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lunes, 10 de agosto de 2015

Hablemos del "voto estratégico"



No debe descartarse que el ejemplo del voto kirchnerista por Lousteau en en balotage porteño sea el antecedente que le de fundamento a una migración masiva de votos de Massa anque también de Stolbizer a Macri para evitar un triunfo de Scioli-Zannini en la primera vuelta.

Seamos claros: si el votante K se bancó poner la boleta de Lousteau con tal de ganarle como fuera a Rodríguez Larreta ¿Por qué no lo va  a hacer en octubre el votante de Massa y/o Stolbizer si es evidente que la fórmula del FPV está muy cerca de ganar en primera vuelta?

¿Serán tan giles como para dejar ganar al oficialismo teniendo en sus manos la herramienta para evitarlo?

¿Cuál es la composición del voto de UNA hoy?

¿Se parte en dos mitades o prima un perfil Anti K?

¿Por qué el votante de UNA lo va  acompañar a Massa en primera vuelta si sabe que no llega al balotage?

¿Por qué no irán con Macri directamente en octubre?

Tenemos una sola forma de evitar el balotage y es superar el 45% en octubre.

viernes, 10 de julio de 2015

Recalde "Si votamos a Larreta gana Macri pero si votamos a Lousteau también gana Macri"


Texto de la declaración del FPV de la ciudad de Buenos Aires sobre el Balotage

 En primer lugar queremos agradecerle a todos los vecinos que participaron de la elección, al millón ochocientos mil ciudadanos que fueron a votar pero en particular a los cuatrocientos mil porteños que eligieron el Frente para la Victoria.

Queremos señalar, porque nos estamos refiriendo a todos los votantes de la ciudad de Buenos Aires, que más allá de las particularidades de este balotage, en el que quedaron dos candidatos de un mismo espacio político, el pueblo ha decidido que haya segunda vuelta, y nos parecería una falta de respeto a la voluntad popular que alguno de los candidatos renuncie a la contienda para permitirle a su aliado un triunfo sin votación. En este sentido le pedimos al candidato de ECO en la alianza Cambiemos que diga quien o quienes lo presionan o instigan a declinar su candidatura y con ello a violentar la voluntad popular que se expresó con claridad en la elecciones del 5 de julio.

En segundo lugar, queremos decir que nos encontramos frente a un escenario muy particular, porque precisamente aquellos que sobre la base de un falso republicanismo piden cambio y alternancia, cuando están en el gobierno van por un tercer mandato consecutivo, que ya tienen asegurado en esta elección porque cualquiera sea el resultado, el ganador va a ser una persona de la alianza Cambiemos. Por lo tanto consideramos un discurso hipócrita que sólo pide alternancia cuando gobierna otro.

Reiteramos el agradecimiento a los cuatrocientos mil porteños que nos acompañaron y confiaron en nosotros. Por eso tenemos el deber de fijar nuestra posición frente a este particular balotage, pero antes queremos aclarar alguna cuestiones: Nos preguntaron muchas veces qué vamos a hacer con nuestros votos y la verdad que ante esta pregunta nosotros decimos que no son nuestros los cuatrocientos mil votos que acompañaron al Frente para la Victoria, ni mucho menos nos consideramos dueños de los votantes. Cada ciudadano ha votado con libertad y conciencia y seguramente hará lo mismo el 19 de julio. Nuestra opinión no es en representación de quienes nos votaron ni mucho menos pretende ser una bajada de línea.

Aclarado esto queremos decir que seguimos viendo a dos candidatos que forman parte del mismo proyecto político. Seguimos sosteniendo que lo que tenemos por delante, más que un balotage es la resolución de una interna partidaria de una nueva alianza recientemente formada y que ha sido bautizada "Cambiemos".

Es cierto que no alcanzamos a convencer a la cantidad suficiente de vecinos para evitar un balotage de estas características en el que si votamos a Larreta gana Macri, pero si votamos a Lousteau también gana Macri.

Tenemos el deber de ir a votar y lo haremos convencidos de que no sirve sumarle votos a ninguna de las dos variantes de la alianza Cambiemos. Ni la versión "pura", de acuerdo a la calificación que le ha dado Durán Barba, ni a la segunda marca o muleto de ese mismo proyecto. Es el mismo producto que nos quieren vender con envase distinto.

Por eso el Frente para la Victoria ha decidido no apoyar a ninguno de los dos candidatos y reiterar que no somos dueños de los votos y que cada votante ejercerá su derecho libremente el próximo 19 de julio, como lo ha hecho hasta ahora.

Por nuestra parte, seguiremos consolidando nuestro espacio, el del FPV en la ciudad de Buenos Aires, que ha mejorado su elección, de cara a los desafíos que vienen para nuestro país.

Buenos Aires, 10 de julio de 2015

jueves, 9 de julio de 2015

Errores y horrores




"En el caso de Macri, es llamativo que el ballottage porteño se le haya transformado en una pequeña crisis. Durante la campaña, el leitmotiv del jefe de gobierno y de Horacio Rodríguez Larreta fue que había que prepararse para una segunda vuelta, ya que siempre había ocurrido. Y el objetivo principal de Martín Lousteau fue provocar ese resultado, hasta convertirlo en un eslogan: "Con el ballottage ganamos todos". Esto es lo raro: el oficialismo porteño quedó desconcertado frente al único escenario previsto.

Hay un detalle que explica, siquiera en parte, esta paradoja. El consultor Jaime Durán Barba, el domingo pasado al mediodía, aseguró a Larreta que ganaría por el 54% de los votos, secundado por Mariano Recalde y no por Lousteau. El ecuatoriano levantaba apuestas sobre ese desenlace. Al final de la tarde las encuestas en boca de urna revelaron ser, mientras transcurren los comicios, instantáneas muy poco confiables. Pero Durán ya había inspirado un triunfalismo inconveniente. Cuando se conocieron los resultados la dirigencia de Pro ingresó en un clima de frustración que eclipsó el propio éxito. Larreta había sacado 45% y, en una demostración de que el desequilibrio de poder es una patología difundida más allá de la escala nacional, había aventajado a su segundo por 20 puntos. La sorpresa de Macri y su "círculo amarillo" ante el desenlace que, dos días antes, vaticinaban como inexorable ocultó que la de Lousteau no había sido una marcha triunfal: no logró convertirse en un antagonista nítido del macrismo, ya que mejoró en sólo tres puntos la cosecha de su fuerza en las primarias.

Es razonable que el ballottage sea fastidioso para Macri. El domingo él pensaba hacer un relanzamiento presidencial, para después abocarse al conurbano bonaerense. Además, quedó expuesto durante otros 15 días a las críticas de un aliado. Lo asombroso es que esté procesando ese malestar de un modo tan autodestructivo.

El primer déficit de Pro es argumental. Se puede aceptar que el desenlace de la próxima elección está cantado a favor de Larreta. Aunque, como recordó ayer el politólogo Andrés Malamud desde Lisboa, en las presidenciales portuguesas de 1986 Diogo Freitas ganó el primer turno por 46%, contra 25% de Mario Soares; pero perdió el segundo por 48% contra 51 de Soares. El ballottage no es la continuación de la primera vuelta. Es otra elección. De todos modos, que Lousteau se convierta en Soares resulta hoy impensable.

Eso no habilita a pedirle que renuncie a establecerse como la segunda figura de la ciudad el próximo 19. Además de ser improcedente desde el punto de vista institucional, esa exigencia es peligrosa para Macri. ¿Qué sucedería si Scioli obtuviera en octubre 43% de los votos y él 34? Alguien del Frente para la Victoria podría pedirle que reconociera el resultado inevitable, citando sus pretextos de estos días.

El razonamiento anterior se podría refutar con otra tesis, habitual en Pro por estas horas: el ballottage daña a Macri porque va a ser protagonizado por alguien que, como Lousteau, pertenece a su propia coalición. Aun cuando se dé esa afirmación por verdadera, es increíble que el oficialismo porteño la pronuncie. Decir que Lousteau perjudica a Macri es la mejor publicidad que puede esperar Lousteau para seducir a los votantes de Recalde. Uno de los errores que está cometiendo Pro es nacionalizar la segunda vuelta porteña. Acaso debería municipalizarla, a pesar del riesgo de favorecer un discurso que, al final, le jugará en contra: el miedo a que se pierda lo conquistado, el miedo al cambio.
Macri decidió lo contrario. Dijo que Lousteau no tiene espíritu de cuerpo. Es decir, lo castigó con el reproche que empleó contra Gabriela Michetti cuando la senadora decidió presentarse en las primarias. La recriminación ignora un problema: Lousteau no forma parte de "el equipo". Y el motivo es que Macri no lo quiso. El año pasado, el candidato de ECO pidió en varias oportunidades constituir una alianza y dirimir la disputa por la jefatura de gobierno en primarias. Pero Macri prefirió tenerlo como un rival declarado.
El dato merece ser recordado no sólo porque señala un desacierto de Macri en la concepción de toda la jugada porteña, sino porque desnuda una dificultad en su constitución como líder: todavía no advirtió que aspira a representar a una coalición partidaria y electoral mucho más amplia que Pro.

Esta incapacidad para pensarse en este nuevo rol lo llevó a postular una fórmula Vidal-Ritondo para la provincia de Buenos Aires, equivocación que pudo evitar por las quejas que, a último momento, le planteó Ernesto Sanz. En el fondo de este problema está la aspiración a ofrecer una opción de "Pro puro", contradictoria con el armado de un frente. Esta limitación, que presenta ya algunos costos electorales, puede ser muy perjudicial si a Macri le toca presidir un gobierno de coalición. Dicho de otro modo: si piensa arbitrar las disidencias entre las distintas fracciones de un eventual oficialismo con las categorías con que aborda el desafío de Lousteau, Macri estará en problemas.
La alternativa a esta estrategia es sencilla. Lousteau la ha explicado varias veces en las últimas horas. El domingo Macri estaba en condiciones de invitar a Sanz y a Elisa Carrió a festejar la obtención del 70% de los votos porteños. Y podría haber prometido que él y sus aliados darían en los próximos 15 días una lección de cómo debatir con madurez e inteligencia el futuro de la ciudad. Lousteau debe celebrar que a Durán Barba no se le haya ocurrido, porque él hoy estaría en dificultades."

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Según Pagni los problemas de Macri de cara al balotage son fruto de sus propios errores. No es novedad: lo desprecia. Macri cumple al pie de la letra el plan de mostrarse como "el cambio" y  en función de ello jugó a secarlo a Massa en la PBA y a sumar al radicalismo pero como un socio muy menor. La idea de Durán Barba es no salirse de esta estrategia porque está convencido que si Macri no triunfa en esta elección, quedará proyectado como el único candidato con fuerza propia en condiciones de obtener la presidencia en 2019. Se podrá coincidir o no con este diseño, lo que no se puede discutir es que el candidato y su fuerza política están dando todos los pasos en consonancia con ese marco estratégico. Por eso el ninguneo a los aliados y por eso también la postura ante el ECO. Por eso el festejo en soledad y la postura de estas horas, de mostrar a Lousteau como un aliado revoltoso, que "no juega en equipo".

Pagni, como vocero del Círculo Rojo, viene disintiendo hace rato con Durán Barba y ahora no hace más que ratificar su desacuerdo. En realidad este debate al corazón de la derecha argentina es fascinante. Un hombre de las entrañas mismas del poder oligárquico, un Blanco Villegas, discutiendo con sus pares cómo encontrarle el agujero al mate en esto de ganarle una elección al peronismo. Está por verse cómo se desenvuelven los acontecimientos. Algo está muy claro: Por primera vez los sectores de poder están discutiendo política desde una perspectiva nueva para ellos, puesto que no cuentan con el factor militar para la acción directa y deben enfrentar a un gobierno que luego de 12 años termina su gestión en alza, habiendo controlado una a una todas las intentonas desestabilizadoras que se le fabricaron, desde las corridas bancarias a la muerte de un fiscal de la nación. Están caminando sobre escenarios que nunca previeron, y ello es verdaderamente atractivo para el mundo de la política.

Ante ellos está el El Frente para la Victoria, que llega a la instancia electoral con el candidato más taquillero que podía ofrecer, habiendo ordenado su interna con una lista de síntesis magistralmente pensada, obteniendo excelentes resultados en las elecciones que se han desarrollado y generándole a Macri los dos dolores de cabeza más fuertes en su plan que fueron la captación de votos a Del Sel por parte de Perotti en Santa Fe, que determinaron el  triple empate y los 17 puntos que Acastello le sacó a Luis Juez, que fueron categóricos para que el FPV, que venía de no presentar lista en 2011, se alzara con ese porcentaje pero que además que ello condenara al armado de Macri con Aguad y Juez a un infausto segundo puesto. Como se ve, la suma de los exámenes en estas dos provincias de gran peso electoral es altamente favorable al FPV si lo comparamos con 2011.

No obstante, se sabía desde un primer momento que el problema era la CABA, donde estaba claro que era casi imposible entrar al balotage por la sencilla razón de que buena parte del UNEN porteño seguiría aglutinado en torno a la candidatura de Martín Lousteau. Estaba claro, entonces, que el FPV debía sortear una instancia en la que tenía todo para perder y nada para ganar. Como sabemos, sucedió lo que era previsible.

A partir de ese escenario los votantes del FPV porteño han ingresado en un tira y afloje en el que son un convidado de piedra por la sencilla razón de que la diferencia entre ambos candidatos es indescontable y porque parece una ingenuidad pensar que una victoria por una diferencia menor a los 20 puntos pondrá en problemas una candidatura presidencial que expresa por primera vez en la historia argentina el proyecto de las clases dominantes pero con un agregado novedoso y es que aparece competitiva en el terreno electoral. Macri es el candidato de la restauración conservadora con Larreta ganando el balotage por 20 o por 10 puntos. La fortaleza que proyecta al resto del país es que luego de dos gobiernos, deja la ciudad con una imagen positiva altísima y logrando ganar holgadamente la primera vuelta con un candidato que apriori rompe todos los manuales del marketing político. Creer entonces que una victoria por menos de 20 puntos en el balotage con un aliado puede deteriorar la intención de voto de Macri es un error. 

Pero quizá esta situación podría haberse manejado de manera distinta si el FPV hubiera previsto una táctica para el caso de que no ingresara al balotage y más cuando todo indicaba que ello era lo más probable. No puede ser que ahora salgan personas como Aníbal Ibarra o Ricardo Forster a plantear que en realidad hay diferencias entre el PRO y el ECO, etc. En todo caso debieron plantear ese debate muchísimo tiempo atrás. Hacerlo ahora sólo profundiza el bochorno.

La enseñanza es que, además de empezar a trabajar seriamente en la ciudad los 365 días del año, de tratar de entender las peculiaridades de este distrito, se deben anticipar estrategias para escenarios como el presente, de modo de evitar la situación actual, donde sigo pensando que estamos en modo papelón, que todas las salidas son horribles y que por eso, entre todas las malas jugadas a que tenemos a mano, la del voto en blanco es la que más se acerca al eje de acción política que definió el Frente para la campaña.

miércoles, 8 de julio de 2015

Y apareció Ibarra... (en el PRO no esperaban tanto)



¿Te acordás cuando Malnatti lo empomó mostrando que hacía pasar a militantes propios como gente que  lo saludaba espontáneamente ?

Pasan los años pero...

Ibarra no aprendió nada...absolutamente nada.

Alguien nos lo ha mandado para cagarnos la vida.
Ibarra no aprendió a armar partido
No aprendió a ser fiel a nadie ni a nada.

No aprendió a garantizar 20 mesas que juntaran firmas para un plebiscito que podía evitarle la destitución.
No aprendió nada de nada.

Y ahora se corta solo, como siempre, solo como en un suicidio.

Y le da todas las coartadas al dispositivo mediático para que instale la noción de que el kirchnerismo, o una parte de él propone vota a Lousteau, siendo que sacó un miserable 10% en la PASO del FPV.

En el PRO no esperaban tanto 

domingo, 5 de julio de 2015

La pregunta es cuántos votantes del FPV optarán por Lousteau


Es una parada compleja, pero de momento, y de no mediar una decisión orgánica del FPV de la CABA, no creo que haya muchos votantes que opten por Lousteau, en primer lugar porque ni ahí llega a ganar, pero en segundo, porque nada indica que este armado signifique algo superador al PRO.

En lo personal, no encuentro absolutamente motivo alguno para votar al ECO

¿Y vos?


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