Nunca me gustaron todo ese tipo de intercambios de medallas, premios, memes y otras cosas varias que se hacen entre blogs, pero voy a hacer una excepción con la Reina de Paradela, que ha sugerido desde su casa que hagamos una entrada dedicada a la música de nuestra vida. Ah...nuestra vida. Caben muchas canciones en una vida que ya ha pasado el demonio meridiano y es imposible ni siquiera recordarlas todas, así que me voy a concentrar en mis primeros amores. Esta es la banda sonora de mi adolescencia:
- Todavía era pequeña, pero en el coche de mi prima sonaba a menudo esta canción. Desperté al rock con ella y ya se me quedó pegada para siempre.
- Domingo por la mañana. Cumplo con mis deberes de hija obediente y voy a misa . A la salida, discoteca, sesión vermouth, vodka con ron ...y pista. Esta es la canción que siempre me levanta del asiento y me derrite el tabaco en el bolsillo. No hace falta que diga que, después de soltar los demonios, llego a casa "como una seda".
- Recuerdos del instituto, huelgas, grises, amenazas de bomba, manifestaciones y asambleas. Cantamos esta canción con la ilusión de quién cree que tiene cosas importantes por hacer.
- Alrededor de los quince años, mi prima empieza a trabajar y gasta su primer sueldo en regalos. Tengo la suerte de que me toca el regalo más deseado de toda mi vida: una guitarra. Aprendo con amigos a golpe de Twist & shout y Smoke on the water y casi sin darme cuenta me veo tocando y cantando esta canción sin descanso, como quién da un disparo, un libro, una palabra, una guerrilla o el amor.
- Verano. Con esta canción terminan muchas noches a la luz de la luna en un lugar de la Costa da Morte de cuyo nombre no me olvido.