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Líder libio, nació en una familia beduina de pastores nómadas, de ahí su pasión y costumbre por las "jaimas" que se hace llevar allá donde va.
Su política pasada -a todas luces, frustrada- ha sido la de mezclar el nacionalismo árabe con el islamismo y el socialismo, de ahí su vocación de integrar África en un proyecto ambicioso pero de momento poco factible: crear algo así como los Estados Unidos de África, con pactos para una hipotética fusión política con Marruecos, Mauritania, Túnez, Chad, Egipto...
Extravagante, excéntrico, turbante de beduino y llamativas gafas de sol, autor de declaraciones incendiarias, partidario de una revolución a escala planetaria que impusiera en el mundo un socialismo islámico, sujeto a las directrices del Corán, híbrido de comunismo e islamismo, convencido de ser el elegido por Alá para llevar a cabo sobre la Tierra tamaña tarea, impuso a la sociedad libia medidas claramente dictatoriales: prohibición del derecho de huelga, censura informativa, eliminación de opositores exiliados y la pena de muerte para determinados delitos.
Los enormes ingresos derivados de su principal fuente de riqueza, el petróleo, le han permitido hacer frente a infraestructuras necesarias para su país: construir y reformar carreteras, crear polígonos industriales, trazar líneas ferroviarias, abrir y modernizar puertos, hacer hospitales y escuelas.
Radical en sus planteamientos, más próximo a la URSS de la guerra fría que a los EEUU, no ha dudado en entablar relaciones con grupos terroristas, incluida ETA, y de estar detrás de atentados terroristas cono el de Lockerbie. Ha financiado proyectos desestabilizadores en varios países como Chad y Níger, por lo que fue excluido y marginado de la comunidad internacional.
Creo, llegado este punto, hacer una reflexión totalmente sincera, objetiva y desapasionada por mi parte:
Gaddafi no es el malo absoluto en esta película en la que los buenos son siempre Israel, los EEUU, Reino Unido, etc.
El problema del líder libio no está en el análisis de la realidad internacional, sin duda acertado en ocasiones, ni en la denuncia de las injusticias que sufren los países más pobres, ni en destacar la voracidad y la rapiña de las empresas multinacionales en busca de materias primas baratas, ni en criticar el papel de árbitro mundial y matón de oriente que asumen respectivamente los EEUU e Israel, porque en todo esto no le falta gran parte de razón. No. El verdadero problema de Gaddafi ha estado siempre en sus métodos, en su extravagancia, en su coqueteo con el terrorismo, en sus declaraciones fuera de tono, en sus ambiciones como líder regional, en sus "meteduras de pata". De ahí su inclusión merecida en esta antología.
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El líder libio ha sufrido intentos de asesinato, bombardeos de la aviación norteamericana y británica, en los que perdió una hija, y aislamiento internacional por su política proterrorista y antijudía. Incluso el mundo árabe al que dice querer y representar le ha dado la espalda en numerosas ocasiones.
En los últimos años, consciente de su camino equivocado, ha cambiado de estrategia y moderado su discurso y ha iniciado un acercamiento a las potencias occidentales. Sobre el atentado del 11 S, el de las Torres Gemelas en los EEUU, dijo:
"Nunca hemos visto un acto tan horrible realizado en una forma tan espectacular"
Son conocidas también sus declaraciones explosivas:
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"En el mundo árabe e islámico la mujer es como un mueble que se puede cambiar cuando quieras y nadie te preguntará por qué", aseguró hace unos días en Roma el líder libio ante una audiencia mayoritariamente femenina. Luego habló de la necesidad de una "revolución femenina" que termine con la "situación horrenda" de los derechos de las mujeres en el mundo árabe.
Sobre Obama dijo hace poco:
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"Tememos que Obama sentirá eso, porque es negro con un complejo de inferioridad, esto lo hará comportarse peor que los blancos".
Cuando estuvo en España a finales de 2007, trajo su jaima verde de lujo que hizo instalar en el Pardo, le acompañaba su acostumbrado séquito de 300 personas incluyendo sus guardaspaldas vírgenes, treinta jóvenes mujeres "entrenadas para matar", auténticas profesionales expertas en artes marciales. Gaddafi las llama "Amazonas".