Monograma Real de Maud de Noruega
Maud Charlotte Mary Victoria era la hija menor de Edward, Príncipe de Gales (futuro Edward VII) y nieta, por tanto, de la Reina Victoria. Nacida en Inglaterra en 1869, la Princesa Maud heredó de su glamorosa madre, Alexandra de Dinamarca, su esbelta figura y su refinado sentido del estilo. Aunque no era hermosa como su hermana Victoria, sabía cómo vestirse. Contrajo matrimonio con el Príncipe Carl de Dinamarca en 1896, por lo que se estableció en Copenhague. Luego de un plebiscito en Noruega a favor de la monarquía antes que una república, su esposo danés fue elegido para ser el monarca de Noruega. En 1906 Carl se convirtió en el rey Haakon VII y convirtió así a Maud de Gales en reina consorte de Noruega, la primera desde 1319 que no era reina a la vez de Dinamarca o de Suecia.
Durante sus primeros años en Noruega, ella y su esposo fueron fotografiados en trajes folklóricos nacionales y disfrutando de los deportes de invierno, como el esquí, para dar una apariencia patriótica a los ojos del público. Ella no gustaba de la representación, pero actuaba su rol como soberana consorte con gran cuidado, llevando vestuario y joyería para dar una apariencia de grandeza real.
Maud vivió a través de un período de tremendo cambio en la moda femenina, desde la elaborada y decorativa ropa victoriana hasta el luminoso y simple vestuario de los años ’20. Su guardarropa personal abarca toda esa evolución, con trajes refinados, ricamente embellecidos, que muestran el perfil formal y restrictivo de la primera década del siglo XX, hasta vestidos sueltos de fiesta, de telas brillantes y bordados de lentejuelas y strass, en el más puro espíritu libre de los años ’20 y ’30.
Rara vez la reina Maud adquiría ropa en Noruega, sino que era suministrada principalmente por firmas británicas y francesas, como Morrin-Bloissier, Lafferière, Worth y Patou. Su vestuario tenía que reflejar su nuevo papel público, ya que cumplía deberes oficiales en su país y en el extranjero. Así que cambiaba de ropa hasta cuatro veces por día y, cuando viajaba, lo hacía con 50 maletas llenas de vestidos, trajes, sombreros y zapatos.
Durante el periodo 1905-1910, los vestidos de noche de Maud son de corte princesa, vestidos de líneas sencillas, de profundos escotes cuadrados y largas faldas drapeadas que fluían en pequeñas colas, trajes de líneas estilizadas que la hacían parecer más alta. Entre 1910 y 1915, las aberturas sobre la espalda, así como los escotes, se hacían más reveladores.
Los diseños florales fueron un favorito de Maud y ocuparon un lugar destacado entre sus accesorios. Plástico, cuero natural o materiales más inusuales, como algodón lacado y cera, fueron utilizados para crear corsages. Este tema continuaba, por ejemplo, en filas de capullos de rosa rosados, malva y azul cosidas en un delicado bolso de mano.
Para la última década de su vida -1930- eligió a Worth, la casa de moda líder en París desde 1850 hasta, aproximadamente, 1910. Después de ese año, la firma francesa continuó creando la ropa más elegante, pero con tendencias conservadoras. Cliente frecuente de Worth, la reina Maud hizo cientos de dibujos de sus trajes que hoy se conservan en el Victoria & Albert Museum de Londres. Varios de los dibujos difieren ligeramente de las prendas acabadas, ya fuera en el ancho de hombros o en el largo, lo que demuestra que la reina debió haber tenido mucho que decir en relación con la ropa que ordenaba confeccionar para sí misma.
Elegante hasta el final, uno de sus últimos vestidos fue el ceñido modelo de noche negro de Worth que vemos arriba, impreso con flores exóticas en el hombro, la cadera y la cintura. El corpiño de corte bajo daba una mirada atrevida a aquella reina de 68 años de edad.