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27/10/13

Blue Jasmine



Los problemas de Cate
Blue Jasmine se anuncia como la mejor película de Woody Allen de los últimos años. Realmente, eso no es decir demasiado, porque hace mucho tiempo que el maestro no nos regala una pieza redonda: quedan muy lejos Manhattan o Annie Hall, y también bastante lejos Match Point. Y cito Match Point por ser una cinta dramática, sin apenas espacio para los destellos de humor o para las buenas vibraciones, como lo es esta última, Blue Jasmine, si bien el balance comedia-drama está aquí más equilibrado, lo que puede llevar a confusión (y hace, tal vez, que se nos indigeste el refrito).
Blue Jasmine está más cerca del drama que de la comedia. Woody Allen no tiene compasión de sus personajes egoístas y vanidosos, víctimas de su destino como en toda buena tragedia griega. En particular, Cate Blanchett sufre (y nosotros con ella) todo su vacío y estupidez. Se trata de un personaje piscótico, como aquellos que han hecho famoso a Woody Allen, pero en este caso no nos da ninguna risa. Su hermana, sin embargo, se salva de la quema gracias a su humildad, a la falta de pretensiones.
Es claro el mensaje del maestro neoyorquino: qué vacía y egoísta es nuestra sociedad del lujo, qué gran castigo merecen aquellos que se han enriquecido estafando y mintiendo a los demás. En estos tiempos de tanta crisis y tanto chorizo, qué bueno sería que todos esos mangantes devolvieran el dinero y terminaran entre rejas. Blue Jasmine es una buena película, una película necesaria, pero para nada sencilla, y muy difícil de disfrutar. Tal vez un par de nuevos personajes, o un par de situaciones de comedia más, hubieran aliviado la carga de una cinta un tanto pesada. En Tururú preferimos las tonterías anteriores de Woody Allen, la verdad, pero bueno está que aparezca Blue Jasmine para valorarlas en su justa medida
Lo mejor: Cate Blanchett
Lo peor: no demasiado disfrutable. Aunque quién dijo que el arte consista solamente en pasárselo bien.



28/9/13

Iron Man 3 vs The Iron Lady



Hoy vamos a proponer una crítica diferente en Tururú. Un combate al mejor de cinco asaltos. Dos contendientes duros como el acero frente a frente en una lucha sin cuartel. Dos películas bien distintas y con dos protagonistas antagónicos. ¿Quién ganará?

Dirección: más bien del montón en ambos casos. Nada que nos sorprenda en una superproducción como es Iron Man 3: mucho ruido y entretenimiento sin más problemas. La Dama de Hierro peca de sensiblería en algunos momentos y tiene un comienzo demasiado estirado, con poca fuerza.

Ganador: empate.

Argumento: Iron Man 3 propone rizar el rizo sobre las anteriores entregas, con más armaduras, más tortazos y más chulería. Por desgracia se deja un montón de cabos sueltos y lo que es peor, no desarrolla un par de ideas que podrían haber sido muy interesantes. Lástima. La dama de hierro hace un repaso por la historia reciente, parcial sin duda, pero no partidista, lo cual es muy de agradecer.

Ganador: The Iron Lady

Actores: Iron Man refuerza el fenomenal trabajo de los habituales Robert Downey Jr. y Gwyneth Paltrow con la presencia de un esperpéntico Ben Kingsley y un cada vez más avejentado Guy Pierce. Sin embargo, en este caso la competencia se hace muy cuesta arriba frente a la oscarizada Meryl Streep y el trabajo del siempre magnífico Jim Broadbent.

Ganador: The Iron Lady

Aspectos técnicos: el desarrollo de los efectos especiales en el cine en los últimos veinte años es auténticamente espectacular. En algunos momentos vemos tal abigarramiento en pantalla que resulta imposible asimilarlo. Iron Man 3 no es una excepción y apabulla con su repertorio de explosiones, lucecitas, cientos de pantallas de ordenador flotantes que (se supone) el protagonista puede leer al mismo tiempo, rayos láser y demás frikadas. A destacar la espectacular escena del acantilado derrumbándose. La Dama de Hierro hace uso sabio de material de archivo y su maquillaje no es demasiado malo (como sucede por contra en otro biopic que tenemos que comentar en Tururu, J. Edgar) , pero aun así no puede competir con el presupuesto desparramado del héroe de hojalata.

Ganador: Iron Man 3

Entretenimiento: ambas películas se merecen un ratito de vuestro tiempo, aunque son filmes bien distintos. Un buen cinéfilo vale lo mismo para un roto que para un descosido, así que hay momentos en los que una película de encefalograma plano como es Iron Man 3 es muy bienvenida. Si preferís los biopics de famosos, sean más o menos fieles a la verdad, o una historia más dramática y realista, sin duda la Dama de hierro no os va a defraudar

Ganador: empate

Ganador por K.O.: The Iron Lady


Lo mejor de Iron Man 3: Su espectacularidad, y que no se toma a sí mismo demasiado en serio.
Lo peor: que ya estamos saturados de super héroes. Basta.




Lo mejor de The Iron Lady: el repaso a la convulsa década de los ochenta de la mano de material de archivo y a base de flashbacks. Sus actores.
Lo peor: su dirección confusa.



4/9/13

Lincoln

 
 
Un clásico en el buen sentido
En estos tiempos convulsos lo mejor es refugiarse en las películas, en las que todo parece ser real pero es mucho más sencillo que en la realidad. Un ejemplo: la negativa del parlamento británico a apoyar el ataque a Siria (ya veremos a ver dónde queda todo éso…) me ha recordado a la última película de Spielberg, y a la aprobación de la treceava enmienda. Parece ser que, en algunos países y en algunas épocas, los políticos toman decisiones independientemente del grupo al que pertenecen. Y con un cierto sentido de la justicia. Algo que desgraciadamente no se da en la España actual.
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Volviendo a Lincoln: Steven Spielberg está empeñado en educarnos, en servirnos lecciones de historia y ética, en reivindicar a las minorías. Algo que siempre se le critica, pero que desde Tururú apoyamos. Es cierto que a veces su cine es sensiblero, quizás manipulador, no siempre enteramente fiel a la verdad. Pero, frente a otras películas vacías, descerebradas o ultra violentas, el cineasta se ha mantenido fiel a su espíritu de superación, no exento de cierta propaganda pero siempre de mimbres sobresalientes: técnica impoluta, planificación milimétrica, producción superlativa, y, en general, calidad muy por encima de la media, incluso en sus películas más mediocres.

 
Lincoln es ante todo Daniel Day-Lewis. El mejor actor de nuestro tiempo se transforma en el presidente de los Estados Unidos y da un auténtico recital. Pero su interpretación se ve aupada por el cariño con el que el director nos muestra al personaje, por cómo ilumina su silueta o cuida sus movimientos. El éxito de esta recreación de Lincoln se debe a un tándem actor-director como pocas veces se ha visto. Los demás actores de la cinta también están impresionantes: Tommy Lee Jones, Sally Field y, a destacar, un irreconocible y brillante James Spader.
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Lincoln es, también, una de las mejores películas de Spielberg. Una auténtica lección de historia, sí, pero también un film de diálogos interesantísimos, complicado, que trata al espectador como a un adulto y no como a un adolescente medio idiota, que requiere de atención constante y que recompensa sobremanera tras su visionado. No hay nada que objetar a la narración, no hay finales lacrimógenos e impostados (al igual que ocurre en La Lista de Schindler, en Salvar al soldado Ryan o en A.I). No hay apenas fisuras en una cinta seria, de guión robusto, clásica en el mejor sentido de la palabra.


 
La victoria de Argo en los últimos óscars, y el premio al mejor director para Ang Lee por la mediocre La vida de Pi, son un insulto para una de las mejores películas de este siglo, seguramente la mejor de Spielberg desde su obra maestra absoluta, La lista de Schindler. Se demuestra así que los premios del cine están directamente en manos de imbéciles o sobornados (o ambas cosas). Se demuestra también, con esta cinta, que en el cine de Hollywood todavía hay espacio para las sorpresas, y que aún puede ofrecernos obras maestras como este Lincoln.
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Lo mejor: actores, guión, dirección, fotografía, producción…
Lo peor: Joseph Gordon-Levitt, y la escena que abre la cinta. Nada es perfecto.




 
 

8/8/13

Frankenweenie



Monstruoso remake
Antes de que Tim Burton y su particular universo fueran venerados (y un pelín sobrevalorados, como lo son en la actualidad), este imitador del Robert Smith de The Cure, introvertido y a veces genial, nos sorprendía con adaptaciones como el corto Frankenweenie. El film, de unos treinta minutos, se trata de un homenaje–parodia al mito de Frankestein, tal vez algo insípido, pero sin duda inteligente y con buenos detalles.
Casi treinta años después, la casa Disney realiza un remake de Frankenweenie, esta vez una película de animación con la técnica del stop-motion (que tan buenos resultados le dio a Burton en Pesadilla Antes de Navidad). Manteniendo el blanco y negro y un cierto aroma a serie B, lo cierto es que la realización no impresiona como en otras películas del género, lo cual resulta inesperado porque Tim Burton suele ser siempre fiel a su estética recargada y sorprendente. Lo que sí resulta esperado es que sea un calco del cortometraje anterior. Tan sólo un par de aportes, sin demasiada chicha, nos alejan de la trama original.
La película resulta ser tan buena, o tan mala, como era su predecesora, o si acaso algo peor, puesto que las nuevas escenas chirrían con el tratamiento más intimista del corto. La verdadera razón, pues, de este remake, está clarísima: hacer caja. Como muestra, Disney incluye el original Frankenweenie en el Blu Ray, lo que demuestra que lo importante es pagar pero que, una vez que hemos aflojado unos buenos 15 o 20 euros, ya podemos elegir la versión que más nos guste. Yo no sé qué pensará el bueno de Walt de todo esto, pero a mí me suena como a aquella película en la cual la gente primero era obligada (por ley) a poner paneles solares en sus casas (con la promesa de que les ahorraría dinero), y, una vez instalados, eran obligados (por ley) a pagar por ellos. Doble timo, como el de Fankenweenie. ¿…O acaso esto segundo no era una película?
Lo mejor: los homenajes a Godzilla o Boris Karloff.
Lo peor: que no resultan suficientes para levantar una función anodina y que ya nos sabíamos.


31/7/13

Amour


Tragedias cotidianas
En Tururú, la multipremiada y aclamada película de Haneke nos ha dejado bastante fríos, la verdad. Otras versiones de la misma historia (desde Million Dollar Baby a Mar Adentro, muy dispares pero con muchos puntos en común) nos han gustado más. Tal vez los premios hayan venido porque se necesita atraer la atención hacia este tipo de historias, para que, al menos legalmente, cambie el futuro de muchas de esas personas que, por desgracia, están en la misma situación que la pareja de ancianitos protagonista. Amour se empeña en demostrarnos, por si no lo teníamos demasiado claro, que la vida es una mierda. Recordatorio éste que ciertamente sobra para los que ya lo sabíamos.

Amour es una buena película. Las interpretaciones son de aúpa, con un trío de actores en estado de gracia. La dirección es sobria, sabia, mostrando los acontecimientos con crudeza y distancia. A mí, sin embargo, me ha parecido lenta, estirada, y, en algunos momentos, demasiado “barata” (en particular, la metáfora con la paloma resulta de una simpleza decepcionante). Y añado ( y esto ya es seguramente muy personal) que me hubiera gustado un final más elaborado, que solucionara los interrogantes legales o simplemente entre los personajes, más allá del drama personal que adivinamos en el rostro magnético de Jean Louis Trintignant. Amour es una película triste que huele a otras historias, de visionado difícil, y que desde Tururú nos hubiera encantado recomendar. Pero no.

Lo mejor: los actores, magníficos
Lo peor: haber vivido de cerca el drama que se nos narra. Ver la película entonces debe de ser atroz, masoquismo puro.


21/6/13

El Vuelo

 
 
Robert Zemeckis es uno de nuestros directores favoritos aquí en Tururú. En los ochenta entregó un buen puñado de clásicos, empezando por la inolvidable Quién engañó a Roger Rabbit y por la trilogía de Regreso al futuro. Una serie farragosa, pero llena de encanto: su primera parte en particular es asombrosamente buena y mejora con el tiempo, gracias a un guion de connotaciones freudianas que sabe reírse de sí mismo. En Regreso al futuro los personajes están llenos de ironía, atrapando a Michael J. Fox en un mundo más de fantasía que de ciencia-ficción. Una cinta brillante e inolvidable.
 
En los noventa, Zemeckis entrega su obra maestra, Forrest Gump, otra película que bajo su apariencia sencilla y su sello comercial está cargada de detalles y notas de buen hacer. La invisibilidad de su director demuestra, muy al contrario, el trabajo minucioso con el que se cuidaron todas sus escenas, en una película total, auténtico clásico moderno. Inexplicablemente, su siguiente película fue Contact, un auténtico bodrio, insalvable, que ha sido capaz de, casi casi, hundir su carrera.  De hecho, Zemeckis no ha conseguido levantar cabeza, y todavía hoy, quince años después, no ha encontrado una película digna de su talento. Náufrago o Lo que la verdad esconde son películas interesantes, pero del montón.
 
Después de dirigir varias películas de animación (la apreciable Beowulf entre ellas), Robert Zemeckis ha vuelto a la imagen real con El vuelo. Cinta ésta para gloria de Denzel Washington, buen actor que a mí en particular me deja un poco frío. En El Vuelo asistimos a un comienzo trepidante, que augura una típica película de catástrofes aeroportuarias. Pero, lejos de ser así, la película simplemente retrata la vida de un personaje alcohólico, drogadicto, atormentado y sin pizca de gracia. Por el camino aparecen otros personajes, pero ninguno con el suficiente peso como para ayudar al pobre Denzel a levantar el resto del metraje. La película es un pelín larga, y consigue mantener la intriga a duras penas. Le deseamos a Robert Zemeckis un pronto retorno al cine que le dio su fama y mucha suerte con sus próximas películas. De momento ésta nos ha decepcionado.
 
Lo mejor: el accidente del avión, rodado de forma magistral, que nos recuerda obviamente al de Náufrago.
Lo peor: una película normalita, con guión de telefilm de sobremesa, que no levantará pasiones.
 
 
 

12/5/13

Ted



Seth MacFarlane es el creador, entre otras, de la serie de animación Padre de Familia, una especie de mezcla de la clásica Los Simpson y el humor gamberro de South Park. De hecho, muchas escenas exceden lo políticamente incorrecto para caer en lo que sería, casi casi, un abuso de la libertad de expresión: que algunos países occidentales permitan exhibir cualquier burrada por televisión no significa que sea no ya de buen gusto, sino tan siquiera correcto. Así las cosas, casi prefiero la (más sosa) Padre Made in Usa, que mantiene el mismo espíritu de autocrítica (aunque dicho sea de paso, tanto autocrítica gamberra puede alejar a la audiencia de la reflexión y reforzarles en la idea del todo vale: qué divertido, cómo mola, que comemos como cerdos todo el rato, somos muy brutos y tenemos armas).


Tras el éxito merecido de la serie de la televisión, MacFarlane se embarca en Ted, una especie de Harvey (aquella película en la que James Stewart se codeaba con un conejo gigante) en la que un oso de peluche le complica la vida al (cada vez más despistado) Mark Wahlberg y a su (guapa, como no podía ser de otra manera) novia. La animación del muñeco es fascinante, y además aparece el actor original de la película de los ochenta Flash Gordon.
Aquí terminan las buenas noticias. Ted se mueve desde el cuento de hadas ñoño para niños al thriller, pasando por la comedia romántica y la comedia gruesa, chabacana y hortera, llena de pedos y tacos y chistes fáciles y groseros. Es esa auténtica falta de carácter el problema de Ted: va pegando tumbos hasta que ya no sabemos si reír o llorar. Los que se esperen algo como la película de South Park (algo así como un episodio alargado de la serie, igual o más salvaje) se van a llevar un buen chasco. Los amantes del cine seguramente no se esperaban nada bueno, como yo, pero la película va más lejos que eso y no solamente no tiene gracia, es que es muy mala.
Lo mejor: el muñequito protagonista
Lo peor: un desastre. Aburrida, grosera y (lo peor que le puede pasar a una comedia) sin pizca de gracia


Socorro!

3/5/13

Skyfall




Leo en La Guarida del Eremita, el espacio de mi compañero bloggero Pepe Cahiers, la reseña de la última de James Bond, con la coincidencia de que acabo de ver la película hace un par de días. Cahiers se concentra en su crítica en un guión que hace aguas por todas partes, lo cual evidentemente suscribo. Os dejo el link para que lo reviséis, y así me evito comentar exactamente lo mismo


A la saga de James Bond le está sucediendo algo a lo que ya nos estamos acostumbrando: cada vez menos seso y cada vez más tortas. Esto tal vez no tendría nada de malo si no fuera por tratarse de un personaje ya con unos añitos, cuyos orígenes están bastante lejos (en intenciones y en resultado) del Bond actual. El principal problema de la saga hoy en día ya lo hemos dicho en Tururú un par de veces: el inexpresivo, feo y plano musculitos que nos han plantado, diciendo incluso que es el actor que mejor ha representado el personaje. Ver para creer amigos. Daniel Craig se pasea por tercera vez en los zapatos de Bond, sin mover un músculo, aniquilando docenas de enemigos con la misma cara con la que pela las patatas para la tortilla de la cena. Sus admiradores, especialmente las féminas, están de suerte: Craig se pasa la mayor parte de la cinta sin camiseta, haciendo gala de su principal habilidad: exhibir musculito.

Tal vez haya un puñado de buenas ideas en esta película, y no dudo de que los productores han echado toda la carne en el asador, con actores de relumbrón, helicópteros, trenes descarrilando y demás pirotecnia. No así Sam Mendes, un director que ha ido de más a menos, lástima. De Javier Bardem no podemos decir más que se embarca en el típico papel de psicópata, como se esperaba: confiemos en que se haya divertido, porque el espectador se lo habrá pasado nada más que regular. Tal vez la presencia de una chica Bond con cierto peso en la trama ayude en próximas entregas, so pena de empacho tremendo de orejas de soplillo “a la Craig”. Así las cosas, una película fallida, con un guión más que endeble, que no convence ni a los amantes del cine de acción ni a los seguidores del personaje.

Lo mejor: los reconocibles escenarios de Londres.
Lo peor: larga y aburrida. Añoramos al James Bond socarrón que tan bien interpretó Sean Connery (o incluso Pierce Brosnan)




Lo dicho...


23/3/13

Woody Allen: el documental



Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Woody Allen, pero nunca se atrevió a preguntar.
Así debería llamarse este documental faraónico, dedicado a la figura del neoyorquino más neurótico y divertido que ha parido Brooklyn. La cinta se estrenó en los cines y  nos llega ahora en un kilométrico blu-ray. Se trata de una especie de making-off de unas seis horas, con la particularidad de que, además, contiene algunos extras (es decir, que tenemos también el making-off del making-off…). ¿Se trata, por tanto, del documental definitivo sobre la figura del genio?



Es cierto que  este “todo sobre Woody” es bastante exhaustivo, en especial repasando sus primeros pasos en el cine. Después, inexplicablemente (o tal vez por derechos de las distribuidoras) el documental se salta sin mencionarlas una buena docena de películas de los años noventa y dos mil. En lo personal, la cinta hace un buen repaso a sus orígenes, con algunas escenas de sus primeros monólogos como comediante que son para no perderse. Por el camino vemos a Diane Keaton o a Martin Scorsesse, junto a algunas estrellas de nueva hornada como Naomi Watts, o la inolvidable Poderosa Afrodita que fue Mira Sorvino. El documental tampoco oculta el escándalo que rodeo a su ruptura con Mia Farrow (y su posterior matrimonio con la que fuera su hija adoptiva, Soon Yi).


La película es, por lo tanto, muy recomendable para los seguidores del talentoso director. Mucho cuidado si no lo sois: el documental pierde fuerza muy pronto y se vuelve bastante pesado (aunque es imprescindible verlo por partes, claro). En todo caso, un homenaje bastante merecido a un artista como ningún otro. El cineasta, a lo largo de más de cuarenta años de carrera, ha conseguido mantener un nivel siempre digno, regalándonos obras maestras como Manhattan o la minusvalorada Match Point. Su forma de hacer cine es tan desgarbada como su personaje. Su talento como actor, director y guionista es único en la historia del cine. Se le ha criticado su vida personal (que, a fin de cuentas, debería importarle sólo a él) y también la irregularidad de sus últimas películas. Esto último puede ser cierto, pero también es verdad que, como pasa con la última etapa de Picasso, es más importante su búsqueda que su resultado, y siempre es un placer observar su sabiduría y su experiencia reflejados incluso en la escena más embarazosa. Como otros artistas, Woody Allen sabe que se le acaba el tiempo pero aún tiene muchas cosas que decir: de ahí esa precipitación, ese resultado no tan redondo. En todo caso, siempre será mejor acercarse a su cine, que perder el tiempo con alguna de esas estúpidas comedias americanas, groseras y absurdas, que tanto abundan hoy en día.

Lo mejor: el comienzo, que refleja sus primeros pasos en el mundo del espectáculo
Lo peor: bastante pesado. Sólo para fanáticos del director (o de los making-off) que, afortunadamente, son muchos.



Grande, sin comentarios

16/3/13

Argo




Thriller de baratucho
Argo es la flamante ganadora del Óscar a la Mejor Película de este año, y también de otros premios de relumbrón, Globos de Oro incluidos. Ha sido tan exitosa que en las salas del Reino Unido, por ejemplo, está volviendo a exhibirse, aprovechando el tirón. En realidad, no es la primera vez que un actor de recursos limitados, como Ben Affleck, consigue el éxito que no había conseguido con la interpretación dirigiendo una película. Me vienen a la cabeza otros casos, como los de Mel Gibson o Kevin Costner. Esta tendencia no puede ser casualidad, demostrando que seguramente, en las votaciones, hay más afinidad por los actores metidos a director que por los directores mismos.

En todo caso, la pregunta sería: ¿cuántas fiestas y comilonas han pagado George Clooney (productor) y el propio Affleck para conseguir tanto éxito?. O más aún, ¿con cuánta gente han tenido que acostarse para “promocionar” su película? Si estamos hablando de miles, tal vez así encontraría este humilde espectador la explicación para semejante despropósito.

Argo no es una buena película. Tampoco es rematadamente mala, pero sí una de las peores películas que se ha llevado el óscar, junto a otros plomos del calibre de El Artista o Shakespeare in Love. La historia ha sido convenientemente edulcorada, pero eso ya nos lo suponíamos. Lo que no nos esperábamos son los recursos baratos que desatan la adrenalina de la última media hora. El montaje resuelve con habilidad unas escenas dignas del peor telefilm de sobremesa, pero es que además la primera parte de la cinta roza la somnolencia, con personajes poco carismáticos y producción de serie B.
De remate, por encima de estos otros problemas está el principal, la prolongada sombra del Ben Affleck actor, un tipo enamorado de sí mismo que no se inmuta durante las dos horas de la cinta, pero que, sin ningún complejo, nos obsequia con primeros planos de su inexpresividad continuamente. De juzgado de guardia.
Lo mejor: la histérica traca final. Barata y tramposa, pero vibrante
Lo peor: casi todo, la verdad. Un insulto a otras buenas películas que se hubieran merecido el óscar, pero, sobre todo, un auténtico insulto al llamado buen cine. Y al espectador. El consejo llega tarde, pero es bien válido: no perdáis el tiempo.



Madre mía qué guapo soy! Y lo poco creído que lo tengo...

4/2/13

Looper



Asesinos del futuro

Looper es un refrito de lo más granado de la ciencia ficción. Es una cinta de viajes en el tiempo, en el más puro estilo de Terminator o Doce Monos, aquellas en las que se suceden las paradojas temporales y en las que el destino cambia permanentemente, de forma que las acciones del presente afectan a los personajes o sucesos del futuro. Creo que el espacio-tiempo del bueno de Albert Einstein no funciona exactamente así, pero bueno: todo vale con tal de divertirse un rato. También recuerda la película a Carrie y, muy especialmente, a Akira, por motivos bastante obvios pero que no pueden ser desvelados sin revelar la trama.
Como bien me gusta decir, aquí terminan las buenas noticias. Es difícil de decir qué le pasa a esta película, pero la realidad es que no funciona en absoluto. A medio camino entre el gore y las películas de tiros, y la película casi intimista, Bruce Willis aparece y desaparece (en varios sentidos) mientras el propósito del metraje va cambiando como si no estuviera muy claro, tampoco para el guionista, de qué va la cosa. Lo más imperdonable es que el final es pretendidamente confuso, y sabe a poco, y se resuelve con sobriedad altiva, como si la cosa fuera un Blade Runner. Pero no lo es. Si el espectador ha sobrevivido a la crueldad de la primera parte, se encontrará con que la curva de interés va creciendo, anticipando un final potente, que lo es, pero que no convence. Qué difícil es sorprender en esto de la ciencia ficción
Lo mejor: el perturbador Tetsuo, robado directamente de la magistral Akira.
Lo peor: perfectamente prescindible. Y, como es norma habitual en el cine reciente, su (deleznable) violencia.


Ya lo dice el bueno de Bruce: el que avisa no es traidor.

3/1/13

Los Miserables



Actores, que no cantantes
Hace cosa de un año comentábamos en Tururú la anterior película de Tom Hooper, El Discurso del Rey, en un post que podéis consultar aquí


Por entonces yo decía que me había gustado mucho el estilo de Hooper, dejando a los actores expresarse frente a la cámara sin aspavientos, florituras y demás mareos de cámara a los que otros directores acostumbran. Es tal vez ese estilo, que tan buenos resultados le dio en una película pequeña, lo que traiciona a esta cinta de Los Miserables, superproducción mucho más ambiciosa, de mayor duración, que necesitaba seguro de una ayudita para que el espectador no termine pidiendo no ya la hora, sino clemencia.

Los Miserables es un musical de éxito imparable, inspirado en la novela de Víctor Hugo que, a buen seguro (porque yo no la he leído, ni pienso leerla), dejaba atados y bien atados todos los cabos sueltos que esta adaptación no resuelve. Personajes totalmente planos campan a sus anchas por este drama de tomo y lomo, lleno de saltos temporales, en una colección de distintas historias conectadas por dos personajes que tienen mucho más en común de lo que aparentan: el bueno de Jean Valjean y el también bueno, a su manera, Inspector Javert. La complejidad de su antagonismo hubiera dado para una trilogía, pero este resumen revolucionario es algo farragoso, y estirado al principio, lo que lastra la duración de la película. No hay duda de que la adaptación del musical es fidedigna, con lo que, intuyo, arrastra, o se hacen más graves, los errores del original.


Hooper se rodea de un reparto de campanillas, en general correcto. Anne Hathaway recibe palos por todas partes en unos escasos veinte minutos, que incluyen la famosa pieza I dreamt a dream, y que seguramente le valgan el óscar a mejor actriz de reparto. Hugh Jackman no termina de convencerme, y Russel Crowe, que aporta su habitual presencia física, anda muy despistado en esto de los gorgoritos. El director propone a los actores un auténtico tour de forcé, y, con un plano fijo, muy próximo, les deja cantar y llorar durante minutos, ininterrumpidamente, y es este uno de los principales fallos de la cinta, no sólo para los actores (pues, además de ser una prueba muy exigente, su voz no alcanza como debiera en los momentos culmen de la canción) sino también para el sufrido espectador, a quién algún movimiento de cámara, o un segundo plano, hubiera venido muy bien para relajar tanta tensión y tanta pena. De hecho, en otra ganadora de óscar, Chicago, el montaje era fundamental para camuflar los fallos de actores jugando a ser bailarines como Richard Gere. Bien le hubiera venido a Hugh Jackman algún respiro de esos. Solamente en el caso de Russel Crowe, a juicio del director, fueron imprescindibles – en una escena, esa del solo de Javert, mucho mejor resuelta pese a las limitaciones del actor-.

En todo caso, por encima de dichas trabas, la partitura de Los Miserables se alza como su mejor baza, con piezas como la coral One more day (mi favorita), el prólogo con el que comienza la película o la marcha que acompaña las distintas barricadas hacia el final de la cinta. No es una música tan sencilla o pegadiza como la de otros musicales, pero cuenta con muchos adeptos merecidamente. Como con casi todo, si odias los musicales, esta no es tu película, pues apenas hay diálogo. Si por el contrario los dramones de época te chiflan, y piensas con razón que Cantando bajo la Lluvia es una obra maestra, no debes perderte Los Miserables. Eso sí, prepara los klinex y deja las palomitas fuera.

Lo mejor: su música
Lo peor: que el director no consigue armar la cinta como su fama y su reparto se merecen 



Er... Entendido, mejor la próxima vez canto en la ducha...

20/12/12

Batman: La Leyenda Renace




Batman cansino
Los seguidores de este oscuro y ya clásico personaje (entre los que me cuento) no podemos por más que felicitarnos por la actualización que Christopher Nolan ha llevado a cabo en los últimos años, sobre todo después del desaguisado que Val Kilmer, George Clooney y directores de los que no quiero acordarme, habían hecho en la franquicia. Asegurada una cierta calidad, la pregunta sería si esta tercera y última película de la trilogía del hombre murciélago se parece más a la (más bien correcta) primera entrega o la (bastante mejor) segunda parte. Una segunda parte, por cierto, hiper violenta y sobrevalorada, pero con buenos mimbres.

La respuesta es sencilla: Batman, La Leyenda Renace, se asemeja mucho más a Batman Begins, y de hecho muchas situaciones nos recuerdan al primer film (empezando por el enemigo, pero también por esa transformación que el personaje enfrenta). Es cierto que Bane o Catwoman son apariciones muy atractivas, pero en general la película, como el resto de la saga, desperdicia a sus secundarios, y se pierde en cansinos diálogos y en escenas de acción algo confusas. Por no mencionar que le sobra, al menos, media hora, lo que hubiera evitado el aburrimiento que, de forma inevitable, invade al espectador.

Tristemente, durante el estreno de la película se produjo una matanza en Estados Unidos, que enlaza con la tragedia en un colegio que ha sacudido a los medios de comunicación estos días (como si fuera la primera, o la última vez que pasa). Muchos expertos (y no tan expertos: nadie es inmune a un lavado de cerebro, sobre todo si recibes dinero a cambio) aseguran que la violencia que vemos en el cine o los videojuegos no tiene nada que ver con este tipo de terribles sucesos. En Tururú sin embargo estamos cansados de decir que la banalización de la violencia (o su uso heroico, como sucedía en la segunda parte de Batman) produce una insensibilización en el público, y que es la chispa que falta para que, el que está mal de la cabeza, termine dando el paso hacia la locura. En Tururú también pensamos que todos los creativos (directores de cine, cantantes o diseñadores) con una repercusión social tan importante, tienen una responsabilidad moral con su producto. Leía una entrevista con Quentin Tarantino en la que aseguraba, acerca de las escenas violentas de sus películas, que no le preocupaban en absoluto, y venía a concluír: el que no quiera mirar, que no mire. Algo terriblemente egoísta y estúpido, teniendo en cuenta que la esencia del cine es ese no saber lo que va a pasar en el siguiente fotograma, y muchas veces nos llevamos una desagradable sorpresa. Es cierto que la responsabilidad de todo este desastre de las armas no es de las productoras de cine, faltaría más, pero, como un problema social que es, no es excusable mirar hacia otro lado.

Lo mejor: Catwoman
Lo peor: pelín soporífera



En la línea de Michelle Pfeiffer y Halle Berry: Anne Hathaway es, también, una Catwoman de aúpa.

4/12/12

Pupurrí 2


En el capítulo anterior realizamos un pupurrí de películas fantásticas, y ahora toca otro pupurrí de películas con los pies en el suelo. Vamos allá

Martha Marcy May Marlene
Hace unos días comentábamos en Tururú The Master, una dura denuncia contra la Iglesia de la Cienciología. Martha Marcy May Marlene, una película aún más dura, es también un alegato contra la realidad de las sectas en Estados Unidos. Cine independiente con miga este, que expone todo el drama sin sutilezas, de la mano de una dirección cruda y firme y, sobre todo, de la actuación de Elizabeth Olson, la hermana pequeña de aquellas gemelas tan monas de la serie Padres Forzosos (que ahora ya no son tan monas pero se han construído un gran imperio alrededor). En fin, lavados de cerebro y un final abierto, para estudiosos de este negocio tan boyante de limpiar el alma a través del sacrificio y demás sandeces.

Lo mejor:Olson
Lo peor: que no te apetezca ver este tipo de cine. Lo cual no sería nada extraño la verdad




La Versión Barney
Paul Giamatti interpreta a un gruñón con mucho carácter y muy mala suerte, con la habilidad de estropearlo todo aunque sus intenciones sean buenas. Escondida bajo la forma de una comedia, en realidad la cinta es un drama de tomo y lomo, con pocas concesiones a la galería. Barney es de puro romántico un enfermo, pero en el fondo un buen tipo. Poco importa, porque el final de su vida es triste como el de cualquiera, y, así las cosas, la película deja un ligero poso de amargura. Ligero sólo: no hay tanto que recordar en ella, afortunadamente.

Lo mejor: Paul Giamatti
Lo peor: quizás un poco larga




2 días en París
July Delpi, musa de Kiewloszky en Tres Colores: Blanco y actriz por lo tanto de culto, interpreta, escribe y dirige esta comedia enloquecida, de personajes enloquecidos, con una base real como la vida misma. Es cierto que a veces resulta exagerada, pero la Delpi ofrece un pequeño crisol de lo que somos en el papel de una fotógrafa con mucho carácter y un pequeño trastorno bipolar. Claro que su familia está peor. Una película con buenos momentos, que no dispara la carcajada pero que se ve muy bien.

Lo mejor: su escasa ambición
Lo peor: pues, tal vez eso mismo.




2 días en Nueva York
Secuela de la anterior, una multi talentosa Julie Delpy continua con las aventuras de sus personajes, unos años después, y en un escenario bien distinto. El novio ha cambiado, pero su desastrosa e incontrolable familia, de visita en la Gran Manzana, sigue como siempre. Contra pronóstico, la secuela es mucho mejor que la anterior, con más fondo, dándole fuerza a los secundarios (en especial al padre de la Delpy, en la ficción y en la realidad) y con algún cameo que otro, muy de agradecer. Las notas filosóficas o las paradojas de la vida se entremezclan hábilmente, lo que resulta en una comedia mucho mejor de lo esperado.

Lo mejor: la parte final
Lo peor: lo antipático que resultan algunos personajes




MoneyBall
Aparentemente, MoneyBall no ofrece demasiados alicientes. El baseball no es un deporte demasiado popular que digamos en Europa, tal vez por eso el cartel de la película lleva a Brad Pitt en solitario, reclamo principal y único de lo que parece ser un buen rollo. He de decir que he visto la película animado por las buenas críticas, y que no me ha decepcionado en absoluto. MoneyBall es interesante, intensa, sus personajes están bien construídos, la dirección es firme y es, en definitiva, un buen film. El baseball es el telón de fondo, pero lo que se muestra en realidad es una lucha a contra corriente, un empecinamiento de un pionero nada heroico con final agridulce. Recomendable.

Lo mejor: su factura impecable
Lo peor: no dar a esta película una oportunidad



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