cansado del tormento
de tenerte tan lejos,
mi dulce flor querida,
al meterme entre sábanas
para buscar el sueño,
grabaré con cincel
en mi mente tu imagen
y cerraré los ojos
imaginando un beso
caliente de tus labios,
pensando en la dulzura
del roce de tus dedos
que recorren mi piel.
Trataré de sentir
en mi pecho la suave
caricia de tu cuerpo,
la dureza excitada
de la flor de tus senos
que acaricia y calienta
mi piel, tu dulce hueco
que se abre, húmedo y cálido
a la entrada solemne
de mi cuerpo en tu cuerpo.
Y si piensas en mí,
te soñaré sin duda
al tiempo que me meto
adentro de tu sueño.
V. K.
Publicado por primera vez en "Crónica del Viento" el 20 de enero de 2008