Mucho ruido
Efectista y pasada de vueltas, la más celebrada película de Baz Luhrman no está resistiendo el paso del tiempo como debiera. El refrito de estilos, épocas y canciones, junto con el montaje alocado o la fotografía colorista y chillona, ha resultado ser un hijo de este siglo tan raro que vivimos, una sorpresa más bien efímera.
Puede que a los jóvenes bohemios y románticos su estridencia no les chirríe demasiado. Los demás, tal vez disfruten con una colección de temazos clásicos de los ochenta, o tal vez se rasguen las vestiduras echando de menos las versiones originales de Queen y compañía. Abstenerse amantes del cine ortodoxo y los sensibles a la vergüenza ajena.
Lo mejor: el tango de Roxanne y Jim Broadbent
Lo peor: Nicole Kidman haciendo el mono. En fin, se lo perdonaremos.
Un auténtico disparate visual, por si no os había quedado claro.