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martes, 15 de febrero de 2011

Existo.


 

"No son los mejores tiempos para el amor pero es el último lugar que nos queda para cobijarnos".





Es viejo el tópico según el cual en el origen de la filosofía está el asombro. A lo mejor debíamos ampliar un poco ese horizonte causal y decir que existen situaciones diversas que movilizan nuestro pensamiento y una de ellas es el amor, que hace que nuestro pensamiento prenda. El amor está en el origen del pensamiento aunque hayamos de reconocer que no es un tema fácil para la filosofía.





Pero no porque a uno le pase algo entiende y conoce lo que le pasa. Es decir, tener la experiencia amorosa no cualifica para hablar del amor igual que no hay una valoración unívoca del mismo: se puede ver como una fuerza gigante capaz de romper cualquier convención o norma pero también como fuerza conservadora, alienante.
 Lo que sí podemos afirmar es que hay en cada uno de nosotros una fuerza, una energía que nos impulsa hacia los otros; estamos genéticamente programados para buscar fuera.







¿Y varían las formas del amor?... Claro,según el tiempo va pasando. La naturaleza del ser humano es la cultura. Ante una misma situación personas de la misma edad que hayan sido socializadas en contextos diferentes pueden tener reacciones diferentes. Un hombre puede matar si ve a su mujer yacer con otra persona; otro puede cree que hay que resolverlo civilizadamente. Hoy sonaría muy extraño no reivindicar la comunicación entre las partes de la pareja; antes, lo contrario. 



Jenófanes le atribuye a Sócrates una pregunta: pero ¿es que hay alguien con que hables menos que con tu mujer?.
 Hoy si una pareja en crisis decide acudir a un terapeuta éste les preguntará cosas como su vida sexual, si se comunican bien, si tienen la sensación de que se entienden... Esto hoy parece una obviedad pero nuestros abuelos, por no decir padres, quedarían boquiabiertos si les dicen que entenderse bien es un requisito de supervivencia para la pareja.





 Cuando empezamos a sumar todas las expectativas que hoy tenemos de nuestras parejas, nos damos cuenta que pedimos no poco, por decirlo suavemente. Esto podría no ser un problema si no se ensamblara con otros cambios que vivimos. Uno de ellos es el abandono de la idea o la seguridad de que hay alguien que está destinada para nosotros.  



Esa idea del amor necesario, la media naranja, el príncipe azul, el hombre o la mujer de mi vida era hermosa y cuando se creía en ella las dificultades se afrontaban de otra manera.




Ahora no solo nos ponemos el listón muy alto sino que no creemos que exista esa persona hecha para nosotros".



Amor es decirle al otro: tú no morirás nunca”.

 El amor es incapaz de contemplar su propio término: es eterno mientras dura.



Manuel Cruz (filósofo) autor de "Amo, luego existo".



Fotos de Gilbert Garcin.