Mostrando entradas con la etiqueta La dinastía de los Kim. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La dinastía de los Kim. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de mayo de 2013

La dinastía de los Kim

Kim Jong Un


Corea del Norte es el único país del mundo donde gobierna una dinastía estalinista. 
Una “monarquía” totalitaria donde, de padres a hijos, se perpetúa en el poder una misma familia. 
Algo realmente insólito y grotesco, además de terrible y peligroso. 
El primero en inaugurar esta moda fue Kim Il Sung, el padre de la patria, el osado gobernante que se enfrentó al gigante americano en la Guerra de Corea, en plena "guerra fría", allá por los primeros años 50. Los coreanos del sur y sus aliados yanquis no pudieron con los comunistas del norte, por lo que la guerra quedó en tablas y aunque no se firmó ninguna paz formal se mantuvieron las dos Coreas, norte y sur, separadas por el paralelo 38. 
Hasta hoy. 
 Después vino Kim Jong IL, hijo del anterior, "Amado líder" que sucedió a su padre en 1994. 
Secretario General del partido único y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, fomentó un culto exagerado a su figura, con la proliferación por todas partes de monumentos, retratos, desfiles... Continuó la ingente tarea emprendida por su padre del lavado de cerebro de la población norcoreana. Se megalomanía le llevó incluso a reinventarse su pasado, con el fin de que lo aprendieran los niños en la escuela. Sibarita y caprichoso se hacía traer los mejores vinos, el mejor coñac, los mejores mariscos, los cocineros italianos más expertos para hacer sus pizzas y, según dicen, las mejores y elegantes prostitutas, preferentemente rubias bailarinas escandinavas. Defensor del comunismo radical a ultranza era partidario del capitalismo consumista en lo que se refiere a los negocios privados: sus restaurantes de lujo en Camboya. Maniático y excéntrico, se negaba a viajar en avión y para sus traslados utilizaba un tren blindado o bien alguno de sus 200 Mercedes Benz. Partidario de un sistema de autarquía o autosuficiencia económica, mantuvo a su país en unos niveles insoportables de pobreza para invertir grandes cantidades en desarrollo militar y armamentístico. Su elevado gasto militar tenía como objetivo disuadir de cualquier posible ataque extranjero. 
Y por último y de momento, nos quedamos con el benjamín de la saga: Kim Jong Un, el "brillante camarada", que más que un dictador al uso me recuerda a esos chicos felices y gorditos, algo “friquis”, que alargan en el tiempo su pubertad entre cómics de la Marvel y películas de Disney y sienten más apego a perder el tiempo con las videoconsolas que con las duras tareas de gobierno. Muchos opinan que en realidad este joven, que podría pasar desapercibido en cualquier McDonalds, entre rimeros de hamburguesas, no es el verdadero guía de su país, sino un grupo de veteranos militares entre los que se encuentran sus tíos. El muchacho es simplemente la imagen dinástica del régimen, el referente familiar. 
Y es que los norcoreanos parece que le han cogido gusto a esto de la monarquía comunista. 
Corea del Norte sigue potenciando la fabricación de misiles nucleares, realizando diversos lanzamientos y pruebas atómicas, una actitud provocadora, una forma de presionar a la comunidad internacional para conseguir cosas de ella y de paso tapar de cara a su pueblo los fracasos en materia económica y social. 
En la actualidad, el régimen dictatorial de Pyongyang supone, bravatas aparte, un peligro mundial por la posibilidad de vender material nuclear a grupos terroristas internacionales.