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PRIMERO DE MAYO, DíA INTERNACIONAL DEL TRABAJO


VIVA EL TRABAJO, Y CON ÉL, EL OBRERO.

Como perlas que en torno a una minúscula piedra
por acúmulos de nácar van gestándose,
pero su corazón es siempre simple, roca sencilla.

Así es el trabajador que va creciendo,
con su trabajo accede a bienes materiales,
pero su corazón, como cantaba Felipe, no es de piedra
de iglesia, sino de canto rodado del camino.

De clase no se cambia, aunque uno crezca,
es como raza, piel, es como el músculo que
se repliega en la sístole y en diástole se ensancha.

La sangre obrera se expande por los ríos de sus venas,
el sudor generado en la tarea es el caldo en que germina.
La generosidad y la poesía, van tallando su rostro ciudadano.

Martillo, hoz y pluma, materiales que hacen la libertad futura,
Carlos Marx, en tu verbo, nace el obrero venidero.
Altos hornos tus textos, donde la letra hace al trabajo y al hombre.

Alejandra Menassa de Lucia

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NO SE REPITE LA MAGIA EN TU CINTURA. Alejandra Menassa




Caigo en tus emboscadas
con reiteración exasperante,
me despeño por los recodos
de tu cuerpo que cimbrea
soy la nota que falta a tu balada,
la certera corchea
que da ritmo a tu alma
esta cárcel de espanto
que te espera con las rejas abiertas.

Ven a ensayar tu lamento
en el borde convexo de mi oído
transfórmame las uvas del desasosiego,
quédate ciego en mi presencia.
Sé displicente y rudo como sabes,
sin perder la paciencia y la templanza.
Juguemos a volar: sé mi Altazor,
mi Ícaro: derríteme las alas,

para que no me quede escapatoria,
y aterrice en tu nido,
me pierda en la maraña de tus besos,
me hunda en ese océano de tiempo:
destilar de los cuerpos,
licor de pan y versos.

No se repite, no,
es siempre nueva,
la magia en tu cintura;
tus inventados besos,
tu indecorosa manera
de morir y renacer entre mis piernas.



Alejandra Menassa
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NOCHE ORIENTAL.



Cuadro: Odalisca. Francesco Paolo Michetti.

Entre mis piernas, rescoldos del amor.
Brasas finísimas y humos.
Destilación etérea.
Como tamiz, dejo decantar las caricias,
los líquidos orgánicos, los restos de las pieles.

Abrazo la esperanza de que vuelvas,
retorne tu presencia viril a iluminar
mi oscuridad espantosamente humana,
túnel del tiempo sin orillas,
paraje angosto y pedregoso,
por donde corre en ríos tu semilla.

Mis brazos son el hueco de tu ausencia,
mis muslos tienen forma de cintura,
mis labios buscan besos en la noche:
zahorí y agua nuestras bocas que se hallan.

Se centuplica el goce en tu presencia,
son tus manos cartografías de mi sexo,
tu boca descifra misterios de mi boca,
se buscan nuestros cuerpos: imanes
en el tapiz desordenado del tiempo.

Esta es mi noche oriental,
odalisca enamorada de tu nombre;
Bailo esta danza inmortal sobre tu pecho,
recorro espacios ignotos de tu vientre,
bebo de ti los últimos arpegios.

Alejandra Menassa de Lucia.
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POR AHÍ ABAJO UNA HUMEDAD ARDIENTE



Cuadro: Julio Romero de Torres. Venus Grande.


POR AHÍ ABAJO UNA HUMEDAD ARDIENTE.
(Verso de Rafael Alberti).

Tu juguetona máquina de hablar
busca en mis huecos el latido perdido.
Esa insomne viajera que no quiere
descanso en mi presencia,
esa que me perfora las razones.

Soy meseta que tu saliva puebla de
vegetaciones de verdor imposible,
soy desierto que reza por tus nubes,
que pide de rodillas tu tormenta
de estrellas seminales y ptialinas.

¿Cuándo vas a lanzar tu caña
para pescar los peces que anidan en mi vientre?
¿Cuándo vas a envolverme con redes de tus manos
cuándo vas a ser faro de esta costa,
velero en estos mares que sostengo entre mis muslos?

Ven que quiero que encalles en mis rocas,
marinero sin traje, capitán de algún barco sin orillas.
Busca aquí los tesoros que perdiste,
con el mapa que tienes en tu boca,

llena de olas la espuma que destilo,
que yo devolveré uno a uno los besos,
que dejaré en tu altar todos los rezos,
que exhumaré cadáveres del sexo.
Y abriré para ti mis ataúdes.

Respírame, soy tu aire, respírame.
Hazme vibrar a 10 minutos por segundo.
Sácale punta al grafito de los sueños,
con este afilalápices que guardo,

¿Cuándo, cuándo mi amor?
Late el deseo más alto que la luna.
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APAGADME. Alejandra Menassa




¡Apagadme, apagadme!,
o arderá la casa, la ciudad, el mundo.
¡Apagadme!

La temperatura del desierto,
multiplicadla por la de los volcanes en erupción,
sumadle la del geiser,
elevadla a la suma de las fiebres del mundo,
restadle los glaciares y los hielos del polo,
y solo ahí entenderéis
la desesperación que me desborda.

El calor último, la última centella,
la tea ardiendo de mi alma,
el vapor cierto, el humo tras la máscara,
los soles inextinguibles de mi pecho...

Provocaré deshielos,
corrimientos de tierra,
grandes desprendimientos,
derretiré la nieve de los montes,
si no apagáis la llama de mi sexo.
Evitad la catástrofe:
está en peligro el viento.
Llamad a mi Vulcano,
amigo del infierno.
Sólo él sabe la Ley del martillo
golpeando sobre el hierro:
fuego que sólo perece en otro fuego.


Alejandra Menassa de Lucia
Cuadro: El pecado. Franz Von Stuck
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DESNUDO.Alejandra Menassa



DESNUDO
Desnudo eres hermoso como una lágrima de luna,
desnudo eres azul y te confundes con la noche.
Desnudo te pareces a una roca tallada por la mano
de un dios concupiscente.
Todo es en ti belleza,
y yo que no puedo dejar de nombrarte,
yo que al juntar mis párpados te veo aparecer
y me encegueces,
yo que guardo tu imagen prendida en mi retina
incandescente,
yo que te esperé siempre,
yo que te llamo desde las nubes del cielo o del infierno…
¡Asáltame esta noche!
atraviesa los puentes de mi anhelo,
derriba las cancelas de mi sexo,
rómpeme el corazón en mil fragmentos
¡Llámame puta y noche, y misterio!,
llámame amor, dime que sí
y estarás muerto:
no se rinde la araña cuando atrapa a la mosca
en su seno;
no se rinde en tu sangre mi veneno
vamos dime que sí, mi amor.
Desnudo eres hermoso como un verso,
desnudo eres mi aliento.
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ODA A LA POESÍA


Tú: la forma más pura del lenguaje.
Eres un hombre lúbrico y su semen.
Tú: decantación de la humana historia o su milagro,
su sostén y sus alas,
único acercamiento posible a lo indecible.
Refulgentes como astros se alzan de la tumba
tus poetas, los que moran en tu vientre,
los que haces nacer en plena página,
aquellos que pares cada día a la luz rosada del poniente.
Te arrastras por el barro con el soldado,
te me vuelas de noche con las trapecistas
gozas en la cama de las meretrices,
acompañas insomne las noches de trabajo del galeno,
te pierdes en la luz insistente de la fábrica,
en la luz tenue de los teatros,
en la luz cefálica de las minas.
Haces girar el mundo con tu ritmo,
con tus exhalaciones se pueblan las cantinas,
en tu sangre laten el poeta, el sacerdote y el mendigo.
El agujero por donde se entra al mundo,
no es ese que el pincel de Courbet inmortaliza;
son tus brazos ahuecando la muerte para que el poeta nazca,
son tus piernas abriéndose a la noche para exhalar su alma.
Eres del hombre, su diamante,
su gema maravillosa, pero también, el resto del lenguaje;
desperdicio, vacío que lo hace nacer,
el epitafio del sentido,
la muerte de la razón,
la burla de la carne.
Dama inmortal, hombre sacrílego,
muere el dolor acuchillado, en tu presencia.


Alejandra Menassa de Lucia
Cuadro: La verdad. Jules Elie Delaunay
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SEXO ORAL. Alejandra Menassa


Cuadro: El tacto. Louis Lagreneé
Antes de todo, agradezco la amable invitación a participar en este blog, que acepto de buen grado. Saludo a todos los compañeros de publicación y especialmente a nuestro anfitrión. Gracias.


Ahí va mi primer poema:


SEXO ORAL

Ven aquí, déjame que atraviese tus miedos con mi dicha,
déjame que deshaga la niebla de esta noche, que fulmine tus dudas,
déjame que te nazca, que te moldee como arcilla o como piedra,
sé mi antorcha, mi faro, sé mi niño y mi padre,
hazme la señal de la cruz en el regazo, sé irreverente, excomúlgame,

Dime que soy tu pecadito, tu luz extinguiéndose,
dime que Diógenes ya no busca más con su farol
porque me halló en la noche,
y prefirió dormir conmigo los siglos que le restan.

Dime que en el poema está permitido disentir,
está permitido gritar, está permitido para mí:
-ser de la ausencia, mutilación atómica,
dueña de la oquedad, orquesta sin batuta-,
pronunciar las palabras que me hagan libre,
desear deseos, centelleantes bengalas contra toda desidia.

Dime que me dejarás desgarrar la noche con mi alarido,
dime que conversaremos hasta extinguir
con las palabras el silencio, para hacerlo nacer después,
con el punto y coma de los besos.
Hablemos, hablemos, dime que las palabras
son un suelo firme, un elixir contra el hastío;
Exprímeme como a un fruto,
líbame hasta secar todas las humedades,
márcame con la marca invisible del deseo,
acósame, derríbame, se mi bestia, mi dinosaurio feroz.
Sé mi enemigo venial y mi amigo mortal,
perfórame las horas,
Háblame, háblame.
Que no hay sexo más atroz que la palabra.

Alejandra Menassa
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