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sábado, 26 de noviembre de 2011

Marinel - Paisajes nuevos



Paisajes nuevos

By Marinel

Inventa paisajes nuevos en los desiertos de piel que cubre mis blancos huesos.
En las cuencas de mis manos planta árboles de besos que tengan fuentes de lluvia para rociarte con ellos.
Allá donde se pierden mis senos, haz que crezcan amapolas para dormir tus luceros y en la cumbre de mi espalda plántame un pequeño huerto del que broten alimentos para llevar a tu boca sintiendo sabores nuevos.
Te cedo este vientre mío donde aposentes tus dedos para que nazcas un río por el que en la misma barca los dos juntos naveguemos.
No te olvides de inventar arco iris en mi cuello o de hacer brotar el eco de tu voz en las cuevas de mi pelo.
Recorre la curvatura de mis piernas en descenso que en tus manos son cascadas enroscadas a tu encuentro.
Y en el resto de mi cuerpo, en esta piel ahora albina como la nieve de invierno, píntame un cielo raso y sin agujeros negros, todo cuajado de estrellas  que iluminen el invento.
Ven.
Inventa paisajes nuevos… 


sábado, 27 de agosto de 2011

Marinel - "Mis habitantes"




"Mis habitantes."



Tengo una princesa guardada en un cajón. La tengo primorosamente planchada para momentos de cuento.



Cuelgo en el armario una jinete de vaqueros gastados, blusas y camisas. La descuelgo a menudo para que cabalgue por la pradera de la vida.



Tengo una oficinista junto al teléfono. Es eficiente y toma todos los recados que le dan para mí.



En la mesita de al lado de mi cama, tengo una seductora en negligé, para noches satinadas de locura.



Guardo celosamente una tímida poetisa en un baúl. Viene conmigo de viaje por parajes románticos de invento.



Junto a mi almohada, duerme una polivalente artista circense. Lo mismo hace malabarismos, que camina por la cuerda, que se balancea en el trapecio. También hace de payaso haciéndome sonreír y reír a borbotones. Aunque a ésta la olvido a veces y ha de salir a la pista para que la recuerde.



En el bolso, arrebujada entre mil cosas, se cobija la escéptica. Abro la cremallera o los botones para mostrarle lo que no cree.



En el mueble zapatero, tengo una coqueta empedernida que me roba los tacones. Es insufrible y se me escapa en ocasiones cargada con mis pinturas.



En el cuarto de los juguetes, entre peluches, juega la cándida e ingenua. He de darle sermones sobre su edad para sacarla de allí, pero vuelve una y otra vez.



Queda la que se ha hecho lapa desde que tengo recuerdos. La llevo siempre en los bolsillos por su ingobernable timidez. Sin embargo, por momentos, asoma el rostro enrojecido.



Todas viven conmigo. Todas revolotean a mi alrededor, se meten y se entrometen, me dislocan y trastocan, me vierten y me divierten. Y me enojan o acongojan. Me iluminan o me apagan, me aquietan o me dan alas, me apasionan o apisonan…



Son mujeres en mi misma.



Son muchas en una sola.

Mariela