" Con el traje de junio
la vida se mostraba casi dócil
entre toallas verdes y amarillas
y licra luminosa compartiendo
fronteras con la piel.
Oler a mar templado
y la pereza cómplice
de olas y bañistas: era propio hundirse
en esas lentejuelas soleadas del agua
en las selvas pintadas sobre los bañadores,
desmenuzar el velo finísimo de la sal
de unos hombros cercanos
y posponer la noche y su aventura.
Parecía la vida un puro litoral
pero avanzó una sombra:
al borrar con saliva la sal de la mañana
pude ver la inscripción junto al homoplato:
FRUTA PERECEDERA.
Consumir de preferencia ahora.
El producto se altera fácilmente, antes que los deseos.
No se admiten reclamaciones".
Aurora Luque (Almería, 1962)