puedes estar tranquilo, no me he atrevido nunca, tal vez lo sepas, pero cada día que pasa me sorprende más el hecho de que viviendo juntos no nos hayamos cruzado casualmente por los pasillos ni una sola vez en lo que va de año... es bastante extraordinario, no te parece?
Empiezo a sospechar que tal vez ya no existes, que a lo mejor nunca fuiste real y yo sola me lo he inventado todo, sería eso posible? Sería posible y triste, para variar.
Hazme un favor, aliméntate como es debido y sal de mi imaginación para siempre... sal de mi cabeza y colócate justo delante de mis ojos, ok?