Mostrando entradas con la etiqueta Humor negro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Humor negro. Mostrar todas las entradas

lunes, 5 de octubre de 2009

Referencias

—Si Atahualpa es el árbol, ¿la Negra son (sic) los retoños?

No estoy hablando de las virtudes de florecer de mi gatadiva, sino de la imposibilidad de que dejen de hablar idioteces de alguien aun cuando se muere. El periodista que había pensado toda la noche la genialidad para preguntar en ronda de velorio, por la muerte de Mercedes Sosa, decidió que Víctor Heredia no podía dejar de rematarle esa iluminación interrogativa. Ni me acuerdo lo que respondió, porque en realidad me quedé pensando en la (in)necesidad de asociar al difunto con imágenes que presumen cariño, calor, grandeza o pesadez. En el caso de la cantora, sus dimensiones corporales y su estilo de cercanía le sirvieron para que la molestaran post-mórtem con imbecilidades increíbles:

—Esa mamasa de la música popular...
—Una cantora inmensa...
—Esa gallina grande que cobijaba a todos*...

Aflojemos con la metáfora, la metonimia y la poética del periodismo funerario. Tienden al giro en descubierto que revela el hablar alpédico.

* Esta construcción me pareció especialmente estúpida.

sábado, 29 de agosto de 2009

Delivery

Hoy soñe que mataba a una mujer (no me acuerdo quién), la serruchaba en varias partes y disponía sus pedazos en sendas bandejitas de plástico, como ésas donde se coloca el pollo al horno de las casas de comidas. Guardaba mi tesoro en la alacena que está debajo de la mesada y me pasaba todo el tiempo (la noche completa, en la vida real) pensando cómo deshacerme de la evidencia. Me cansé mucho. No es cool ser descuartizadora.

martes, 7 de octubre de 2008

Ficciones

—Ay, sí, a mí me encanta leer. Pero nada de fantasía, eh? Yo quiero anécdotas, historias de vida, relatos de cosas que pasaron de verdad. Las novelas no me enganchan mucho y la ciencia ficción, ¡para nada! Por eso, soy fanática de los libros de Víctor Sueiro, porque cuando los leo parece como si me los estuviera contando. Claro que me compré el último libro y lo estoy leyendo despacito, de a poquitas páginas por día, porque bueno, eh, sé que no habrá otro.

(...)

—El diario lo leo muy poco para no hacerme mala sangre, porque la verdad es que después me siento mal. Solía comprar siempre la Selecciones, pero ahora... ahora no viene como antes. Claro, como hay muchas colaboraciones argentinas, bajó de nivel. A mí me gustaba cuando la hacían afuera.

(Mi vecina Coca, un clásico de este blog y de mi pasillo. Creo que no llegaremos a entendernos.)

jueves, 27 de diciembre de 2007

Aventón

Gracias Laura.
Que todos tus proyectos se impulsen con viento de cola.

El saludo sólo sería algo extraño,
como esas formas de la originalidad que terminan raro,
como un postre extravagante
o como una salsa a la que le sobra algo,

si no fuera porque mi saludador y yo nos conocimos en el marco de una entrevista sobre la tragedia aérea de LAPA.

Si lo querés escribir a propósito, seguro que no te sale.

jueves, 16 de agosto de 2007

¡Buscada!

Ayer, mientras caminaba por el cementerio de Concepción del Uruguay, pensé y dije muchos comentarios de humor negro que hicieron dudar mucho de mi sensibilidad. Incluso había llegado a una conclusión curiosa sobre algo que no recuerdo —y hasta dije "mañana la voy a escribir en el blog"—, así que me esforzaré todo el día para capturarla, pues debe estar escondida en los recovecos de mi dispersa mente. No digo que sea lo único que haga: el regreso a casa, por pocos que sean los días de viaje, implica afrontar una cruel realidad: que cuando me voy, prometo limpiar el baño cuando vuelva. Y ya estoy acá. O sea...

Abriéndome paso entre los regueros de Cif, de Pinolux, y sorteando las trampas mortales del trapo de piso, espero traer novedades sobre ese pensamiento escurridizo, o sobre cualquier otro comentario innecesario, para dentro de un rato.