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martes, 16 de marzo de 2010

Hundimiento

Esta semana es de terror-terror.
8 horas diarias de un curso soporífero me quitaron toda inspiración.
Pero por suerte tengo ojos y anteojos.
¿Por suerte?
Esa fue mi pregunta cuando vi la foto de la modelo de la revista Saber Vivir, la que está en los kioscos este mes. No se la pierdan, porque la que de verdad se perdió fue ella, pobre.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Aneurología

Por esas cuestiones de la vida que te hacen preguntar "¿por qué no llevo un nunchaku en la mochila?" me tocó presenciar una conversación entre un fotógrafo incipiente y una modelo ídem. Lo que transcribiré a continuación fue real y, por puro gusto, resaltaré todas las partes que me parezcan más pintorescas o dignas de violencia:

F: mmmh... ¿te vas a ir de vacaciones?
M: mmmmh... no sé, mis viejos me dijeron de ir al Sur, pero si no va mi hermana, no creo... Algunas amigas iban a la costa, pero no me llevo muy bien con ellas, así que para qué voy a ir...
F: ¿tenías algún lugar en particular?
M: no, nada, si se podía ir a la Costa, en la agencia van a Punta del Este pero no creo que yo vaya esta vez...
F: ¿y sola, no te da para ir?
M: ¿sola? ¡No! ¿Qué voy a hacer sola?
F: y bueno, mochila al hombro, y a ver qué pasa... ¿no te parece bueno?
M: mmmh, no, la verdad que no.

(Silencio, silencio, alguien que aguarda una pregunta que no llega y, finalmente, decide pasar por alto esa necesidad)

F: ves, en cambio yo sí ya tengo un lugar.
M: ¿sí? ¿Cuál?
F: Cabo Polonio
Laura interrumpe: ajá, qué bien, más cliché no podés ser... ¡Cabo Polonio! Lo más fashion de lo careta, o al revés.
F (me mira con cara de desagrado, de "no me interrumpas el chamuyo justo con alguien que no sabe qué es eso"): no... ¡qué va a ser fashion! ¡Nada que ver!
M: ¿qué es Cabo Polonio? No sé qué es...
F: Cabo Polonio es un lugar donde no hay luz.
M: ahhhh... (todavía no le encuentra el sentido al destino vacacional)
F: y es re-tranquilo... yo voy hace mucho tiempo, para desconectarme.
M: ahhhhh....

(Silencio, silencio, alguien que aguarda una pregunta que no llega y, finalmente, decide pasar por alto esa necesidad)

F: ¿qué hace una rata en una esquita?
M: espera un ratito... ¡no, un ratón!
F: bien, bien! Y cómo se suben cuatro elefantes en un Fitito?
M: dos adelante y dos atrás.
F: muy bien! Sos inteligente, eh?
M: y sí... eso que soy modelo! (risas)
F: muy bien, muy rápida, ¿y cómo te das cuenta de que los elefantes están en el cine?
M: mmmmh, ¡no sé!
F: ¡porque está el Fitito en la puerta del cine! (risas) Bueno, esa no la acertaste, pero un muy buen promedio, muy inteligente, eh?
M: ¿viste?

Aquí terminamos con una muestra decadente más de la cacería humana. Lo que es peor, ella se despidió sin siquiera darle el teléfono y yo sobrevivo como testigo de esa humillación urbana sin fecha de vencimiento.