El establishment está feliz. De a poco va fraguando su estrategia de amontonar a la oposición en un mismo frente electoral y llegar a octubre con la esperanza de contar con un candidato propio capaz de vencer al postulante K. Ernesto Sanz, uno de los dirigentes locales que mejor sintoniza con los deseos de las elites sociales y los sectores concentrados de la economía, acaba de sumar a la otrora progresista Unión Cívica Radical en una UTE con el PRO, del millonario heredero Mauricio Macri, y la Coalición Cívica, de la inflamada Elisa Carrió. El pacto avanzó como una topadora sobre los restos de FAUNEN y ahora se dirige hacia Sergio Massa, que intentará vender cara su renuncia para salvar algo de la fortuna política –y económica– que invirtió en una campaña presidencial que ahora resulta inconveniente para los dueños del dinero y del poder.
Si la declinación de Massa se les presenta como pan comido, al Círculo Rojo le queda un desafío duro de roer: convencer a las mayorías populares que la nueva alianza será mejor que la que estalló en 2001 junto al país. Para eso disponen de un formidable aparato de propaganda que, al mando del multimedios Clarín, intentará custodiar las espaldas del candidato y atacar al oponente que compita por la escudería K. Esta semana, justo después de la convención radical que corroboró la UTE, el Grupo dejó en claro que jugará a fondo: TN, el canal de noticias del grupo, sumó a los ultra anti K Carlos Pagni, Nicolás Dujovne y a la familia Leuco. Para hacerle espacio a la nueva artillería pesada debió desplazar a los moderados Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda, que quedaron sin pantalla. En este año electoral, parece, en Clarín no habrá lugar para tibiezas.
Esa intransigencia es hija de la experiencia: varias veces el establishment dio por muerto el proyecto K, que resurgió de sus sucesivas crisis con medidas de alto impacto redistributivo que mortificaron a distintos estamentos del poder real. Fue el kirchnerismo que emergió de la derrota el que empujó la Ley de Medios, el matrimonio igualitario, la Asignación Universal y el plan Procrear. Fue después de un traspié electoral que el gobierno reestatizó el sistema provisional, recuperó a YPF y promovió la reforma electoral. Curiosidades del destino: la creación de las PASO, parte de esa reforma denostada por un sector de la oposición, colaboró para que ahora cuajara una alianza que el poder fáctico comenzó a cocinar varios años atrás.